Equipo X: Mortal Game

By Bohespirit

278K 15.6K 628

Eran un equipo -el Equipo X- diseñados, desarrollados y utilizados por el gobierno americano para ejecutar su... More

|CAPITULO 1|
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capirulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo X
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Nota Rápida
Capitulo 53

|CAPITULO 2|

10.2K 508 17
By Bohespirit

Durante su niñez, los cuatro muchachos habían sido entrenados como máquinas de ataque mortales, pero también habían recibido clases como cualquier otro para estimular su cerebro también. Una vez, durante la clase de historia, la maestra habló acerca de la mitología griega: mitos y leyendas completamente inconcebibles para los 4 muchachos por lo fantasiosas que eran, seres extraños surgidos por fenómenos inexplicables–no como ellos que fueron creados por científicos- y dioses, fuerzas todo poderosas y surreales. Eran estupideces. A pesar de ser absurdo para él; Delta sintió algo parecido a la simpatía por el dios Chronos, el dios del tiempo. Con sus manos, Chronos manipulaba el inicio y el fin. Algo podría estar naciendo un segundo, pero al siguiente muriendo.

Un segundo.

Una bala.

El poder de Chronos.

Las manos de Delta.

Un soldado menos. Ni bien el primer soldado cayó, cientos de otros soldados entraron en alerta, corriendo de un lado al otro preparándose para cualquier ataque. Lo que no sabían era que el siguiente ataque se colaba por una puerta lateral del complejo.

Skarllet entró sin ningún problema; aun así, siguió alerta, con todos sus sentidos agudizados y preparados en caso de ser necesario. Caminó pegada a la pared. Escuchaba soldados corriendo de un lado al otro por los pasillos, una alarma de alerta estridente y voces alteras discutiendo en una sala no muy lejana.

Bingo.

Hora de la fase dos: atacar y destruir; la parte favorita de los agentes.

Skarllet se dirigía hacia los murmullos, lista para llevar a cabo su parte del plan, cuando escuchó algo.

Vidrio rodando y chocando. Luego voces, susurrando pero logró distinguir las palabras "deprisa" y "con cuidado" en una lengua árabe. Puede que no fuera nada importante, pero tras años en misiones uno desarrolla cierto sexto sentido a la hora de cambiar planes debido a algo sospechoso.

Se detuvo un segundo para considerarlo, pero no tenía tiempo que perder.

—Demon, Trouble; entren. Cambio de planes— mientras más corto y conciso es mensaje, mejor; es una ley entre los agentes, al igual que no hacer preguntas. Si había un cambio de planes era por algo sumamente importante.

Los dos agentes intercambiaron una mirada pero no se demoraron al entrar en acción. Con la ayuda de sus guantes y rodilleras, se colaron por una ventana en el segundo nivel según lo planeado. Fue difícil para Demon entrar dado a lo estrecho de la ventana, pero tras un fuerte puñetazo logro zafarla de sus gozones y entrar al fin. El complejo por dentro era una amplia bodega, con pasillos a tres niveles a los lados que se entre cruzaban y se perdían; algo así como un laberinto. Pero, en el centro de la bodega todo se despejaba en una especie de hoyo, donde no habían pasillos ni cables, solo un espacio gigante donde se encontraba por lo que venían: la bomba. Trouble tiró de la manga de Demon y, con un gesto de barbilla, le señaló hacia arriba. Un techo corredizo. Se podía ver claramente como el techo estaba divido en dos placas metálicas enormes, unidas por el momento.

20:30:07

Otra bala.

Lugo otra.

Más balas siguieron a la primera en el campo abierto de asfalto que rodeaba la bodega. Una tras otra salían del ponente cañón. Inhalación, disparo. Era un círculo vicioso que Delta repetía una y otra vez. Solo apuntaba, inhalaba y disparaba a un nuevo objetivo; dando justo en el blanco, sin fallar ni un solo centímetro. Los soldados corrían de un lado al otro, rodeando el complejo, armados, pero sin saber de dónde venía el ataque. No veían nada y Delta era lo suficientemente astuto como para disparar en diferentes direcciones. Izquierda, derecha, otra vez un soldado a su derecha y luego al centro; cambiando la secuencia con cada disparo. Uno a uno se fue deshaciendo de los soldados, pero veía como de la puerta principal salían cada vez más. Era como ver un hormiguero, más y más hormigas salían para defender su territorio.

Esto iba para largo.

Al menos sería entretenido.

Igual como encontrar una entrada fantasma en un pasillo que parecía no tener fin. Skarllet caminó pegada a la pared, el frio metal deslizándose por su cuerpo, tratando de no perder el ruido de los cristales, buscando la entrada a donde fuera que iba. Por fin, a unos metros de su lugar 2 hombres con trajes herméticos –cubiertos de pies a cabeza- salieron de la pared. Skarllet asumió de una puerta corrediza e invisible. Una puerta de última tecnología utilizada únicamente en laboratorios para refugiar cosas ultras secretas, altamente peligrosas o ambas.

—Caballeros— dijo, con una sonrisa siniestra; una sonrisa de suficiencia y superioridad. Los dos científicos pararon en seco, volteándose sobre sus talones para encarar a la intrusa. Llevaban un carrito metálico entre ellos y pudo oír perfectamente, gracias a las modificaciones en su oído, el sutil titileo de vidrio al chocar. De la pared surgieron tres soldados, armados y sorprendidos al igual que los científicos por la joven rubia-y hermosa- que tenían delante de ellos. Su sonrisa se amplió. Perfecto, cinco contra una; sería como un abrir y cerrar de ojos.

Como un suspiro.

La misión de Skarllet consistía en infiltrarse, colocar pequeñas bombas de gas inmovilizador y activarlas para que cuando Demon y Throuble entraran en acción todo estuviera despejado. Mientras tanto, ellos se encargarían de destruir el sistema de luz del complejo y estaban en ellos cuando Skarllet habló. Se vieron obligados cambiar de planes en menos de dos segundos para entrar obedecer la orden de Skarllet. Aún no sabían provocó ese cambio de planes, pero sabían que si ocurría algo como eso en una misión era por algo vital, más que cualquier cosa que ellos podrían estar haciendo. Así que en vez de resetear el sistema directamente, Demon se vio obligado a insertar u chip de comando remoto para poderlo hacer desde la distancia.

Como agentes altamente capacitados, los cuatro contaban con la misma colección de químicos, alojados en un pequeño compartimento que se desplegaba como un pergamino en el antebrazo izquierdo de su traje. Contaban con gas lacrimógeno, gases neutralizantes y reactivos químicos para bombas. Demon a la izquierda y Trouble a la derecha; dividir para conquistar. Cada uno corrió lo más rápido que sus piernas pudieron; colocando las pequeñas bombas inmovilizantes del tamaño de una moneda en el barandal que rodeaba en claro donde se alojaba la bomba; rodeada por soldados y científicos aun trabajando en ellas. Como si afuera no se estuviera desatando un infierno y adentro estaría por arder.

En menos de dos minutos lograron recorrer todo el complejo, colocando bombas cada metro exactamente, y se reunieron nuevamente en el punto donde partieron. A estas alturas no les importaba tanto el sigilo, en un par de segundos todos estarían bajos los efectos del gas, por lo que prefirieron velocidad y corrieron sin estar preocupados por ocultarse o pasar agachados. Estaban viéndose frente a frente tras haber terminado cuando un sonido metálico retumbo a su lado, casi en el oído de Trouble.

El sonido de una bala.

La bala impactó contra el barandal metálico y subió al aire, perdiéndose quién sabe dónde. Voltearon a ver, bajando la vista por el barandal. Varios soldados congregados y listos para abrir fuego ante cualquier movimiento sospechoso, por mínimo que fuera.

—¡Alto, las manos arriba!— grito una voz araba desde el primer nivel.

Obedecieron.

O eso les hicieron creer.

Con las manos sobre la cabeza, accionaron las bombas.

Una nube grisácea broto de los barandales, cayendo hacia abajo. Hacia el claro donde soldados y científicos cuidaban la bomba. Hacia donde Trouble y Demon debían llegar. Antes de caer inconscientes los soldados abrieron una lluvia de balas con dirección a los intrusos. Intrusos que hacia minutos ya no se encontraban ahí. Aunque el gas no representaba ningún peligro para ellos, si afectaba su sistema en cierta medida: los volvíamos lentos al tener que batallar contra el toxico y a la vez hacer esfuerzo físico. Para ello, contaban con máscaras especiales que filtran el aire del exterior, convirtiéndolo en oxígeno puro. Eran prácticas, planas, cómodas; a simple vista parecían solo una tela o una bufanda delgada sobre sus bocas. Una vez cesaron las inútiles balas, y el gas se dispersó, lograron comprobar el estado de las personas: tanto científicos como soldados se hallaban desplomados en el suelo, inconscientes.

Saltaron.

Desde el barandal hasta sentir el suelo firme bajo sus pies; en una caída elegante, casi como la de una bailarina. Con la diferencia de que las bailarinas se elevan un par de centímetros sobre el suelo y ellos lo hicieron a más de cinco metros. Inmediatamente ambos tomaron posiciones: Demon en la computadora central de comando y Trouble alerta, con un revolver listo para rugir. Así como con el sistema eléctrico, del brazo de Demon salieron cables y una pantalla holográfica donde tecleaba y hackeaba los comandos de la bomba. Troubel rondaba el área, ocasionalmente agachándose para leer los nombres en los pequeños gafetes de los científicos y soldados.

Ahmed Gadaff, soldado 329; Hasan Jara, científico 054; Malek Kozame, cientifico194; oh, otro Ahmed, soldado 234...

¿Pharell Jones? Se detuvo para ver al individuo Pharell Jones, científico 034 detenidamente. Definitivamente él no se parecía en nada a las pieles morenas y cabellos negros de sus compañeros. Tenía piel bronceada -no morena- y Trouble dedujo que se debía por una exposición reciente al sol pero que originalmente era incluso más blanca que la de Delta; su cabello estaba era rubio, pegajoso por horas en este calor infernal del desierto pero rubio al fin. Estaba a punto de abrir sus ojos cuando la gigantesca puerta principal se abrió y cientos de soldados armados entraron, listos para exterminar al enemigo.

Exterminarla a ella.

20:32:25

Por un puñetazo en la mandíbula, Skarllet trastabilló hacía atrás. Con el dorso de la manga limpio el pequeño río de sangre que broto de su mejilla reventada. Al principio, los soldados dudaron un poco al ver que era una mujer pero al ver que ella no se limitaría, tampoco lo harían ellos. Ya iba un soldado y muchas armas menos; pero quedaban dos soldados aun y los científicos que se habían mantenido huido con el carrito y las muestras. Le sonrieron, confiados que ya la tenían. Ilusos, si tan solo supieran a quien se estaban enfrentando. Skarllet solo necesitaba un pequeño golpe más para liberar toda su adrenalina, y ese puñetazo fue suficiente. Sus ojos centellaron, volviéndose más intensos aun. Sus músculos se volvieron rígidos, casi como el acero. Y su sonrisa era la de un depredador, la de una bestia sedienta de sangre. Puedo ver como se tensaron sus oponentes, disimulando su miedo con semblantes de seriedad y poses de ataque. Miedo, eso provocan las bestias. Tomo impulso y con una patada justo en el abdomen, hizo que un soldado cayera en el suelo. Regreso con ese mismo impulso y arremetió con un gancho justo en la mandíbula al otro, haciendo que cabeza se volteara a la derecha con demasiada fuerza. Escuchó como las vértebras de su cuello crujieron en un chirrido placentero para sus oídos. Antes de que se desplomara por completo, lo tomó del cuello y con fuerza lo levanto en el aire y lo aventó en contra de su compañero antes de que lograra levantarse del suelo. Recogió del suelo su revólver y con dos estallidos, los cuerpos se desplomaron por completo en el suelo. Sin perder tiempo, corrió a una velocidad sorprendente para un humano –casi como una chita- por el pasillo donde vio a los científicos huir. Oía el tintineo oscilante de los tubos de vidrio cada vez más cerca hasta que en una curva los encontró. Aunque no podía verles el rostro, supo que todo rastro de color desapareció. Uno de ellos tomó valor y corriendo se acercó a ella con la intensión de asestarle un golpe en la cara. Skarlet no hizo mayor cosa, solo tomó su puño con su mano y con el mismo impulso lo desvió, haciendo que se estrellara contra la pared metálica y se desmayara por el impacto. El otro científico retrocedió, lleno de pánico por la bestia inhumana que tenía en frente de sí. Por un mal paso, cayó de espaldas pero siguió retrocediendo al mismo tiempo que Skarlet avanzaba. Al levantar su vista, la agente descubrió lo que pretendía: accionar el botón de emergencia. Si eso ocurría, quería decir que el sistema lanzaría una señal a alguna agencia o cuartel superior a este y mandarían refuerzos. Esto quería decir que el gobierno Árabe estaba detrás de ellos; muy detrás. Ambos se dieron cuenta de que ella se diera cuenta por lo que la velocidad aumento. El científico comenzó a gatear como si su vida dependiera de ello. Bueno, así era. Casi al mismo tiempo, llegaron al botón, pero por un segundo de diferencia, el científico lo accionó.

20:32:26

Sistemas de emergencia, apagados.

Radares, desconectados.

Ondas de comunicación, inválidas.

Demon había inhabilitado el sistema de energía por completo, ahora solo le faltaba un par de códigos y la bomba sería un pedazo de hojalata inservible. O al menos así creía cuando iba por los últimos. La computadora central comenzó a lanzar códigos en otros idiomas; desde ingles hasta lo que el reconoció como mandarín, pasando por europeo (resultado de la unión de las lenguas pre-existentes en el territorio de la Coalición Central) y el árabe. Como un ser super desarrollado, tanto Demon como los otros tres chicos habían sido educados en el arte de los idiomas por lo que conocían, hablaban y escribían casi todos -sino es que todos- los idiomas; por lo que descifrar los nuevos códigos no fue difícil. Solo raro. Muy inusual. Sin embargo, no era momento ni lugar para pensar en ello por lo que se limitó a seguir con los códigos que parecían interminables.

Interminables, al igual que todos los soldados que entraron por la puerta principal de la bodega. Trouble logro calcular que eran unos doscientos soldados –sino es que más. Todos ellos apuntaban sus armas a la pequeña morena. Sabía que no debía mostrar miedo ni duda; eso solo les daría una ventaja sobre ella; y también sabía que solo era cuestión de segundos para que abrieran fuego en contra de ella.

—¿Quiénes son ustedes?— Preguntó el soldado que estaba justo a la cabeza. Un general. Su uniforme era diferente: más elaborado y de una tela más gruesa y de mejor calidad al de los demás —¿Quién lo envió?

Tanto Trouble como Demon (quien no había levantado la vista de su pantalla pero estaba alerta de lo que ocurría) pudieron notar un acento diferente en su hablado. El idioma era árabe, pero su acento definitivamente revelaba que su idioma natal era otro.

Pharell Jones. Un general extranjero. Tendría que vigilar a ambos para tomarlos como rehenes una vez terminara la misión.

—¡Responda señorita, o no nos dejara otra más que abrir fuego!

—Bueno— respondió en árabe. Aseguro su trenza y regreso a la posición de ataque, tensando los puños visiblemente. —¿Están listo?—

El general levantó la mano, listo para dar la señal. Bajó el primer dedo.

Y la primera bala rugió. Seguida por el sonido sordo de un cuerpo tras desplomarse. Un soldado del bando contrario se desplomo en el suelo. El general se congeló, confundido. La joven que tenía delante no se había movido ni un milímetro; sin embargo, había perdido a uno de sus hombres. Todos los soldados voltearon a ver a todos las, confundidos y aterrados, cuando de diferentes lados del barandal saltaron otros dos jóvenes. Un chico y una chica; armados pero serenos. Cayeron con gracia a en diferentes esquinas, por lo que la morena quedó de una lado, el chico en otra esquina y la otra chica en la opuesta. Los tenían rodeados. Los soldados se voltearon al intruso que tenían más próximo; unos a la izquierda, otros a la derecha, otros se quedaron al frente y todos a todos lados confundidos.

El general volteo a ver sobre sus hombros a los nuevos intrusos, sin perder de vista a la morena. Pudo ver como una sonrisa creció en el rostro de la joven, haciendo que se enfureciera y, en un abrir y cerrar de ojos, bajó todos los dedos; dando permiso a abrir fuego.

Una tormenta comenzó dentro de la bodega. Las gotas de lluvia eran balas; los truenos, el estruendo del disparo; y los relámpagos eran los tres agentes que se movían con una destreza entre las balas, repartiendo golpes y disparos entre los soldados. Era como ver a tres jóvenes bailando bajo la lluvia; desenvolviéndose en una coreografía letal. En una hermosa coreografía letal.

Uno a uno, fueron eliminando a los soldados enemigos. Uno a uno fueron códigos tecleados. Uno a uno, los segundos pasaron.

20:37:55

Algunas balas y golpes los alcanzaron, pero ni una en algún órgano vital por lo que no le prestaron atención y siguieron su ataque. Sabían que así era por el cosquilleo de sus células y bombeo de sangre regenerando para cerrar la herida y combatiendo las bacterias, pero no era nada a lo que no estuvieran acostumbrados desde hacía años.

—¿Demon?— La voz de Skarllet siseó por sus auriculares.

—Ya casi— dijo el joven entre dientes. Tenía la mandíbula apretaba y toda su concentración en la pantalla saturada de códigos. Esta plataforma era algo completamente nuevo para él. Había descifrado cosas parecidas en distintas misiones, lugares y regiones; pero por más que teclear, más códigos surgían. Más sospechas tenía y más se complicaba su trabajo.

—Quedan 15 minutos, Demon— estaba vez fue Delta quien habló; él siempre era el encargado de calcular tiempos y cronogramas.

—Ya casi...— la voz de Demon quedó ahogada por un estruendo.

Un sonido sordo que retumbó por todas las paredes. El cohete donde se alojaba la bomba estaba comenzando el proceso de despegue.

Esto era cada vez más interesante.

Demon sabía que si no hacía algo en este instante, todo estaría perdido. Tenía que actuar rápido y supo de inmediato que tenía que hacer: desactivarla de forma manual. Tecleó un último comando, con el cual abrió la puerta del cohete. Tiró de ella, deformando el metal bajo su agarre y entró.

Delta había estado oculto en la arena gracias a la oscuridad de la noche, en la lejanía vigilándolo todo y disparando a diestra y siniestra con una precisión magistral. Hasta que comenzó a ver como los soldados se retiraban y entraban en la bodega. De inmediato supo que no era una retirada; eran sus hermanos. Guardó todo su arsenal en su cinturón en los pequeños compartimientos, tal y como venía, se levantó y recorrió de una forma sorprendentemente veloz los kilómetros de arena que lo separaba de su equipo. Trepó como una ardilla –una ardilla de casi dos metros- la altísima maya que rodeaba el complejo y entro por la misma puerta que Skarllet. Sabía que entrar por la puerta principal sería una estupidez por lo que optó por la opción más discreta. Entró e inmediatamente supo por dónde había ido su hermana: el olor a pólvora seguía fresco en el aire. Luego encontró casquillos de balas en el suelo y siguió las pistas hasta que llegó a los cuerpos. Si, definitivamente Skarllet había pasado por ahí. No tuvo que correr demasiado para topársela a media ejecución. Carraspeó, lo que hizo que volteara, apuntando con el cañón aun humeante. Al ver de quien se trataba, Skarllet bajó el arma y su semblante se suavizó.

—Bueno ¿Qué tenemos aquí?— Dijo, señalando el carrito con los tubos de ensayo.

—Ni idea. Solo sé que es importante. Estaban en un cuarto resguardado y oculto, llevaban tres guardias y los defendieron hasta el último aliento— dijo, con la vista pegada en los tubos. —Como sea, toma cuantos puedas— de forma metódica y cuidadosa, comenzaron a guardar los tubos en un compartimiento extra en sus botas, vacíos; diseñados para casos en los que necesitaran guardar muestras, tal como este.

—Rápido, nos necesitan en otro lugar— dijo, puesto que estaba seguro que todos esos guardias si no estaban aquí, de seguro estaban con Trouble y Demon. Skarllet se limitó a asentir con la cabeza y acelerar sus movimientos, con sumo cuidado y precisión.

Una vez dentro, Demon se dirigió al panel de control de navegación. Antes, los soldados se veían envueltos en misiones suicidas; tal y como sería esta si no fuera por los últimos avances tecnológicos inventados a partir de ello. En las últimas décadas se desarrollaron cohetes explosivos sin necesidad de un piloto abordo. En vez de ello contaban con paneles de control de navegación, los cuales eran computadoras centrales que estaban programadas para llegar a su destino, caer o soltar la bomba dependiendo del caso y destruir todo cuando se encontrara en el radio de detonación. Se habían vuelto una herramienta muy útil, y la favorita del gobierno de las Cordilleras Occidentales. Tiró a un lado el metal protector de los cables, encontrándose con una maraña aún más grande que afuera en el panel eléctrico. Debía tener cuidado dado a que si cortaba el cable equivocado podría enviar una señal de auxilio, hacer que despegara antes de tiempo o, peor, podría hacer que explotara ahí mismo.

Trouble al ver como la silueta de Demon se escurría por la puerta del cohete, automáticamente tomo posición para proteger la entrada, eliminando a todo el que iba detrás de su hermano. Eso era, su hermano. Al igual que los otros dos agentes; solo se tenían los unos a los otros y tras años de poner sus vidas en peligro habían logrado formar una familia. Una familia sin padres ni ningún otro pariente, conformada por cuatro súper humanos que eran utilizados como máquinas de destrucción; pero familia al fin.

—Chicos, el general— dijo Trouble, refiriéndose al hombre que poco a poco fue introduciéndose en una barrera de soldados que se sacrificaban por defenderlo. Los agentes entendieron el mensaje: no dejarlo escapar ni asesinarlo. Anotado.

Mientras más se acercaban a él, más batalla le daban los soldados y pudieron notar que tenían mejores armas que los primeros. Era como un juego de ajedrez, donde las piezas más importantes se refugiaban detrás de los simples e insignificantes peones. A pesar de ello, no eran rivales para los agentes. En vez de retroceder, avanzaban cada vez más, soldado a soldado, hasta que se encontraban a un par de decenas de ellos. Ya no eran nada en comparación a los del inicio en cantidad, pero debían de darse prisa. Por experiencias pasadas, habían aprendido la valiosa lección de que al acorrala al ratón, no hay que olvidar lo escurridizo que puede ser. Un hombre como un general suele contar con información delicada; información que vale más que la vida de un hombre. Skarllet, Trouble y Delta concluyeron que si seguía en pie era para saber quiénes eran ellos antes de tomarse hacer explotar las píldora letal en su boca. Pequeña, portátil y eficaz, estas píldoras llevaban años siendo usadas por agentes de alto rango en los ejércitos y gobiernos. Consistía en una diminuta cápsula como cualquier otra píldora rellena con veneno, el cual causaba la muerte inmediata del portador.

Justo en el momento en que el último soldado cayó y quedaron cara a cara los agentes, acorralando al general, un estruendo sacudió el lugar. Como una volcán antes de hacer erupción, el cohete comenzó a desprender humo y sacudirse; cobrando vida en el lugar.

5 minutos para el lanzamiento.

—¿Quiénes son ustedes?— Pregunto el general, con el arma cargada. Sacudió la cabeza, como tratando de borrar lo que había dicho —¿Qué son ustedes?— Tras la mirada dura y seria, Skarllet y Delta pudieron ver terror, asco y severidad. Era la mirada de un hombre al tanto de cuál era su mejor opción: la píldora, su suicidio.

Otra sacudida. Un olor a combustible invadió el ambiente. Combustible siendo quemado para ser exactos.

—¿Acaso eso es relevante?— Contestó Skarllet sosteniéndole la mirada, dándole a entender que no le sacaría más palabras que esas.

Los agentes vieron como una sombra oscureció sus ojos. Y justo antes de que el líquido venenoso tocar su lengua, Trouble apareció por detrás del general, abriendo su boca con fuerza y sacando la píldora, aun intacta. Empujó al general hacia sus hermanos. Skarllet lo tomó por las muñecas detrás de la espalda, inmovilizándolo sin importar el hecho de su tamaño y masa muscular – casi duplicaba a Skarllet en ambos aspectos. Delta se acercó, provocando terror en su víctima; como el gato y el ratón.

—INICIANDO DESPEGUE— un a voz metálica se escuchó decir desde el cohete.

—Se les acabó el tiempo.— Escupió el general, seguido de una risa histérica.

Levantó su mano y con un simple toque en la parte trasera de la cabeza del general, justo en el la zona arriba del cuello del lado izquierdo, hizo que este se desmayara; cayendo como un saco de papas en el suelo dado a que Skarllet lo soltó así sin más.

—CINCO

—¡Demon!— Gritaron los tres agentes, corriendo hacia donde se encontraba su hermano.

—CUATRO

Entraron. Era un cuarto metálico, sin mayor cosa más que un panel en el fondo. El panel donde se encontraba Demon descifrando cables.

—TRES

20:55:32.

El reloj corría sin detenerse, al igual que la cuenta regresiva.

Tanto en el desierto como en el cuartel general del gobierno responsable de los cuatro agentes era un caos. La comandante suprema de todo el cuartel, Ross Armell, mandaba órdenes a diestra y siniestra, hasta que al fin tomó una decisión.

—Demon, si no logras desactivarla, hazla explotar ahí mismo— dijo, severa. Los jóvenes agentes intercambiaron miradas. Tras tantas misiones, al fin había llegado la definitiva. Al menos estaban juntos en sus últimos momentos. Darían su último suspiro juntos.

—DOS

20:58:56

Intercambiaron miradas, sin temor ni remordimiento; eran miradas de aprecio y despedida. No tenían nada a lo que aferrarse, solo a los chicos ahí presentes. Agentes. Jóvenes. Asesinos. Hermanos.

—UNO

21:00:00

Continue Reading

You'll Also Like

42.2K 6.4K 40
AVENTURA EN OTRO MUNDO CON MI ENCICLOPEDIA DE BRUJERÍA. 581 Capítulos Sinopsis Yu Su, que murió durante la era apocalíptica, se vio transportado a u...
24.6M 2.9M 88
🔥Ganador de los premios Watty 2019🔥 (Los tres libros están incluidos, aunque los números sean un poco lío solo tenéis que leer todo seguido) ❤️Ya p...
212K 6.3K 49
taylor una chica de 19 años una buena figura bastanteegocéntrica y narcista hormonal no puede falta completamente virgen quackity o alex un chico d...
63.8M 6.1M 111
¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si es atractivo, pero también es perturbad...