─¿¡Tsunade-sama!?─Pregunté exaltado, relajándome.
Tsunade estaba sentadade la forma tradicional japonesa, frente a la mesa posada en medio del pequeño salón.
___ se movió de atrás mio, poniéndose a mi costado con los brazos en jarra.
─¿Qué haces en mi casa sin mi permiso, vieja?─Preguntó neutra.
La Hokage puso una mueca de molestia y gruñó por lo bajo mientras apretaba el puño.
─Tanto tu como Naruto sois unos descarados.─Dijo enfadada.
─Permite me que te rectifique.─Sonrió ella con sorna.─Tanto yo como Naruto somos alumnos de Jiraiya.
Tsunade bufó, mientras yo estaba ahí parado, indiferente. La Hokage fue a responder con un grito, pero antes de que abriera la boca hablé yo.
─¿Qué quería, Hokage-sama?
Su nuez subió y bajo, indicando que había tragado saliva. Nos miró unos instantes y luego su vista se posó en el frente.
─Sentaos.─Ofreció.
─Lo dices como si estuvieras en tu casa.─Se quejó ___.
Tsunade decidió ignorarla. La castaña agarró mi brazo y ambos caminamos hasta el interior de la casa.
Nosotros nos sentamos justo enfrente de ella, al otro lado de la mesa.
─¿Y bien?─Pregunté.
Puso sus manos sobre la mesa y golpeo con su dedo índice varias veces, creo que tratando de encontrar las palabras adecuadas.
─Hemos examinado las pruebas que te hicimos cuando volviste de la misión, ___.─Habló con calma. Ella se limitó a elevar las cejas, incitándola a continuar.─Recuperaras la vista.
Yo abrí los ojos con sorpresa.
─¿De verdad?─Preguntó ___ sin poder esconder una sonrisa.─¿Y por qué ese tono tan serio? Y, lo más importante, ¿¡cuando!?
Tsunade miró al suelo y jugueteó con un mechón de su flequillo, para colocarlo tras su oreja. Nos, bueno, me estaba indicando a mi, ya que ___ no veía, que estaba nerviosa.
Inspiró y exhaló lentamente y aclaró su garganta, mientras se removía incomoda.
─No sé muy bien por donde empezar.─Suspiró.─Tus nervios ópticos están prácticamente destrozados, al borde.
─¿Pero por qué?─Preguntó después de un silencio, dejando la pregunta en el aire.
─Chakra.─Respondió ella.─No sabemos que tipo de chakra. Tal vez el del Kyubi..─Antes de terminar de hablar, fue interrumpida.
─No.─Dijo secamente.─Imposible, llevo años manejándolo y no me ha pasado nada.─Explicó.
Tsunade se quedó pensando unos instantes.
─¿Tienes alguna idea?─Preguntó y ___ se limitó a negar con la cabeza.
─Pero si sabemos que voy a recuperar la vista, ¿cual es el problema?─Se inclinó hacia delante, apoyando sus codos en la mesa.
─No tenemos idea de las causas. Y...─Inspiró.─No solo tienes los nervios oculares, también algunas zonas del cerebro débilmente dañadas.
—Lo que le faltaba.—Susurre yo y al instante, por la mirada que me echó la Hokage, me di cuenta de que no era el momento para hacer un comentario así.
─Ignore lo y continúe.─Exigió ___ y me sorprendí al ver que hablaba de usted a Tsunade-sama.
Realmente estaba seria.
─Esas zonas dañadas ya se han regenerado, pero tus ojos tardaran por lo menos unos meses más.─ Fue explicando.─Con esto quiero llegar a que, si esto vuelve a pasar, viendo la zona que ha sido más afectada del cerebro, podrías llegar a perder a la memoria, quedarte ciega para siempre o... no sabemos hasta donde podría llegar.─Tosió con incomodez.
─Entonces el problema no es ese.─Decía yo mientras trataba de ordenar las ideas en mi cabeza.─El problema es no saber las causas para poder evitarlas.─Narré como si fuera lo más obvio en este mundo para mi mismo.
De reojo observé a ___, que seguía con su cara neutral. Miré sus manos, para ver si jugueteaba con sus manos, si realmente estaba nerviosa, pero no era así. Podría decir que no se le aceleró el pulso en ningún momento.
Miré de nuevo al frente, encontrándome a la Hokage con la mirada fija en ella. Esperando seguramente alguna reacción que no llegó. Entonces me miró a mi, que me encogí de hombros sin saber muy bien que hacer.
─¿Eres consciente de lo que pasa, ___?─Preguntó Tsunade-sama.
Ella ladeo la cabeza. No se esperaba esa pregunta, y tampoco le gustaba. Siempre hacía ese gesto en estas ocasiones.
Después frunció el ceño, lo que significaba que estaba pensando una respuesta. Pero no una cualquiera. Sino su respuesta.
Y, por ultimo, puso sus manos sobre las mesa, dando un pequeño golpe.
─¿Moriré?─Preguntó.
Mis ojos se abrieron tanto debido a la sorpresa que Tsunade me miró alarmada unos instantes antes de contestar.
─No lo sé.─Respondió suspirando.
Sentí como un balde de agua fría cayéndome encima. Todo me daba vueltas.
─No me importa.─Contestó.─Tsunade-sama, puede retirarse.
Los ojos de la Hokage se agrandaron sobremanera.
─Pero...─Intentó continuar.
─Si no piensa darme más información sobre mi situación, por favor, váyase. Tengo cosas que hacer.─Pidió con respeto pero secamente.
Elevó las cejas y se levantó, mientras observaba los ojos negros de ___.
Con lentitud, fue encaminándose hacia la puerta, donde yo la acompañe mientras la castaña permanecía sentada en el mismo lugar de antes mirando al infinito.
─Ten cuidado, Neji, por favor.─Susurró antes de cerrar la puerta.
Yo me giré hacia la sala, de nuevo.
─No sé si sabes que he desarrollado más los otros sentidos gracias a la ceguera.─Habló.─La próxima vez que la vea le diré que nadie debe cuidarme.─Se tumbó en el suelo.
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Caminé hasta la pequeña cocina ignorando las palabras que acababa de escuchar. Apoyé mis manos en la encimera y eché mi cuello hacia atrás.
Respiré hondo un par de veces.
─Tu destino no es morir por algo de chakra extraño.─Dije lo suficientemente alto como para que ella me escuchara.
─¿Tú no habías dejado lo del destino después de la paliza que te dio Naruto?─Respondió.
Oí como se levantaba y como arrastraba sus manos por la pared, buscando una guía. Después una de sus manos se quedo en el aire al llegar a la puerta y ella se asomó, sin emociones en la cara.
─Aun así, no puedes morir por algo así.─Susurré, sabiendo que ella lo había escuchado perfectamente.
Puse el cuello recto, mirando a la pared, con ___ en el marco de la puerta con la mirada perdida en alguna parte de la habitación. ¿Se pensaría que yo estoy ahí?
─No moriré.─Contestó y yo me giré para mirarla.
Ahora sus ojos estaban posados en el suelo.
─¿Y tú cómo lo sabes?─Pregunté algo molesto. No contestó.─Puede que.. puede que a ti no te importe morir, por que ya te sientes así─Por alguna razón se quebró al final, así que tosí para aclararla.─Pero yo no lo soportaría.
Hubo un silencio que pareció durar años, hasta que ella caminó con torpeza, apoyándose en muebles y acercándose más a mi.
─Lo hemos pasado muy mal estos tres años, eh.─Una sonrisa débil que desapareció casi al instante se asomó por sus labios rosados.
Yo solté una pequeña y suave carcajada, y di una zancada hasta donde ella estaba.
─Tres años... ha sido mucho.─Suspiré.─De solo imaginar toda una vida sin ti, sin tus gritos, exageraciones, tu risa escandalosa; sin tu aroma, tu fruncir el ceño ante las cosas que no entiendes o cuando estas enfadada, y toda tú.─Cerré los ojos unos instantes.─Sin tu mirada.─Me hablé a mi mismo.
─No podría soportarlo.─Dijimos al unisono.
─Por favor ___─Rogué.
Ella cogió mis manos y con cada una de las suyas. Dio un apretón en ellas y luego sonrió con tristeza.
─Aun estas a tiempo de abordar la misión.─Dijo con calma.─Pero yo no.
Subió una de sus manos a mi mejilla y con el pulgar la acarició.
─Piensa en mi, o en Naruto...─Suplicaba con cada palabra.
Ella se rió y negó con la cabeza.
─Naruto me va a apoyar, por que es...─Hizo una pequeña pausa.─El destino que yo he elegido.
Sentí mis nervios hervir por unos instantes y me separé de ella bruscamente, haciéndola tambalear.
─¡Eres una egoísta!─Escupí las palabras.
─¡Pues lo soy! ¡Lo siento, pero no viviré por ti, ni por nadie! ¡Si voy a vivir que sea por mi propia voluntad!─Gritó ella, dando un paso hacia atrás y elevando sus manos.
Mi respiración era pesada, al igual que la suya. Y yo de nuevo, volví a acercarme a ella.
─No sabes donde te estas metiendo, ¡eres la única que no se da cuenta que esto es mucho más que tú!─Baje el tono de mi voz.
─La muerte me llegará antes o después, ¿no?─Remojó sus labios.─Si puedo elegir que moriré sin darme por abatida, que así sea.─Sus ojos ciegos se posaron en mi.─Soy libre y para mi no hay destino que valga más que el que yo elijo.
Cerré mis labios, formando una linea recta. Puse las manos en mi nuca y suspire con frustración, mientras cerraba los ojos con fuerza.
─Mañana empezaremos a entrenar.─Confirmé.─Prepárate.
GRACIAS POR LEER.
HOY QUERÍA PREGUNTAROS, ¿ CUÁL ES VUESTRO CAPÍTULO FAVORITO DE MI NOVELA? (PRIMERA TEMPORADA TAMBIÉN)