Siempre fuiste mía- ItaSaku

By lolit4a

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Había que estar ciego para no advertirla mientras caminaba sumergida en sus pensamientos recorriendo la aldea... More

I
II
III
Uchiha Itachi
Haruno Sakura
Hatake Kakashi
VII
IX
Arrebol
Limerencia
Días
XIII
XIV
Primavera
Frío

El comienzo de la perdición

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By lolit4a

La lluvia recorre su cuerpo y yo pierdo los sentidos. 

Cuatro días, cuatro días exactos era el tiempo por el cual Itachi se ha estado ausentando, bien lo sabía la menor de ojos jade, el brillo en ellos permanecía con la esperanza de ver a la silueta que tan bien había memorizado, seguido de la caminata hacia el rincón en donde ella yacía, con su aire de superioridad y egoísmo, aquel que hipnotizaba la mente de la pelirosa.

Por otro lado agradecía el hecho de que no la viera en tal estado: más delgada y pálida, su tono no era el juvenil blanco radiante con el gracioso rubor en las mejillas, de vez en cuando, con intentos vanos trataba de arreglar su cabello con los dedos, el cual ya había crecido al menos 3 centímetros.

El no tener al azabache con sus repentinas y bruscas apariciones era peor que tenerlo y ver su mirada fría que podía acelerar el corazón de la menor hasta el punto de pensar que él podía escucharlo.

Las raciones de comida seguían llegando, no sabía quién las dejaba ni se había atrevido a mirar por los abarrotes que la separaban de su libertad. Itachi no volvió a encadenarla a la pared de piedra, él sabía lo que la ojijade haría y lo que no, y claramente, no intentaría escapar.

En su cabeza se habían recreado los recuerdos que tenía con sus compañeros, hasta los más recónditos salieron a la luz, el aburrimiento y la soledad le sacaban en cara lo tonta que fue por no disfrutar cada momento con sus amigos.

-

El azabache mantenía una distancia segura para que la ojijade no pudiera advertir su chakra desde la guarida, pensó un momento sobre si entrar o quedarse para volver a escuchar la voz de la menor. Una leve sonrisa se manifestó en el rostro lo ojinegro ante la brillante idea que se le acababa de ocurrir. Podía ser un grave error, pero su vida ya estaba llena de ellos, uno más no haría una gran diferencia.

La pelirosa sintió un escalofrío llegar, su rostro se iluminó y por inercia se puso de pie, sentía la presencia del Uchiha mayor cada vez más cerca hasta que pudo divisar su varonil perfil, su mirada estaba fija en él, sin darse cuenta de ello reaccionó ante una gélida mirada por parte del azabache hacia su persona, casi pudo sentir el desprecio. A pocos metros de la kunoichi el ojinegro le hizo una seña con las manos para que lo siguiera, esta dudó unos segundos hasta que la voz del mayor interrumpió su pensamientos.

-Ahora.-Era una orden, y si no era cumplida habría consecuencias.

La ojijade caminó rápido para poder igualarle el paso, recorrieron el pasillo hasta llegar a la ventana en el techo, con otra de las miradas que todo lo decían por parte del Uchiha, Sakura entendió el mensaje y saltó para poder afirmarse al piso de la superficie, sintió el viento recorrer su piel. Amada libertad.

El día estaba acabando, el cielo gris anunciaba que en cualquier momento comenzaría a llover, esos días solían ser los que Sakura odiaba, tan fúnebres y deprimentes, sin vida.

-No pensé que estarías con vida, para serte sincero.-La frialdad y calma con la que pronunciaba el hecho de que la creía muerta dieron una puntada en el estómago de la pelirosa.-

-El otro día... ¿Quién te hirió?- Las palabras salieron solas por la boca de la menor, escuchó al azabache suspirar.- Lo siento, olvida que pregunté eso.

-Inteligente elección.- Las palabras con altanería del ojinegro ya comenzaban a cabrear a la ojijade, en esos momentos ya no sentía miedo hacia él, quería de una vez por todas gritarle y golpearlo con todas sus fuerzas. Se sentía estúpida por haber extrañado su presencia.

-Creo que eres un idiota arrogante, que cree que lo puede tener todo con sólo pensarlo.-Esta vez, la persona con la mirada asesina era la kunoichi.-

-¿Y acaso no es así?- Se volteó a verla con una sonrisa burlesca

-Claro que no.- La pelirosa se cruzó de brazos, ese gesto solía intimidar a Naruto o a Lee, pero por parte del mayor de los Uchiha no hubo respuesta alguna.- También creo que alguien debería romper tu corazón.

-¿Corazón?, eso funciona con las personas débiles, las personas como tú.-

-Piensas eso porque estás todo el tiempo menospreciando a la gente, tratándolas a tu gusto. No sabes sentir.-

-No podrías soportar lo que siento, otra vez, porque eres débil.- Su roca voz se mezclaban con el ruido del cielo que anunciaba a las gotas caer.

-Hazme experimentarlo.- El cuerpo de la menor estaba empapado, sintió el calor del azabache que peligrosamente se acercaba a ella una vez terminó de pronunciar aquellas palabras, que serían las culpables de comenzar el fin.

La respiración de la ojijade era inconstante, humedecía sus labios e intentaba mantener la mirada fija en el Uchiha.

-¿De verdad quieres saberlo?- La adentró en el bosque y en un ágil movimiento la pelirosa se encontraba acorralada entre el cuerpo del mayor y un árbol. El rostro de Itachi se encontraba con finas gotas, cayendo lentamente por su cuello hasta desaparecer. Con una mano tomó con firmeza las muñecas de su prisionera, dejándolas por sobre su cabeza. Su mano libre se posó con suavidad en la cintura de la ojijade, haciéndole sentir un escalofrió. Sakura bajó la mirada pero el azabache tomó su rostro haciendo que lo mirase y se adentrara en sus profundos ojos oscuros, llenos de lujuria que eran el reflejo de la mirada inocente y aturdida de la menor. Retomó su recorrido hasta llegar al costado de sus pechos, siguió hasta el centro de ellos, subió lentamente por el cuello finalizando en sus labios.

Se acercó para tener una mejor vista de ellos y para darse un deleite ante el nerviosismo de la ojijade, la inocencia de la menor lo volvía loco. Eso no era lo que había planeado, por primera vez estaba actuando al azar y dejándose llevar por sus deseos, pero ya no podía parar, no había vuelta atrás.

Soltó los brazos de la pelirosa, teniendo fe en que ella lo detendría y lo haría reaccionar, pero ese momento nunca llegó, ésta solo lo miraba atenta al siguiente movimiento, intentaba permanecer de pie y concentrarse en algo más que no fueran los labios del azabache.

El Uchiha tomó los muslos de la kunoichi haciendo que rodeara su cadera, aprovechó ese momento para juntar sus bocas en un profundo beso, lleno de ira y deseo. Al separarse un hilo de saliva los seguía uniendo, Sakura sentía el miembro del mayor clavarse por sobre su ropa. Dejó escapar un gemido que la hizo aferrarse al cuello de Itachi, el cual comenzaba a besar el cuello de la pelirosa, complacido por tener la libertad de escuchar los gemidos que causaba en la ojijade.

La bajó, causando una mirada interrogante por parte de la menor, él le respondió con un beso distrayéndola de lo que haría a continuación. Llevó su mano por debajo de los pantalones de Sakura sintiendo el húmedo rincón de ella, comenzó por introducir un dedo, un gemido ahogado por los besos del azabache callaron la sorpresa de la chica.

-Eres demasiado estrecha.- Introdujo otro dedo, la pelirosa clavaba sus uñas en la espalda de ojinegro, intentando aferrarse a algo. Itachi sacó su mano para retirar su polera y la ropa de la kunoichi que esos momentos eran una verdadera molestia. La volvió a enredar en su cadera y ella rápidamente bajó los pantalones a su captor, dejando a la vista el erecto miembro del pelinegro, abrió sus ojos en señal de miedo. "Eso estará en mi", mordió su labio inferior ante sus pensamientos, el mayor lo notó e intento apaciguarla con un beso. Llevó una mano hacia un seno de la ojijade, apretando y jugando con sus rosados y duros botones, la joven comenzó a pasar la mano por su formado abdomen, besando su clavícula y hombros.

Ninguno de los dos pudo contenerlo más, sus miradas hablaron e Itachi tomó su palpitante y duro miembro hacia la entrada de la kunoichi, de una sola estocada se sumergió en aquel húmedo y apretado túnel. Estaba mal. horriblemente mal, Itachi sabía que estaba destinado a permanecer en el infierno, pero antes de llegar ahí sentiría el paraiso con ella. La menor clavaba más sus uñas en el, dejándole un camino de ardor. No esperó la señal de la ojijade para que continuara, un grito de dolor salió de los labios de la pelirosa al sentir la entrada y salida del mayor, se vio atrapada por la hábil lengua del azabache. Sabía que era la primera vez de la kunoichi y aquel conocimiento sólo lo motivaba a estar aún mas adentro de ella, sentir su puro cuerpo y grabarle que el es el primero, follarla con fuerza y sin piedad.

-Cállate Sakura, no querrás que alguien nos escuche.-

Itachi siguió aumentando la velocidad, los pechos de la menor se movían al compás de las fuertes y firmes estocadas que le daba el mayor, su rostro estaba hundido entre el cuello de la pelirosa la cual gemía su nombre, excitándolo aún más.

-Ita...Itachi...sigue.- Aunque el ojinegro no pensaba en parar aunque se lo rogara, hizo caso sus súplicas y la siguió follando entre el bosque y la lluvia, eran inmunes al frío de su alrededor, estaban tan calientes que una fina capa de sudor los recorría.

El azabache sentía que llegaba al fin y aceleró la penetración.

-Itachi...ya me voy.-Le decía con dificultad mientras sus gemidos se hacían más constantes, sintió una explosión dentro de su ser, había llegado a su primer orgasmo, puso la cara del ojinegro entre sus pechos ,enredando sus dedos por el pelo de éste, sintiendo su tibio aliento entre ellos, entregándose por completo a su secuestrador.

El ronco gemido del ojinegro dio paso al tibio líquido que sintió la menor, se quedaron en esa posición por unos segundos, disfrutando la cercanía sin pudor alguno de sus cuerpos empapados.

El Uchiha mayor se separó de la ojijade y comenzó a vestirse, en cambio, la pelirosa cayó sobre sus rodillas, sintiendo un líquido bajar por sus piernas, su respiración era agitada.

-Vístete o te enfermarás.- Le dijo el azabache con tranquilidad, pero no la del tipo que sacaba de quicio a la kunoichi, más bien se podía detectar la ternura en sus palabras. Hizo caso y rápidamente tapó su desnudez, para entonces, el ojinegro se encontraba mirándola y esperando para devolverla a su guarida.

-Toma.- Le tendió un su chaqueta que tenía bajo su capa de Akatsuki.

-Gracias, Itachi.- ¿Era mucho pedir que no dejara nunca de pronunciar su nombre?

-Vamos.- Le hizo una seña para que se acercara, comenzaron a caminar en silencio, la lluvia había cesado y unos tenues rayos de sol del atardecer comenzaron a salir.

-¿Nos podemos quedar a ver el atardecer? Por favor...-Sakura le dirigió una cara inocente a su acompañante, como si nada hubiera pasado, como si hace 3 minutos atrás no la tenía tocando el cielo y sus manos no recorrían cada parte de su cuerpo. Éste respondió con su suspiro y deteniéndose en seco.-

Las nubes despejaron el cielo dejándolo con el naranja que tanto amaba la kunoichi. Ambos terminaron por secarse ante la espera del crepúsculo. La menor intentaba convencerse de lo que acababa de ocurrir, Itachi fue el primero en ella. "¿Qué sucederá luego?" pensaba la pelirosa, sin tener idea de que el azabache tenía bastante claro lo que les seguía.

Los finos hilos de luz tocaban con delicadeza los rasgos del Uchiha, siendo admirado cautelosamente por la que desde ese momento le pertenecía en cuerpo y alma


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