Acepto... La Boda de Peeta y...

By LylaDoll

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Suspiros, gritos contenidos, lágrimas, emoción, en las caras extrañas y llenas de cirugías de la gente del Ca... More

PRÓLOGO
Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 9.
Después de la ceremonia
Noche de Bodas
La bienvenida.
El chico del pan.
Realidades y Sueños
Tocar la realidad
Un paso atrás.
Con dificultad.
Lo pensaré...
Mi esposo
su esposa
En nuestros ojos
Positivo
Un dia antes
Mentores
Johana y Finnick
Felicitaciones
El intercambio
A lo que huele el dolor
Sin importar a quien
Aellise
Planes
Por un Panem Libre

Capítulo 8.

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By LylaDoll

La sonrisa de Prim en el espejo, en eso me concentro, eso es lo único que veo. Mi madre esta trenzando mi pelo, un favor que pedí a mis estilistas, sabía que mi madre deseaba hacerlo y yo deseaba que lo hiciera.

Me abrazó cuando llegó, no me dijo nada, me permitió quedar en silencio.

Prim esta ilusionada con todo, la sentaron a un lado mío y la están maquillando y arreglando para el evento; cada que se ve en el espejo se llena de rubor por la emoción.

Mi madre fue la primera en ser maquillada, aunque pidió todo discreto y sinceramente luce aún mas hermosa de lo que es, sus ojos lucen vivos, llenos de luz como cuando vivía papá.

Ella susurra que ha terminado.
Me levanto como en un sueño.

Cinna está detrás mío con una sonrisa tranquilizadora, y aunque parezca extraño, para sorpresa mía, el terror que imagine sentiría cuando viera el vestido que estaría a punto de usar, no se presenta. No tengo miedo, veo el vestido colgado e incluso paso mis dedos por él, es hermoso, será un gusto usarlo después de todo.

Cinna coloca las faldillas, una a una, me veo ajena a mí, siento las medias deslizarse por mis piernas, retoques en mi piel, me colocan el corsé. Lo veo deambular en mi espalda acomodando y extendiendo algunos adornos de el vestido.

Prim se coloca a mi lado, le han puesto un bello vestido blanco, que podría considerarse un juego al mío ya que tiene algunas similitudes.

—Tu vestido es precioso patito.— La veo en el espejo y sonrío al verla lista. —Toda tú luce espléndida— Prim se observa y me devuelve la sonrisa, no puede ocultar su regocijo de verse envuelta en estas telas.

—Algún día me gustaría lucir como tú, Katniss— me abraza de donde puede.

Cinna pide que abandonen el lugar, quiere terminar de colocarme el vestido y que sea una sorpresa para todos.

Y eso hacen sin reclamos, se retiran.

Minutos después la puerta se abre y Effie luce impactada, queda estática en la puerta y suelta un sonoro suspiro y de inmediato se limpia los ojos con un pañuelo que trae.

—¡Ay Katniss, luces bellísima!, la novia más linda que haya visto alguna vez; hice lo correcto en venir preparada, una boda siempre necesita pañuelos.— Me da un ligero abrazo—. Es el momento—agrega hipando.

Es todo lo que necesito escuchar para volverme un manojo de nervios.

Camino por el pasillo, mi equipo de preparación esta al final de este y los veo llorar en cuanto me ven.

Mi madre me sonríe
—Jamás imagine ver un momento como este, eres la chica más bonita, y sé que tu padre te cuida y todo saldrá bien—me abraza recitando esas palabras.

Prim me toma la mano y salimos sin esperar más, rumbo a mi boda.

Mi boda...

El transporte que nos llevará esta custodiado, supongo que Snow cree que me escaparé.
Avanzamos y parece ridícula esa posibilidad. 

Hay mucha gente en las calles, llevan carteles, gritan, algunos incluso lloran. Veo enormes pantallas colocadas a intervalos, luces estrambóticas bailando sobre la multitud, incitando a la euforia colectiva.

El transporte que me lleva tiene ventanas claras y las personas enloquecen queriendo acercarse a mí, asi que descubro que los custodios no son solo para mí.

No sé hacía donde más mirar, observar este desenfreno me asusta.

El transporte va cada vez más lento, algunas personas logran acercarse, me lanza besos, algunos lloran, se pegan a los vidrios del transporte y toman fotos, tratan de tomarme fotos.

Las cámaras de televisión aparecen cuando estamos cerca de llegar.
La mansión del presidente es el
punto de reunión, en realidad uno de sus jardines.

Veo agentes de la paz apostados en la entrada principal, dando paso a los vehículos oficiales, y la gente que espera dentro, esa que logró ser invitada a este "inolvidable evento" grita y aplaude eufórica cuando aparece mi transporte.

Abren la puerta y sale mi familia.

Haymitch aparece en mi puerta, abriéndola y extendiendo su mano para ayudarme a salir.
Tiemblo.

La tomo con fuerza y salgo.

—Preciosa— es todo lo que me dice con una sonrisa enorme, me ofrece su brazo y lo tomo sin tardanza.

Me detengo cuando él lo hace y me obliga a girar, las cámaras de inmediato se activan con flashes cegadores.

—Saluda— me ordena Haymitch entre dientes, muy bajo.
Y eso hago, saludo.

—Sonríe— vuelve a lanzar una orden.
Y eso hago, sonrío.

Me indica que debemos continuar y lo sigo, camino a su lado, si lo suelto caeré. Con la mirada busco a Peeta, no lo encuentro.

Me acerco poco a poco a una enorme carpa blanca, escucho el murmullo de la gente disminuir a mis espaldas, y entre más nos acercamos a nuestro destino que supongo es la imponente blancura de adelante, un murmullo distinto se escucha.

No hay gente afuera, unas gruesas cortinas blancas han sido colocadas dividiendo la visibilidad al interior, la música se escucha amortiguada, esa canción la recuerdo, una antigua marcha nupcial. Mi piel se eriza y veo como poco a poco las cortinas se separan.

Una alfombra dorada aparece delante mío. El olor a rosas es asqueroso, y suficiente como para hacerme sentir mareada y nerviosa.

Suspiros, gritos contenidos, lágrimas, emoción, en las caras extrañas y llenas de cirugías de la gente del Capitolio.

La marcha cambia, sé que esta esta dedicada solo a la novia. Yo.

La gente ha empezado a llorar, y busco con desesperación a alguien conocido.

Logro ver a mi madre, solo veo seriedad en ella, dirijo los ojos a la pequeña y dulce figura de blanco y en sus ojos veo fuerza; y  por fin encuentro a quien he buscado desde que llegue, el único que me acompañara en estos ultrajes, el único que sabe lo que esto significa. Veo los ojos dolidos pero deslumbrantes del que está a punto de ser mi esposo.

Sonríe Katniss, sonríe...aprieto a Haymitch quien camina a mi lado en el pequeño pasillo lleno de cámaras y flashes, el pasillo que me lleva a cerrar el pacto que hemos prometido a Snow.

Me niego a pensar en las caras y murmullos de los ahí presentes.

Llego a su lado, Haymitch me da un beso en la mejilla, extiende
mi mano a Peeta —Cuídala— es todo lo que le dice. Por un momento veo el dolor que a él también le causa este teatro.

Peeta me sonríe, dándome ánimos, recordándome que esto no significará nada, y justo con ese pensamiento llego a colocarme frente a la persona que nos casará.

Esto no significa nada.

Esto no significa nada.

Esto no signifi...

Esto no...

Cuando la pregunta es dicha, veo a Peeta, a sus ojos sinceros, y contesto:
–Acepto.

El turno de Peeta llega y la respuesta de él es clara.
—Acepto.

Me repito de nuevo: esto no significa nada.

–Los declaro oficialmente, Marido y Mujer.

El estruendo es inmediato, y en mis ojos aparecen lágrimas, mismas que son detenidas por los labios de mi ahora esposo.

—Esto no significa nada— dice mientras besa el rastro que resbala de mis ojos, y deposita un beso salado en mis labios.

—Lo sé— respondo. Ese es el verdadero motivo de mi llanto.

Aquí huele a amor aunque se haga la loca XD

Un beso
Lyla

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