Narrador
Después del no tan agradable encuentro con los shinigamis, y de que les entregaran el alma de Ciel, Sebastian y Luke procedieron a buscar un cuerpo en el cual depositarla, pero para esto necesitaban la ayuda de alguien, y Sebastian sabia de quien se trataba, de hecho, le conocía perfectamente.
-Te lo dije, yo cumplo mis promesas...- le dijo Luke- Así que creo que me debes algo- le miró lascivamente.
-¿Eres idiota? aún no la cumples del todo-se quejó Sebastián- Y deberías dejar de pensar en el sexo todo el tiempo ¿sabes? eres un enfermo-se burló.
- ¿Enfermo? -suspiró- al menos no soy yo quien se la pasa gritando que "siga y no pare", todo el tiempo.- Bromeó un poco y sonrió con superioridad.
-Borra la estúpida sonrisita, luke...Hablemos de su nuevo cuerpo.-
-Si, si... como ya te dije, necesitamos un cuerpo vacío, de preferencia uno de su misma edad, para que los recuerdos permanezcan como deberían...Pero necesitaremos su ayuda.-
-No, no y no, definitivamente no.-Sebastian negó frenéticamente
-¿Podrías dejar de actuar como un estúpido niñato?- Luke le miró mal y se cruzó de brazos.
-No, no puedo- le dijo dedicándole una falsa sonrisa
-Creo que te estoy consintiendo mucho...- suspiró cansado- cuando termine tu confusión, y regresemos a casa, ya no lo haré más.- Sebastian le miró mal.
-¿De nuevo con eso? Luke, ya lo hablamos...no pienso volver contigo... nunca estuvo entre mis planes. Ahora que estoy contigo, es por compromiso, eres mi amigo y me estas ayudando, solo eso. Olvida el tema, vayamos con Undertaker.
-De acuerdo.- dijo dando un último suspiro, y partieron rumbo a la funeraria.
El transcurso a ésta fue en silencio, ambos estaban sumidos en un silencio sepulcral, pero para nada incomodo, sino todo lo contrario. Ambos sabían que quería decir el silencio del otro. Luke, sabia que Sebastian le estaba agradeciendo por todo lo que había hecho por el, por cuidarlo y apoyarlo cuando más solo que nunca se sentía, él había llegado en el momento indicado. Sebastian por su parte, sabia que Luke se estaba haciendo a la idea de que entre ellos no surgiría nada, y así le dolería menos su partida. Sin embargo estaba equivocado... vaya si estaba equivocado, pues cada mirada, cada sonrisa que le brindaba a Luke, lo hacía caer cada vez un poco más por él.