❝HAILEY BALDWIN❞
CASSIE HILL
Otro día en la universidad, me había levantado más temprano de lo normal ya que no quería ver a Miley tan temprano. Estaba un poco molesta con ella por la interrupción de anoche pero siendo sincera mi enojo nunca duraba mucho cuando se trataba de ella.
— ¡Hey, tú!— grito una voz familiar.
Al principio pensé que la voz llamaba a otra persona pero al ver que en los pasillos no había nadie me di cuenta de que me hablaban a mi. Me voltee para ver a la persona que llamaba y me encontré con la sorpresa de que era Chaz. Fruncí el ceño ¿Porque Chaz me llamaba? y lo más importante ¿Qué quería?
— Hola Chaz.— susurré casi inaudible.
— Hola— metió mis manos a los bolsillos de su pantalón y luego miro para otro lado soltando un gran suspiro.— Mira a lo mejor no te he estado tratado muy bien en estos últimos días, el realidad creo que te he tratado así desde que te conocí, y... me he dado cuenta de que a sido muy idiota de mi parte, lo siento.
¿Chaz Sommers, uno de los chicos más populares de la escuela pidiendo perdón?
— No pasa nada.— susurré y es que no sabía que más decir.
— Genial.— sonrió y se encogió de hombros.— Bueno me voy, tengo entrenamiento dentro de quince minutos y no quiero llegar tarde— se despidió retirándose de ahí rápidamente. Suspiré, eso había sido demasiado raro.
Seguí caminando lentamente por los pasillos dirigiéndome a la primera clase del día. Mire mi reloj de muñeca y me di cuenta que solo faltaban cinco minutos para que mi clase comience y yo todavía estaba al otro lado del campus.
Era irónico porque hoy me había levantado más temprano de lo habitual y sin embargo llegaría tarde, empecé a caminar más rápido aunque sabía que llegaría tarde de todos modos. Unos pocos segundos después mi cuerpo impacto con otro cuerpo haciendo que pierda el equilibrio y caiga al piso.
— ¡Oh por dios que estúpida soy, como lo siento!— exclamó una chica, yo había cerrado mis ojos ante el dolor que sentía en mi columna.
— No importa.— hable adolorida, me levante después de unos segundos y recogí mis apuntes del piso. Mi vista se centró en la persona con la que había chocado y fruncí el ceño al no reconocerla.
No hablaba con toda la gente del campus, es más creo que con ninguna a excepción de Miley, Justin y Chaz; sin embargo si los conocía de vista. Pero a esta chica nunca la había visto por acá.
— Me llamo Hailey Baldwin, mucho gusto— extendió su mano en modo de saludo. Hailey, ese nombre me sonaba conocido, juraba que lo había escuchado por alguna parte.
— Soy Cassie— estreche su mano con algo de desconfianza.
— ¿Sabes dónde queda el salón de Lengua?— se veía perdida— Soy nueva acá, mi mejor amigo está muy ocupado como para mostrarme el lugar y como verás, estoy completamente perdida—
se encogió de hombros.
— El salón de estadística III queda al otro lado del campus— le comunique mientras apretaba hacia mi con fuerza mis apuntes.
— Oh bueno entonces supongo que no llegare a tiempo.— bufo, mire la hora en mi reloj de muñeca, ya habían pasado tres minutos.
— Creo que yo tampoco llegare.— susurre para mí misma mientras bufaba.
— Bueno, gracias por el dato.— sonrío a medias— ¡Hasta luego y perdón!— se volteó y empezó a caminar. Yo agite mi mano en forma de despedida.
¿Ahora qué haría? Faltaban dos horas para mi próxima clase y no podía volver a mi habitación ya que estaría Miley.
Empece a caminar sin ningún destino en especial sumida en mis pensamientos hasta que llegue a la laguna que tenía el campus, era una laguna que quedaba bastante cerca del edifico en donde estaban los salones. Mire un poco más al fondo y ahí estaba el Coliseo en donde posiblemente esté Justin entrenando con Chaz y todo su equipo.
La alguna quedaba entre el edificio principal y el coliseo. Camine un poco más cerca y me senté en la orilla de la laguna, empecé a mirar todo el sitio hasta que mi vista se centró en un chico que estaba recostado en la orilla a aproximadamente cinco metros de mi.
El pánico entro en mi y empecé a mirar hacia todos lados buscando ayuda ¿Y si estaba muerto? Me pare un poco alarmada y me encaminé hacia el cuerpo recostado. Y es que apresar de todo, mi curiosidad siempre le ganada a mis miedos, al menos la mayoría de veces.
Esta persona llevaba una casaca con capucha negra y tenía ¿El uniforme del equipo de fútbol americano? Fruncí el ceño, me puse de cuclillas y levante cuidadosamente la capucha del chico misterioso rogando de que no estuviera muerto.
— ¿Justin?