Her Heart Feels // (CAMREN)

By vainilla_green

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La vida de Camila Cabello cambia en tan sólo un instante en el que lo pierde todo, un accidente que la deja c... More

PRÓLOGO
Capítulo Uno
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince

Capítulo Dos

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By vainilla_green

Apenas pudo dormir algo durante la noche, se sentía más nerviosa de lo normal, no era un día cualquiera de oficina, justamente ahora se presentaba en los juzgados frente a un juez para defender a Will Aldridge un hombre de 32 años acusado de robo en menor grado.

Tenía que verse formal y presentable, para darle más fiabilidad al proceso, por lo que se decidió por un vestido negro, con escote en v que hacia lucir su pecho por debajo de las rodillas, no acostumbraba a llevar algo como esto pero la ocasión lo ameritaba, para ella ir cómoda a la oficina era una prioridad vistiendo jeans oscuros, camisetas y chaquetas de cuero era su propio estilo, dejo su cabello suelto, tomo los papeles que tenía en su mesa de noche ubicándolos en su tan conocido maletín, abandonando su casa en dirección a "Cabellos Art & Designs" en busca de Mercedes Landar que la estaría esperando justamente ahí.

Daba leves golpes con sus dedos en el volante de su Dodge Coronet '70 mientras cantaba una canción de the weeknd para relajarse, tenía aproximadamente media hora para llegar a tiempo al recinto donde la esperaría Alejandro Cabello. Al observar los tres grandes edificios frente a ella dejó escapar un leve suspiro, tenía que buscar un sólo puesto vacío pero aquello parecía el juego de la lotería si tenía suerte lo encontraría, paso al lado de un amplio parqueo en el que se leía "ejecutivo", le llamó la atención un Audi r8 v10 plus color rojo aparcado justamente ahí, esos autos no se veían con frecuencia, al pasar de lado observó un auto abandonando el recinto por lo que pisó el acelerador para que otro auto no le robara su puesto. Con cuidado salió de ahí caminando hasta la recepción en la que preguntó si era el edificio administrativo, la señora muy amablemente le indicó tomar el ascensor, para llegar a la última planta en dónde seria atendida.

Mientras abordaba el ascensor, notó a su espalda una vista impresionante de la ciudad y del parqueo justamente abajo, no estaba cerrado del todo, de esa forma se podría apreciar a las personas caminando rumbo a sus trabajos, un leve sonido le hizo reaccionar, encaminándose a lo largo del pasillo hasta la recepción.

Una chica rubia, que estaba de espaldas con un café en su mano derecha y su mano izquierda ocupada por una fila de papeles, no dejaba de dar leves giros para evitar que se le cayesen ambas cosas al suelo, abatida por ello tomo una decisión salvar el café, al instante volaron los papeles hasta distribuirse por todo el lugar. Dejó a un lado su maletín, dirigiéndose a ella para ayudarle de alguna forma, los apiló todos mientras la chica se levantaba junto a ella.

-¡Gracias a Dios el café no se derramo! –Soltó aliviada. –Estoy segura que de caer sobre los papeles Mila me hubiese matado, o lo que es peor aún estuviera como una vagabunda desempleada en las calles. –Ante esto no puso más que una sonrisa en su rostro, esta chica era divertida.

-Por suerte no fue de ese modo. –Habló por primera vez, mientras ubicaba con cuidado los papeles previamente ordenados en su brazo desocupado.

-Soy todo un caos en estos momentos. –Suspiro. –De cualquier forma, gracias por ayudarme. –Le regalo una sonrisa. –Dinah Jane por cierto, siento no darte la mano ahora. –Se disculpó, bajando su mirada a ambos brazos en señal de estar ocupados.

-Descuida, Lauren Jauregui. –Agitó su mano en saludo.

-Bien, te atiendo en un momento, necesito llevar esto. Toma asiento. –Salió apresurada, desapareciendo por la puerta que estaba al frente de ellas.

Mientras esperaba a un lado en las sillas negras, saco su móvil revisando si tenía alguna llamada o mensaje, su bandeja le mostraba una notificación, en seguida lo abrió, era su mejor amiga Normani.

-Laur, tenemos tanto tiempo sin vernos, mañana quedamos para comer juntas, no te escapas de esta Jauregui. De ser necesario llegare a interrumpirte a tu oficina. "Normani Kordei".

Genial, ahora tenía que hacer un espacio en su agenda para ver si no tenía algún caso para ese entonces, sabía que su amiga no era de las que se rendían con facilidad así que tendría que verla de todos modos. La puerta se abrió y de ella salió la morena alta de cabello rubio mucho más tranquila que hace unos momentos dirigiéndose hasta su lugar de trabajo.

-Entonces Lauren, Alejandro llamó hace poco, mencionó que te presentarías para llevarte a Mercedes Landar. –Mencionó repasando unas páginas. Le resultaba confuso, ¿Por qué le hablaba de Alejandro con tanta confianza? Seguramente en algún momento fue su abogado. Al mirar a la ojiverde con su ceño fruncido se dió cuenta que no la estaba comprendiendo. -¿Es Mercedes por quien vienes, verdad? ¿Eres algo así como una discípula de Alejandro? –Interrogo sin restricciones.

Ya estaba ella acostumbrada a ese tipo de sobre nombres, tenía que admitir que ese era muy original, nunca lo había considerado antes.

-Más o menos, es únicamente mi profesor, mientras ejerzo la carrera. –Apoyo ambos brazos en el taburete. -¿Está Mercedes Landar aquí? –Pregunto observándola mientras escribía algo.

-Por supuesto, en la otra sala. –Señalo con su índice. -Aguarda aquí un momento, mientras le llamo. –Sin más se alejó por el pasillo del costado, desapareciendo de su vista.

Cuando se disponía a sentarse de nuevo en la habitual silla, el sonido del teléfono en el escritorio de Dinah comenzó a sonar, paró en seco dándose una media vuelta, dirigiendo su mirada al aparato negro que estaba a la par de la agenda en la que anteriormente había anotado algo. Me acerque un poco para notar que saltaba en negro las letras "Presidencia" Cuestionándome seriamente si ¿Haría algo malo en sólo levantarlo y contestar? Estaba claro que no se contestaría sólo de ninguna manera, si alguien preguntaba que hacia ahí ya tendría que inventar algo o solamente decir que Dinah regresaría en cualquier momento. Levante el aparato con mis manos, sin darme tiempo a contestar una voz suave con exasperación y fatiga habló.

-Dinah, los papeles que me entregaste hace rato están incompletos, hace falta la carpeta de "colors". Es la más importante, la necesito justó ahora. –Dicho lo último colgó al instante.

Rápidamente empezó a buscar la carpeta por el lugar, si bien no estaba en el escritorio de la morena, tendría que estar esparcida en el suelo, camino revisando el lado de una maseta con palmeras, encontrándola vacía, buscó alrededor del escritorio de Dinah no estaba. "¿Haber Jauregui piensa dónde pudo haberse caído?" se preguntaba colocándose ambas manos en su cintura. Bajo su mirada por su maletín negro del que resaltaba el color naranja de un pequeño folder. Lo tomó entre sus manos, pasando sus yemas por el borde que tenía perfectamente escrito "colors" justó lo que buscaba, sonrió victoriosa.

Al encaminarse de nuevo a la puerta por la que Dinah desapareció al principio y llevarle los papeles a la persona que fuese la que los necesitaba, se detuvo preguntándose lo que habría en el interior, la curiosidad la mataba por dentro así que observó a ambos lados para ver si alguien venia, con los latidos de su corazón palpitándole como si fuese a salírsele por la adrenalina, tomo el borde anaranjado levantándolo sólo un poco. Lo que había dentro le sorprendió demasiado, las líneas trazadas en tinta negra se unían para formar la figura de una mujer esbelta, alta, de cabello recogido llevando consigo un vestido largo de tirantes pequeños con brillos en la cintura. Los colores que se distribuían uniformemente difuminados a lo largo le daban un toque irreal, los contrastes eran impresionantes, ahora entendía el significado de "colors". Al final del dibujo se percató de la firma en cursivo de su autor "K.Cbello."

Cerró todo dejándolo como lo había encontrado para no crear sospecha, deslizó el pomo de la puerta con cuidado sin hacer ruido, creía que la persona dentro no necesitaba ninguna interrupción porque se escuchaba hablar con alguien, a lo mejor estaría acompañada, la habitación tenía toques oscuros y a la vez claro, a un lado del escritorio principal estaba una mesa blanca de la que papeles en blancos se encontraban en una esquina y en la otra un porta lápices que era ocupado por un único color "verde claro" los demás se encontraban esparcidos en lo que quedaba de la mesa como si hubiesen sido ocupados uno a uno.

Al levantar su vista de la esquina, se quedó sin aliento, ante la figura frente a ella, era iluminada por los rayos del sol que entraban desde la larga ventana que dejaba ver otro punto de la ciudad, sus rasgos eran tan suaves y delicados, su cuerpo era cubierto por unos mechones largos de su cabello castaño escondiéndose debajo del escritorio negro. Llevaba consigo una bufanda gris alrededor de su cuello, combinada con una blusa ocre de mangas pequeñas, sus manos eran delgadas adornadas de un reloj en la muñeca izquierda a juego con un esmalte perla. Deseaba ver con tantas ganas el color de sus ojos, pero estaba tan concentrada frunciendo el ceño revisando unas páginas blancas, y hablando por teléfono al otro lado mientras daba golpes con su pluma sobre el escritorio, que no noto quién había entrado hace unos momentos.

Estaba a punto de hacer acto de presencia y hablar, cuando su vista se dirigió a la morena de vestido negro frente a ella, podía adivinar el color de sus ojos ahora, eran marrones claros nunca se lo hubiera imaginado, ese color era tan poco común y le sentaban perfectos pero que dejaban verse apagados, tristes y cansados con leves ojeras alrededor pidiendo atención y horas de sueños. Su semblante cambió al instante en el que la observó a los penetrantes ojos verdes, su actitud fue mucho más seria que hace rato, para aligerar las cosas ella mostro una pequeña sonrisa en sus labios que no llego a hacerse presente, porque inmediatamente colgaba en la otra línea.

-Discúlpame Petter, pero ahora mismo necesito atender algo, en seguida te marco. –Sin más abandono, seria. La de ojos verdes se acercó un poco, para depositar la carpeta al frente de ella sin apartar la mirada.

-Yo... -No le dio tiempo a siquiera explicar su llegada, ella se le adelantó.

-¡¿Dónde demonios está Dinah y por qué permite que una extraña entre a mi oficina?! – Levantó la voz completamente fastidiada. -¿Has visto algo de esta carpeta? –Expresó mientras la levantaba.

-No, absolutamente nada. –Mintió mostrándose igual de seria. No le diría lo impresionada que había quedado al ver su contenido, sólo para elevarle su ego.

-No te creo nada. –Entre cerro sus ojos. -Te juró que si divulgas lo que vistes te demandare y desearas no haber entrado. –Sus palabras llegaron como veneno para la ojiverde.

-Descuida, que si este asunto llegara ante un juez, no ganarías. –Soltó con mucha seguridad. –Pensándolo bien, podría alegar desconocer acerca de lo que se me implica, porque efectivamente lo desconozco. –Sonrió con orgullo, ella no se dejaría ganar, agradecía tener los conocimientos suficientes para defenderse.

-Al menos piensas. –Tiró de su pluma. -Ya decía yo, tanto mal gusto a la hora de vestir con ese ¿trapo o vestido? Si es que se le puede llamar de esa forma a un diseño claramente desgastado y desfasado. –No tenía intenciones de soltar aquello, pero la estaba exasperando, no estaba permitiéndose pensar mientras su penetrante mirada la inundaba, noto como en sus ojos se reflejó un destello brilloso mientras apretaba sus manos, había pasado los límites a estas alturas y no se sentía bien, quería disculparse pero el daño estaba hecho.

-Al parecer el mundo no es lo suficiente digno para tenerte aquí, pueda que seas inteligente y prodigia en todos los aspectos, muy impresionante. –Lanzó con desprecio. -Pero te sientes tan vacía por dentro, que no puedo imaginarme lo que debe ser para tu familia tenerte cerca. –Sabía que con eso arrojaría por la ventana su orgullo, hiriéndola de alguna manera, había hecho algo tan bajo que noto como el cuerpo de la diseñadora se tensó completamente apretando su mandíbula con su mirada pérdida. –Si yo fuera tu hermana, preferiría tenerte lejos, y no verte nunca, porque tu mal genio me consumiría por dentro, puedes ser linda pero no eres perfecta. –Ahí estaba, sus palabras llegaron como afilados clavos enterrándose en su corazón, lo que decía no era más que acertado porque ¿de todas las personas alguien la podría valorar y llegar a querer? Por eso ella era tan solitaria, la abogada tenía toda la razón. Quería defenderse, atacarla, pero sus manos comenzaban a temblar, su garganta se sentía seca, no podía formular algo. Una lágrima rebelde descendió por su mejilla, cuando la puerta se abrió sin previo aviso, dando paso a una sonriente Dinah acompañada de una mujer de cabello oscuro.

-¡Lauren aquí estás! –Expresó satisfecha de encontrarla. –Veo que ya conociste a Camila Cabello. -¿Qué si la conocía? Claro que lo hacía, era una arrogante, prepotente pero hermosa mujer. Esperen, ¿Qué había dicho? Inconscientemente se regañó, no podía pensar de esa forma después que se refiriera a su único vestido negro como un "trapo", daba gracias a lo que sea por si quiera llegar de esa forma y no con sus habituales vaqueros. –Camila esta es... –No dejo terminar a la polinesa cuando ella habló seca.

-No me importa Dinah, quiero estar sola. –Sin más bajo su vista a los papeles esparcidos a ambos lados de su ordenador, dando fin al encuentro. Aquel era el momento perfecto para marcharse, pasando primero Lauren acompañada de Mercedes dejando a una Dinah claramente desconcertada ante la actitud de su amiga. -¿Por qué no te has ido? Deje en claro que quiero estar sola. –Seguía sin levantar su vista, suspiro y cerró la puerta más fuerte de lo normal enfadada.

Se dirigió hasta la puerta del ascensor, donde esperaba la ojiverde con su maletín negro, revisando la hora, iba tarde, lo sabía de sobra.

-¡Lauren espera! –Gritó la rubia, se giró para mirarla. –Mira lo que paso ahí adentro, a veces Camila puede ser una perra pero cuando la conoces muy en el fondo es noble, buena, con sentimientos puros. –Explicaba rápidamente, mientras los números que la separaban para que el ascensor se abriera era pequeña.

-Dinah sé lo que intentas hacer, no hace falta que la justifiques. –Se llevó sus manos para ordenar su cabello, pasando un mechón detrás de su oreja. –Te pido me disculpes por si te he ocasionado un problema con tu jefa. –De su maletín saco una tarjeta en la que se leía "Lauren Jauregui, Abogada", entregándosela. –Si te despide injustificadamente y te quedas como una "Vagabunda desempleada en la calle" me llamas para ayudarte. –Sonrió ante esto último, mostrando sus dientes, al escucharla llamar de esa manera tal y como ella misma se había autonombrado.

Entro acompañada de la pelinegra al ascensor que se abrió en el instante que tomaba la tarjeta, desapareciendo ante ella con una sonrisa sin llegarle a los labios, dejándola pensativa. "Mila ¿Qué fue lo que hiciste?" podría llegar a ser una cabeza dura, pero sacarla de ese modo estaba por encima de todo, iba en contra de sus principios. Sabía que hizo mal la abogada en entrar, nadie que no fuera ella entraba sin anunciarse primero, era como su santuario. De todas formas le daría espacio para que se calmara y organizara sus ideas, si quería hablar luego con ella sabría dónde encontrarla, regresó a contestar otras llamadas y organizar reuniones. 

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