Los 74ºJuegos del Hambre (Pee...

Oleh iMrEverdeen

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Peeta Mellark un joven de 16 años del distrito 12 es seleccionado como tributo en los 74th Juegos del Hambre... Lebih Banyak

PARTE I: Los Tributos: 1
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PARTE II: La Ciudad
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Parte III: El Ganador
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20 (Capitulo Final)

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Oleh iMrEverdeen

No puedo siquiera caminar, todos me miran con cara de desdén cuando han dicho mi nombre. No, no ha sido con desdén, ha sido con lastima. Saben que moriré ahora por la culpa de Los Juegos del Hambre. He sido el elegido, he sido el perdedor. Ahora mi vida les pertenece a las personas del capitolio y ellos encontraran la mejor manera de matarme para que todos puedan verme. Escucho el murmurar de las personas a mí alrededor, pero hago caso omiso. Apenas puedo concentrarme en cada paso que doy para no caerme, no necesito pedir permiso para salir y subir a la tarima. Todos me miran y abren un pasillo hecho de personas para que yo pueda pasar, trato de levantar la barbilla y caminar con seguridad hasta donde esta Effie Trinket pero mis pies fallan. Al llegar al lado de Effie solo veo su peluca color turquesa que no parece nada natural. En ese momento, momento en el cual Effie diría su típico <<¡Estupendo!>> el cual aturdiría mis oídos, sin embargo, Haymitch Abernathy abre la puerta de la casa del alcalde, puerta contigua a la tarima y allí cae de bruces de su propia ebriedad. Todos hacen como si nada hubiese ocurrido ya que el alcoholismo de Haymitch no es algo que sea noticia. Effie me mira con algo de pena y me pide pararme a su lado mientras ella lee el siguiente nombre de mi compañero.

Ella se dirige de nuevo el bol y saca el nuevo sobre, lo abre y dice el nombre rápidamente:

—Gale Hawthorne.

Y allí me pierdo, me muerdo el labio. Pido que alguien se ofrezca como voluntario pero ninguno hace nada, sucede exactamente lo que ha sucedido conmigo: todo el mundo se limita a mirar la expresión de dolor de Gale y lo dejan subir a la tarima.

Oh no, el no. Suplico.

Gale Hawthorne, jamás había conversado con él, nunca habíamos dirigido alguna palabra. Siquiera podíamos mantener la mirada fija en el otro después de ese satírico día de primavera. Ese día estaba corriendo, quizá lo hacía por mantenerme con vida por todos los críos que me molestaban por tener padres que tenían una panadería y asistía a la escuela como todo el mundo. Eso enfurecía a todos los alumnos de mi grado y ellos me golpeaban sin ninguna razón, no podía defenderme porque me ganaban en cantidad y fuerza, pero ese día trate de correr lo más fuerte que alguna vez haya corrido. Me he dado contra Gale tan fuerte que he caído varios centímetros lejos de él. Gale, me vio con algo de rabia pero al escuchar los pasos encharcados de mis atacantes se calmó. Ha mirado a los críos y se les ha ido encima, me he apartado dejando que la lluvia termine de empaparme, me he quedado en el suelo mientras Gale le daba una golpiza a todos los que se habían metido conmigo. Cuando ha acabado con ellos, porque los chicos se han ido corriendo. Gale me mira fijamente y se retiró sin decirme alguna cosa.

Desde ese día ninguno de aquellos críos me ha vuelto a siquiera ver a los ojos. Ninguno de ellos ha hablado de lo que paso en ese callejón e inclusive Gale y yo no hemos hablado. Intente darle las gracias por lo que había hecho, me siento muy agradecido por su ayuda. Pero no pude hablar con él. Por esa razón matar a Gale Hawthorne se me seria difícil.

—Démosle un aplauso a nuestros tributos. —Dice Effie aplaudiendo.

Pero todos se quedan en silencio, todos están tan disgustados como nosotros. Todas las personas seguro han visto lo que hacen en una ocasión anterior. Todos ellos se llevan los tres dedos centrales de la mano izquierda a los labios, imprimen un pequeño beso y levantan la mano sobre su hombro.
Estoy sin palabras, ese saludo significa respeto en mi distrito y en todo Panem.

Las cámaras se han apagado, nadie en Panem puede vernos ya. Suena el himno, veo el escudo de Panem en las grandes pantallas y dos agentes de la paz vienen a echarnos dentro del edificio de la justicia. Un agente de la paz trae a Haymitch sobre los hombros y Effie ordena que lo pongan sobre un sillón de cuero gris en la mitad del recibidor. Todos nos piden pasar por un largo pasillo y nos dividen en dos habitaciones contiguas.

Todavía tengo el amargo sabor en la garganta y me presiono la mano para no dejarme llevar y terminar vomitando la ventana en la cual me apoyo. Está cerrada por completo, no quieren que ni sienta un poco de viento. Un agente de la paz abre la puerta y me da la bienvenida, me dice que en unos momentos vendrán mis visitas. Asiento y me cubro la cara con ambas manos para no llorar. Mis padres, mis hermanos e inclusive mi vieja amiga Delly entran de un sopetón, mis ojos rojos como las manzanas que me he comido les miran y les abrazan. Todos me dan ánimos y ganas de seguir, me dicen que quizá pueda ganar Los Juegos, la fuerza es lo que tengo a mi favor y lo único que hago es pensar en destrozar la cabeza de alguien con solo mis puños. La idea me cae de patada y lo que hago es reír con nerviosismo. Todos se despiden de mi e inclusive mis hermanos me da un pequeño abrazo, mi madre y mi padre son los últimos en irse. Durante el abrazo que le doy a mi padre logro decirle:

—Busca a Katniss Eveerden, ofrécele ayuda. Igual a la familia de Gale, sus hermanos y su madre no podrán sobrevivir sin él. Por favor no dejes que pasen hambre.

Mi padre me ve con ojos llorosos y asiente. Sale de la habitación y solo quedo con mi madre.

Bajo la mirada y me preparo para su único abrazo. El único abrazo que me ha dado en toda la vida y el que me merezco por tener una muerte segura en menos de unas semanas. Aunque sus palabras son tan frías como el invierno llegan a mi corazón con rapidez:

—Quizá el distrito 12 tenga un ganador otra vez.

Y sé que no se refiere a mí.

Effie Trinket nos saca del edificio de la justicia unos minutos después de que las visitas han terminado. La primera vez que me subo a un auto en mi vida es para el corto viaje a la estación de trenes del distrito. Puedo ver a todas las personas que van camino a casa a disfrutar del día libre después de la cosecha, todos tan felices volviendo con sus hijos sanos y salvos a casa. Al menos un año más.

La llegada al tren es rápida, nos piden que sigamos a Effie y ella nos conduce frente al tren y nos pide subir. Nos lleva a través de un pasillo y nos pide entrar a una habitación que parece ser un comedor. Al intentar abrir la puerta no consigo un pestillo, Effie me pide que solo de un paso y la puerta se abre frente a mis ojos mientras se desliza a la izquierda. No puedo recordar lo avanzado que esta el Capitolio, así dejando atrás a los distritos los cuales le proveen todo lo que tienen.

Cuando entro al vagón comedor no puedo dejar la expresión de mi cara, es una expresión sumamente gastada, está llena de sorpresa e ira. El vagón comedor tiene todo tipo de manjares para el deguste de todos. Volteo al mirar y solo somos Gale, Effie y yo, no hay nadie más ¿Cómo se supone que nosotros tres nos terminemos todo esta comida? El olor del pollo frito llama mi atención y hace rugir mi estómago, pero al recordar que estoy en camino a mi muerte el apetito se pierde en un segundo. Effie se retira con la excusa de encontrar a Haymitch y Gale y yo nos sentamos en dos asientos contiguos en la mitad de la habitación. No soy capaz de articular alguna palabra, hago todo lo posible para decir algo.

—¿Lo conoces? —le pregunto, pero no me responde. —¿A Haymitch? Es nuestro mentor él puede ayudarnos a conseguir patrocinadores.

Gale continua en silencio y sin siquiera mirarme. Hace como si yo no existiera. Me muerdo el labio inferior al sentir su forma de ignorarme.

—No vendría mal un poco de ayuda.—le recrimino.

Así el voltea a verme, me mira directamente a los ojos. Sus ojos son tan grises como las personas de la Veta. Me siento un poco intimidado por su manera de mirarme, piensa que soy una pequeña presa. Rompo nuestro contacto con la mirada cuando él se levanta y sale de la habitación sin decirme nada. No sé qué estará pasando por su cabeza en este momento o por que ha dejado la habitación sin siquiera decir nada. ¿Habrá recordado aquel día en el cual él me ha ayudado y yo no he dado las gracias? ¿Sería buen momento darle las gracias ahora? Niego, niego una y otra vez. Gale no necesita drama entre compañeros de Los Juegos, él tiene otras prioridades como llegar ileso de nuevo a su distrito. Sus tres hermanos y su madre estarían perdidos sin él. Espero que mi padre tome mi última petición para el en serio y pueda ayudar a Katniss y a la familia de Gale mientras él no este. En final, he decidido que haré todo lo posible para hacer que el vuelva a casa.

—¿Donde está todo el mundo? —me pregunta Effie cuando entra a la habitación.

Arqueo los hombros.

—Bueno, Peeta. Te veo para la cena. Tu camarín es el que tiene la puerta abierta. —me dice y se pierde de nuevo de mi vista.

Me levanto y salgo al pasillo, pero primero me como una Magdalena. Trato de no pensar en el pan, en las tartas, en los pasteles y aquellas cosas las cuales hacia cuando trabajaba en la panadería de mis padres para ganarme mis propias monedas. Pensar en eso comienza a deprimirme. Sigo el pasillo del vagón y encuentro una pequeña puerta abierta, al entrar dentro la misma se cierra y me deja dentro. La habitación se ilumina dejándome ver la ventana y el último rastro del distrito doce que puedo ver. No consideró en ver más y cierro las cortinas de un golpe.
—No veas atrás. Sólo no. —me recuerdo una y otra vez.
Me he quedado dormido sobre la cómoda cama que tengo en esta habitación. Effie toca la puerta y me dice que tengo unos minutos para prepararme para la cena. Corro hacia el baño y descubro la lujosa ducha la cual el Capitolio ha dispuesto para mi. Tomó un baño simple en cuestión de minutos, y me pongo la primera ropa que encuentro en unos de los cajones de la habitación. Hay ropas de todas las tallas a las cuales un adolescente cabría. Abro las cortinas y dejó al ocaso entrar, puedo ver los grandes maizales del distrito 9. ¿Tanto hemos avanzado en tan poco tiempo? Según lo que nos han enseñado en la escuela este tren va a 300 km/h y no sientes ningún movimiento durante el viaje.
Al reunirme para la hora de cenar solo somos Effie, Gale, Haymitch y yo. Haymitch parece medianamente decente comparado con su pequeño teatro realizado durante la cosecha. ¿Ha tomado un baño y se ha cambiado de ropa? ¿Tiene la mejilla algo morada?
—Peeta que bueno que estas aquí. Ponte cómodo, la cena llegara en unos instantes. —dice Effie mirando hacia Gale.
Asiento, doy las gracias y me siento lo más lejos que puedo de todos. En la esquina de la mesa. Ninguno de nosotros se atreve a decir nada, luego de un segundo Effie rompe el silencio incómodo con nuestro completo itinerario, el cual debemos cumplir con cabalidad para no tener ningún tipo de atraso el cual puede dejar en ridículo frente a los demás distritos. Haymitch nos advierte que ella es una adicta al control y la puntualidad, pero que si hacemos lo que ella dice en algún momento podremos agradecerlo. —O ya estarán muertos —nos dice Haymitch.
Effie le lanza una mirada que parece matarlo. Él se sirve un vaso de vodka cuando las personas de servicio entrar con platos de comida. Mi boca se hace agua cuando el olor a ternera en salsa cubre mi nariz, trató de parecer tranquilo cuando como pero Gale no es la mejor planta del decoró cuando de comer en la mesa con educación se trata. No puedo dejar de mirarle de reojo mientras se devora su cena ¿Desde hace cuanto no cenaba tanto? Los comentarios de que se iba a la cama sin cenar en muchas ocasiones inundan mi mente.
Gale y Katniss cazaban juntos después de la escuela y vendían lo que recolectaban en el quemador, todos lo sabíamos y callábamos por su propia seguridad, inclusive mi padre le compra ardillas a Katniss. Me preguntó si le venderá la que ha cazado en la mañanas. Jamás he entrado en el quemador, ninguno de los que conozco había ido alguna vez es un lugar peligroso para los que asisten. Ojalá hubiese ido a ese lugar.
—Llegaremos al capitolio por la mañana. —dice Effie antes de retirarse.
Le damos las buenas noches a Effie antes de que desaparezca en el pasillo y en su habitación. Haymitch nos muestra el vagón entrenamiento y nos hace sentarnos a mirar el resto de las recolecciones de los distritos. La retransmisión comienza luego de las 8PM, los distritos que envían tributos masculinos son el 2,3,6,8,9 y el distrito 11. El resto enviara a tributos femeninos, luego de la transmisión de las cosechas, Ceesar Flickerman nos mira con su cara más alegre y con su cabello color turquesa. Dice que estos juegos serán recordados por el resto de la historia por su desvío inesperado. Comenta que las peleas de este año serán más intensas debido a que la mayoría pertenecemos al sexo masculino.
—Eso te lo aseguró —dice Haymitch mirando directamente a Gale.
Arqueo una ceja pero continuó en silencio. La conexión de Gale y Haymitch levanta dudas en mi. ¿Habrán hecho algún trató para mantener a Gale vivo? Rodeo los ojos cuando hacen mi trabajo más sencillo. Lo único que deseo en este momento es mantener a Gale con vida y enviarlo a casa para que mantenga con vida a sus hermanos y a su madre. Es mi única misión. Mi muerte debe estar asentada, tengo que hacerlo por Gale.
Al terminar la pequeña intervención de Ceesar, Haymitch nos pide disculpas y lo escuchamos vomitar en el baño del pasillo. Luego se dirige a su habitación.
—Buenas noches. —Gale se limita a decir.
De un Respingo me pongo a su frente, entorpeciendo su camino sin dejarle pasar. Él se detiene en seco y me mira de manera desafiante, siento la sensación de bajar la mirada e evitar su penetrante y gris mirada pero no me detengo.
—¡Hablame! —le digo, a los gritos —Gale. ¡Hablame! —me quedó sin respuesta. —No puedes seguir ignorándome, no puedes seguir haciéndolo. No ahora que somos compañeros. ¡No puedes hacerlo! ¡Hablame! —
Le grito tan fuerte que lo que esperó son dos agentes de la paz junto a mi lado tratando de sacarme de mi arrebató. Pero nadie aparece, Gale parece confundido con lo que sucede pero sigue sin decirme nada. Lo miró titubear y cierra su puño derecho con presión. Cierro los ojos listos para recibir un derechazo suyo. Aunque me da otra cosa:
Un suave beso.


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