Tiro la mochila al suelo de mi habitación y me tumbo en la cama boca abajo. Hundo mi cara en un cojín. Suelto un suspiro.
- ¡MELISSA! - grita mi madre desde la cocina.
- ¿QUÉ? - en esta casa sólo sabemos hablar a gritos.
- ¡BAJA A PONER LA MESA!
Me levanto de la cama a regañadientes y bajo las escaleras hasta el comedor. Huele a lasaña. Mi plato favorito. Esto compensará la mala mañana que tuve.
La cocina está conectada con el comedor. Entro y le doy un beso a mi madre que está agachada vigilando el horno.
- ¿Qué tal la mañana? - me pregunta.
- Normal - le respondo sin darle importancia. No le cuento a mi madre los problemas que tengo con Camila desde que llegué al instituto.
Camila me empezó a coger manía desde que en el primer año que estuve en ese instituto le quité a su mejor amiga.No lo hice por maldad, simplemente ella me escogió a mí. No pensé que le afectaría tanto. Pero pasaron dos años y ella se mudó a Canadá por el trabajo de su padre. Desde entonces, Camila me hace la vida imposible. Ya han pasado cuatro años y sigue guardándome rencor.
Cojo un mantel de cuadros rojo y lo extiendo sobre la mesa. Escojo cuatro platos cuadrados y los coloco encima encima del mantel. Miro para la silla donde se suele sentar mi padre. Como de costumbre, tiene tanto trabajo que llegará tarde a comer. Mi padre es un destacado científico y actualmente está trabajando un proyecto muy importante.
Termino de poner toda la cubertería y ayudo a mi madre a sacar la lasaña del horno. Noto un pinchazo en la palma de la mano y la retiro rápidamente. Quema bastante. Posamos la bandeja encima de dos corchos puestos en la mesa.
- ¡JOHN! - llama mi madre a mi hermano-
John está estudiando ingeniería eléctrica. Tiene un coeficiente intelectual por encima de la media, aunque a veces se comporte como un completo idiota. Le quedan dos años de carrera y después irá a buscar trabajo en Europa.
Baja corriendo las escaleras. Cuando llega, cierra los ojos y respira profundo.
- Mmm... lasaña - se relame los labios.
Pasa por mi lado y me revuelve el pelo. Le doy un puñetazo en el brazo. Odio que me hagan eso y lo sabe. Me siento a su lado y mi madre empieza a cortar la lasaña y servirla. Meto el primer trozo en la boca y al segundo lo vuelvo a escupir en el plato.
- Cuidado que quema - dice John, y se ríe.
- A buenas horas me lo dices - frunzo el ceño.
Termino de comer y voy al baño a lavarme los dientes. Me miro en el espejo. me devuelven la mirada unos ojos grandes y marrones. Mi pequeña y recta nariz está un poco colorada del golpe contra la puerta de la taquilla. Me miro la boca, pequeña y con finos labios. Cojo mis dos cepillos, uno de ellos específico para quitarme la mierda entre los braquets. Sí, llevo braquets. Pero gracias a Dios que mañana ya me los quitan. Espero que hayan dado resultado los dos años que estuve con ellos. Pronto se me empieza a llenar la boca de pasta de dientes. La escupo en el lavabo y me enjuago con agua. Me vuelvo a mirar al espejo. Parece que estoy enferma. Tengo la piel blanca como la nieve. Cojo una goma de pelo del estante y recojo mi melena lisa y negra en una coleta. Mucho más cómoda.
Entro en mi habitación y me siento delante del ordenador. Lo enciendo y lo primero que veo en pantalla es una ventanita que me indica que tengo un mensaje. Es de Chloe.
Chloe es una chica que conocí por twitter hace año y medio y desde entonces es como mi mejor amiga. Sólo establezco contacto con ella a través del ordenador, por videochat, o bien por el móvil, por whatsapp. Esto se debe a que ella vive en Philadelphia y yo en Boston. A pesar de la distancia lo llevamos bien. Compartimos gustos musicales y eso ha hecho que estemos más unidas.
El mensaje dice "Llámame por video", y lo hago. Me responde al toque.