Entre las Sombras de la Reina

由 Evil_Mar12

12K 1.1K 348

Sinopsis Los habitantes de Storybrooke se verán envueltos en medio de una oscuridad profunda e hiriente que a... 更多

Prólogo
I. Vórtice de oscuridad
II. El Regreso de la Reina
III. La Oscura Reina Malvada
IV. La Reina y la Bruja
V. Operación Almas Gemelas: el inicio
VI. La Reina y el Ladrón
VII. Decisiones
VIII. Nervios a flor de piel
IX. Un hecho inesperado
X. ¿Libertad de amar?
XI. Dudas y confusión
XII. Buscando consejo...
XIII. Un nuevo comienzo
Nota de Autor
XIV. ¿Un pergamino cualquiera?
XV. ¿La última propuesta?
XVI. Una verdad dolorosa
XVIII. Acto de amor
XIX. Peligro en la ciudad
XX. ¿La Reina o La Alcaldesa?
XXI. El regreso...
XXII. La verdad
XXIII. Sacrificio
XXIV. Hechizo fallido
XXV. Verdades que hieren
XXVI. El trato
XVII. La profecía
XXVIII. Miedo al futuro
XXIX. Conversación en lo oscuro
XXX. Dos almas, un corazón

XVII. Desesperados

388 33 10
由 Evil_Mar12

¡Hola! Gracias por los comentarios en el capítulo anterior. Como no quiero que @theoperationmongoose tenga un paro cardiaco, aquí está el nuevo capítulo. Lxs preparo de una vez, el capítulo es difícil pero les prometo que todo tiene explicación y solución.

*Hospital*

Cuando la Reina se esfumó, todos se quedaron callados, mirándose unos a otros sin saber cómo reaccionar.

–Díganme que es una broma. –Dijo Zelena, rompiendo todo silencio. –Por favor, díganme que la Reina no acaba de estar aquí, no sabe que tengo una hija con él y que no está furiosa. –Su tono era nervioso.

–Me temo que no es una broma y que estamos metidos en un gran problema. –Espetó Gold.

–Esto parece una pesadilla –intervino Robin con un semblante de estrés –mi hijo está desaparecido y Regina se ha dado cuenta de mi mentira. –Agobiado.

–Pero a pesar de lo mucho que puedas amarla, en este momento, primero es encontrar a Roland, ya después hablarás con ella. –Intervino Killian.

–Estoy de acuerdo –agregó Emma –no podemos hacer nada diferente ahora con respecto a ella.

Robin los miró sin saber qué hacer, se sentía mal consigo mismo por su hijo y por ella; deseaba verla, aclarar todo y que juntos buscaran a su hijo pero no tenía la cabeza en su lugar así que todos salieron a buscar a Roland, con excepción de Zelena y Bella que se quedaron en el hospital.

*Mansión Mills*

La Reina se dejó caer, abrazando sus piernas contra su pecho, mientras varias lágrimas empaparon sus mejillas. ¡Qué estúpida había sido!, ¿cómo pudo creer que alguien iba a amarla de verdad?

Sydney la observaba en silencio, no sabía qué decir o qué hacer para que se sintiera mejor, tenía miedo de que todos esos sentimientos la tornaran en la peor versión posible de ella. Sin embargo, notó que la había afectado de verdad y mucho más profundo que con Daniel.

–Su Majestad, ¿está bien? –Se atrevió a preguntar.

La Reina no contestó nada, sólo se escuchaban sus sollozos. Sydney se sintió impotente encerrado en el espejo, ella no decía nada, sólo lloraba.

–Su Majestad...

Volvió a ignorarlo, sólo miró a su mano, encontrándose con el anillo que poco tiempo antes le hubiera dado Robin y el llanto se incrementó.

Sydney decidió no decirle más y sólo limitarse a cuidar de ella mientras se tranquilizaba, le daba temor que de un momento a otro, la oscuridad causara estragos en ella.

*Varias horas después*

*Calles de Storybrooke*

Se habían dividido para buscar al pequeño pero no habían tenido éxito, sino todo lo contrario, los nervios iban en aumento en todos porque el pequeño no aparecía y porque, accidentalmente, Henry le había contado a Robin la mala situación por la que pasaba Roland los últimos días. Se encontraron enfrente de Granny's.

–Esto no puede ser posible, ¡la ciudad no es tan grande! –Robin estaba desesperado.

–Tranquilo, Robin –intervino Emma –lo más seguro es que esté enojado y no quiera ser encontrado.

–Mejor ni me digas nada Emma –molesto –¡Por qué no me dijiste que las cosas estaban mal! –Explotando.

–¡Cómo querías que te dijera si tu preocupación más grande era la Reina y no tu hijo! –Gritándole.

–Pero ¡es mi hijo!, tenía todo el derecho a saber que estaba mal.

–Hubieras tenido conocimiento si te hubieras preocupado más por él y lo hubieras buscado cuando debías, ¡no ahorita!

–Suficiente –intervino Killian –de nada les sirve a ambos pelearse –miró a Robin –tú te equivocaste al olvidarte de que tenías un hijo, así que no vengas a culparnos a nosotros.

–Lo mejor es que nos tranquilicemos todos –agregó Nieves –de nada sirve que peleemos, tenemos que buscar una solución porque las horas están corriendo y el niño sigue desaparecido.

–¿Por qué no utilizamos un hechizo localizador? –Sugirió Henry.

–Porque la única persona que lo puede realizar en este momento, es la misma que no nos quiere ver. –Sentenció Gold.

–Pero podemos probar si Zelena o si Azul pueden hacerlo, ¿no? –Sugirió Killian.

–Es una opción –aceptó Gold –pero debemos intentarlo pronto porque de lo contrario debemos buscar otra forma de encontrarlo, vayamos al hospital.

–Yo le hablaré a Azul para que nos alcance allá –agregó Nieves.

*Mansión Mills*

La Reina no había modificado mucho su actitud, a pesar de que habían transcurrido varias horas, seguía llena de coraje, ira, impotencia, desilusión y sobre todo dolor por la mentira del ladrón. En su cabeza no habían dejado de dar vueltas todos los momentos juntos y todas las estúpidas y vanas ilusiones que ella se había hecho con él. Todo eso comenzaba a pasarle factura nuevamente pues la voz en su cabeza le decía que siempre se lo advirtió.

–No puedes decir que no te lo advertí, querida.

–Déjame en paz –entre enojada y triste –no quiero escuchar nada.

–Esto no puedes dejarlo así, ese ladrón debe pagar cada una de las lágrimas que estás derramando. –Con cizaña.

–¡Que me dejes en paz! –Aventando una figura de la mesa y trozando uno de los espejos.

Había algo nuevo, su mente se estaba llenando de imágenes que no comprendía y que la atormentaban... imágenes que parecían visiones o recuerdos pero que ella no entendía. Sydney la vio mal, realmente estaba empeorando y le preocupaba las consecuencias... a pesar de todo, sabía que el ladrón sería el único capaz de calmarla...

*Hospital*

Zelena y Bella estaban conversando mientras los demás buscaban.

–Está muy hermosa la bebé, Zelena. –Sonriendo. –Felicidades.

–Gracias, Bella. –Correspondiendo a la sonrisa. –Pronto tú también tendrás al tuyo entre tus brazos.

–Ya sé, cada día falta menos, estoy muy emocionada. –Dijo acariciando su vientre. –Sabes, me sorprende mucho tu cambio, Zelena.

–¿Por qué?

–No pensé que algún día pensaras diferente... digo, yo pensé que siempre nos odiarías y bueno, después de que quisiste herir a Regina de esta forma, no esperaba que realmente cambiaras.

Zelena la observó un momento sin saber cómo responder y justo cuando pensaba replicar algo, todos entraron en el cuarto.

–¿Qué pasó, lo encontraron? –Cuestionó Bella.

–No, no pudimos dar con él y por eso necesitamos la ayuda de Zelena. –Respondió Nieves.

–¿La mía?

–Necesitamos un hechizo localizador.

–Pero no sé ni siquiera cómo se hace, ¿ustedes sí?

–Yo lo sé hacer pero no tengo magia, querida. –Agregó Gold.

–Bueno, entonces no se diga más, vayamos a mi casa y preparemos el hechizo, el tiempo es oro. –Replicó, sorprendiendo a todos.

Sin embargo nadie dijo nada más y salieron con magia rumbo a casa de Zelena donde comenzaron a trabajar en el hechizo. Azul llegó allá para también apoyar en la elaboración de la pócima. Nieves se hacía cargo de la nueva integrante de la familia junto con Neal mientras los demás trabajaban.

De momento, uno de los espejos comenzó a teñirse de azul, revelando a Sydney con muy mal semblante, se veía enojado...


–¡Exijo una explicación ante lo que está pasando! –Exclamó molesto. –¿Qué fue lo que hicieron?

–¿Por qué la pregunta, Espejo? –Dijo Killian. –¿Qué es lo que buscas aquí?, ¿a qué te ha mandado la Reina?

–Ella no me ha mandado, he venido por voluntad propia. Ahora, ¿qué le hicieron?

–No te diremos nada hasta que nos digas por qué tu curiosidad. –Sentenció Gold.

Sydney lo ignoró. –¿Qué fue lo que le hiciste ladrón?, estoy seguro de que tú tienes la culpa de esto y quiero saber qué fue porque te juro que por mucho que sea un espejo, tengo el poder suficiente para hacerte la vida miserable desde aquí. –Muy enojado.

Robin lo miró sorprendido por la forma en que defendía a Regina, ¿por qué sería? –No pienso decirte nada.

Sydney decidió darles prueba de sus palabras y reventó algunos vasos de cristal en donde multiplicó su reflejo y poco faltó para que terminaran heridos la bebé y él.

–¿Estás loco, Sydney? –Cuestionó Emma. –¡Casi matas a la niña!

–¡Tú vuelves a intentar algo así y te juro que te voy a convertir en cristal triturado Sydney! –Exclamó Zelena muy molesta.

Las ignoró. –La siguiente atravesará el cuello de la niña, ladrón, así que dime, ¿qué le hiciste a la Reina?

Suspiró. –Se enteró de que le he mentido todo este tiempo, descubrió que Zelena dio a luz un hijo mío, que tengo otro que en este momento está desaparecido y me mandó al demonio, ¡eso fue lo que pasó!

Fue entonces que Sydney comprendió el cuadro completo. La relación se había terminado y ella estaba afectada.

–Ahora, ¿serías tan amable de decirnos por qué tanto interés? –Cuestionó Gold.

–No es asunto de ustedes –miró a Robin –necesitamos hablar en privado, ya.

Robin respiró profundo, miró al resto y para evitar un problema más grande, aceptó hablar con Sydney en una habitación contigua.

–Bien, ¿de qué quieres hablar?

–¿Qué piensas hacer ahora, ladrón?

–No lo sé, no tengo cabeza para nada Sydney, no me esperaba esto –admitió abatido –esta mañana todo marchaba bien pero no sé en qué momento ella se dio cuenta de todo y la relación se fue al diablo porque me dijo que no me quiere volver a ver y para terminar de arruinar todo, mi hijo está desaparecido y cree que no lo quiero.

Sydney lo miró un momento, sabía que era un error lo que estaba haciendo pero ya antes había pasado por algo similar con ella y no quería verla hundirse de nuevo. –Mira Locksley, yo no debería estar aquí ni decirte nada de esto pero... pero no la quiero ver sufrir de nuevo –suspiró –las voces en su cabeza han vuelto y más intensas que antes, estaba destruyendo la casa cuando me salí y no paraba de llorar. Ambos sabemos que ella no es así... de verdad le afectó lo que pasó y yo sólo vine a decirte que decidas si vas a solucionar las cosas para que la busques ya o si te vas a olvidar de ella para que no vuelvas a buscarla.

Robin se sintió muy mal al enterarse de que estaba sufriendo por su culpa pero en ese momento se sentía entre la espada y la pared. –¡Quiero arreglar las cosas con ella pero mi hijo también está perdido y necesito encontrarlo Sydney, mira la hora que es! –Desesperado. –No sé qué hacer.

–Si yo te prometiera encontrar a tu hijo, ¿irías a arreglar las cosas con ella?

–¿Puedes prometérmelo?

–Me quedaré aquí con el resto para ayudarlos pero ve a verla, por favor, no la dejes caer de nuevo, sé que no terminaremos bien si la Reina explota de oscuridad. –Preocupado.

–No, no la vamos a dejar caer sola en esto pero te suplico que encuentren a mi hijo porque no quiero elegir entre ambos y yo no puedo hacer nada aquí para encontrarlo, dependemos de la magia totalmente.

–Entonces deja de perder el tiempo ladrón, anda con Regina y te deseo suerte. –Sydney usó parte de su magia y lo transportó al frente de la mansión.


Robin dudó un momento antes de entrar pero comenzó a escuchar ruidos de destrozo y entonces apuró su andar. Ingresó en la mansión con cuidado y encontró a Regina de rodillas, llorando y con la cabeza entre sus manos, discutiendo con la voz de siempre...

–Te he dicho que no, ¡no pienso lastimar a nadie!, ¡aléjate de una buena vez! –Exclamó desesperada.

Robin se acercó y con cuidado la abrazó por atrás, sabiendo en todo momento que podía resultar herido. Ella volteó alterada y al verlo, lo empujó llena de coraje.

–¡Qué haces aquí, te dije que no quería volver a...!

Robin no lo pensó dos veces y la besó, sin embargo, la Reina lo empujó y le dio una cachetada.

–¡Aléjate, imbécil!

–Por favor, Su Majestad...

Lo interrumpió. –Por favor ¡nada! –estaba furiosa. –¡Jugaste con mis sentimientos, te estabas burlando de mí!

–No estaba jugando con usted, sé que me equivoqué al mentirle pero no he jugado con usted, en ningún momento le mentí cuando le hablé de amor y sigo reconociendo que la amo con toda mi alma.

–Si eso fuese cierto, ¡no me habrías mentido de esta forma!

–¡Quería evitar que mi hijo sufriera! –Confesó. –Yo no sabía si usted me iba a corresponder y no podía arriesgar a mi hijo a que se encariñara con usted y después la perdiera, ¡él no tenía la culpa de que el loco de su padre deseara estar con la Reina!

–¿Pretendes que te crea eso?, ¡no pierdas el tiempo, ladrón!, no vas a conseguir convencerme y mejor vete de aquí porque no quiero volver a verte.

–Pues no me voy hasta que no me escuche completamente porque no es justo que piense que la he engañado cuando no es así. Sólo pido cinco minutos.

La Reina lo observó debatiéndose en su interior sobre aceptar su explicación o no. Algo dentro de ella lo deseaba pero tenía miedo de que fuese una mentira más, al final, terminó aceptando.

–Están corriendo tus cinco minutos. –Seria.

Robin le explicó que conocía a todos en el pueblo y que se llevaban bien pero que nadie había estado de acuerdo en que se acercara a ella porque sabían que podía lastimarlo y que no quería a nadie más que a ella misma pero que eso no le importó y por eso le dijo que no conocía a nadie. Ahora, sobre Zelena, le explicó que por alguna extraña razón se había abierto un portal del tiempo que trajo a su esposa 'Marian' pero que con el tiempo descubrió que realmente era Zelena y por eso había tenido un hijo con ella.

–¿De verdad me crees tan ingenua?, ¿qué interés podría tener mi hermana en ti si nada nos conectaba, ladrón? –Molesta.

Robin suspiró, esperaba no tener que decirle nada sobre Tinkerbell pero no tendría alternativa. –Sucede que existe algo que nos conecta desde hace muchos años, Su Majestad.

–¿Qué dices? –Desconcertada.

–Hace un par de meses conocí a una persona que me dijo que encontraría una nueva oportunidad para amar pero que sería con una persona que no me esperaba –suspiró –me dijo que estaba destinada a estar con ella.

La Reina lo miró pensativa y un tanto nerviosa. –¿Acaso fue Tinkerbell?

–¿Cómo lo sabe? –Sorprendido.

–Porque alguna vez a mí me dijo lo mismo esa estúpida hada. –Nerviosa.

No pudo evitar sonreír. –Sí, fue ella y por eso... bueno, decidí esconder algo importante de usted.

–No sigas ladrón, no quiero saber más –se comenzaba a poner nerviosa.

–Quiero ser honesto, si de todas maneras la perderé, quiero que sea porque usted supo toda la verdad y no sólo por lo que vio. En mi brazo –lo estiró hacia ella –existe un hechizo de ocultamiento que puso Zelena para ayudarme a acercarme a usted sin que supiera quién era yo en realidad.

La Reina lo miró nerviosa,no estaba segura de querer comprobar las teorías de su cabeza, pasó su manolentamente sobre el brazo notando la magia que existía y en un impulso deshizoel hechizo, revelando sus sospechas...    


–Siento mucho haberle mentido pero ella me dijo que si conservaba el tatuaje, usted no dejaría que me acercara y quería probarme a mí mismo, quería ver que era capaz de conquistarla por mí mismo y no porque una profecía lo dijera. –La miró a los ojos. –Usted me interesó desde la primera vez que la vi y tuve el atrevimiento de buscar algo más pero creo que me equivoqué.

La Reina lo observó en silencio, intentaba asimilar las palabras del ladrón y justo cuando pensaba replicar algo, el teléfono de Robin sonó...

–Discúlpeme un momento – se levantó y caminó un poco contestando –¿qué sucede, Emma?

–No soy Emma, soy Killian... Robin, no sé cómo decirte esto... logramos hacer funcionar el hechizo y ya sabemos dónde está Roland. –Muy nervioso.

–¿Dónde? –Algo desesperado. –¿Dónde está mi hijo?

–Lo siento mucho, hombre –suspiró tomando valor –lo encontramos en el muelle... al parecer cayó al agua y no pudo salir... lo lamento.

Robin dejó caer el teléfono mientras algunas lágrimas se derramaban por sus mejillas y el dolor lo inundaba, ¡no podía ser cierto, su niño no podía estar muerto! Se dejó caer de rodillas llorando, intentando asimilar la noticia.

La Reina no entendía lo que estaba pasando pero no pudo evitar acercarse hasta él, verlo así le dolía porque si algo tenía claro era que lo quería más de lo que llegó a imaginar. Se agachó hasta quedar a su altura y lo tomó del hombro.

–¿Estás bien? –Él sólo negó con la cabeza. –¿Qué ha ocurrido?

–He pagado a un precio muy alto el haberle mentido –dijo entre sollozos –he perdido a mi hijo para siempre. –Su llanto se hizo amargo. –Los he perdido a los dos.

*Gracias por leer y comentar*

¿Qué pasará ahora? ¿Dónde están nuestros curiosos personajes nuevos? ¿Qué sucederá con Roland? ¿La Reina hará algo? 



NOTA. Esto desencadena varias cuestiones importantes que entenderán en el siguiente capítulo. Intento actualizar lo más pronto que puedo pero estoy en la etapa final de mi curso de la universidad así que les pido un poco de paciencia.

继续阅读

You'll Also Like

418K 66.8K 30
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
195K 33.6K 31
Siete chicas pobres. Siete chicas millonarias. Un encuentro inesperado. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Nota: no permito adaptaciones.
351K 39.1K 81
✮ « 🏁✺ °🏆 « . *🏎 ⊹ ⋆🚥 * ⭑ ° 🏎 𝙛1 𝙭 𝙘𝙖𝙥𝙧𝙞𝙥𝙚𝙧𝙨𝙨𝙤𝙣 ✨ 𝙚𝙣𝙚𝙢𝙞𝙚𝙨 𝙩𝙤 𝙡𝙤𝙫𝙚𝙧𝙨 ¿Y si el mejor piloto de l...
257K 18K 91
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.