Cuentos de Princesas [Termina...

By Darkuri279

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"Era un día lluvioso, todavía puedo recordarlo con claridad, después de todo ¿como podría olvidar el día más... More

Uriel: Día cero
Erika: Día Cero
Alessa: Día Cero
Uriel: Día Uno
Alessa: Día Uno
Erika: Día Uno
Erika: Día Dos
Alessa: Día Tres
Erika: Día Tres
Uriel: Día Tres
Alessa: Día siete
Erika: Día Siete
Uriel: Día Ocho
Uriel: Día Nueve
Especial: Roxana
Uriel: Día Diez
Día 11
Epílogo (+Preguntas)

Erika: Día Nueve

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By Darkuri279

La noche había transcurrido perfectamente, cenamos en un restaurante no tan caro y dejamos a la amiga de Alessa con sus padres. A decir verdad era una chica bastante... ¿interesante? La muchachita no había parado de hacer chistes tontos durante toda la noche. Sin embargo Alessa de igual forma no había parado de reír, comenze a cuestionarme si realmente era mi hija pero, por otro lado, se la había pasado bien por lo que no podía quejarme.

Íbamos a casa de Alessa cuando finalmente me hizo una pregunta un tanto fuera de lugar:

- ¿Por qué te separaste de papá? -preguntó con un tono de inocencia.

- Vamos Alessa, no soy tu padre, se que escuchaste todo ese día...

- Bueno, entonces dime ¿Aún lo amas? -por alguna razón mi corazón se detuvo un momento ¿todavía lo amaba? Lo más lógico era pensar que no pero, aquel sueño... ¿de verdad no significaba nada?

- El amor es algo abstracto ¿sabes? Aunque la verdad es algo que tu padre y yo perdimos desde hace mucho tiempo... -ella parecía entender lo que decía, aunque no notó mi vista nerviosa hacia el camino ni mis manos apretando cada vez más el volante- ... si buscas una respuesta concreta creo que esa sería no

- Ya veo... -se quedó pensativa y el silencio reino durante el tiempo suficiente para que me preguntara ¿de que iba aquella pregunta?- entonces ¿podrías ayudarme en algo? -preguntó con un tono salpicado de inocencia.

- ¿En que cosa?

- Quiero que me ayudes a conseguirle novia -casi que por reflejo despegue los ojos del camino para fijarlos en ella, de todas las cosas posibles ¿por que tenía que pedirme eso? ¿Cómo podría yo ayudarla en tal cosa? O mejor dicho ¿cómo se supone que lo viera con otra mujer?

La fugaz mirada no debió durar más de un par de segundos, tiempo suficiente para que no prestara atención al camino, tiempo suficiente para no notar las luces del vehículo que venía por la calle paralela, tristemente tiempo insuficiente para que alguno pudiera frenar o dar la vuelta, en fin, justo en el peor momento para tener un accidente. Después de eso todo se puso obscuro...

Abrí los ojos lentamente y me encontré con un techo blanco con una luz del mismo color, "¿dónde estoy?" Dije para mis adentros, todo el cuerpo me dolía un poco. Giré la cabeza a la derecha y luego a la izquierda, todo parecía indicar que me encontraba en un hospital. Mi memoria comenzó a refrescarse, puse mi brazo sobre mis ojos a fin de obstruir la enceguecedora luz que me impedía concentrarme.

- ¡Ah! Señorita Soldati, por fin despertó -la voz me resultaba desconocida por lo que moví mi mano una vez más y observe al sujeto que se encontraba a los pies de la cama. Era un hombre de clara edad avanzada, vestía una bata blanca y tenía una tabla con papeles en la mano derecha.

- ¿quien es usted? -pregunté con un aire inquisitivo.

- Soy el doctor Sanders, y me encargaron cuidarla por ahora, ¿tiene alguna molestia? -dijo con un tono amigable.

- Aggg me duele hasta respirar -contesté con el típico tono de molestia - pero ¿usted sabe qué me pasó?

- ¿No lo recuerda? Bueno, supongo que es normal, anoche usted tuvo un accidente automovilístico terrible, uno grave si me permite decirlo... -esa breve pero concreta explicación terminó de refrescar totalmente mi memoria.

- ¡Alessa! ¿Dónde está Alessa? -intenté reincorporarme pero el doctor me detuvo.

- Señora tranquilizece, aún no puede levantarse, está muy débil.

- ¡Pero necesito saber dónde está Alessa!

- ¿Alessa? ¿Se refiere a la chiquilla que venía con usted?

- Sí, ella, ¿dónde está?

- También está internada aquí aunque a diferencia de usted ella no ha despertado... -estás palabras me hicieron sentir un miedo terrible. Alessa estaba mal y todo había sido culpa mía. La culpa y la impotencia invadieron mi cuerpo, apreté las sábanas con fuerza y unas lagrimas silenciosas escurrieron por mi rostro, cosa que para el doctor no pasó desapercibida- pero no se preocupe -continuó- si usted despertó seguro que ella también lo hará pronto. Por ahora descanse para que pronto se recupere y pueda ver a su hija -estas palabras de alguna forma lograron calmarme y supe que tenía razón, en mi situación actual no podría hacer nada.

En cuanto me vio un poco más tranquila, el doctor se despidió alegando que tenía más cosas que hacer por lo que rápido salió de la habitación y de nuevo me quedé sola. El sueño no tardó en alcanzarme y fue entonces que caí dormida.

Desperté un par de horas más tarde cuando Katarina irrumpió en mi habitación.

- Erika ¿Estás bien?

- ¿eh? -un bostezo- ¡ah! Katarina, ¿que tal?

- ¡Nada de "¿que tal?"! Pensé que estabas grave, vine en cuanto pude...

- ¡Nah! No es para tanto, sólo son un par de huesos rotos... creo... -ella llevó dos dedos a su frente en un claro gesto de "nunca cambiaras". Finalmente se sentó en el banquillo junto a la puerta.

- Como sea, te traje ropa y unas revistas para que no te aburras tanto.

- No te hubieras molestado jejeje aunque te lo agradezco.

- Por cierto, ¿sabes algo de Alessa? -mi expresión cambio totalmente.

- Pues verás... me dijeron que aún no despertaba... ¡pero ya pronto! -forze una sonrisa.

- Ya veo... -dijo ella pensativa- no te preocupes seguro que no fue nada grave -su gesto sereno fue reconfortante aunque aún así el trago amargo de saber que Alessa estaba herida por mi culpa aún prevalecía.

Lo demás del día continuo un poco aburrido, eventualmente Katarina tuvo que irse, dejándome sola con un par de revistas y mucho en que pensar.

Eventualmente las horas se hicieron días y estos semanas. Katarina venía de vez en cuando a entretenerme un rato, cosa que agradecía bastante dado que en la televisión se dedicaban a pasar programas basura. Sólo una cosa me molestaba, y era que Uriel no había venido a verme; ya sabía que no era su responsabilidad, pero aún así sería lindo saber que se preocupaba un poco por mi. Traté de hablar con Katarina sobre eso pero mis intentos eran inútiles, ella siempre cambiaba de tema.

Siguieron pasando los días tranquilamente, con el tiempo comenze a sentirme mejor, hasta que una tarde en la ausencia de Katarina alguien tocó a mi puerta. Al principio pensé que era una enfermera, al ver la silueta esbelta que se dibujaba en el vidrio por lo que decidí no darle mucha importancia. No fue hasta que terminó de entrar que no pude creer lo que estaba viendo.

- Hola Erika -su aspecto había cambiado mucho pero aún conservaba facciones que me permitían reconocerla. Era "ella" no cabía duda.

- Ya sabía que aquella noche no estaba soñando -dejé la revista a un lado.

- Ah lo siento, no quería causar problemas ¿sabes?

- pero aún así... -susurre por lo bajo.

- Sólo quería saber si los rumores eran ciertos...

- ¿Rumores?

- Tú y él... siempre hicieron bonita pareja -una lágrima fugaz resbaló por su mejilla, ella la limpió casi igual de rápido como apareció.

- Ni siquiera sabes de qué estás hablando... -fijé la mirada en la ventana.

- ¿eh?

- ¿Qué haces aquí? -pregunté un poco molesta, su simple presencia me molestaba.

- Lo siento -se limpió las lágrimas- no quiero interponerme, ojalá sean muy felices jun...

- ¡Cállate! -interrumpi bruscamente- ¡No tienes ni la más remota puñetera idea de lo que estás diciendo! -ahora eran mis ojos los que lloraban- toda mi vida, mis sueños y esperanzas de vivir con la persona que amo, ¡se fueron a la mierda! todo por una persona que ni siquiera estaba presente, todo por un pasado que nunca debió haber sucedido, ¡todo por tu culpa! ¿Y ahora vienes a decirme que no quieres interponerte? Mira que hay que ser muy valiente o muy estúpida... -hubo un silencio de muerte.

- Yo...

- ¿Tú qué? ¿lo sientes? ¿no fue tu intención? ¿Entonces porque lo hiciste? ¿Por qué tenías que enamorarlo tanto? ¿Por qué precisamente a él? -doble mis rodillas y me recargue en ellas para ocultar inútilmente mis lágrimas- ¿sabes? Siempre tuve celos de ti, de tu forma de ser, eras el tipo de chica que yo detestaba y tristemente la que él amaba... ¿por qué nunca puede alcanzarte? ¿por qué tenías que ser tú? ¿por qué?...

¡¿POR QUÉ ROXANA?!

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