Lunas escarlata

By DailyWho

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Segundo libro de la saga Cantos a la luna. Es necesario leer cualquiera de los dos anteriores libros para ent... More

Sinopsis.
Antes de la lectura:
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 44.
Capítulo 45
Capítulo 46
EPÍLOGO.
EL PRINCIPIO DEL FINAL (AGRADECIMIENTOS)
ROBO DE LUNAS DE HIELO

Capítulo 43

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By DailyWho

Que mis padres y los de Alan se conocieran no fue algo planeado por mí, ni por mi novio, sino por Belén.

En cuanto llegamos y Alan me dejó en mi casa, nos llevamos la sorpresa de ver a Adrián y Belén en el patio de mi casa, charlando con mis padres, América y Maxon.

—Pensamos que como están prontos a casarse deberíamos conocernos entre las familias como tal, no solo Adrián como el hombre contratado por ustedes —aclaró Belén cuando nos vio confundidos.

Alan se rio, pero notaba que estaba avergonzado, quizá por no saber lo que sus padres planeaban hacer en nuestra ausencia. Yo también me reí, abrazando a Alan por la cintura y aceptando un postre de crema de maní que mi madre me dio. Tomé asiento en las escaleras al notar que no había más lugares disponibles para sentarnos. Habían montado toda una sala ahí afuera, con muebles de adentro.

Reí de la nada, atrayendo la atención de Alan. Saqué una cucharada de mi postre, que él había rechazado, y se la tendí. Aceptó comer del mío, a pesar de que él podía tener el suyo y no lo había querido.

Estaba cayendo la noche y aunque el viaje había sido largo, no me sentía cansada. El día anterior había tenido tiempo para relajarme con Alan.

Nos unimos a la conversación que llevaban nuestros padres. Alan me resguardó del frío abrazándome y pegándose a mí.

—Creo que tengo un lugar, pero debo mostrárselo a Abril antes —comentó Alan en cuanto la conversación se desvió a nosotros y la celebración de nuestra boda.

Era extraño. Era extraño que todos supieran que estaba comprometida. Era extraño ser tan consciente de la alianza que cubría mi dedo. Era extraño saber que con solo dieciocho años estaba a punto de unir mi vida con Alan, un chico de solo veinte. Pero lo que era más extraño es que me sorprendiera más un compromiso a temprana edad, que estar comprometida con un hombre lobo con el cual compartía una marca, un vínculo y todo lo que estaba pasando.

Miré a mi novio, cuestionándolo.

—¿Por qué no me lo has mostrado? —Se encogió de hombros.

—Creo que con todo se me había olvidado, te lo mandaré más tarde. —Asentí, pero una llamada nos interrumpió, en especial a mi madre, quien era la que iba a hablar. El teléfono que sonaba era el de Alan, y, por lo que pude ver, era Axel. No contestó, porque por lo general las cosas de la manada que requerían su atención eran comunicadas por Rich o Kiona, pero el móvil volvió a sonar.

Resopló mientras se levantaba y se alejaba para hablar con tranquilidad. Nuestros padres reanudaron la charla, pero, por alguna razón, sentí la tensión emocional de Alan a medida que la conversación avanzaba, así que me concentré en él y en los gestos que hacía. Algo iba mal.

Alan colgó con prontitud y caminó hacia nosotros con pasos largos, fuertes y tensos.

—Debo irme.

—¿Qué pasó? —pregunté algo que todos queríamos saber. Alan negó, deteniéndose un momento para mirarme. Frunció el ceño y apretó sus labios.

—Necesito que llames a tu amigo, Braham... Rich y Kiona no aparecen...o se los llevaron.

No hubo necesidad de llamar a Braham. En cuanto Alan terminó de hablar, mi teléfono comenzó a sonar con una llamada entrante de «Copito».

—Los planes se frustraron con los nacidos en la luna azul, pero necesitan debilitar las manadas —dijo, luego de que le pidiera una explicación a su llamada—. Deberán ir por ellos, de nuevo.

—¿Cómo es posible? —preguntó Alan, dando vueltas. Suspiró, pero comenzó su partida.

—¿Quieres que te acompañe? —Me miró.

—¿No estás cansada? —Negué con frenesí. Necesitaba acompañarlo, no me quedaría tranquila hasta no saber qué pasaba—. Está bien, vamos.

Llegamos a casa de Rich con prontitud, encontrándonos varios autos en el camino. Al fin y al cabo, eran los líderes de un gran grupo, así que no solo Alan se había llamado. Belén, en mi casa, le mandó un mensaje a Alan para que les avisaran. Ellos, aunque eran de la segunda familia más importante, no eran quienes más participaban, a excepción de Belén, aunque, por el momento, no se sabía en qué condiciones podrían estar Rich y Kiona, así que no se tenía conocimiento de si se iban a llamar a los médicos.

La casa del líder estaba a reventar, pero solo a Alan y a mí se nos permitió entrar a una sala de reuniones. Axel estaba ahí, también Trevor y otras personas que, con sinceridad, no reconocía, pero parecían ser influyes.

Lo que se habló a nadie de los presentes le gustó. Braham, quien había llegado unos minutos tarde, se encontraba neutro en una esquina luego de haber soltado toda la información que pudo reunir.

Era extraño escuchar solo silencio en toda la casa teniendo a tantas personas reunidas.

—Es imposible —susurró Alan, dándose vuelta y restregando su rostro con frustración.

Según lo que entendía, lo que estaban haciendo los vampiros era una ruptura a los acuerdos y una declaración de guerra grave. No les bastó con lo que habían hecho semanas atrás, planearon otro golpe y lo llevaron a cabo. La pregunta que rondaba entre todo era ¿cómo lo habían hecho?

Al menos tenía la seguridad de que Braham en esa ocasión no había tenido nada que ver, y era un gran aliado al estar ahí, apoyándonos.

—No estarán con ellos en el lugar donde sucedió la última vez, se los puedo asegurar. Podemos buscar en los túneles, pero es algo muy arriesgado porque son estrechos y para vampiros que necesitan esconderse del mundo y de otros vampiros, así que el riesgo aumenta.

—Debemos cubrir todos los puntos —habló Axel, tan desesperado por encontrar a Kiona como los demás lo estaba por encontrar a su alfa—. No siento a Kiona y tampoco se siente a Rich. Tienen sus mentes, lo cual no sé cómo lograron hacerlo si solo tú puedes meterte a la mente de ella.

—No, no soy solo yo. Solo yo puedo meterme a la mente de Alan y solo cuando está desprotegida, pero a la mente de tu novia o de Trevor se pueden meter los vampiros de mayor grado si no tienen una protección fuerte.

—Bien... ¡Todos! —habló Alan, para mi sorpresa—. Se formarán grupos para cubrir cada lugar. Braham, ¿a cuáles lugares se deben enviar?

—Deben ser unos quince lugares. —Escuché a Alan maldecir por lo bajo.

—Nos faltaría gente para ir a todos los lugares en grupo, no podemos mandar a los licántropos desprotegidos... Axel, llama a las demás manadas, necesitaremos más personas. Todas las que puedan. Yo llamaré a mi madre para que estén pendientes de los que lleguen heridos... Formen grupos, todos saben quiénes son los líderes y a quienes deben escoger. ¿Qué guardián hay presente? —En medio de un segundo, otro cuerpo se materializó. No era alguien conocido para mí, pero al parecer sí para Alan—. Lleva la noticia, cada grupo necesitará al menos cinco de ustedes. —El guardián asintió, desapareciendo en un santiamén—. Charlotte... no te unas a tu grupo, necesito que hagas algo por mí. Los demás irán conmigo, Braham, tú te vas a quedar o irás a buscar información útil, todo lo que consideres importante se lo dirás a Abril en mi ausencia.

Terminó, pareciendo disgustado. Yo solo lo miré sorprendida por haberme incluido en su plan.

—No puedes irte, Alan. —Axel lo interceptó en su intento de seguir su camino fuera de la habitación, como estaban haciendo los demás, a la espera de más instrucciones—. Hasta que encontremos a Rich o a Kiona debes tomar tú el lugar del líder, el alfa, y sabes que, en momentos como estos, debes quedarte, esperando cualquier reporte.

—No puedo convertirme en el líder de la manada. ¡Hui de los McCall por ello! —Al ver que Alan se comenzaba a exaltar me puse a su lado para tomar su mano.

—¿Crees que hay otra opción? —preguntó rabioso Axel—. ¡Recuerda que no estoy casado con Kiona y Lily no puede estar a cargo cuando está en tan mal estado por Rich! ¡Solo quedas tú y no es como si lo fueras a ser durante toda la vida! ¡La encontraremos y podrás irte de esta casa y seguir con tu vida!

Respiró hondo, pensativo, pero terminó por asentir.

Sus ojos conectaron con los míos. Entendí que él estaba pensando lo mismo que yo: Nuestro viaje con América se cancelaría. Le di una sonrisa de labios apretados, apenada, pero entendiendo la situación.

—Bien —susurró y, aun tomando mi mano, salió al hall donde seguían esperando algunos—. Quienes queden, distribúyanse en los grupos dependiendo de sus capacidades. Saben quiénes son los líderes, no me decepcionen.

Cada persona comenzó a salir, buscando al líder de cada uno.

Luego de unos minutos, Braham estaba dando instrucciones de los lugares a los que se debían dirigir mientras Axel llamaba a pedir ayuda a cada manada cercana. Pronto los grupos salían y la casa quedaba cada vez más sola hasta que solo estuvimos Lotty, Alan y yo.

Me alejé de Alan para avisarle a América que cancelara los boletos, pero pronto mi novio volvió a mí, haciéndose notar al pasar sus manos por mi cintura.

—¿Qué haces? —preguntó, besando mi cuello.

—Le escribo a Mer para decirle que no iremos. —Suspiró y tomé con delicadeza el teléfono en mis manos, bloqueando la pantalla.

—Ve. —Su petición me pareció extraña y poco conveniente, pero dejé que siguiera hablando—. Voy a extrañarte como un loco, pero las cosas no están bien aquí... no quiero que al estar cerca de todo te involucren en esto. Braham está con nosotros, pero me destruirían de mayor manera a través de ti, lo sabes. Además, estoy al mando ahora, no puedo distraerme de la protección de todos en este momento y sabemos que lo haría si sé que estás en riesgo.

—Pero... teníamos pensado ir juntos, nuestro primer viaje lejos y juntos. —Volvió a suspirar, tomando mis manos para besar cada nudillo de mis dedos. Terminó por besa la cara interna de mi muñeca, y aunque su toque y beso me hacían sentir amada, no quitó la tristeza de mi interior—. Prometo que en cuanto salgamos de esto iré contigo donde quieras ir, solo hazme ese favor, preciosa. Estaría mucho más tranquilo si estás con tu hermana, lejos de esto. Toda esta zona es donde está la mayor concentración de magia, vampiros y licántropos, así que, si estás lejos de aquí, estás más segura.

Muy a mi pesar, asentí.

—Está bien...

No soltó mis manos, pero sí se giró hacia Charlotte, sentada en una esquina, mordiendo sus uñas con nerviosismo.

—Lotty —la llamó—, quiero pedirte un favor. Necesito alguien que cuide de Abril cuando esté con su hermana. ¿Puedes ir tú?

Ella parpadeó asintiendo.

—Claro, yo iré con ella.

—¿Qué tienes? —pregunté al verla tan nerviosa. Ella solo me una temblorosa sonrisa.

—Solo estoy preocupada por Miguel.

—Podrías decirle a mamá que te recete algo para que te relajes un poco. —dijo Alan.

—Estoy bien, no se preocupen. ¿Cuándo salimos?

—Mañana.

—Bien, entonces creo que iré a empacar algunas cosas. Los dejo.

En cuanto estuvimos solos me giré hacia Alan.

—Solo me quedaré tres días, ¿bien?

Asintió. Me apretó en un abrazo por varios minutos.

Tenía miedo, de verdad temía mucho gracias al rumbo que estaban tomando las cosas.

—Está bien, espero que en tres días podamos solucionar todo esto... Eres la mejor ¿Lo sabías? —Mi afirmación lo hizo—. ¿Ya lo sabías?

—Mi prometido me lo recuerda todos los días. —Sonreí, levantando mi rostro, buscando sus labios—. Te amo, Alan.

—Te amo también, mi bella.

Y así fue como, al otro día, me estaba dejando en el aeropuerto, junto con mi hermana y Charlotte, sin tener una seguridad de que las cosas iban a mejorar.

—Creo que la vida nos castiga con nuestros compañeros. —Le di una mirada a Charlotte, sin comprender—. Me refiero a que los amamos con tanto fervor que no somos capaces luego de rechazarlos, ni mucho menos de separarnos de ellos.

—¿En qué sentido te refieres a rechazar? —Ella me miró también confundida.

—¿Alan nunca te ha explicado eso? —Negué, segura de que no me habían mencionado algo antes—. No necesariamente tenemos que aceptar a nuestros compañeros, sí o sí. También podemos rechazarlos, no aceptarlos como nuestras parejas.

—¿Por qué harían eso? —Charlotte se encogió de hombros.

—Por varias razones. Algunas veces se da por temas de maltrato, otras porque no quieres dejar de ser un alma libre, o similares... Aunque muchos terminan volviendo al vínculo.

—¿Me estás diciendo que el vínculo se puede romper por decisión propia? —Ella asintió.

—Sí, se puede romper y volverse a crear, pero es un proceso doloroso, creo que por eso no muchas personas lo hacen, pero también por lo que te decía: amamos mucho a nuestras parejas como para alejarnos de ellas... por ejemplo, no creo que tú quisieras romper el vínculo con Alan ¿O sí? —Reí, negando.

—Ni lo sentimos muy a menudo, es como si no lo tuviéramos, pero no, no me gustaría romperlo... Ni romper con Alan, en todo caso, aunque eso tendría que habérmelo preguntado al principio, cuando tu hermano se enfermó. No entiendo por qué, entonces, no intentó romper el lazo cuando solo era unilateral.

Charlotte me miró, riéndose.

—No es tan sencillo. Tienes que estar frente a tu pareja, romperlo con tu sangre, y haber hecho eso frente a ti hubiera sido la confirmación que él no te quería dar... Luego no hubo necesidad de hacerlo, porque desde ese momento están felices comiendo perdices.

Solté una risa, incrédula.

—No creo que se aplique tanto lo de felices comiendo perdices, hace solo unas semanas tu hermano no quería seguir conmigo, terminamos como por dos meses y ahora esto... Y no creo que vaya a ser lo último.

Charlotte suspiró, pero mi hermana, en el asiento de adelante, se mostró.

—No hablen sin mí, que me hacen sentir excluida.

Reí, lanzándole un papelillo que tenía entre mis dedos.

—No, no será lo último, pero así es la vida de un licántropo... y algo peor que romper el vínculo, es no querer permanecer a su lado en los malos momentos. El compañero de un licántropo es su maldición y su bendición, todo al mismo tiempo, pero son más los beneficios que traen que los problemas, por eso hay que pensar bien cada paso que vayamos a dar.

Sus palabras quedaron resonando en mi cabeza aun tiempo después de haber aterrizado.

*

Estoy feliz de estar escribiendo, pero al mismo tiempo me preocupa la incapacidad que me da cuando tengo que hacer otro trabajo y no puedo concentrarme por estar pensando en la historia.

Creo que debo terminarla jajaja para poder avanzar en lo otro que debo de hacer. Ahora sí, definitivamente faltan pocos capítulos para terminar esta historia, ahora sí son como 3-5, yo les estaré avisando.

Capítulo dedicado a @liz--003, te has hecho notar con tus votos, apoyo y presencia, así que te doy las gracias dedicándote este capítulo 🤗 

Ahora, me tengo que ir. ¡Si me da tiempo hoy les subo otro capítulo!

Besitos 

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