POV CHOI SIWON.
Se ve tan bien en su vestido blanco, esperando donde yo debería estar se encuentra otro hombre.
No me queda otro remedio más que entrar a la iglesia y sentarme en silencio. Estuve afuera esperando por un rato mientras me preguntaba por qué vine aquí.
Debo admitir que lo arruiné y ahora ella está con otro. Debo ser feliz por ella aunque me duela en el alma aceptarlo.
Conocí a Cha HeeJoo cuando tenía diecisiete años, antes de debutar con Super Junior, es la hija de uno de los socios de mi padre. Íbamos en el mismo colegio, siempre fue un rayo de luz en mi vida, mi corazón prácticamente latía por ella.
Pronto nos convertimos en muy buenos amigos pero desde hacía tres años comencé a tener sentimientos más allá de la amistad, tuve las intenciones de confesarme pero no conseguí el valor necesario para hacerlo a tiempo.
Cuando lo reuní y estaba listo para declararle mi amor ella me dijo que se había comprometido con un empresario francés que conoció en una de las fiestas de su padre.
-¿Realmente lo quieres? -pregunté con la esperanza de que me respondiera negativamente-. ¿O te están obligando a casarte?
-No digas tonterías Wonie -ella es la única que me llama de esa manera-. Nunca he dejado que mi padre decida mi vida y jamás permitiría que lo hiciera de esa manera. Realmente amo a François, es un hombre maravilloso.
Esa fue la última conversación que mantuve con ella, la había perdido para siempre por cobarde y estúpido. Después de que me hablara de su boda sonreí y me desvanecí. No podía estar cerca de ella porque sabía que terminaría confesándole todo y no era justo que la hiciera pasar por algo así.
Me llegó la invitación con una nota.
"Espero verte ahí SiWon, si no apareces jamás volveré a hablarte.
Hee Joo".
Es por eso que había terminado en aquella iglesia, no podía perderla del todo, no estaba listo para dejarla ir. Además mis padres me hubieran obligado a asistir de todos modos.
Todos se lucían verdaderamente felices, lo que me hacía sentir mucho peor.
La música comenzó a sonar, mi corazón estaba a punto de romperse en mil pedazos.
La miré caminar por el pasillo con los ojos llenos de amor para el hombre con el que pasaría el resto de su vida, deseé ser yo, pude ser yo. Había rezado para que pudiera decirle mis sentimientos antes de que pasara algo como eso.
Sentía que las lágrimas se formaban en mis ojos, ella pasó frente a mí y me sonrió como siempre, debía soportar hasta el final de la ceremonia.
Ésta concluyó una hora después acompañada de los aplausos de todos los asistentes, tenía planeado salir antes de que llegara el momento de las felicitaciones pero mi padre me detuvo.
-¿A dónde demonios vas, SiWon? -preguntó mirándome molesto.
-Debo irme, tengo un compromiso.
-No intentes mentirme diciendo que tienes algo que hacer por trabajo porque me aseguraste que tu agenda estaba libre, además Cha KyungWoo es uno de mis mejores amigos y no puedes hacerle la grosería de irte antes de tiempo de la boda de su única hija.
No tuve más remedio que quedarme, no iba a desafiar a mi padre en público. Me acerqué a HeeJoo para abrazarla.
-¡Wonie! -dijo cuándo fue mi turno-. Estoy muy feliz.
La felicité, realmente esperaba que fuera feliz con el hombre que había elegido como marido para que yo pudiera olvidarla.
-Ni se te ocurra escaparte -dijo mi padre antes de subir a su auto.
Fui a la recepción, me sentía asfixiado, todo a mi alrededor me provocaba dolor. No podía decirle eso a mi padre porque ya me imaginaba su reacción: "Compórtate como un hombre".
No necesitaba una discusión con él, no estaba de ánimos. Tras unas tres horas me levanté dispuesto a irme, ya no podía soportar estar un minuto más en aquel salón rodeado de personas felices mientras yo sentía que mi corazón estaba a punto de romperse.
-Ya cumplí, no creo que se vea mal que me vaya ahora -dije cuando me fui a despedir de mis padres.
Papá no me dijo nada, salí del lujoso hotel donde fue la recepción. Pensé en irme a casa pero me di cuenta de que no me haría ningún bien así que di la vuelta y me fui a la zona de bares más exclusiva de Gangnam, entré al primero que vi. Era un club masculino exclusivo pero no dejaba de ser un lugar para conseguir a una mujer por una noche.
El lugar estaba a media luz, la música aunque fuerte no llegaba a los niveles de un antro, había un par de jaulas sobre la pista principal donde un par de chicas bailaban con poca ropa.
Las meseras usaban vestido ajustados, sin llegar a ser vulgares, todas ellas eran lindas pero nada más.
Me senté en una de las mesas más alejadas. Inmediatamente después se acercó una de las meseras.
-¿Qué se le ofrece? -preguntó provocativamente.
-Una botella de whisky, por favor –dije serio.
-En un momento.
Noté que algunas de esas chicas se dejaban manosear por los clientes, de pronto una de ellas llamó mi atención, parecía incómoda con el vestido, miraba a todos con desagrado mientras iba por las bebidas pero ponía una sonrisa falsa en su rostro cuando las entregaba en la mesa correspondiente.
-Aquí tiene -dijo mi mesera sacándome de mis pensamientos-. ¿Se le ofrece algo más?
Tocó seductoramente uno de los vasos que llevó con la botella, era obvio que estaba insinuándose pero yo no estaba interesado en lo que ella ofrecía, en primera porque estaba más que triste y en segunda no iba a involucrarme con esa clase de mujeres.
-Gracias, la llamaré cuando la necesite –respondí con firmeza.
Ella pareció decepcionada pero no me importó, tenía demasiados problemas como para preocuparme por una mesera.
Comencé a tomarme el whisky solo, me ardía el estómago pero lo soporté, quería olvidar ese maldito día y no pensar en el futuro que me esperaba sin HeeJoo en él.
El alcohol comenzó a hacer efecto, pedí otra botella y me la terminé igual de rápido que la primera, en cierto momento ya no era capaz de conectar dos ideas.
-¿Está bien? –preguntó una voz femenina que escuché lejana.
Eso fue lo último que recuerdo antes de perder el sentido.
POV HA YOO JIN.
Nunca me imaginé que terminaría trabajando en un lugar lleno de hombres libidinosos que por el solo hecho de pagar por una botella se sentían con el derecho de toquetearme.
Cada vez que volvía a casa del trabajo me sentía humillada y sucia pero no tenía otra opción, debía trabajar en ese lugar para poder pagar el tratamiento de la pequeña HyeWon, ella no tenía la culpa de los errores de su madre, mi hermana, Eun Seol.
Mi hermana y yo nacimos en el seno de una familia unida, mis padres se amaban y nos amaban demasiado. Lamentablemente murieron en un accidente de auto dejándonos a mi hermana y a mí completamente solas.
Yo acaba de ingresar a la universidad cuando ocurrió el accidente, tuve que dejar la escuela y me hice cargo de Eun Seol. El gran sueño de mis padres era que nos convirtiéramos en profesionistas, lo más práctico era que una de las dos sí tuviera la oportunidad de estudiar, por eso decidí enfocar mis esfuerzos en que mi hermana concluyera sus estudios.
Me dediqué a trabajar como asistente de contabilidad en una pequeña empresa familiar, eso me dio la oportunidad de ganar suficiente dinero para la universidad.
Pasaron los años, ella terminó la carrera y se fue de casa, no me sentí mal, sabía que eso pasaría, había logrado cumplir el sueño de mis padres y eso era suficiente para mí.
Comencé a hacer planes para mi futuro, la idea que tenía en mente era poner un negocio, así podría sobrevivir cómodamente.
Durante los primeros meses desde que se fue no tuve demasiadas noticias de mi hermana, cada que intentaba ponerme en contacto con ella decía que estaba ocupada con su trabajo. Elegí darle su espacio, la oportunidad de vivir su vida con libertad.
Transcurrieron diez meses, yo seguía trabajando como asistente de contabilidad, me faltaba poco para reunir el dinero suficiente para comenzar con mi negocio cuando una noche Eun Seol apareció en la puerta de mi casa con sus maletas y cinco meses de embarazo.
-¿Qué demonios pasó? -le pregunté cuando entró.
Ella se soltó a llorar, estaba realmente molesta con la situación, era evidente que no había un padre involucrado, porque había ido a buscarme. Decidí que escucharía su historia antes de reaccionar.
-Pensé que me quería -dijo sin dejar de llorar-. Pero en cuanto me embaracé me abandonó.
-¿De quién hablas?
-Del papá de mi hijo.
En resumen, el desgraciado que embarazó a mi hermana y la abandonó era su jefe, como lo sospechaba la sedujo prometiéndole que se casaría con ella, se aprovechó de su ingenuidad. Mi hermana tenía veinticuatro años cuando terminó embarazada de aquel tipo. Ella no quiso contactarse conmigo cuando se enteró porque pensó que yo me enojaría y le daría la espalda, pero la corrieron del lugar donde vivía ya que se quedó sin trabajo porque cuando Eun Seol le habló de su embarazo, el imbécil le quitó su empleo, entonces no tuvo otra opción que volver a casa conmigo.
-Nunca sería capaz de dejarte tirada -le dije algo dolida.
-Perdóname, es que he sido una malagradecida, has hecho demasiado por mí y en vez de pensar en cómo devolverte una pequeña parte me dediqué a vivir mi vida sin pensar en ti. Y ahora vengo con este problema.
-Eres mi hermana y lo que hice por ti fue mi decisión, no importa lo que pase, yo seguiré siendo tu familia.
Me abrazó sin dejar de llorar. Mis ahorros para el negocio se fueron a la planeación de la llegada del nuevo bebé, afortunadamente todavía no renunciaba a mi empleo.
Fue así que se quedó conmigo, cuatro meses después, tras ir a pelear con el imbécil que la dejó embarazada, el parto tuvo lugar.
A causa de la discusión, mi hermana tuvo eclampsia, el hospital me llamó en cuanto la ingresaron.
-¿Familiares de Ha Eun Seol? -preguntó un médico.
-Soy yo -dije de inmediato-. ¿Cómo está?
-Su hermana presenta un cuadro de hipertensión grave, hemos hecho lo posible para disminuirla pero no lo logramos así que el parto tendrá que adelantarse.
Lo que me dijo el médico me preocupó pero confiaba en que todo saldría bien.
Eso no sucedió, mi hermana falleció un par de horas después del parto, dejándonos a HyeWon y a mí completamente solas.
No podía parar de llorar al ver el cuerpo sin vida de mi hermana. Me culpaba por su muerte, yo tenía que haber peleado con ese tipo, pero ella se fue sin decirme nada. Ya no podía hacer más por ella pero criaría a HyeWon como si fuera mía.
Fue muy difícil al inicio, yo no tenía experiencia con bebés, tenía que trabajar y cuidarla al mismo tiempo. Apenas y dormía, pero esa pequeña bebé era mi única familia y tenía que cuidarla con mi vida. La nombré HyeWon porque era el nombre de mi madre, además en una ocasión Eun Seol lo mencionó como sus opciones para el nombre.
Pasé los seis meses más difíciles de mi vida intentando sacarnos adelante pero lo peor estaba por venir.
HyeWon comenzó a tener problemas respiratorios, estaba muy asustada cuando la llevé al hospital la primera vez, me dijeron que tenía neumonía. En ese momento sentí que el mundo se abría a mis pies, mi única familia estaba gravemente enferma y seguramente era mi culpa.
-No fue su culpa -dijo el doctor intentando tranquilizarme-. Al no recibir leche materna sus defensas son un poco más débiles que las de mayoría de los bebés. Además la trajo a tiempo.
Mi vida se volvió más complicada, tenía que hacer frente a las cuentas del hospital, por esa razón es que entré a trabajar a ese maldito bar. A pesar de que mis jefes me daban tiempo para hacerme cargo de mi sobrina mi sueldo no cubría las facturas del hospital.
Una de mis compañeras de trabajo al verme desesperada me dio la dirección de ese lugar, el gerente me hizo una "entrevista" que básicamente fue dar vari vueltas cerca de él embutida en un mini vestido vulgar.
La primera noche fue horrible pero el sueldo y las propinas eran excelentes así que tuve que soportar las miradas y los toqueteos no consentidos.
Era una noche especialmente agitada cuando lo vi llegar, era un hombre alto, bastante atractivo y parecía ser rico. Me extrañó verlo en ese bar, no era lo suficientemente exclusivo para alguien como él.
-Yo lo quiero -dijo Song HyoJin.
Ella era de las meseras que tenía más experiencia y era bastante territorial con sus "clientes". Decidí que no me iba a pelear por alguien como él, además el hombre ni siquiera se veía de humor como para contratar los servicios extras que ofrecía HyoJin.
Yo tuve razón porque cuando fue a preguntarle su orden, él la rechazó de una manera muy sutil.
-¡Qué idiota! -dijo cuando volvió-. Seguramente es gay.
-No todos los hombres que no se quieren acostar contigo son gays -dije entre dientes.
-¿Dijiste algo? -preguntó molesta.
-No –dije sonriendo.
Tomé mi pedido y me alejé de ella. El guapo hombre estaba bebiendo como si quisiera olvidar algo o a alguien, estuve cuidándolo sin saber por qué.
Después de un par de horas me di cuenta de que HyoJin se había percatado de que el hombre estaba muy ebrio. La conocía a la perfección y sabía que era capaz de muchas cosas malas con tal de obtener dinero, por eso me acerqué al hombre para preguntarle su estado y en ese momento se desmayó. Tenía que sacarlo de ahí antes de que algo malo le ocurriera.
-Saldré temprano -le dije al gerente en cuánto lo vi.
-¿Un cliente? -preguntó curioso-. No sabía que también ofrecías esos servicios.
-Es alguien especial –dije con seguridad.
Iba a acercarme al hombre para sacarlo del bar cuando HyoJin se me acercó.
-¿A dónde vas con mi cliente? -dijo tomándome con fuerza del brazo.
-Ahora es mío, él me lo pidió -respondí soltándome.
Lo saqué de aquel bar y lollevé a mi casa, porque no sabía dónde vivía. Solo esperaba haber hecho locorrecto.