Lunas escarlata

By DailyWho

137K 11.6K 1.1K

Segundo libro de la saga Cantos a la luna. Es necesario leer cualquiera de los dos anteriores libros para ent... More

Sinopsis.
Antes de la lectura:
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44.
Capítulo 45
Capítulo 46
EPÍLOGO.
EL PRINCIPIO DEL FINAL (AGRADECIMIENTOS)
ROBO DE LUNAS DE HIELO

Capítulo 4.

2.6K 238 16
By DailyWho

La alarma perforó mi cerebro, espantando el sueño. Tanto Alan como yo nos quejamos, removiéndonos. Yo abrí los ojos cuando él dejó de moverse.

Reí cuando noté que se había vuelto a dormir luego de apagar la alarma.

Me deslicé por la cama hasta su lado, apoyando mis brazos en su pecho desnudo.

—Si no te levantas ahora se te hará tarde. —En respuesta obtuve un sonido quejumbroso. Me erguí sobre su rostro para dejar un beso en su mejilla—. No volveré a tener sexo contigo a la noche si luego andarás de perezoso para ir a la universidad.

Se rio aun sin abrir sus ojos.

—Tus maneras de manipular son infalibles —respondió con su voz ronca. Suspiró y abrió los ojos para mirarme—. Buenos días, hermosa.

—Buenos días, lindo. Te prepararé algo mientras te organizas para salir. ¿Axel sí vendrá por ti?

—Sí, hoy me entregan el auto. —Desde hacía unos días Alan había mandado su auto a arreglar por un problema que no conocía muy bien. No había querido llevarse mi auto para no dejarme sin un transporte fijo, a pesar de que había insistido en que podía llegar con facilidad al instituto desde el apartamento—. ¿Estás segura de que quieres levantarte? Podrías quedarte durmiendo un poco más.

—Puedo dormir luego de que te vayas, de igual manera no tengo que ir a clases hoy, así que si quieres llevarte el auto... —Aun sin terminar la frase negó.

—Axel quiere hablar conmigo de algo; creo que de los problemas que ha estado teniendo con Kiona. Aprovecharé el tiempo de camino para hablar con él.

Suspiré, sentándome en el borde de la cama. Restregué mis ojos antes de mirar detrás de mí. Alan tenía sus ojos sobre mi figura, de una forma tan fija que me hizo sonrojar y reír.

—Me ves casi todos los días así, Alan.

Sonrió, llevando su mirada a mis ojos.

—Lo sé, pero un poco más de deleite no me cansará.

Le tiré un cojín del suelo, haciéndolo reír. Aun acostado cruzó la cama para tener su cabeza al lado de mi muslo. Dejó un beso allí antes de levantarse e ir directo a la ducha.

Yo en mi lugar le demostré mi amor a Alan cocinándole algo para llevar y comer en el camino. También le preparé algo a Axel como forma de agradecimiento por ir con Alan.

Me gustaba tener ese tipo de detalles con mi novio. Alan solía cocinarme también, así que intentaba que fuera algo mutuo; si ese día tenía la oportunidad de hacerlo la tomaría.

Alan entró a la cocina con su cabello mojado y ya organizado. Su morral cruzaba su hombro hasta su cadera.

—¿Te vas ya?

—Sí, Axel ya casi llega.

Me giró hacia él para besarme de una forma muy profunda y larga. Me sostuve de su pecho cuando sentí debilitarme por la fuerza que tenía de besarme.

—Te amo, ten un buen día —dijo mientras yo seguía aturdida.

Asentí, alejándome un paso y tendiéndole las bolsas con la comida y un termo.

—Llámame cuando tengas un espacio libre. Te extrañaré mucho hoy, cuídate.

—Por supuesto. No quiero que mi chica sufra porque me sucedió algo. Te prometo que me cuidaré, aunque no puedo asegurarte de que un coche no me levantará cinco metros del suelo...

—Alan —reprendí, cruzándome de brazos. Se rio, robándome otro beso.

—Ya dejaré las bromas. Se me hace tarde.

Lo seguí hasta la puerta, en donde volví a besarlo poniéndome en la punta de mis dedos para llegar hasta su boca.

—Te llamaré más tarde, ahora ve y duerme un poco más por ambos.

Reí y le hice caso en cuanto se fue, dejándome sola en el apartamento.

Dormí por unas

Dormí por unas dos horas más, pero luego me levanté e hice un poco de aseo. Había perdido mi costumbre de limpieza en semana gracias a que con Alan habíamos tomado esa rutina para los fines de semana, cuando estuviéramos ambos, pero me encontraba sin qué hacer en esa mañana, a parte de la tarea de diseño que no quería seguir en el momento.

Casi a medio día salí a hacer un par de compras con Lotty en un centro comercial. Charlotte había seguido estudiando en el instituto de la protección porque seguía con miedo de tener una transformación por alguna razón, pero, por sorpresivo que fuera, mi amistad con ella se había afianzado mucho, al punto de haber destronado a Alice del puesto de mejor amiga.

Caminaba con ella por el pueblo cuando mi teléfono comenzó a sonar: era Alan. No demoré en contestar, pidiéndole un minuto a Charlotte para poder hablar.

—¿Sabes qué es lo malo de vivir contigo? —preguntó en cuanto escuchó mi voz, confundiéndome.

—¿Qué?

—Que cuando no estás conmigo te extraño como un maldito loco.

El «aww» que salió de mí lo hizo reír.

—También te extraño demasiado. Estaba esperando tu llamada.

—Y yo había estado impaciente por llamarte, pero cada que intentaba hacerlo entraba de nuevo a alguna clase o charla. ¿Estás con mi hermana?

—Sí, aunque en este momento entró a una tienda mientras hablo contigo. ¿Sabes a qué hora llegas?

—Sobre eso... Axel me ha dejado tirado. —Reí ante sus palabras—. Hey, no te rías. No es gracioso.

—Sabes que sí lo es, cariño, ¿necesitas que pase por ti?

—Si lo hicieras te amaría más de lo que ya te amo.

Volví a reír, dándole un vistazo a Lotty, quien seguía dentro de la tienda de ropa interior femenina.

Quizá debería entraría con ella por si quiero algo para sorprender a Alan.

—Sigo sin entender por qué te fuiste con Axel, siempre hubieras podido usar la motocicleta.

—No soy de manejarla mucho... te contaré algo antes de que tenga que volver a entrar a clase: esos días en el instituto la llevaba solo por si necesitabas un aventón a tu casa.

—¿Qué ganabas con eso?

—Vamos a ver: tú, una mujer temerosa e indefensa. Yo, un hombre necesitado el calor de su amada ¿Qué daría eso?

Solté una carcajada cuando lo entendí. Percibí que varias personas me miraron por eso, pero no me importó tanto a como me hubiera importado meses atrás. Supongo que ser cariñosa en público con Alan, salir con Lotty y rodearme de personas más bien extrovertidas me había sacado un poquito de la burbuja en la que vivía. Además, Alan vivía subiendo fotos mías a sus redes sociales. No era alguien desconocido para ese entonces.

—Que si la chica, o sea yo, se monta contigo en esa cosa, tendría que abrazarte para no caer ¡Que bien pensado lo tenías! —Volví a reír, cruzando la calle para darle encuentro a Charlotte—. Volviendo al tema: ¿A qué hora paso por ti?

—Se supone que termino la jornada en dos horas.

—Está bien, eso me deja al menos una hora más para salir a recogerte. Te veré ahí, te amo.

—Te amo más, linda. Ten cuidado.

—Lo tendré. No quiero que mi chico sufra porque me sucedió algo malo.

Mi repetición a sus palabras de más temprano lo hicieron reír.

—Se escucha muy bien que digas que soy tu chico. Por favor, cuídate, te amo.

—También lo hago. Nos vemos en un par de horas.

Colgué para no alargar mucho la conversación al ver que llegaba donde Lotty.

Terminé por comprar un conjuntito azul que me había encantado y que de seguro le iba a gustar a Alan.

—Es raro saber que eso te lo quitará mi hermano. —Miré a Charlotte como si eso fuera una obviedad y con picardía, pero dejé que continuara—. Cuando encuentre a mi compañero me haré poner lo que tienes en el brazo.

De manera inconsciente me miré hacia el lugar donde estaba el método anticonceptivo. Sí, esa pequeña barrita era un alivio tanto para mí como para Alan, a pesar de que mi cuerpo seguía acostumbrándose a ella.

—Disculpen. —Ambas miramos a la chica castaña que nos había interceptado. Se veía de nuestra edad, con un cuerpo bonito, alta y los ojos de un color verde hipnotizante—. Soy nueva por aquí y creo que me perdí. Me dijeron que hoy podía visitar las instalaciones del instituto y hacer un recorrido por mi cuenta, pero no encuentro la calle que me lleva a él.

Me apresuré a explicarle el camino. Estaba un poco lejos del instituto, pero no podía acompañarla cuando tenía que ir por Alan.

Cuando estaba por irse le pregunté su nombre. Ella me clavó sus ojos verdes en los míos.

—Me llamo Mag. Espero volver a verlas pronto.

Sonrió, pero cuando se recogió el cabello algo en su cuello me llamó la atención: un tatuaje, con un símbolo que removió algo en mi interior.

Mag se reunió con otra chica en el camino. Lotty y yo nos dimos una mirada, un poco confundidas, pero luego olvidamos el asunto.

Dejé a Charlotte luego de un rato y llegué a la ciudad con prontitud gracias a los pocos carros que había en la calle gracias a la hora.

Llegando al lugar pude ver a Alan parado frente a la universidad, esperándome. Lo que me causó curiosidad fue verlo acompañado de una chica que tenía el cabello tinturado de rubio y negro en las puntas, junto con un hombre de cabello rubio.

Aparqué y bajé del auto, pero cuando giré para caminar hacia Alan, solo quedaba la mujer con él. Por más que miré a mi alrededor, no pude ver a nadie.

Al llegar a él pasé mis brazos por su torso, en un abrazo que por un pequeño momento no me devolvió. Me metió bajo su brazo, rodeándome por los hombros. Quedé frente a frente con la chica que me miraba con curiosidad, pero algo en ella no me gustó; quizá por la sonrisa fingida que me daba, por el frío que desprendían sus ojos cuando me miraron o por la calidez con la que miró a Alan.

Sentí un beso en mi cabeza, así que miré al dueño de ese beso. Alan me sonrió, pero en sus ojos noté que parecía ausente.

—Hola —saludé en general.

—Hola. —Me devolvió Alan en voz baja y con una sonrisa. Parpadeó, volviendo la mirada a su acompañante—. Evoleth, te presento a Abril, mi novia y prometida.

—Un gusto —dije y en respuesta obtuve un «lo mismo digo».

—Me tengo que ir, pero fue un gusto volver a verte, Alan. Espero que se repita.

Su forma de despedirse de Alan —con un beso en la mejilla mientras a mí solo me dio una mirada y una despedida de mano—, no me gustó, así que en cuanto estuvo lejos y sin dejar de abrazarlo, me puse frente a él, mirándolo con una ceja arqueada.

—¿Quién es?

Se demoró un poco en responder, pero al final lo hizo.

—Una antigua amiga. Es de los McCall.

—Tu antigua manada. —Asintió, pero no dijo nada más. Fruncí el ceño al sentirlo incómodo—. ¿Qué pasa?

—Pareces celosa.

Sacudí la cabeza en negación, aunque sí, sí estaba un poco celosa.

—¿Podemos irnos ahora?

Su respuesta fue caminar hacia el auto. Ya dentro de él recordé que había algo que le iba a preguntar, pero a mi cerebro había eliminado la imagen del rubio y la había reemplazado por la mirada que le dio Evoleth a Alan. De seguro hice alguna mueca, porque Alan preguntó:

—¿Estás enojada? —Le di un vistazo antes de negar.

—No, solo estoy cansada. —Asintió, no muy seguro de la veracidad de mis palabras. Alan me conocía: sabía que estaba mintiendo.

*

Otro capítulo más. No pensé tenerlo tan pronto, con sinceridad, pero me alegra haber actualizado dos veces el mismo día.

Esta capítulo tiene detalles que se desarrollarán más adelante, cosas nuevas que no estaban en la versión anterior, pero como estoy editando la trama de los tres libros, pues es necesario meter todas estas cosas y posiblemente alargar la historia un poco más. Sin embargo, algunos detalles estaban en la trama de Lunas de Hielo. Espero que los hayan cogido y sepan hacer sus conexiones.

¡Nos veremos luego con otro capítulo más!

Continue Reading

You'll Also Like

87.9K 8.6K 26
Amairani Montiel, una joven empresaria bastante exitosa quien está soltera y tiene ceberos problemas en contra del amor pues cree que es un completo...
889K 44.1K 21
Por mucho tiempo pensó que el amor no estaba destinado para formar parte de su vida. Incluso cuando creyó haberlo encontrado, el hombre predilecto fa...
11.2M 808K 189
Oliver es el joven heredero del trono, desesperado por no encontrar a su pareja eterna, decide casarse con otra mujer loba, todo cambia cuando su pad...
3.9M 220K 46
Cuando encuentras a tu hermana y al que creías era el amor de tu vida teniendo sexo, solo hay una cosa que te viene a la cabeza: Venganza. -Deberías...