Skinny Jeans ➳ Justin Bieber

Capítulo uno.

❝INVISIBLE❞

CASSIE HILL

Me encontraba caminando por los pasillos de la escuela dirigiéndome a mi primera clase del día, aritmética. Cuando llegue, camine al último puesto de la primera fila, saque mi pequeña libreta de mi mochila, agarré el lápiz que estaba adentro de ella y busque el último dibujo que había hecho.

— ¿Lo sigues dibujando?— me pregunto alguien a mis espaldas haciendo que me sobresalte y voltee el dibujo para que la persona misteriosa no lo vea.

— Miley— susurre aliviada al ver que se trataba de mi mejor y única amiga. No se que hubiera hecho si alguien más hubiera visto mi dibujo, probablemente la persona se hubieran ido corriendo a avisarle a Justin que estaba totalmente enamorada por él a tal punto de dibujarlo y claramente después tendría que soportar las burlas de sus amigos y quién sabe si también las de toda la escuela.

— La misma— se sentó a mi lado— Creí que ya habías dejado de dibujar a Justin Bieber— le tape la boca rápidamente para que no diga nada más.

— ¡Shh! Alguien te puede escuchar— susurre mirando al rededor para cerciorarme de que nadie hubiera escuchado. De hecho todos estaban centrados en sus cosas.

— Nadie me va a escuchar— aseguró quitando mi mano de mi boca— ¿Porque lo sigues dibujando?— me pregunto.

— Sabes que me gusta— baje la cabeza bastante avergonzada. Sabía que era patética pero no podía hacer nada para que me dejara de gustar.

— Claro que lo sé, pero me parece muy tonto que no hagas nada para que él se de cuenta de que existes— rodó los ojos y yo me mordí el labio.

— Él es unos de los chicos populares, sabes muy bien que nunca se fijaría en mí ni en un millón de años— le dije mientras guardaba mi dibujo en mi mochila, en donde sabía que se mantendría a salvo.

— ¿Porque no?— levantó una ceja— Cassie tienes que estar más segura de ti misma. Tú no eres fea.— trató de levantarme el autoestima, siempre lo hacía pero por alguna extraña razón nunca funcionaba.

— Pero...

—Pero nada— me interrumpió— Te ayudare acercarte a Bieber.— negué rápidamente, sabía lo que trataba de hacer. Y también sabía que saldría mal, la ultima vez que había intentado ayudarme había salido completamente mal.

— No es necesario— negué y rogué interiormente para me haga caso y lo olvidara.

— Si, si lo es.— asintió con la cabeza y me dio una mirada maliciosa.— Vas a ver, con mi ayuda harás que Justin quede rendido a tus pies.

— ¿Y cómo pretendes hacer eso?— le pregunte tapándome la cara con las dos manos.

— Pues primero dime que es lo que te gusta más de él— fruncí el ceño, no entendía— Tenemos que empezar por ahí, ya sabes dándole un cumplido o algo así.

— ¿Tu crees que yo le voy a dar un cumplido a Justin?— pregunte como si eso fuera una locura, en realidad lo era.

— Si— asintió confiada y se acomodó mejor en el asiento.

— Por si no recuerdas soy la persona más tímida de todo el mundo — le recordé, ni siquiera podía conversar con Oliver Jonson, que de hecho era el nerd del colegio.

— Odio cuando exageras tanto— rodó los ojos y yo levante una ceja— Bueno, conversas conmigo ¿No?

— No lo haré— negué y mire para otro lado. No me imaginaba a mi dándole un cumplido a Justin, era casi imposible que eso pase.

— Si, si lo harás. Y ahora contesta lo que te pregunte.— me golpeó el brazo y yo hice un puchero para segundos después sobarme el brazo.

Suspire, ¿Qué me gustaba más de él? Pues tal vez sus ojos almendrados o sus labios carnosos. Se me erizo la piel apenas esas imagines llegaron a mi mente. Pero luego recordé la primera vez que lo vi, hace dos años. Llegaba tarde a la primera clase del día, vino todo sudado y desarreglado, con un polo blanco pegado y unos skinny jeans azules, si duda esos jeans le quedaban realmente bien.

— Sus jeans.— hable sin pensar bien lo que decía.

— ¿Sus jeans?— me pregunto frunciendo el ceño. Probablemente ahora Miley este pensado en lo patética que soy porque una chica normal habría dicho Sus ojos y tal vez Su pelo o Sus labios. Pero no, yo Cassie Hill había dicho Sus jeans.

— Si— asentí tímida, Miley no aguanto más y exploto de risas y me encogí de hombros y mis mejillas se tiñeron de carmesí. Después de un rato el tiemble sonó indicando que se había acabado en receso y era hora de continuar con las clases.

— Mierda mi salón queda al otro lado del campus— se paró rápidamente y corrió hacia la salida, reí viendo como salía corriendo de mi salón.

La gente que faltaba empezó a entrar dando por comenzada la clase y yo suspiré al ver cómo Justin era el último en entrar, camino hacia mi dirección y se sentó un puesto adelante del mío y como siempre, no se dio cuenta de mi existencia. Era invisible ante sus ojos.