25.

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Toqué varias veces el botón del ascensor pero no iba a tomarlo a pesar de que quería llegar cuanto antes a abajo, así que comencé a bajar las escaleras a paso rápido.

Quince pisos corriendo por unas escaleras en forma de caracol, pero no había llegado a abajo cuando una mano agarró mi antebrazo y me tiró hacia atrás para pegarme a su fuerte pecho.

-No merezco tanto odio. No tenía porqué decir esas cosas. -Sollocé.

-Sh... Sh... -Me tranquilizó acariciando mi cabeza.

Me separé de él y seguí bajando escaleras hasta que llegué al primer piso con Ian detrás, que no quería dejarme sola, y llegamos a la calle.

Mi moto estaba tirada en el suelo con los espejos retrovisores partidos, el asiento rajado, como si hubiera sido roto con unas llaves, las ruedas pinchadas y la tapicería destrozada, como si la hubieran pisado.

Me tiré de rodillas al suelo viendo mi tan apreciado vehículo de esa forma, con todo lo que me había costado terminar de pagarla, pintarla y arreglarla como me gustaba.

Mimar mi motocicleta era algo que me encantaba hacer con Brian y sabía que a él le afectaría más que a mí este destrozo por parte de Blake, de su mejor amigo.

Miré hacia la derecha y vi el coche de Blake aparcado, por lo que él seguía dentro del edificio. Miré a Ian detrás de mí mirándome con compasión, pero no me iba a quedar de brazos cruzados.

Me levanté, me acerqué al coche de mi odioso exnovio hasta que estuve a su lado, levanté el casco de la moto y rompí los cristales oyendo la alarma del vehículo sonar.

Rompí los retrovisores, con las llaves rayé la chapa y pintura por la parte de las puertas, dejando feas rayas por ellas y por la parte del capó, destrozando también el cristal de delante, pinché las ruedas, y rompí la tapa de la gasolina.

Aunque Blake podría comprarse otro coche cuando quisiera, sabía que le tenía demasiado cariño a éste y que le dolería tanto como a mí que él destrozara mi moto.

Ian no me paró en ningún momento. Solo se cruzó de brazos frente a la puerta del edificio viendo cómo me desahogaba rompiendo el coche de su hijo mientras las lágrimas de rabia caían por mis mejillas.

Aún con el casco de la moto en las manos, rompí los faros delanteros y traseros, las defensas y las matrículas de ambos lados, dejando muchísimos cristales en el suelo y el coche completamente destrozado e inútil de usar.

Me dio igual porque, cuando acabé, suspiré más calmada y satisfecha, volviendo hasta mi moto e intentando levantarla, pero era imposible porque había roto la pata que la mantenía en equilibrio.

A los segundos, la puerta del edificio se abrió y Blake salió con las manos en los bolsillos y una sonrisa que se borró inmediatamente al ver su vehículo tan destrozado que tendría que volver a pie.

Ian se mantenía al margen de nuestras acciones, solo estaba ahí siendo testigo de nuestros actos inmaduros y nuestra pelea, pero tampoco quería meterlo en esto aunque él fuera el otro hombre.

-Mi coche... -Se lamentó Blake mirando el vehículo y me miró. -¿¡Qué le has hecho a mi coche!? -Me gritó.

-¿Qué más da? Te puedes comprar otro cuando quieras. -Dije con tranquilidad.

-Cierto y tú nunca podrás pagarte otro moto. -Se burló.

-No me hace falta otro moto porque mi hombre ya tiene coche, y mucho mejor que eso. -Señalé el suyo con burla.

-No me hables de ese hijo de puta. -Gruñó.

-Yo que tú no lo llamaría así. -Avisé y de reojo Ian sonrió burlón agachando la cabeza.

-¿Vas a decirle que lo he llamado "hijo de puta" y va a venir a pegarme? No le tengo miedo. -Dijo haciéndose el chulo.

-Deberías. -Asentí.

-Llámalo, dile que venga, que le espero aquí. -Señaló el sitio.

-No voy a hacer eso porque él es un hombre y tú eres un niño. -Negué.

-Un niño, ¿eh? -Se rió con burla.

-Solo hace falta ver lo que estás haciendo, cómo te estás poniendo de chulo cuando no le llegas ni a lo más mínimo de su hombría. -Mi tranquilidad lo exasperaba y era consciente de ello.

-¡No lo compares conmigo! -Exclamó.

-Cierto, acabarías perdiendo. -Frunció el ceño y balbuceó cosas que no entendí porque había dicho entredientes.

Se acercó al coche y comenzó a examinar todo lo que le había destrozado mientras yo estaba en medio de la acera con los brazos cruzados e Ian apoyado en la pared del edificio.

Marqué el número de teléfono de Brian, pero no contestaba, así que marqué a Evan, diciéndole que si podía traer el coche a la oficina de Ian para que se llevara la moto, a lo que respondió afirmativamente diciendo que estaba cerca.

Cuando colgué y guardé el teléfono móvil en el bolsillo, Blake se acercó a mí, levantó el puño y golpeó mi cara, haciendo que girara la cabeza y la sangre saliera de mi labio inferior.

Me quedé en shock. No me esperaba que él fuera a hacer eso, pero pensando en lo que estuvo a punto de hacer en la plaza, que me metió mano por dentro de la ropa e intentó propasarse conmigo, ahora no lo dudaba.

Lo siguiente que oí, cuando me recuperé y volví a enderezar la cabeza, fue el coche de Blake arrancando y le vi perdiéndose por el final de la calle, así que miré a Ian que se había acercado.

Tenía la camisa manchada de sangre al igual que su puño derecho, mientras sostenía mis mejillas para ver mejor el golpe, pero me separé de él abrumada aún, así que solo me abrazó.

-¿De verdad ha hecho eso? -Pregunté en un murmullo.

-No lo hará más, créeme. -Besó mi frente.

-¿Qué le has hecho? -Me separé para verlo.

-Lo que tenía que haber hecho cuando pisó mi despacho y comenzó a hablar de ti de esa manera. Me da igual que sea mi hijo, no tiene porqué hacer eso. -Besó mi mejilla y me volvió a abrazar.

El sonido de un coche parándose a nuestro lado nos hizo mirar para ver a Evan y Carl, su novio, bajándose y acercándose a nosotros, aunque corrieron al ver mi boca hinchada y con sangre y a Ian con mucha más por su camisa.

-¿Qué ha pasado? -Preguntó Evan separándome de Ian y mirándonos de arriba a abajo a ambos.

-Puedes... ¿Puedes meter la moto en el coche? -La señalé con la mano.

Él y Carl metieron mi destrozado biplaza en los asientos traseros de su coche con las demás piezas sueltas, como el tubo de escape o los retrovisores que estaban en el suelo.

-¿Me van a decir qué ha pasado? -Evan volvió con nosotros seguido de su pareja. Iba a hablar pero se adelantó. -No me digas "nada", porque tu labio tiene sangre y parece que Ian le dio una paliza a alguien. -Suspiré.

-Blake no se ha tomado muy bien que le haya dejado por otro hombre. -Murmuré.

Evan agarró a Carl de la mano, se subieron al coche y arrancó, saliendo de la calle chillando ruedas y derrapando hasta que se perdieron por el mismo camino que Blake antes.

-Tu casa. -Miré a Ian.

-¿Qué? -Preguntó sin saber qué pasaba.

-Tenemos que ir a tu casa, rápido. -Le agarré de la mano y corrimos hasta su coche.

Abrió, cada uno entró por su lado, lo puso en marcha y, a toda velocidad, pusimos rumbo hasta su casa, donde sabía que Evan había ido a buscar a Blake.

Está siendo una noche de domingo y vuelta de las vacaciones perfecta, pensé con ironía.

El padre de mi novio.Where stories live. Discover now