Me sujeto con fuerza al cuerpo de Gale al momento de ver el cuerpo de Tresh tendido sobre el pavimento con una bala en su ojo, puedo verlo sangrar. Pero su muerte ha sido indolora, quizá le ha dolido un poco pero hago un gesto de incomprensión al saber que no sabré como se sintió en los últimos momentos de su vida. Escucho los gritos de horror de Cato y un tributo que estaban junto a su lado y han visto la muerte en primera plana, Cato tiene la sangre de Tresh justo en la cara.
Ahora sin Tresh somos solo nueve tributos lo que quedamos con vida. Si matan a alguien más, pronto las cámaras del Capitolio viajaran de nuevo al distrito doce donde entrevistaran a mi familia y la familia de Gale, solo por quedar entre los últimos ocho jugadores. Empezaran las apuestas más cerradas en todos los distritos y tengo mucha conciencia de que nadie apostara por mí ya que pueden hacerlo por Gale y ganar, ganar.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta un compañero de Zeke, justo a su dirección.
Le echó un vistazo al muchacho que tiene el cabello marrón ondulado cayendo hasta sus hombros, su color de piel es como la de Gale, aceitunada de la veta.
Intento ver más las facciones de su cara que son muy definidas e inclusive su barba tiene un aspecto cuidado, pero me niego a memorizar la cara de alguien más aquí que no sea Gale.
Zeke tiene el arma con la cual ha matado a Tresh aún en sus manos cubiertas por unos guantes color marrón. Aún está apuntándole a Gale justo en la frente. Le tomo la mano a mi compañero de distrito con mayor fuerza cada segundo que pasa intentando ocultar el miedo que empieza a comerme la garganta. Cierro los ojos tratando de imaginar un mejor lugar donde podemos estar en este momento, un lugar donde solo estamos él y yo, siendo felices. Un lugar alejado de esto que está pasando en este momento. Un momento donde Gale pueda perder la vida y aún peor, donde yo pueda verlo morir. Abro los ojos con cara de expectativa mirando otra vez la escena donde no quiero participar.
—Atrás Blake, no es tu asunto. —responde Zeke con voz tangente.
—Esto no era parte del plan. ¡Tenemos que salir de aquí, ellos deben conocer un modo! —le dice, a regañadientes. Puedo ver como Blake sostiene su arma con más fuerza, tanta que imagino que sus manos empiezan a doler por el gesto de su cara. —Si los matas a todos, nosotros moriremos también...
Zeke hace una pausa, nos mira de reojo a Gale y a mí.
—¿Tienes miedo a morir pequeño Blake? —la pregunta de Zeke retumba en mis oídos, es una voz llena de odio. —Erika no tenía miedo y tu mismo viste lo que le paso. Por culpa de ellos... —le dice, y me señala con el arma. —Por culpa de Peeta.
Gale me cubre con su ancha espalda y yo rezongo al darme cuenta que intenta protegerme otra vez. El desea poner mi vida sobre la suya sobre todo lo que pase, aunque su vida se vaya en el proceso. Pongo en mi lista de deseos un minuto más a solas con Gale para decirle cuanto le agradezco su ayuda, pero no es necesaria.
—No, no es su culpa Zeke, tú sabes quién es el culpable de que esto pase.
Zeke hace otra pausa, pero esta vez su mirada se vuelve más densa y muerde su labio superior finamente.
—¡Atrás Blake! —grita Zeke.
El pobre Blake aun conmocionado por lo que ha pasado, da dos pasos atrás dejando su arma caer sobre el suelo tal como lo ha hecho su amiga Erika. Zeke sonríe maliciosamente y lleva el arma a su espalda, apuntándole a Blake pero sin dejar de mirarnos. Zeke guiña un ojo antes de presionar el gatillo y darle un balazo en la cabeza a Blake que cae sobre el pavimento golpeándose la cabeza con una piedra puntiaguda.
Yo tapo mi boca ahogando el grito de desesperación que se funde entre mis dedos. Gale presiona mi mano con fuerza antes de soltarla y clavarme más a su espalda para que Zeke no pueda verme, intento no temblar y no dejar que el miedo se apodere de mí. Zeke parece apuntar nuevamente a Gale mientras los gritos de amigos restantes de Zeke se pierden en el viento, puedo escuchar dos disparos más pero al salir de la espalda de Gale lo que puedo ver es como un tributo ha muerto también. Al ver el cuerpo del compañero de distrito de Tresh en el suelo puedo sentir también mi corazón en mis pies, Gale me susurra algo que no puedo entender e inmediatamente me abalanza sobre Zeke.
Todo sucede con tanta rapidez que no tengo siquiera un respiro para sostener.
Gale se ha ido sobre Zeke, Zeke ha disparado pero el tiro se ha ido a otra parte ya que cuando ambos caen al suelo cubierto de rocas ambos están ilesos, Gale intenta tomar su arma en la espalda pero prefiere irse a las manos ya que los puños entre los dos empiezan a fluir con rapidez. Zeke se defiende lo mejor que puede ya que le da dos golpes a Gale en la nariz que le hacen sangrar a borbotones. Gale se levanta y ambos se ponen frente a frente con los puños al frente listo para seguir la pelea.
—¡Gale! —le gritan.
El grito no ha salido de mi boca. Ni de la boca de ningún tributo. Pero la voz me deja tan paralizado que temo no volverme a mover nunca. ¿Cómo ha podido llegar aquí? ¿Cómo lo ha logrado? ¿Cómo la voz de Possy puede estar en medio de los juegos?
—Gale... —le digo cuando puedo verlo dar vueltas sobre su eje buscando la voz de su hermana menor.
—¡Gale! —Grita la voz de la pequeña niña nuevamente.
Trato de acercarme un poco más hacia Gale para darle la mano y hacerle entender que estoy aquí.
—¡Peeta! —Grita una voz, masculina. La voz de mi padre.
Se me eriza la piel. Puedo sentir como el miedo me recorre la medula y se me seca la boca. Recuerdo la mañana de la cosecha, donde mi padre me hablo como nunca lo había hecho nadie. Sus palabras me han llegado al corazón e inclusive pensé que eso sería lo último que me quedaria con él. Pero su grito continua sonando en mi mente. Intento ver hacia los lados, buscando la cara de mi padre pero no consigo nada a mí alrededor.
—¡Cato! —Suena una voz femenina que puedo entender que es de su madre.
Todas las luces superiores de La Ciudad se encienden al mismo tiempo. El sonido de los encendidos de las luces hacen que todos demos un respingo del vivo miedo, la cara de desconcierto de todos me hace entender que inclusive los habitantes de esta ciudad no saben lo que está pasando, Zeke y sus tres compañeros restantes empiezan a correr lo más que pueden, empiezan a alejarte tanto que Gale me llama con la mano y me pongo a su lado. Los tributos restantes nos unidos en un círculo tomando las armas que tenemos disponibles, las voces llamando a cada tributo que está vivo empiezan a hacerse más fuertes, tanto que a Gale empiezan a nublársele los ojos. Tomo su cara entre mis manos y presiono un pequeño beso el cual me responde del mismo modo de nuestro primer beso, al abrir los ojos puedo ver el chico del distrito doce que me ha salvado de todos esos abusadores que querían golpear.
—Bienvenidos a los septuagésimo cuartos juegos de hambre... —nos dice Snow. —Bienvenidos los ochos tributos finales.
Todos dejamos escapar un sollozo del susto, la voz de Snow se pega a la medula de cada uno de nosotros. El miedo reflejado en mis compañeros el mismo acerca del mío.
—¿Qué es esto? —pregunta Cato.
—Cállate. —le responde Gale en un susurro.
—¿Qué es esto joven Cato? —pregunta Snow, arqueando una blanca ceja.
Snow aparece en una pantalla gigante en el Edificio que se encuentra frente a nosotros, justo al lado de la avenida donde estamos. El edificio es tan blanco como la barba, las cejas y el cabello del viejo Snow que nos hace la vida imposible y ahora juega con nuestras mentes. Las voces de nuestros familiares aún se cruzan por las calles de La Ciudad. Me sujeto al brazo de Gale que no deja de ver a la cara de presidente de Panem.
—Esto es un recordatorio. Las personas que les han acompañado en este momento, son sus enemigos. —Hace una pausa y entiendo que se refiere a Zeke y a su grupo. Ahora debemos matarlo. —Esto es un recordatorio de que Panem no necesita una alianza, Panem necesita Los Juegos del Hambre y esto no han sido los mejores hasta ahora.
—¿Gale? —Pregunta la voz de Possy otra vez.
—¿Peeta? —Pregunta la voz de mi padre. —¿Hijo?
—¡¿Papá?! —grito con fuerza.
—Esto es un recordatorio de que deben matarse entre ustedes... Esto es un recordatorio de que si no hacen las cosas como quiero... Puede acabar mucho peor para los suyos... Felices Juegos del Hambre. —Sonríe maliciosamente —En este momento Panem no podrá ver lo que va a suceder, por si se lo preguntan.
La cara de Snow desaparece de la pantalla en un segundo. En el próximo, nuestros parientes, incluyendo mi padre y la hermana pequeña de Gale se encuentran en una sala de lo que parece ser una casa del Capitolio. Todo está sumamente ordenado y adornado con las extravagancias que los habitantes de allí están acostumbrados. Las caras de confusión y desaliento de las personas en la pantalla nos hacen entender lo peor, pero no es hasta que suenan los disparos y sus cuerpos caen al suelo muertos que Gale me toma de la mano y ambos salimos corriendo.
Mis ojos se llenan de más lágrimas por cada segundo que pasa aunque mis pies no dejan de moverse e inclusive puedo escuchar el sonido sordo del viento pegar a mis oídos. Corro tan rápido que el arma que cargo en mi espalda me pega con fuerza a los huesos pero todo por seguirle el paso a Gale que parece una gacela al cruzar por las calles de La Ciudad mientras todas las luces se apagan a nuestras espaldas, lo entiendo. Mientras las luces superiores de La Ciudad están encendidas las personas en Panem pierden nuestra imagen, así es como Snow ha hecho para sacarnos de cámara y matar a nuestros familiares para recordarnos que no hemos estado jugando su juego. Esto es lo que debíamos hacer desde un principio, matarnos entre nosotros, no jugar a que somos la familia feliz.
Puedo escuchar dos disparos y un cañonazo, otro tributo está muerto así que acelero el paso junto a Gale. Siento que me jala el brazo hacia una pequeña tienda de comestibles que está completamente destruida, debo descansar un segundo cuando Gale suelta mi mano en la parte trasera de la tienda y sale a la puerta.
—Quédate aquí, yo haré la primera guardia. —me ordena con voz ronca.
Me quedo mirándole en la penumbra, quiero ver a sus ojos pero él los cierra y se aleja con pasos rápidos a la parte frontal de la tienda. Al ver mejor el lugar donde estamos parece haber sido una farmacia ya que tienen cajas de cartón con pastilla dentro y en la portada tienen nombres que no puedo siquiera leer. Todo lo que veo parece ser una Ciudad que existía antes de las terribles guerras y antes de la creación de Panem.
Yo intento acercarme a ver que está haciendo Gale pero al verlo junto a la puerta con el arma apuntando hacia el vacío doy dos pasos atrás. La posición de Gale frente a la oscuridad de La Ciudad me muestra que ya estamos fuera del peligro pero él necesita un minuto a solas. Tal y como yo lo necesito.
Possy está muerta, al igual que mi padre, la madre de Cato y el resto de los cinco tributos que conservamos la vida.
Recuerdo haber visto a la hermana de Gale en muchas ocasiones, sobre todo cuando ambos sonreían de la más viva felicidad. Gale protegía a sus hermanos con su vida, por esa razón entraba al bosque en busca de presas para mantener a su familia ya que cuando su padre murió en el accidente en las minas desde hace algunos años él ha sido el pilar de la familia Hawthrone.
Mi padre ha sido la razón por la cual me he mantenido en casa o medianamente cuerdo en mi familia, fue el hombre el cual me daba consejos e inclusive no me permitía pelear cuando quería poner mi puño sobre el rostro de alguna persona en el distrito doce. Me siento sobre una caja de metal y clavo mi cara entre mis manos y la apoyo en mis rodillas, imagino a mi madre y todos mis familiares en el distrito doce o todas las preguntas que harán los compradores de la tienda ahora que mi padre no estará allí para atenderlos, no estaré y el no estará para ayudar a mamá. No me contengo cuando las lágrimas caen con fuerza a través de mis manos hacia los pantalones del uniforme de distrito, lloro en silencio.
Luego de una hora sentado en la misma posición me dirijo hacia la puerta para encontrarme con Gale en posición de sentadilla junto a la puerta viendo hacia los lados, con los hombros hacia delante y con el arma larga contra el suelo y entre sus manos. Puedo escuchar su respiración calmada así que me acerco con mucho cuidado hacia su lado, junto a su hombro derecho pongo mi cabeza y con mi mano derecha tomo su brazo derecho.
—Debemos hacerte volver a casa... —le digo. Y antes de que me detenga: —Tienes que ayudar a tu familia Gale... Es la única forma.
—No entiendo lo que dices... —dice, despegando los labios. Su voz me dice que ha estado llorando como yo.
—Tienes que volver a casa, Gale... Tienes personas a las cuales te necesitan. Tienes personas que volver al distrito doce. —le digo, intentando no romper mis palabras. —Tu familia te ama, te necesitan de vuelta.
Gale me mira bajo la penumbra, por la poca claridad de sus ojos confirmo que ha llorado la muerte de su hermana Possy. Gale me levanta una ceja.
—¿Y qué acerca de ti? ¿Qué acerca de ti? —me pregunta, acariciando mi cabello.
Bufeo.
—Nadie me necesita Gale.... Nadie me ama.
Gale suspira vagamente, me da una mirada compasiva y sus labios se unen en su oración.
—Yo si te necesito Peeta... Yo si te amo.