El padre de mi novio.

By Katsul_17

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[ESTA HISTORIA LA ESCRIBÍ HACE 6 AÑOS. NO REPRESENTA MI MANERA ACTUAL DE PENSAR NI MI MANERA DE ESCRIBIR.] K... More

EPDM [Versión 2022]
NOTA IMPORTANTE
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26. - Final.
Epílogo.

17.

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By Katsul_17

*Capítulo con contenido sexual.

Nos bajamos del coche frente a la casa de los Collins. Íbamos con nuestros mejores trajes, pues ahora que no teníamos deudas, pudimos comprarnos algo decente y formal para la ocasión.

Papá, Jake, Evan, Brian y Charlie iban con pantalones vaqueros, zapatos de vestir y unos con camisas de botones, de diferentes colores entre ellos, u otros con camisas elegantes con unas chaquetas de traje.

Por otro lado, yo llevaba un vestido azul cielo por medio muslo que se amarraba a mi cuello y que tenía toda la espalda al descubierto, con mis tacones negros y mi chaqueta igual.

También, a parte de comprar algo para la noche de hoy, pudimos llevar el coche de papá al taller, que era como una furgoneta y por eso podíamos ir todos juntos en el mismo vehículo, para ponerle los dos cristales rotos.

Sinceramente, la vida iba mejorando.

Tocamos el timbre y esperamos a que alguien abriera la puerta. Mis manos estaban sosteniendo mi bolso a la altura de mi cadera y miraba al suelo.

Sabía cómo debía comportarme, pero Ian tenía ese efecto que hacía que me quedara en blanco y en público tenía que controlarme.

Más aún me tenía que controlar delante de ambas familias y con nuestras respectivas parejas presentes.

La puerta la abrió Alice, para mi alivio, quien se asombró de ver a tanto hombre pero se hizo a un lado y nos dejó pasar.

Justo en ese momento, Ian, Néstor y Blake bajaron juntos por las escaleras pero, por muy prohibido que fuera y aunque uno todavía era mi novio, yo solo pude ver al hombre que me llevaba al cielo.

Llevaba una camisa de manga corta a botones blanca que contrastaba con su piel ligeramente bronceada y que combinaba con su bonita sonrisa. Un pantalón vaquero y unos zapatos negros.

Su pelo estaba peinado hacía atrás, con su típico tupé. Se lo había cortado un poco hacía unos días y ya no le llegaba tan abajo de la nuca, sino un poco más arriba, pero aún podía acariciarlo o pasar mis manos por él.

También se había afeitado la barba de dos días que comenzaba a crecerle y que me picaba en la cara cuando me besaba o me abrazaba pero que me encantaba. Posiblemente se la había quitado antes.

Desperté del trance cuando nos saludamos entre todos y nos sentamos en la mesa a cenar. Una deliciosa cena preparada por Alice, como era usual.

En la cena, las miradas cómplices con Ian pasaban desapercibidas en los cambiantes temas de conversación, a pesar de que no eran muy sutiles.

Desde que me había quitado la chaqueta, sabía que quería arrancarme el vestido y hacerme suya encima de la mesa delante de todos, sobretodo delante de Blake, pero se controlaba.

-¿Katie? -Alguien llamó por mi nombre y levanté la mirada para ver a todos mirándome.

-¿Sí? -Temí haber dicho un pensamiento en voz alta.

-Estás muy callada. -Dijo mi padre.

-Oh, no es nada. -Sonreí mirando a todos los presentes, intentando no detenerme mucho en Ian.

-Es raro que estés tan callada sabiendo que estamos hablando de ti. -Dijo Charlie.

-¿De mí? -De reojo, vi a Ian reír a mi lado izquierdo, en el extremo de la mesa.

-Sí, amor, estamos hablando de ti. -Dijo Blake riendo a mi derecha.

-¿De qué? -Fruncí el ceño.

-Anécdotas. -Dijo Brian, que había estado muy callado también.

-¿Te acuerdas aquella vez que te pillaron fumando en el baño del instituto? -Se rió Charlie. -Brian, siempre fuiste una mala influencia para ella. -Todos rieron.

-O aquella vez que te pegaste a puñetazos con Dan y le ganaste aunque él era como un armario. -Palmeé mi frente con las palabras de Jake.

¿Por que mi familia tiene como hobby de ponerme en ridículo delante de más personas?

-Cuando tenías la extraña costumbre de sentarte en el alféizar de la ventana mirando hacia la calle aunque vivimos en un tercer piso. -Dijo Brian. -A día de hoy lo sigue haciendo, pero menos. Dice que le relaja. -Continuó.

-Oh, Dios mío. -Dijo Alice asombrada.

-Usted ve a Katie ahí y parece una niña buena, o a lo mejor le da una buena impresión pero, -Evan me miró- desde el cariño, princesa -miró a Alice de nuevo- ella es una mala influencia. -Todos rieron.

-Bien, creo que voy a ir al baño. -Me levanté divertida.

-¿Te has enfadado? -Preguntó papá riendo.

-No, solo necesito refrescarme. -Comencé a caminar escaleras arriba.

Entré al baño y recordé uno de los primeros momentos con Ian, cuando le vi solamente con la toalla puesta, así que no tardé en sacar el teléfono del bolsillo de mi vestido y llamarle.

-¿Diga? -Respondió.

-Te necesito. -Me apoyé en el lavabo.

-¿Ahora? -Le oí levantarse arrastrando un poco la silla.

-Será algo rápido, Ian. Ven, sé que también quieres. -Mordí mi labio.

-Está bien, espera un momento, Emma, porque estoy en una cena. -Tapó el auricular pero pude seguir oyendo. -Lo siento, tengo que subir un momento a mirar unas cosas en el ordenador. Trabajo. -Oí a los demás hablando de que no pasaba nada. -Ahora te aviso, gracias. -Dijo de vuelta al auricular.

-No me hagas esperar. -Colgué y guardé el teléfono de nuevo.

A los pocos segundos, la puerta del baño en el que me encontraba se había abierto y cerrado con seguro a mis espaldas.

-Joder, no sabes lo que me tengo que controlar delante de todos, preciosa. -Besó mi cuello desde atrás. -El movimiento de tus caderas cuando caminas me hipnotiza y no me puedo concentrar en otra cosa que no sea ese vaivén. -Mordió mi cuello.

-Sin marcas, Ian. -Estiré el cuello hacia el otro lado.

-Sé que no estás usando sujetador ahora. -Su entrepierna creció en mi espalda baja cuando sus manos, desde atrás, se metieron por mi vestido y acunaron mis pechos.

Me di la vuelta y le besé con urgencia. Le necesitaba y me había dado cuenta de que comenzaba a necesitarlo a todas horas, no solo hablando de sexo, sino a él en general.

Sus besos que me dejaban extasiada, sus dulces caricias, sus abrazos que me decían que todo estaría bien si estábamos juntos, sus suaves manos, su ancha espalda, su ronca voz, sus suspiros de enamorado, su risa juguetona, su mirada intimidante, la manera que relamía sus labios o se pasaba el dedo por ellos.

Su guiño de ojos, sus gemidos, sus jadeos, sus mordidas en mi cuello o en el lóbulo de mis orejas, sus dedos haciendo maravillas por mi cuerpo, su sonrisa de lado, su mirada inocente cuando hacía algo travieso, la manera en la que se mordía el labio.

Le necesitaba a él, a Ian, a mi Ian, a nadie más.

Sus manos recorrieron mi espalda al descubierto, pero esto tenía que ser rápido ahora aunque me encantaría que pudiéramos detenernos a querernos, así que le empujé hasta sentarle en el váter con la tapa bajada, sentándome yo a horcajadas sobre él.

Jadeos morían contra nuestros labios mientras sus manos subían mi vestido y las mías desabrochaban su pantalón vaquero bajándolo junto a su bóxer.

Se levantó cargándome en su cintura y me puso contra la puerta, recordando aquel momento en el baño de la cafetería y reímos diciéndolo con voz pero en susurros.

Entró en mí de una sola vez y yo apreté la mandíbula para no gritar o gemir mientras fruncía los labios.

Cuando me acostumbré a que se acomodara dentro, comencé a pasar la lengua por su cuello hasta morder el lóbulo de su oreja, lo que le arrancaba jadeos que se guardaban de forma privada en mi oído.

Alguien tocó la puerta y nosotros nos quedamos inmóviles mirándonos a los ojos, muy pegados a milímetros y él completamente dentro.

Dos baños y alguien necesita usar este...

-¿Amor, estás ahí? -Se oyó al otro lado e Ian sonrió de lado, travieso, y comenzó a moverse despacio.

-Contéstale. -Susurró muy bajito en mi oído y yo intenté hablar sin parecer que estaba teniendo sexo con su padre.

-Sí, estoy aquí. -Dije cerrando los ojos.

Que Ian lo hiciera lento y despacio solo me llevaba a la locura más extrema. Me encantaba cuando me lo hacía así y también que me mirara mientras lo hacía.

Por no hablar de lo que me excitaba que me observara cuando yo me intentaba controlar por casi pillarnos infraganti.

-¿Estás bien? ¿Puedo entrar a jugar contigo? -Intentó abrir pero estaba el seguro puesto. Esa frase hizo que Ian lo hiciera con más fuerza y posesión.

-Preferiría que no. Estoy bien, pero... -Jadeé en un susurro. Estaba a punto de llegar al clímax- Algo... -Me costaba hablar.- Algo me ha debido de sentar mal. -Finalicé mientras Ian sonreía satisfecho y asentía.

-¿Seguro? -Insistió y quise mandarlo a la mierda.

-Seguro, en un momento bajo. -Le dije cuando Ian comenzó a hacer movimientos con sus dedos en mi clítoris.

-Está bien, te veo abajo. -Oímos sus pasos perdiéndose por la escalera.

-Cómo me pone que estén a punto de descubrirnos, preciosa. -Gruñó Ian. -Eres solo mía. -Entró fuertemente.

-Oh, joder... Ian... Solo soy tuya... Pero... Estoy... -Gemí.

-Lo sé... Lo sé... Yo también. -Aumentó la velocidad de su dedo y de sus movimientos de cadera hasta que ambos acabamos.

Me bajé de su cadera riendo y equilibrando mis piernas, las cuales temblaban como si hubiera un terremoto en la casa.

Él siempre reía cuando me veía así, sabiendo que era el casusante de mi situación, de mi excitación y de todo.

Nos acomodamos la ropa y un poco el pelo, sobretodo yo, para que nadie se diera cuenta que acabábamos de tener sexo en el baño con todos abajo.

Mi novio y su mujer incluidos.

-Me da igual que aún sigas con Blake, porque ambos sabemos la verdad. -Acarició mi mejilla.

-No sabes lo que me gustaría poder besarte delante de todos. -Asintió.

-Créeme que lo sé porque me pasa lo mismo. -Pegó nuestras frentes.

Su mirada fue hasta mis labios y yo cerré los ojos sabiendo lo que venía a continuación y me dejaba besar lentamente.

Le abracé del cuello sin despegarnos, sintiendo sus manos abrazando mi cintura y luego nos separamos despacio, donde descansó la cabeza en mi hombro.

Suspiró y quedamos en que yo iría primero mientras que él iba a su despacho, el que tenía en la casa, y bajaría dentro de unos minutos para no levantar sospechas.

Así lo hicimos.

Después de arreglarme un poco más y de lavarme, asegurándome que no se notara que acababa de tener sexo, bajé donde todos estaban sentados en la sala hablando animadamente, menos Evan, quien me miró con el ceño fruncido.

A los poco minutos, Ian bajó disculpándose por cosas del trabajo, pero solo nosotros dos sabíamos la oculta y prohibida verdad.

Después de unas horas de charlas animadas, fue el turno de volver a casa. Blake me había dicho de quedarme, pero me negué, aunque él mañana por la mañana se iría.

No quería acostarme con él, ni siquiera a dormir.

Nos despedimos entre todos, incluso nos despedimos de Blake hasta mañana, quien me dijo que no fuera al aeropuerto a despedirle.

Sinceramente, eso me extrañó un poco pero me dio igual.

Me dijo que mañana por la mañana, su padre iría a buscarme a mi casa para ir a la casa del campo, donde comenzarían mis vacaciones.

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