AGAINST 「 Kageyama✘OC」

By HalynnKei

185K 16K 9.8K

Rei cambiará su identidad radicalmente para ayudar a su hermano mellizo. Sin embargo, aquella farsa complica... More

Prefacio
Capítulo 1 - Mi identidad
Capítulo 2 - Karasuno
Capítulo 4 - Un descuido
Capítulo 5 - El viaje
Capítulo 6 - Peace of Mind
Capítulo 7 - Confusión
Capítulo 8 - Acosadores
Capítulo 9 - ¿Lo correcto?
Capítulo 10 - Una razón
Capítulo 11 - Maldición
Capítulo 12 - Sorpresa
Capítulo 13 - Quién eres
Capítulo 14 - Ésta soy yo
Capítulo 15 - ¿Qué me sucede?
Capítulo 16 - Perdóname
Capítulo 17 - ¡Feliz cumpleaños Hinata!
Capítulo 18 - Decepciones
Capítulo 19 - Aoba Jōsai
Capítulo 20 - Mira a tu derecha
Capítulo 21 - Hice algo terrible
Capítulo 22 - Mi último punto
Capítulo 23 - Confesión
Capítulo 24 - La sentencia del rey
Capítulo 25 - Una ilusión
Capítulo 26.1 - Descubierta
Capítulo 26.2 - Decisiones
Capítulo 27 - Tú, tan difícil
Capítulo 28 - Desenlace
Capítulo 29 - Ella lo vale
Capítulo 30 - Peligro
Capítulo 31 - Carta
Capítulo 32 - Patética
Capítulo 33 - Mis respuestas
Capítulo 34 - Un momento de sinceridad
Capítulo 35 - Petición
Capítulo 36 - ¿Real?
Capítulo 37 - Superación
Capítulo 38 - Torneo nacional
Capítulo 39 - Pequeña
Capítulo 40 - ¿En quién confías?
Capítulo 41 - Secuestro
Capítulo 42 - Un sabor amargo
Capítulo 43 - Adiós amigos
Capítulo 44 - Hasta el límite
Capítulo 45 - Sigue brillando
Capítulo 46 - Soberbio
Capítulo 47 - Sueños
Capítulo 48 - Lo que envidian los dioses
Capítulo 49 - El psicoanalista
Capítulo 50 - ¿Ves quién soy?
Capítulo 51 - Recomposición
Capítulo 52 - No me des las gracias
Capítulo 53.1 - Baile
Capítulo 53.2 - Viajemos juntos
Capítulo 54 - Todo puede terminar
Capítulo 55 - Mi culpa
Capítulo 56 - Que viva el rey
Capítulo 57 - Kenji
Capítulo 58 - Somos distintos
Capítulo 59 - Against
Capítulo 60 - Tú no
Capítulo 61 - ¿Dónde está ella?
Capítulo 62 - Traicionado
Capítulo 63 - Mejor muerta
Capítulo 64 - Ellos son mis padres
Capítulo 65.1 - ¿Réquiem?
Capítulo 65.2 - Demasiado tarde
Capítulo 66 - Mi último favor
Capítulo 67.1 - Final
Capítulo 67.2 - Final
Epitafio
Especial / Ending

Capítulo 3 - Maldito suicida

6K 535 564
By HalynnKei

↝ Novela inspirada en Haikyuu!! de Haruichi Furudate, presencia de OC Original Character   y algo de OOC Out of Character

LAS IMÁGENES MANGA Y FAN ART NO ME PERTENECEN.   

P.O.V REI

FLASHBACK 5 meses atrás.

— Quiero creer que esto es mentira, Rei, pero...

— ¿Qué pasa? ¿Kenji? dije observando sus pupilas que tiritaban inquietas en un intento de reprimir las lágrimas.

Comenzó a llorar, yo jamás había visto a mi hermano llorar. No dije nada, tan solo lo abracé y sentí cómo deshizo toda su tristeza e impotencia sobre mi hombro. Sólo podía acariciar su desordenado cabello rubio mientras oía con pesadumbre sus dolorosos sollozos. Estaba apunto de ser contagiada, hasta que se separó luego de unos minutos y me miró con amargura, con esos ojos del color que ambos compartíamos

— Me tendré que ir a estudiar a Estados Unidos... Me confesó finalmente, algo espasmeado por el llanto.

Mi mundo se tornó oscuro justo al escuchar el sonido de esas palabras, quedé paralizada con ganas de lanzarme al piso y llorar, ya que parecía que todo mi mundo se había desmoronado en un segundo.

— ¿Qué? ¿P-por qué? Dije algo descolocada, preguntando casi involuntariamente.

— Es el viejo...

— ¡¿Y tú se lo consientes?! protesté en vano, intentando parecer enfadada y dura, pero con la voz quebrada.

—¡Tengo muchas ganas de reclamarle! ¡Yo...! ¡Quiero estar aquí! ¡Con las personas que quiero! ¡Contigo! Yo quiero...

Le interrumpí llorando en voz alta, mientras me tapaba el rostro con las dos manos.

Kenji intentó tomarme, pero yo lo empujé para, en seguida, salir corriendo directo a mi habitación. Estaba enojada, sabía que no era su culpa, pero no quería que se fuera... Odiaba ese hecho, lo odiaba tanto que podía morir.

Al llegar a mi habitación escuché sus pasos detrás, que también corrían hacia mi puerta siguiéndome. Cerré antes de que pudiera alcanzarme y me apoyé en la puerta, para luego arrodillarme lentamente.

— Rei...—Escuché su voz al otro lado de la puerta.— Déjame entrar... Por favor, perdóname.

— ¡Me dejarás sola! —protesté con impotencia, mientras intentaba mantener la compostura sobreponiéndome a mis lágrimas.

— ¡No! ¡Nunca te voy a dejar sola! ¡Que esté lejos no significa...

¡Cállate!

No quería escucharlo, quería hundirme en el pasaje oscuro que se me estaba abriendo, era una noticia demasiado dura para mí, Kenji y yo nos veíamos siempre, éramos inseparables, no tenerlo cerca era algo impensable para mí hasta este momento. Era inaceptable... O al menos yo no quería aceptarlo.

Estuve llorando sin cesar en el vacío de mi pieza por unos 10 minutos, mas nunca sentí a Kenji marchándose lejos de aquella puerta que sostenía mi espalda.

— Espero que entiendas que no quiero irme... No quiero... Pero no puedo hacer nada... Mi padre... Me da miedo, es muy violento... Siento que podría matarme si no hago lo que él dice.

Eso era cierto, mi padre estaba un tanto tocado mentalmente. Podía parecer normal ante las otras personas, especialmente para conservar su trabajo, y por eso nadie nos creía cuando delatábamos que él nos maltrataba psicológicamente, especialmente a mi hermano.

— Es triste... Estuve a punto de ir a un torneo nacional con mi nuevo equipo de volleyball... Ahora sé que eso jamás podrá suceder, jamás veré mi nombre en un periódico, ni el de nuestro equipo en un trofeo... ¿Sabes? Daría mi vida por dedicarme al deporte y ser una estrella. Es horrible no poder hacerlo... No cumplir mis sueños.

Sus palabras hacían que mis lágrimas aumentaran.

¿Por qué te interesaba tanto un tonto deporte?

Ya no podía seguir escuchándolo, por lo que me levanté, me fui a mi cama para ponerme los audífonos y simplemente me dormí.

FIN DEL FLASHBACK.

Mientras tomaba el desayuno antes de ir a clases sentí un ruido ensordecedor de mil platos cayéndose y quebrándose contra el piso.

Me levanté bruscamente, por un segundo imaginé que se trataba de un ladrón, pero al dirigirme a la escena, no era nada de eso.

— ¿Mamá? ¿Qué haces?

Estaba ella apoyada en el mueble de la loza, se habían caído unos 6 platos y todos los pedazos se habían escurrido por todo el suelo.

No parecía estar dentro de sí, como es natural, pero ahora estaba más consciente que otras veces.

Me miró fijamente con unos ojos penetrantes, sentí miedo ya que parecía estar amenazándome acorde iba acercándose hacia mí.

Me hice hacia atrás a cada paso que daba hasta que llegué a la pared, justo cuando no podía acercarse más con una mano me dio una bofetada que de ninguna manera pude haber parado, desatando toda su furia en contra de mí.

¡ERES UNA ESTÚPIDA! ¡DE-DEJASTE...! ¡ESE PUTO MUEBLE ALLÍ!

Ciertamente había cambiado de posición algunos muebles el fin de semana, justamente para expandir el espacio.

No quería ponerme a pelear con mi madre ya que no valía la pena. Aún así, estaba enfadadísima, especialmente por el dolor que sentía en la mejilla, la cual ardía y seguro me había quedado muy roja.

Saqué con fuerza su mano que sostenía mi hombro, como si la estuviera arrancando. Se echó hacia atrás como si la hubiese empujado y perdió el equilibro.

Al caer, intenté marcharme para evitar su furia, pero no lo logré ya que en el acto me tomó y con fuerza bruta me entró a una habitación cercana, cerrándola con llave.

No era primera vez que algo así sucedía, pero no podía permitirlo justo ahora porque debía llegar a tiempo a clases. Comencé a golpear con insistencia la puerta, llamando su atención, mientras ella permanecía del otro lado, riéndose, como si fuera realmente algo cómico.

— ¡Vamos! ¡Me tengo que ir! dije golpeando una y otra vez.

No había caso, ella se marchó de casa ya que escuché la puerta principal cerrarse con estrépito, me tragué la impotencia una vez más y tomé un mueble para subir a una alta ventana que había en la habitación.

Si me daba el tiempo de llorar y botar la rabia que sentía dentro, mi fortaleza habría sido humillada.

Eran unos 3 metros de altura por lo que cuando salté me lastimé un poco. Volví a entrar por la puerta principal, cogí mis cosas y corrí a tomar el tren para ir al instituto, puesto que el día anterior había dejado la bicicleta.

La estación sí que estaba lejos, por lo que si no llegaba atrasada sería por un milagro, para variar el tren se demora muchísimo en pasar, y se da mil vueltas antes de llegar a donde realmente tengo que llegar.

Mientras iba corriendo, casi fui atropellada por una bicicleta, vi mi vida pasar por enfrente de mis ojos.

— ¡AH! ¡Idiota! ¡Ten cuidado! grité un poco descolocada por el estrés.

— ... Discul... ¿Kiryū-kun?

Antes de seguir corriendo escuché una voz que me había reconocido, me di la vuelta y vi a quien estaba sobre la bicicleta, era Hinata.

— ¡Hinata! ¡Perdón! ¡No quería tratarte así! Estoy un poco estre...

¿Qué tienes en la mejilla?

Cuando me señaló toqué suavemente mi mejilla la cual aún tenía delicada, recordé la enorme bofetada que me había dado mi madre y concluí que me había quedado marcada.

— ¿Es una bofetada?

— Algo así, no te preocupes. respondí sin sentido. ¿Algo así? ¿Y qué más iba a ser?

Hinata frunció el ceño dando a entender que era muy obvio que se habría de preocupar, pero nada parecía afectarle por mucho tiempo, por lo que luego cambió la expresión a una sonriente.

— ¿Vas al instituto? ¿Te llevo?

— ¿Cómo me vas a llevar? Solo llevas una bicicleta.—Dije con cierta confusión, señalando el vehículo de dos ruedas.

Hizo un gesto de ''siéntate'' justo en la parte de atrás de la bicicleta, arriba de la rueda.

— P-pero... ¿Eso no es un delito?

Qué irónico que me preocupe por ese tipo de delitos.

— Despreocúpate, ¿Cuánto te importa del uno al diez? preguntó Hinata con una amplia sonrisa.

No me negué a aquello, después de todo me convenía, en bicicleta uno siempre llega más rápido, ya que hay un camino corto el cual tomar.

Me subí y la verdad al principio me daba un poco de miedo, estaba demasiado cerca del suelo y apenas me podía agarrar, además de que Hinata conduce muy rápido, incluso en las subidas, ahora se estaba esforzando el doble por mí, por lo que sentí un poco de responsabilidad.

— Hinata-kun... Cuando quieras podemos cambiar de lugar.

¡¡¿QUÉ?!! ¡¡NO TE OIGO!! gritó Hinata, miré su expresión y era de éxtasis total.

Este chico sí que tenía energía, me caía demasiado bien.

No tardamos más de 20 minutos en llegar a las afueras del instituto, el día estaba precioso y la brisa que chocaba contra mi piel me hacía sentir más viva, aún más con la velocidad que llevábamos.

— ¡¡KAGEYAMA!! ¡¡IDIOTA!! gritó Hinata de pronto, haciéndome sobresaltar.

Pude ver cómo el pelirrojo lo había visto a lo lejos y, en unos segundos, adelantamos al azabache. Como yo iba mirando hacia atrás en la bicicleta hicimos contacto visual mientras nos alejábamos.

Le hice un gesto de saludo el cual no fue concebido con mucha recepción de parte de él. Al contrario, frunció el ceño molesto, probablemente por lo que había gritado Hinata.

Al llegar al instituto me reencontré con mi querida bicicleta, la cual había dejado abandonada por tanto tiempo. (Sí cómo no, una noche)

— ¡Gracias Hinata! Te debo mil.

— En la hora de almuerzo hazme un par de pases ¿Sí?, con eso basta —reaccioné un tanto confundida por su petición.

— ¿Y Kageyama-kun?

— Él me dijo que no, porque apesto demasiado con las recepciones.

— Jaja, está bien, a la hora de almuerzo nos juntaremos en las afueras del gimnasio.

— ¡Gracias Kiryū! ¡Eres muy amable!

— No hay de qué.

Me separé de Hinata y me dirigí al baño para mojarme un poco la mejilla, ya que el dolor me estaba irritando muchísimo.

Al verme en el espejo ciertamente tenía muy rojo el rostro, me dolió bastante mirarme a mí misma. Sentía que las chicas me miraban muchísimo, era incómodo, murmuraban y muchas reían.

¿Tan graciosa era mi herida?

¡¡¿K-K-KENJI-KUN?!!

Me volteé y vi a una sorprendida Yuri a mi lado en el lavamanos.

— Buenos días Yuri... ¿Qué sucede? Tranquila, esto no es nada dije sonriendo mientras me tapaba con la palma izquierda.

— ¡¿Qué haces aquí?!

— Me vine a mojar un poco... ¿Por qué? la miré extrañada.

— E-este es el baño de chicas.

Mi foco se demoró en encender. Cuando dimensioné lo que decía, me dio un ataque al corazón, metafóricamente.

— ¡M-Mierda!

Salí en el acto, y me golpeé la cara, justo en la mejilla que me dolía, por lo que me odié el doble. ¿Cómo se me había olvidado que yo era un chico supuestamente ahora?

— ¿Te habías equivocado? preguntó Yuri que salió después de mí.

— Sí... Soy un idiota.

— Jajaja, esta bien, esas cosas pasan. ¿Vamos a clase? dijo ella con sus mejillas coloradas.

Esas cosas, claramente, no pasan.

— Sí... Respondí un tanto descolocada por lo que había hecho.

Las clases transcurrieron y cuando nos tocó almorzar busqué a Hinata para cumplir lo que le había prometido.

Él ya estaba golpeando el balón contra la pared, al parecer él sí que amaba el volleyball, parecía que entrenaba donde fuera y como fuera.

— Hola, Hinata dije con una sonrisa, dejando mi almuerzo en el escalón de la entrada del gimnasio.

— ¡Hola! Oye... Si quieres puedes almorzar primero.

¿Tú no almorzarás?

— Ya lo hice.

Sé que pudo haber almorzado en 3 bocados con tal de dirigirse a entrenar con el balón, por lo que solté una pequeña risita.

— ¿De qué te ríes? preguntó con el balón entre los dedos.

— De nada, nada... Está bien, podré almorzar después.

Comenzamos a hacer pases, él recibía 7/10, por lo que no entendía por qué decía que apestaba, si estaba haciéndolo bastante bien, incluso si no era su fuerte.

— ¿Qué... hacen?

Escuchamos una tercera voz mientras entrenábamos, nos volteamos y vimos al pelinegro de ojos oscuros observándonos un tanto indignado.

— Bailando. ¿O qué más crees?—
respondió Hinata irónicamente.

— ¡Hinata idiota!—gritó Kageyama enrabiado.

— Estamos practicando pases... Hinata me lo pidió, ¿Quieres unírtenos?

— Quién querría. respondió orgullosamente.

— Oh vamos Kageyama, no te pongas celoso.

Kageyama le dirigió una mirada asesina en el acto, mientras Hinata le observaba burlonamente.

— ¡No! ¡Kageyama-kun! ¡Hinata sigue prefiriendo tus pases desde luego!

Ambos me miraron asesinamente a mí en ese momento.

— ¡¡¡No es entre nosotros!!! dijeron casi en sincronía, muy enfadados.

...

— ¿Entonces lo admites? ¿Te da celos que Kiryū-kun pase más tiempo conmigo?

— ¡HUHHH! ¡CLARO QUE NO! dijo Kageyama.

— Pero qué cosas dices... Hinata.

Parecía haber demasiada tensión entre ellos dos, por lo que tomé el balón (santo remedio) y le lancé un pase a Hinata, él me lo devolvió reaccionando muy rápido. Luego sin tomarla la golpeé hacia Kageyama, quien le hizo un pase a Hinata.

— Kageyama-kun, hazme el favor, almorzaré por mientras, hazle pases a Hinata un rato. Expresé sonriente.

Ambos me miraron con indignación, pero terminaron haciéndolo. Pude fijar mi atención a cómo se sincronizaban entre ellos, daba gusto ver a compañeros que encajaran tanto en el juego, y era gracioso como en personalidad no lo hacían.

— Oye Kiryū-kun dijo Hinata mientras entrenaban.

— ¿Sí? respondí mirándolo desde abajo, ya que estaba sentada en el suelo, almorzando.

—¿Aquella chica de tu clase es tu novia?

¿Novia? Ciertamente no me acostumbro del todo a aquellas expresiones.

—¿Yuri-chan? No, no. Es mi compañera de clase.

—Ya veo...

—¿Tú tienes novia? ¿Hinata? le pregunté luego de una pausa.

—No... Dijo riendo. Creo que estoy demasiado concentrado en el volleyball.

Era impresionante cómo, mientras hacían pases, Hinata podía concentrarse perfectamente en la conversación también.

—¿Y tú? ¿Kageyama-kun? pregunté curiosa.

En ese momento pareció que Kageyama se torció en reacción a mi pregunta, haciendo que se le fuera la pelota de las manos.

—N-no...

—Nadie querría a Kageyama, no con ese carácter dijo un sonriente Hinata.

—¡A-Ahora sí!—gritó Kageyama justo antes de decidir perseguirlo.

Hinata salió corriendo mientras reía, era una escena graciosa, como gato que persigue al ratón.

Entraron al gimnasio y yo desde afuera sólo podía reír por las quejas de los alumnos que estaban entrenando ahí dentro.

Eran unos chicos realmente interesantes.

Al terminar la hora de almuerzo me devolví a mi clase, al parecer no era necesaria mi ayuda ya que ambos se habían quedado practicando.

Mientras iba camino a clase un grupo de chicos me rodeó de la nada, y no me había fijado en ello, hasta que ya todos me observaban a la vez. Eran unos 5 matones que me observaban con ira desde arriba.

Creo haberlos visto alguna vez, probablemente eran del grupo de los hombres de mi clase que me detestaban.

—Hola, rubiesito, ¿Estás perdido?

—No, no lo estoy dije, intentando evadirlo.

Su objetivo era claro, me querían molestar, aún así no me causaban miedo en absoluto, de hecho eran de ese típico grupo de tíos que solo son rudos en manada.

Eran 5 contra uno, me acorralaron hasta el punto de dejarme encerrada entre ellos y la pared. Quería escapar, pero no podía arriesgarme, yo en fuerza física no tendría ninguna oportunidad contra ellos, y seguro que me masacrarían.

— ¿Y eso? ¿Acaso llegamos tarde?

Uno de los idiotas señaló mi mejilla marcada.

—¿Por qué me odiáis? quise responder una pregunta con otra, para calmar las tensiones.

Digamos que nos molesta ese tipo de personas que se hacen las mosquitas muertas, no hacen nada por el mundo y para variar llaman la atención de las chicas.

Típico, odiar a aquellos que tienen lo que tú no tienes.

¡¿Qué dijiste, maldito?!

El grandulón líder me tomó del cuello de la camiseta y comenzó a sostenerme con brusquedad. No sabía cómo exactamente hacer que me dejara en paz, aún tenía que idear la forma.

Pero claro, como me dejo llevar a menudo por mis instintos, lo único que estaba logrando era provocarlo.

¡O-Oigan! ¡Ustedes ¡Q-Qué ha-hacen!

Aquella voz era muy reconocible, todos nos giramos en concordancia para dirigir nuestras miradas al pequeño chico pelirrojo que estaba tembloroso asistiendo a la escena.

— ¡Hinata! ¡No te metas por favor! quise advertirle.

Vaya, mira quien quiere ser el héroe de esta historia, ¿Quieres pelea?dijo uno de los del grupo con un tono intimidante, tronándose los dedos.

—Ah... Bueno, yo... ¡Déjenlo!

Las agallas que tenía Hinata eran excepcionales. Ni siquiera cuando dos de los idiotas comenzaron a dirigirse hacia él, huyó.

No podía dejar que le hicieran daño, por lo que mi primera idea, que por cierto, fue brillante, fue escupir en la cara al que me tenía sujeta del cuello de la remera, específicamente en el centro de la pupila.

Justo en ese momento corrí con todas mis fuerzas para saltar desde atrás al cuello de uno de los idiotas y plasmarlo en el piso, los otros pensaban agarrar a Hinata, pero me levanté en el acto y lo tomé primero que todos ellos.

Lo agarré de la muñeca y procedí a correr a toda velocidad, casi arrastrándolo.

Como era natural, los chicos comenzaron a perseguirnos durante todo el camino.

No sabíamos exactamente qué hacer, ellos estaban furiosos, y yo creo que incluso estando al frente de una autoridad, no habrían dudado en golpearnos.

Con Hinata decidimos separarnos, así los despistaríamos, le dije que él entrara al edificio del instituto y yo correría atrás del patio.

Fue algo solidario de mi parte, sabía que no podían hacerle daño si estaba en un espacio cerrado con profesores rondando. Luego de escapar algo lejos me puse a pensar en una posibilidad mal aprovechada, pude haber entrado al otro edificio, en vez de ir a un lugar mucho más aislado donde les sería incluso más fácil masacrarme.

Corrí sin tener buen conocimiento de dónde estaba, no llevaba muchísimo tiempo en este instituto y no sabía cual era mi límite. Quizás me percaté de que ya lo había superado cuando llegué a pisar calle.

Me detuve por unos segundos para confirmarlo, estaba en una calle, completamente fuera del instituto, básicamente me había fugado.

Suspiré para calmar las tensiones que había provocado en mi cuerpo, sentía taquicardia, el corazón me latía muy fuerte.

¡ALTO AHÍ!

Era uno de los idiotas que me seguía aún. Miré al cielo con decepción y falta de esperanzas a la humanidad, ya que no podía creer que por su orgullo me hubiera seguido hasta ese punto. Eché a correr una vez más para perderlo de una vez por todas.

No sé cuántas cuadras habré corrido, parecía una escena cómica ya que cada vez que me detenía a respirar volvía a escuchar a unos 3 de ellos corriendo.

Doblé en una esquina, y para mi mala suerte alguien venía corriendo en dirección contraria hacia mí.

Al chocar violentamente contra aquel, sentí cómo me lanzó al piso hasta con vuelo, haciendo que mi almuerzo saliera volando y se estrellara rompiéndose en mil pedazos algo de su interior.

Me dolió escuchar aquel sonido, más que haberme caído así. Probablemente uno de mis platos de porcelana se había destrozado, uno de los que más me gustaba.

Para variar, al dirigir la mirada desde el piso a quien me había chocado, pude ver un corpulento chico, altísimo, con una mirada espeluznante.

Hoy estaba siendo el peor día de mi vida, ni siquiera pude reaccionar a decir: ''Lo siento'', tan solo bajé la mirada y suspiré con todas mis fuerzas, deseando desaparecer o que me tragara la tierra.

—... Lo siento, fue un accidente.

Aquel chico tenía una voz muy grave y estoica, aún así no parecía molesta, de hecho era bastante relajada. Le miré a los ojos en respuesta.

—Sí... No hay problema.

Me levanté lentamente limpiando mis pantalones. Estaba mal humorada, desde luego, por todas las cosas que estaban saliendo mal.

El chico de cabello marrón me estaba lanzando una mirada fija, aún no se reponía de lo sucedido y no se marchaba, me estaba comenzando a sentir incómoda.

—¿Qué miras? le dije algo molesta—¡Está bien! ¡Puedes irte!

Frunció el ceño y se marchó trotando, sin decirme nada.

Le seguí con la mirada hasta que se fue. Al mirarlo desde atrás noté escrito en su polo deportivo un nombre que pude reconocer en seguida. ''Shi...ra...torizawa''

—¡Espera! intenté detenerle.

Creo que grité demasiado fuerte, lo que hizo que él se detuviera y se girara para corresponder mi petición.

—¿Eres de Shiratorizawa?

Fue una de las preguntas más tontas que he hecho en toda mi vida, mas, no había formulado nada más inteligente.

—Sí respondió secamente.

—¿Cómo te llamas?

Tenía curiosidad, puesto que mi hermano había entrado en un principio en aquel instituto.

—Ushijima Wakatoshi.

Su nombre me parecía gracioso, por alguna razón, por lo que solté una sonrisa.

Él comenzó a acercarse, haciendo que mi sonrisa se congelara progresivamente.

—Tú eres de Karasuno. ¿Quién eres tú?

—Ah, ¡Kiryū Rei!

Respondí con tanta seguridad que al par de segundos me tapé la boca. Maldita costumbre.

No pude negar mi nombre ahora, si lo hacía, sería poco creíble.

Pensé que no existía persona en esta tierra que fuera tan callada como Kageyama, pero él se había ganado el puesto, puesto que se había quedado en silencio observándome. Tenía unos ojos pardos y rasgados, además su cara era muy impasible, creo haberlo visto alguna vez en la televisión o algo así.

¡¡Ahí estás!!

Se me había olvidado que había un par de tíos que me perseguían, reaccioné casi involuntariamente y, por puro miedo, me coloqué detrás de Ushijima.

Los tipos, como era de esperarse, se detuvieron justo al frente del enorme chico que había recién conocido.

—Hey... ¡Eso no es justo! dijo uno.

—¡No seas cobarde! ¡Pelea! replicó otro.

Ciertamente no estaba dejando mi mejor reputación frente a estos idiotas, creo que incluso sería mejor dejarme golpear, para al menos guardar mi honor como un ''hombre''.

Justo cuando decidí dar un paso adelante, Ushijima respondió con cierto enfado.

Qué patéticos, adelante, peleen ustedes.

Los rostros de estos idiotas se desformaron, y pareciera que en sincronía habían mojado sus pantalones. Los tres hicieron retirada, desde luego, desertando a luchar contra la monstruosa anatomía de Ushijima.

Me quedé estupefacta por un momento, recién lo había conocido y no podía entender por qué me había defendido, y casi se había puesto a pelear contra esos tíos por mí.

—¿Ushijima-san? ¿Por qué? quise preguntarle.

—Es detestable que 3 idiotas busquen pelea con una chica, solo hice lo correcto, no me des las gracias.

A pesar de llevar puesto el uniforme de hombre, él había asumido que yo era una chica, sin siquiera preguntármelo antes. Se marchó, trotando tal y como antes, y yo me había quedado plasmada, decidí que ya era momento de volver al instituto.
Cuando eché a correr, en un momento me detuve y miré hacia atrás, Ushijima ya no estaba, pero lancé una sonrisa al vacío, una sonrisa de gratitud que sin duda le alcanzaría un par de metros más allá.

—Gracias musité en el silencio, casi susurrando.

DESPUÉS DE CLASES.

Había llegado muy tarde a clase, y tuve que inventarme una excusa tremenda para que me dejaran entrar.

Noté que los idiotas que me habían perseguido no compartían clase conmigo, ya que no los divisé por ninguna parte, ni siquiera habían pupitres vacíos que delataran su ausencia.

Estupendo, pensé, ahora más chicos del instituto me odiaban.

Al salir de clase me encontré con Hinata y Kageyama, justo fuera de mi salón.

Kiryū, ¿Te encuentras bien? ¿Te alcanzaron?

Tranquilo, Hinata, no me tocaron ni un solo pelo.

... Me alegro, esos cobardes ni siquiera se atrevieron a entrar en el instituto, me salvé por poco.

Sonreí, era irónico pensar en que ellos eran los cobardes, cuando yo me escondí detrás de Ushijima.

Nos marchamos los tres al club de volleyball, y mientras íbamos caminando Hinata y Kageyama comenzaron a caminar cada vez más rápido, aumentando el ritmo de su paso, hasta finalmente salir corriendo dejándome atrás, un tanto desconcertada.

Había corrido demasiado esta tarde. Aún así corrí detrás de ellos pensando que algo malo había ocurrido.

¡Hinata! ¡Kageyama-kun! ¡Q-qué pasa!

A oídos sordos llegaron corriendo insufriblemente al gimnasio para luego lanzarse en el piso de la entrada, cansados, desde luego, ya que habían corrido como si fuese una maratón olímpica.

Luego de unos segundos llegué yo, igual de cansada, sin poder haberlos alcanzado en ningún segundo.

—Chicos ¿Qué sucede?—pregunté preocupada.

Aún jadeaban arrodillados en el piso.

P.O.V KAGEYAMA

—Estas... Estas son 72 ganadas por mí, y... 68 derro...tas... Y un empate...

—... ¡¿...Qué?! Y-Yo pisé... La línea primero... ¡Esta vez!

—¡N-NO! ¡Gané yo!

Mientras discutíamos por quién había llegado primero esta vez sentimos cómo, a la vez, recibíamos un golpe colleja.

No había sido especialmente fuerte, pero sí iba con odio, ambos nos giramos a ver a un furioso Kiryū que había sido ignorado por nosotros.

— ¿Y-Y eso por qué fue?

—¡Anda! ¡Que la nuca de Kageyama está al borde de la extinción!

—¡Cállate! ¡Hinata idiota! ¡Esa es mi línea!

Vosotros... Me hicisteis preocupar y correr, por una tonta carrera—explicó Kiryū, irritado.

Las puertas del gimnasio se abrieron, había aparecido Tanaka-senpai.

—¡Venga! ¡Ya vamos a comenzar!

Me habían contado que Kiryū, durante mi ausencia, había logrado hacer pases similares a los míos, fuera de haberme sentido mal al respecto me sorprendió aquel hecho.

A mí nadie me enseñó a hacer pases, y tampoco podría enseñar a hacer pases. Me pregunto si en ese caso, él fuera igual a mí, quizás éramos de la misma naturaleza.

Ya estábamos preparados para volver al torneo nacional, luego de una pequeña estadía en un centro de entrenamiento, este comenzaría y volveríamos a darlo todo en la cancha. Hinata y yo habíamos vuelto a hacer los pases rápidos, cada vez había más seguridad, además, la presencia de Kiryū en el equipo, en poco tiempo, había servido como muy buena base para la unión de éste.

Los días pasaron, y cuando en grupo nos devolvíamos a casa, como siempre, él y yo debíamos devolvernos por una vía distinta. Ahora él llevaba una bicicleta, pero no se subía a ella, tan solo caminábamos juntos.

—¿Por qué no te vas en bicicleta? Es más fácil intenté enterarme.

—Te dejaría solo, y podrían violarte.

—Muy gracioso.

Por lo general me habría enfadado con él, perdiendo parte de mi auto-control para recriminarlo o algo por el estilo, pero por alguna razón no me molestaba nada de lo que decía, me molestaba más el hecho de que no me molestara.

Oye, Kageyama-kun, ¿Qué opinas de Hinata?

—¿Tanto te gusta?

—¡Que no! ¡Mira qué pesado que eres!

Me causaba gracia lo mucho que se alteraba cuando le hacía comentarios como ese.

—En cierto modo... Me gusta mucho la relación que ustedes tienen... Me recuerda a la que yo tengo con mi hermano...

Bajó su mirada con una leve sonrisa en sus labios.

—Bueno... Opino que Hinata es un gritón molesto, un enano estúpido, un niñato infantil...

—Pero él es incluso mayor que tú y que yo en edadme interrumpió entre risas.

AÚN ASÍ. Además, es un obstinado, un mal educado, un iluso, un inmaduro, y repito, un grandísimo idiota.

— ... ¿Pero?

Pero... Es el único que me supo sacar del trauma del pasado por el que pasé alguna vez, en mi ex-equipo.

''Lánzamela a mí, Kageyama'' ''Estoy aquí''

Eran escenas que no podía olvidar. Cómo con el paso del tiempo, logró quitarme de encima aquella pesada corona, y la desagradable capa del rey.

Nos quedamos ambos en silencio, pensé que iría a comentar algo de inmediato, pero al parecer meditó mucho de lo que iba a decir.

—Hinata es un chico genial, me gusta la forma que siempre se esfuerza por ayudar a los demás...

Lo quedé observando fijamente mientras caminábamos, pensando en el por qué había pensado así, ¿Qué había hecho Hinata por él?

—¡OH! ¡JODER! dijo enfadado, al parecer, pensando que con mi mirada le estaba molestando otra vez.

—¡Q-Que no he dicho nada!

Cuando llegamos a una calle con una bajada empinada, Kiryū se detuvo y se le quedó mirando con cierto deseo.

Kageyama-kun.

¿Qué?

—Súbete a mi bicicleta, vamos a tener un poco de diversión.

Dudoso de lo que estaba hablando, fijé mi mirada a su asiento, el cual estaba haciéndome una invitación.

—Es un delito que vayan dos personas en una bicicleta, por cierto, había olvidado decírselos la otra mañana a Hinata y a ti.

Del uno al diez, ¿Cuánto te importa?—dijo sonriente.

Algo así, sería algo que definitivamente Hinata diría.

Parecía tan amenazante y burlón que no pude aguantarme, me subí a la bicicleta y él se sentó detrás. Sin siquiera fijarme en lo que llevaba o no la bicicleta, pedaleé con todo.

Obviamente ya había montado una bicicleta antes, pero esta era algo distinta, iba exageradamente rápido, apenas sentí que existía mientras caíamos por el cerro.

Luego, la calle iba parcialmente empinada, ya teníamos el vuelo del impulso que habíamos tomado anteriormente, por lo que la velocidad era impresionante, y no estaba muy seguro de si frenar o no.

—No se te ocurra frenar, por nada del mundo me susurró Kiryū desde atrás.

Se había acercado tanto a mi oído que me había causado cosquillas en todo el cuerpo. Luego, se volvió a sentar para sacar algo de su mochila.

Había quedado en trance, hasta que sentí que me tomó los dos hombros, para pararse detrás de mí.

No estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero tampoco me atreví a mirarlo, ya que tenía miedo de chocar con algo.

Parecía disfrutar lo que estaba haciendo, ya que se le escuchaba reír en voz alta.

¡Kageyama-kun! ¡Más rápido!

No sé por qué, pero accedí a hacerlo, pedaleé más rápido y con más fuerzas, tanto, que ni siquiera noté el transcurso hasta llegar a su casa.

Al llegar fui frenando de a poco, Kiryū se bajó de la bicicleta con entusiasmo y estiró su cuerpo al lado de este.

Yo creía que ya no podía moverme en el espacio tiempo con lo rápido que había andado, nunca había sentido tanta adrenalina además de la que siento en un partido de volleyball.

¡Sentí que volaba!

Como era de esperarse, había estado parado en la bicicleta, mientras yo iba a toda velocidad.

—Adiós, Kageyama-kun.

Mientras estaba entrando en su casa, yo lo detuve con un pensamiento en voz alta.

—Maldito suicida.

Se volteó a verme, para seguidamente lanzarme una cálida sonrisa, queriendo decir: ''Lo sé''

Cuando se marchó me quedé en blanco. Sabía que me debía devolver a casa, por lo que me subí a la bicicleta y pedaleé unos 5 minutos. Cuando llegué noté algo raro.

¿La desorientación es contagiosa? Pensé.

Esta no era mi bicicleta, y por alguna razón, sin siquiera pensármelo, me la traje a mi casa.

Pensé en ir a devolvérsela, pero cuando me bajé de ella vi en la rueda trasera una pequeña nota atascada.

La revisé y en ella había un escrito.

''Mientras mañana pases a buscarme ¡Genial! Pasaste la prueba como conductor personal, Kageyama-kun, ¡molas demasiado conduciendo bicicletas!''

No pude evitar soltar una sonrisa.

Cuánto me irrita.

Continue Reading

You'll Also Like

114K 10.7K 46
"Cuando el destino es incierto, cualquier camino es válido" "-Lamentó tanto herirte -se disculpó ella. -Yo soy quien lamenta, no cambiar su destino y...
1.5K 93 7
y pues si hay estaba nuestros gringos favoritos en una secundaria pública y para peor sin saber mucho español,que les deparará el futuro a nuestros g...
58.6K 6.4K 35
❝¿Por qué me enseñaste a amarte si ibas a irte?❞ [] [Black Line] []
171K 9.9K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...