Los 74ºJuegos del Hambre (Pee...

By iMrEverdeen

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Peeta Mellark un joven de 16 años del distrito 12 es seleccionado como tributo en los 74th Juegos del Hambre... More

PARTE I: Los Tributos: 1
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PARTE II: La Ciudad
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Parte III: El Ganador
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20 (Capitulo Final)

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By iMrEverdeen

Miró desesperadamente hacia mi alrededor, pero no consigo más que la espesa densidad del humo proveniente de todos los extremos. He perdido el control de mi mismo y ahora me encuentro gritando al vacío el nombre de Gale pidiéndole ayuda, mi voz empieza a quebrarse por todo el mal aire que ahora, es lo único que puedo respirar. Intento buscar las paredes de vidrio del edificio, las cuales he visto antes y a las cuales mis compañeros han intentado derribar con sus armas pero el humo hace mi trabajo imposible. Los golpes se han tenido un segundo después de que toda la planta baja se llenara de humo blanco que me cubre.

No puedo escuchar más allá de las paredes cerradas, solo puedo escuchar mi corazón el cual va a un millón de latidos por hora. Pienso que quedare aquí atrapado hasta que muera. Todas las personas en Panem podrán ver el sufrimiento que se puede reflejar en mis párpados, en mi rostro y mi expresión. Tomo mi arma con fuerza por la culata y el gatillo y comienzo a dar golpes al aire en busca de algo que pueda guiarme ya que no puedo ver mas allá de esta maldita niebla. Quizá han decidido que yo deba morir, puedo escuchar en mi cabeza las fuertes risas de todos los contribuyentes a los juegos, ellos son los culpables de mi muerte.

¡No me iré de aquí sin una pelea Snow! Pienso.

Los golpes no dan en ningún punto, pero sigo insistiendo. Pongo tres pasos en cualquier dirección para dar contra algo que aquí pueda ayudarme, intento recordar cómo era el edificio antes de entrar. Pero he pasado con tanta rapidez que no puedo recordar mucho del sitio. Lo único que viene a mi mente es que el lugar estaba hecho casi polvo. Recuerdo los escombros de las sillas, los muebles e inclusive pude ver un ascensor al final del pasillo tras una especie de recepción a la mitad de la planta baja.

Presiono un nuevo golpe que da contra algo que no parece ser de piedra. Dejó de golpear con el arma y pongo mis manos sobre lo que he golpeado. Es una especie de baldosa en pequeños tamaños cuadrados, recuerdo que he visto estas cosas en el Capitolio y se me viene a la mente Effie Trinket conversando con Octavia acerca de que el próximo año. En los septuagésimo quintos Juegos del Hambre (El Quarter Quell) las ruinas estaban de moda así que esta ansiosa por ver las baldosa color blanco hechas por el Capitolio que estaban a punto de destrozar.

Cierro mis ojos con fuerza cuando empiezan a arder, quizá debe ser por la emoción ya que estoy a la mitad de la planta baja, estoy más cerca del ascensor que hace un minuto así que lo que tengo que hacer ahora es correr en línea recta hasta el final del pasillo para encontrarme con el ascensor que había visto antes. Pero en vez de correr con los ojos cerrados lo que hago es caminar con la mayor precaución posible aunque mis pies se mueren por correr y salir del humo que ahora si que empieza a marearme demasiado.

Mis pies se pegan al suelo como si estuviesen hechos de pega. Intento no caerme o hacer algún ruido más, me mantengo lo más callado posible ya que se que algo malo está por ocurrir. ¿Encerrarme en un edificio lleno de humo para matarme poco a poco? Eso daría lastima para todas las personas que ahora me ven, esto es una especie de distracción para que lo viene, así es como trabaja el vigilante en jefe de este año así que empiezo a prepararme para ver lo que nunca pensé que podía ver, hacer lo que jamás pensé que podría hacer, estoy dispuesto a sobrevivir. No por mi, sino por Gale. En cada paso que doy con mis ojos cerrados lo que veo es el rostro de compañero de distrito, su madre, sus hermanos, por supuesto veo a Katniss Everdeen y recuerdo la promesa que he hecho: Hacer que Gale gane los juegos.

Un pequeño golpe en la culata de mi arma hace que me detenga rápidamente, abro los ojos para encontrarme con el pasillo, pero esta vez no hay ningún humo que me haga perder el control de mi visión. Lo que puedo ver es la puerta del ascensor que está a mi lado, sin embargo está abierta y algo me sorprende. Dentro del ascensor están encendidas las luces. Pestañeo un par de veces para saber que estoy viendo bien, una de las características de esta ciudad abandonada era la falta de electricidad pero imagino que este edificio tendrá su propia planta de energía como son los edificios en el distrito cinco.

Hago una nota mental de esta información por si es de mi necesidad en un futuro no muy lejano.

Estoy tentado a subir al ascensor ya que he vuelto a la entrada y no he encontrado a nadie fuera del edificio. Todos parecen haberse ido, pero recuerdo que Gale estaba con el grupo así que él debe estar buscando una manera de sacarme de aquí, lo recuerdo por la seguridad que expresa su mirada al verme. Gale me desea tanto como yo a él, así que me haya abandonado no es una opción. Así que cuando estoy frente al ascensor de nuevo pegó un pequeño salto para entrar en el y comprobar que no se caería.

—Vamos hombre, que no te pasara nada. Ellos te necesitan para su entretenimiento. Siquiera Snow puede deshacerse de ti. Eres esencial —dice una murmullo en mi espalda.

Doy un salto de nuevo, volteando a mi espalda para ver quien esta detrás de mi y me ha pegado el susto del siglo. Pero todo está vacío, soy la única persona que parece estar dentro del edificio así que declaro que me estoy imaginando muchas cosas, o quizás ese humo me ha afectado más de lo que esperaba.

Presiono el botón para ascender y de un golpe las puertas se cierran y el ascensor se pone en movimiento con un pequeño movimiento que me marea un poco. Doy dos golpecitos a mi cabeza con el arma recordándome que todo esta en mi mente ya que no tengo ni un pequeño rasguño en todo mi cuerpo, estos juegos empiezan a atacarme de una manera que no corresponde.

Escucho la pequeña campanilla sobre el ascensor y las puertas se abren lentamente ante mis ojos. Lo que veo dentro es una especie de oficinas que se despliegan por todo un piso completo. Pero todo está como si nada hubiese pasado. Doy un paso hacia delante con algo de miedo ya que la tranquilidad de este piso me consume con toda serenidad. No encuentro una razón lógica por la cual toda una ciudad a pies de este edificio está completamente destruida y sin embargo todas estas oficinas, computadoras, sillas, mesas, recepción e inclusive una pequeña cocina sin nada de comida están intactas. Lo primero que pienso es en que lo que haya pasado, empezó en este edificio y termino con todo lo que había fuera.

Me acerco a una serie de ventanas de más de tres metros de altura y quizá unos dos metros de ancho que cubren toda la parte frontal del piso. Estas ventanas dan hacia las calles e inclusive puedo ver los dos edificios a los costados. Intento ver a alguien, intento buscar a Gale o alguien del grupo pero ninguno de ellos parecen estar alrededor del edificio. Una parte de mi, la parte desconfiada de mi mente empieza a maquinar la idea de que quizá se han ido sin mi. O que quizá, en el momento en el cual las puertas se cerraron y empezaron las explosiones dentro del edificio que me han encerrado en la prisión de humo, algo mas ha pasado fuera. Algo que no he notado.

Tengo que salir de aquí. — Me repito, una y otra vez.

Intento pensar en una manera de salir de aquí, pero ninguna se me ocurre. Bajo la cara para no ver el reflejo de un hombre perdedor como yo hacía contraste con el cristal y el reflejo del sol que empieza a llegar al medio día. Recuerdo las palabras de mi madre, de que quizá el distrito doce tenga un ganador este año. Ella no se refería a mi, obviamente. Pero lo que ella no sabe, es que seré yo quien lleve a ese ganador hacia la corona.

—Vamos Peeta. Sabes que eso no va a pasar. —Dice una voz, pero esta vez está más presente que hace un segundo.

Hago caso omiso a la voz, cerrando los ojos con fuerza y sujetando el arma con más fuerza. La voz hace un suspiro y luego comienzan las risitas. Presiono los dientes con fuerza. La risita se vuelve más tediosa.

—Sabes que no puedes salvar a Gale... —insiste la voz. —Por qué no puedes salvarte a ti mismo.

Subo la mirada y abro los ojos. Veo un segundo reflejo en la ventana, alguien que no pensé que estaría aquí, de allí proviene la voz que ha estado atormentándome todo este rato. Y voz que me puede atormentar durante mucho tiempo.

Puedo ver su cabello negro amarrado en una pequeña trenza caer por su hombro, puedo verla con la ropa que tenía puesta la mañana de la cosecha: Katniss Everdeen. Ella me está mirando aun riéndose de mi. Mi pecho se hiela por un segundo hasta soltar un poco de aire por la boca que me ha recuperar la respiración. Volteo hacia Katniss, la cual me sigue sonriendo.

—¿Que haces aquí? —pregunto.

—Vine por Gale. —responde.

—Pues no se donde esta, se ha perdido. Lo he perdido.

Ella se arquea de hombros, burlándose de mí.

—¿Ves que no puedes cuidar de él? —pregunta, levantando una ceja. —Tu nunca podrás cuidar de él

Las palabras de Katniss me lastiman como si me hubiesen dado un puñetazo en el estomago que me hace perder al aire y no puedo recobrarlo. Ella, tiene razón. Yo no podré cuidar a un hombre como Gale, yo no podré cuidar de nadie como ellos se cuidan el uno al otro, en el bosque, en el quemador. Katniss y Gale están destinados a vivir juntos para siempre. Katniss podrá darle la vida que mi compañero de distrito en Los Juegos se merece, podrá darle estabilidad emocional y sobretodo podrán tener hijos..Cosa que jamás podremos tener juntos.

Hago una pequeña pausa y presiono mis ojos para no dejar las lágrimas. Entendiendo que no soy yo el que está pensando con claridad, son los celos que me hacen pensar de esta manera. Son los celos que tengo de Katniss lo que me hacen pensar así. Le echo un vistazo de nuevo a Katniss que ahora está más cerca de mi, ella me vuelve a sonreír.

—Tu solo eres un problema —me dice.

Pienso en responder pero ella se han venido corriendo sobre mi y me ha golpeado la cara dos veces. Lanzándome al suelo para golpearme con sus pies dos veces más. No, Katniss no es una alucinación. Sus golpes son tan reales que empiezo a sangrar por la nariz y el dolor en mi espalda me recuerda que quizá con sus botas negras me ha roto algo más que un hueso. Intenté incorporarme para poder verle la cara, pero al ponerme de espalda al suelo ella se sube sobre mi y pone sus manos en mi cuello. Katniss empieza a ahorcarme con fuerza y yo empiezo a perder el aire con cada segundo que pasa.

En mi mente todo es diferente. No deseo golpearla ya que es una mujer y ella tiene una conexión especial con Gale. Si le hago daño, él jamás me lo perdonará. Así que con la fuerza con la cual cargo pesados sacos de harina en la panadería de mi padre. Presionó los brazos de Katniss hasta hacer que la presión en mi cuello desaparezca poco a poco. Cuando tengo sus antebrazos en mis manos pongo mi pie en su cuello como puedo y la llevó hacia atrás. Ella suelta un chillido suave de dolor ya que mi pie en su cuello no le es placentero. Esto me da un segundo de ventaja así que me levanto y pongo mis manos en alto, intentando cubrirme de sus posibles puños. Katniss se incorpora al igual que yo pero con mayor agilidad. Intenta golpearme tres veces, pero con mi guardia alta puedo atrapar los primeros dos golpes, sin embargo el tercer puñetazo me ha dado en la mandíbula y siento un poco de sangre correr por mi cuello con rapidez. Ella gruñe y continua lanzándome golpes que evado con facilidad e inclusive puede darme algunos golpes en los brazos mientras me cubro. Me lanza una patada hacia una mano que no puedo desviar, lanza otra patada que me pega en el estomago y me hace pegar del vidrio a mis espaldas.

Aprovecho el momento donde estoy aturdido y donde ella esta lejos de mi para arrastrarme por el piso y empezar a correr lo que puedo hacia el ascensor, aunque un increíble dolor en el hombro me ciega, me hace ver puntos blancos en mi visión y finalmente caigo al suelo.

El extremo de la flecha sobresale de mi hombro y puedo ver de reojo que es de metal, se ha incrustado lo mas que ha podido porque la puntería de Katniss parece ser perfecta. Intento no moverme para no tratar de hacerme mas daño o inclusive no desmayarme y dejarme a la merced de mi victimaria.

Los pasos de Katniss se acercan y puedo escucharlos como retumban en mi cabeza, mi corazón vuelve a correr a millón por hora hasta que esta junto a mi lado. No me ha matado, ha tenido la oportunidad y ahora me encuentro ensangrentado con una flecha en mi espalda. Cuando puedo ver sus botas pegadas al suelo junto a mi lado, intento levantar la mira para poderle ver la cara pero ella se agacha y roza mi cabello con sus fríos dedos.

—Oh querido Peeta...

Suelta un suspiro, se pone nuevamente de pie pero esta vez presiona la flecha dentro de mi espalda. La punta de la flecha hace inclusive más daño de lo que hizo al entrar ya que mi visión se nubla y puntos blancos empiezan a marcar las baldosas blancas donde ahora estoy tirado. Suelto un gran grito de dolor que desgarra mi garganta hasta sólo sentir dolor, pero no puedo evitarlo. Gruñó apretando mis dientes con fuerza para guardar algo de brío para que tenga que hacer antes de que pueda matarme. Katniss suelta una carcajada hasta que siento que saca la flecha de mi hombro.

—Estas muerto...

Pone sus manos sobre mis hombros y me obliga a levantarme. Me mira fijamente a los ojos y mientras veo sus ojos grises de la Veta y sus blancos dientes me sonrien en modo de victoria puedo escuchar la voz de Gale diciéndome: "Tu puedes ganar"

Presiono un golpe directo a la frente de Katniss con mi propia cabeza, el golpe me ensordece por un segundo hasta que logró ver vagamente que está tirada en el suelo revolviéndose entre en dolor y la inconsciencia. Suelta un gruñido que me hace retroceder y dar con mis pies con el arma que se me había caído hace un largo rato. Me agacho a levantarla, cuando la tengo en mis manos pongo en la mira la cara de Katniss que aún se restriega en el suelo mientras le sangra la nariz. Ella continúa callada hasta ponerse de pie junto a mí, luciendo desafiante. Vuelvo a retroceder hasta dar con vidrio del edificio.

—Basta..—le grito. —No quiero hacerte daño.

Se ríe.

—No harías daño ni una mosca —se burla.

Presiono el gatillo dos veces.

Katniss cae con dos balas en la cabeza y ha perdido la sonrisa que me enloquecía. Me recuesto de la pared de vidrio para descansar un segundo no afincando mi hombro izquierdo donde ha dado la flecha. Volteo a mi alrededor buscando algo donde pueda tratar la herida pero lo que puedo ver son mutos corriendo hacia mi dirección. Levantó el arma nuevamente y presiono dos disparos haciendo que dos mutos caigan muertos sobre una silla y una mesa. Pego a otro más a dormir indefinidamente mientras trababa de huir, un grito que me cruza la garganta hace a otros dos mas salir.

—¡Vamos! ¡No les tengo miedo! —les grito.

Uno de los dos mutos restantes me miran fijamente, me siento un poco asqueado al ver de más cerca su figura. Son tan negros como la noche, pero su piel parecen escamas de un pez muerto del distrito cuatro. Los dos mutos me sorprenden cuando elevan sus manos al aire en son de paz, hago una mueca de duda. Pero disparo a la cabeza de uno de ellos mientras un tercero sale de la nada en mi flanco haciéndome caer al suelo y pegandome la cabeza con fuerza.

Allí todo cambia, en un minuto todo lo que ha pasado a mi alrededor toma su verdadera forma. Son los brazos de Gale los que me abrazan con fuerza mientras miro sus perfectos ojos grises desconcertados de la Veta. Me ayuda a ponerme de pie mientras analizó mi alrededor.

No he peleado con Katniss Everdeen, no la he matado. He matado a un muto que sangra con los dos tiros en la cabeza. Puedo respirar por eso.

Sin embargo puedo ver cómo los cuerpos de los mutos que he matado se convierten en los cuerpos sin vida de cinco de mis compañeros.

Yo he matado a mis compañeros. Me he convertido en la pieza de sus juegos.

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