3. Saga Cree en mí - Heavy Cr...

Oleh desirealba

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Cuando has sido alguien tan importante, cuando has sido el rey, no puedes dejar tu corona sin las consecuenci... Lebih Banyak

Prólogo
Uno. "Vuelta a Ontario"
Dos. "Se que estás cuidandonos desde ahí arriba"
Tres. "Lo siento"
Cuatro."Nos vemos pronto, Alice de Nueva York"
Cinco."¿Cómo era mamá?
Seis."No puedo amar a nadie más"
Siete. ¿Por qué quieres besarme?
Ocho. "No va a hacerme daño"
Nueve."Nunca sabes quien puede ser tu enemigo"
Diez."Esto no puede volver a ocurrir"
Once."Deja de investigar"
Doce. ¿Quien será la siguiente?
Trece."Ha llegado la hora"
Catorce."No la ames como amaste a Aria"
Quince. "¿Quien eres?"
Dieciseis."Eso es porque no la conoces,pececito"
Diecisiete. "Teneis que iros"
Dieciocho."¿Has vuelto al negocio?
Diecinueve. "Lo sé todo"
Veinte. ¿Por qué yo?
Veintidos."Estaba perdida"
Epílogo

Veintiuno. "Corre"

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Oleh desirealba

Las manos de Austin recorriendo mi cuerpo hacían que ardiera por dentro. Sus labios en los míos me hacían suspirar, y la presión que estaba ejerciendo sobre mí me hacía gemir.

Me aferré a él, tocando su pelo y pasando mis labios entreabiertos por su mejilla. Lamí mis labios y él levantó su rostro para mirarme mientras seguía entrando en mí y sus músculos se tensaban al estar soportando su peso. Bajó para apoyarse con los codos y poder besarme.

Dejé que todo se desmoronara a mi alrededor y explotara en pequeños pedacitos dentro de mi interior mientras gemía y me aferraba a la espalda de Austin mientras él seguía entrando en mí y gimiendo.

Estaba sentada en la encimera de la cocina mientras Austin metía una pizza en el horno. Mi corazón no había dejado de golpear con fuerza desde lo que pasó, aunque ahora lo que tenía que hacer era despejar mi mente y pensar en llamar a papá o no. Pero no podía dejar de pensar en lo que había pasado, o en como Austin me había mirado y me había dicho que me quería. A pesar de que había pasado muy poco tiempo, sentía que yo también lo quería, y era confuso.

- Creo que voy a llamar a mi padre para decirle que estoy bien – miré a Austin, que estaba frente a mí cruzado de brazos. Me fijé en los músculos de sus brazos y en el tatuaje que tenía en el pecho.

- Eso está bien. Deberías tranquilizarlo. - Asentí y me bajé de la encimera.

Fui a coger el teléfono a la habitación. Estaba apagado. Me senté en el borde de la cama y lo encendí. Esperé y cuando se encendió no dejaron de llegarme mensajes y llamadas perdidas. Unas cincuenta. Me sentí culpable.

Ignoré los mensajes y llamé a papá directamente. No tardé en escuchar su voz preocupada.

- Alice, cariño. ¿Estás bien? ¿Dónde estás? - junté mis labios en una fina línea y cerré los ojos, no quería ponerme a llorar.

- Estoy bien – escuché un suspiro de papá al otro lado de la línea.

- Nena, vuelve a casa. Debes de escuchar mi parte de la historia. Amaba a tu madre, y a ti. Eres lo único que tengo.

- Iré para allá.

- Tenemos que irnos, Alice. No puedo esperar más, ya te he puesto bastante en peligro. - Escuché un ruido en la sala, golpes y cristales. - ¿Alice?

Salí de la habitación corriendo y vi a Austin dándole con un jarrón aun chico en la cabeza, otro chico lo golpeó por la espalda. Tapé mi boca cuando escuché un sollozo salir de mi boca. Tenía a mi padre al otro lado de la línea llamándome preocupado, y los ojos de los tres chicos estaban sobre mí ahora.

- ¡Corre! - me gritó Austin. Di media vuelta y corrí al cuarto de baño. Cerré la puerta cuando alguien la golpeó y cerré el seguro. Golpearon la puerta y miré a mi alrededor, intentando encontrar algo para defenderme si la puerta no resistía a los fuertes golpes.

Abrí los armarios buscando algo cuando escuché disparos. Puse mis manos sobre mis oídos escuchando solo mi agitada respiración. Miré al suelo, viendo el teléfono. No podía hablar ahora porque estaba llorando de los nervios. Destapé mis oídos y no escuché nada. Los golpes en la puerta habían cesado. Miré el teléfono, papá me estaba llamando de nuevo. Lo cogí.

-Estoy bien – susurré. - Estoy bien, estoy en casa de Austin, en el centro.

-¿Alice?- escuché la voz de Austin.

-Papá ahora te llamo – colgué y quité el seguro. Abrí la puerta y vi a Austin golpeado y con una pistola en la mano. Me abracé a él, haciendo que él rodeara mi cuerpo con sus fuertes brazos.

- ¿Estás bien? - pregunté aún con mi rostro enterrado en su pecho.

- Estoy bien – frotó mi espalda con una mano. - Vámonos de aquí. - se separó de mí y cogió mi mano tirando de mí hacia la habitación. Me tropecé con mis pies. Las piernas me temblaban al ver esos dos cuerpos tirados en el pasillo.

- Austin – mi voz tembló mientras veía a Austin coger una mochila y meter algo de su ropa.

- Alice ahora no, vístete, rápido, tenemos que irnos. - puse mi mente a funcionar y me quité la camiseta que llevaba para cambiarla por una básica negra. Después me puse unos pantalones cortos y mis converses negras. Cerré mi maleta y la colgué en mi espalda.

Austin guardó el arma en la parte de atrás de los pantalones y guardó otra en su mochila. Se la colgó y tendió su mano para que se la cogiera. Avancé hacia él y cogí su mano. Austin salió de la habitación y yo con él.

- No mires sus cuerpos – miré hacia arriba pero fue inevitable no mirarlos. Tragué la bilis que subía por mi garganta. No era hora de dar la nota.

Bajamos las escaleras y cuando salimos a la calle Austin miró hacia los lados antes de avanzar hacia su coche. Lo abrió y abrió la puerta del copiloto para que me montara. Él se encargó de poner nuestras mochilas en los asientos traseros y después se arrodilló sobre la acera para mirar debajo del coche.

Fruncí mi ceño al verlo y miré hacia los lados. La gente pasaba tranquila por la acera, parecía que no corríamos peligro. Austin me asustó al cerrar mi puerta y observé como él rodeó el coche y se montó. Me puse el cinturón y Austin no tardó en meter la llave en el contacto y salir de allí.

Respiré hondo y miré a Austin asustada. - ¿Quiénes eran?

- No lo sé - dijo mirando al frente.

- ¿Donde vamos?

- Eso tampoco lo sé - dijo frustrado. Junté mis labios en una fina línea y miré mis manos aferrando la camiseta, nerviosa.

No podía pensar con claridad ya que los cuerpos de los dos chicos volvían a mi mente una y otra vez. Los golpes, los disparos...

Estaba asustada.

- Iré a ver a Steve, a mi abuelo. - Austin miró por el retrovisor. - Le pediré dinero y te llevaré a Nueva York. Es mejor que le digas a tu padre que se ponga ya en camino.

- El querrá que vaya con él.

Austin negó con la cabeza y suspiró - Será mejor que vayamos separados.

Cuando Austin paró frente a su casa, entré para ver a su madre. Ella nos miraba con preocupación mientras que su hermana nos miraba con los ojos bien abiertos y seria, muy seria.

- ¿Estás bien? - Anna se acercó a mí y me abrazó. Correspondí su abrazo reconfortante.

- Sí, estoy bien. - me separé de ella y mi móvil vibró en el bolsillo trasero de mi pantalones. Lo cogí.

- ¡Alice, maldita sea, donde demonios estás! - papá sonó muy alterado al otro lado de la línea.

- Vamos de camino a Nueva York, ve para allá. Te esperaré allí - dije mientras me separaba de Anna e iba hacia la entrada.

- Ven a casa, nos iremos juntos.

- Austin me dijo que puede ser más peligroso así. - papá suspiró al otro lado del teléfono - ¿Que está pasando?

- No lo sé, cariño. No lo sé - su voz sonó rota. - Tengo todo cargado en el coche, quiero que quedemos en Hamilton, ¿vale? ¿Te acuerdas la gasolinera que está en las afueras? ¿Que hay un bar de carreteras donde paramos a comer y hay un motel?

- Si.

- Nos vemos ahí. Tened cuidado, no hagas cosas estúpidas y dile a ese chico que como te pase algo, está muerto.

- Papá - me quejé.

- Le estoy confiando tu vida, Alice.

Después de que Austin apareciera, nos despedimos de Anna a pesar de que ella insistía en que nos quedáramos allí, tenían seguridad. La verdad es que podíamos correr peligro de camino a Hamilton. Estaba aterrada con que algo nos sucediera. Quizás quedarnos en casa de Anna era lo mejor, aunque poner en peligro a su familia... no había necesidad.

Austin cogió mi mano y ambos salimos de la gran casa para montarnos en el nuevo coche de Austin. Me puse el cinturón y esperé a que Austin se montara en el coche, ya que estaba mirando por debajo de este.

Jugué nerviosa con mis dedos mientras Austin conducía por el camino de tierra que llevaba a la salida.

- ¿Estás seguro de esto? - le pregunté sintiendo como mi estómago tiraba en todas las direcciones.

- No, no estoy seguro de nada ahora. Todo esto es confuso. ¿Tu padre no sabe quien os está haciendo esto?

Negué con la cabeza. - ¿Crees que cuando lleguemos a Nueva York todo acabará?

- No lo sé, espero que sí. – Austin dirigió una mano a mi regazo y entrelazó nuestros dedos. Sentir su agarre me reconfortó.

Estaba pendiente del teléfono por si papá llamaba. Solo eran unos cincuenta minutos a Hamilton, pero se me hizo eterno. Ninguno de los dos habló mucho y podía notar la tensión en el ambiente.

Cuando llegamos a la gasolinera, Austin repostó y yo observé el motel que estaba al otro lado de la carretera por si divisaba el coche de papá, aún no había llegado. Austin se montó e hicimos un giro peligroso para llegar al motel y no tener que dar toda la vuelta. Aparcamos y lo miré.

- ¿Nos bajamos? – le pregunté.

- Nos registraremos en una habitación hasta que venga tu padre, creo que es más seguro que quedarnos en el coche. Envíale un mensaje para que nos llame cuanto esté aquí.

- Vale.

Nos bajamos del coche y ambos entramos en la pequeña recepción. Me quedé observando el lugar mientras que Austin pedía una habitación. – 34 – dijo enseñándome la llave. Cogí su mano y ambos salimos de recepción despidiéndonos de la mujer que se encontraba detrás del mostrador.

Me sentía totalmente perdida y confusa. Austin me guió hasta la puerta blanca, donde había un 34 en negro. Metió la llave en la cerradura y entró. Cerró la puerta cuando pasé. Encendió la luz y ambos miramos la triste habitación.

Había una cama de matrimonio en medio con una colcha vieja y verde. Las paredes eran grises y estaban un poco desgastadas. Había una ventana tapada por una cortina de tiras, una vieja y pequeña televisión encima de un pequeño mueble arañado y un armario.

Junté mis labios en una fina línea y me descolgué mi maleta para dejarla en el suelo. Saqué el cargador y puse a cargar el móvil. Me aseguré de que tuviera el sonido puesto.

- No es un hotel de cinco estrellas, pero nos servirá para echar el rato. – dijo Austin saliendo del cuarto de baño. Lo miré. – Eh, Alice, no pasará nada, todo estará bien – dijo acercándose a mí – Tu padre llegará, y os iréis a Nueva York, y os pondréis a salvo. No creo que crucen la frontera para perseguiros. – Lo abracé, escuchando el latido de su corazón, sintiendo como sus brazos me sostenían y me hacían sentir mejor. Aunque hoy no tanto.

- ¿Cómo es el baño? ¿Es apto para que me de una ducha? – Austin se separó un poco de mí y me sonrió.

- Bueno, tiene una ducha – se encogió de hombros. Había que ver el baño.

Ambos nos dirigimos al baño y lo observamos desde la puerta. – No hay ningún insecto – me dijo – Lo he mirado muy bien. – Punto para Austin.

- Vale.

- Me ducharé contigo – dijo quitándose la camiseta.

- ¿Qué? No. – dije cogiendo su camiseta del suelo y tirándosela.

- ¿Por qué no? Ya te he visto desnuda, ¿No quieres que te enjabone la espalda?

- Yo llego, gracias.

- ¿Qué llegas? Serás la única, no me dejas ser romántico, Alice – refunfuñó.

Le di la vuelta y lo empujé para que saliera – Tienes que estar pendiente a mi móvil y a la ventana por si llega mi padre. – Lo saqué del baño.

- Está bien, está bien. Pero no tardes, o me veré obligado a entrar. – reí por lo bajo y cerré la puerta. Apoyé la frente en ella suspirando. Esto no tenía que estar pasando.

Recogí mi pelo en una cola y observé mi rostro en el espejo pequeño. Me desvestí sintiéndome cansada. Abrí el grifo y puse el agua fría. Temblé cuando mi cuerpo se puso en contacto con el agua. Estaba helada, pero no me importaba, necesitaba esto.

Después de abrir una de las pastillas de jabón que allí había y pasarla por mi cuerpo, me enjuagué y no tardé en el salir de la ducha, liándome una de las toallas que allí había. Me di cuenta que no había cogido ropa, así que abrí la puerta del baño, encontrándome a Austin sentado en el borde de la cama, apuntando con el mando a la televisión. Me miró un momento para después volver la vista a la televisión, volvió a mirarme y se levantó, tirando el mando a la cama.

- ¿No ha llamado? – Austin negó. Ya debería de haber llegado.

- Estará de camino, no te preocupes. – Se acercó a mí y tocó mi mejilla. Cerré los ojos ante su toque. – No llores. – Abrí mis ojos – Puedo ver tu labio inferior evitando hacer un puchero – tocó mi labio inferior. – Vendrá.

Levanté mi mirada para encontrarme con la suya. Austin bajó su rostro y me besó. Correspondí su beso. Austin cogió mis manos y las puso alrededor de su cuello. Quitó mi toalla y la dejó caer al suelo. Austin puso sus manos en mi trasero y me alzo, haciendo que rodeara su cintura con mis piernas. Nuestras lenguas jugaban y nuestros pechos desnudos estaban juntos. Sus besos bajaron a mi cuello y cerré los ojos ante sus besos. Austin avanzó y me tiró a la cama.

Lamí los labios mientras él se ponía encima de mí y volvía a besarme. Puso mis brazos hacia arriba y besó mis pechos. Mordí mi labio y lo miré. Él se estaba desabrochando el botón del pantalón. Supongo que era nuestro último día juntos.

- Me gustas mucho – me susurró mientras entraba en mí – Te quiero.

- Yo también a ti – dije antes de que él volviera a posar sus labios sobre los míos.

Mis manos tocaron su espalda, su pelo... No sabía lo que iba a pasar, aunque tenía esperanzas de que todo saliera bien.

Estaba vestida, recostada en el pecho de Austin, haciendo formas con mi dedo en su abdomen. Estaba realmente preocupada. Papá no cogía el teléfono ni contestaba a los mensajes, obviamente no había aparecido por allí. Había llamado a Jennifer preguntándole sobre él. Me dijo que había salido hacía más de dos horas, que los chicos iban a salir ahora a buscarle.

Mordí mi labio inferior y me levanté. Caminé por la habitación realmente frustrada – Alice... - Austin se levantó.

- ¿Dónde está Austin? – mi voz tembló.

- Tenemos que ir a buscarlo.

- Puede ser peligroso. ¿Y si tu padre viene y no estamos aquí? – Sollocé y Austin hizo el intento de acercarse a mí.

- Estoy bien – dije poniendo mis manos en su pecho – Estoy bien. Voy al baño. – me giré y entré en el cuarto de baño cerrando la puerta.

Quería ir a buscarlo, pero ni siquiera sabía por dónde empezar. Me lavé la cara con agua fría. Un fuerte golpe hizo que levantara mi cara mojada y me mirara en el espejo. Me sequé la cara y salí de la habitación. Un arma apuntaba a mi frente. Me quedé sin respiración. Miré al hombre moreno y este me sonrió. – No te muevas o te dispararé.

Miré detrás de él, donde Austin estaba de rodillas en el suelo, con una pistola en su sien. Él me miró preocupado. – Ahora saldremos de aquí y no harás ninguna tontería si no quieres que tu chico muera. ¿Ha quedado claro? – Asentí. – Ata al chico.

El hombre castaño que apuntaba a Austin lo levantó y este se resistió empujándolo. El hombre le dio con su arma en el hombro y Austin gimió de dolor. – Austin, por favor. – le rogué. No quería que le hicieran daño. Nos habían cogido, no teníamos escapatoria. Dejé que las lágrimas se escaparan de mis ojos cuando vi que esposaron a Austin al cabecero de la cama.

- Camina – me ordenaron empujándome.

- ¿Qué quieren de ella? ¿Quiénes sois? – dijo Austin desesperado.

- Cierra el pico – el castaño le dio con la pistola en su rostro y me solté del agarre del moreno para ir hacia él. Lo abracé. – Cógela, tenemos que irnos. Que deje de llorar, no podemos llamar la atención.

- Austin – lloré. Él me agarró con un brazo mientras que intentaba zafar su muñeca de la esposa.

- Te encontrare – me dijo. – Iré a por ti.

Tiraron de mí hacia atrás y el rostro de Austin fue lo último que vi.

Canción : Florence and The Machine - That the water gave me

En el capitulo hay una pista que dice quien está haciendo todo esto. ¿Lo averiguaron? ¿Saben quien es? ¿O deben leerse de nuevo la primera temporada para recordar a esa persona?

¡Hola! Siento la demora, pero espero que este capitulo les guste y haya valido la pena. He tardado mucho en subir porque me he tomado unas mini vacaciones y apenas he escrito. Además, tenía que pensar muy bien el rumbo de estos capitulos para que quedase bien y les gustase. Tenía que pensar mucho en cómo hacerlo, así que he ido escribiendo poco a poco. GRACIAS por todos los votos y los comentarios del capitulo anterior, es increible.  Meta: 150 votos y 100 comentarios. ¿Podrán? :)

Recuerden que pueden pasarse por mi nueva novela si quieren, "Cómo conquistar a un chico". Se entretendrán, va a ser divertida. 

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