3. Saga Cree en mí - Heavy Cr...

By desirealba

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Cuando has sido alguien tan importante, cuando has sido el rey, no puedes dejar tu corona sin las consecuenci... More

Prólogo
Uno. "Vuelta a Ontario"
Dos. "Se que estás cuidandonos desde ahí arriba"
Tres. "Lo siento"
Cuatro."Nos vemos pronto, Alice de Nueva York"
Cinco."¿Cómo era mamá?
Seis."No puedo amar a nadie más"
Siete. ¿Por qué quieres besarme?
Ocho. "No va a hacerme daño"
Nueve."Nunca sabes quien puede ser tu enemigo"
Diez."Esto no puede volver a ocurrir"
Once."Deja de investigar"
Doce. ¿Quien será la siguiente?
Trece."Ha llegado la hora"
Catorce."No la ames como amaste a Aria"
Quince. "¿Quien eres?"
Dieciseis."Eso es porque no la conoces,pececito"
Diecisiete. "Teneis que iros"
Dieciocho."¿Has vuelto al negocio?
Veinte. ¿Por qué yo?
Veintiuno. "Corre"
Veintidos."Estaba perdida"
Epílogo

Diecinueve. "Lo sé todo"

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By desirealba

Dedicado a : @-heyitsmar- @dangersgirl14@anaisambergtt @RebeccaSAguilarG @Yousmileismysmile @sofiabiebss    

Alice

Estaba con Austin en su habitación, ambos estabamos abrazados en su cama. Con mi dedo trazaba dibujos en su pecho.
- Gracias - susurré.

- ¿Por qué?

- Por cuidarme. - Austin me apretó contra él.

- No tienes que darlas, me gusta cuidar de ti. - besé su clavícula.

- Todo esto es por mi culpa. Si no te hubieras acercado a mí, nada te hubiera pasado.

- Te quiero. - Dejé de respirar y Austin dejó de acariciarme el brazo. - A ver, es decir, me gustas, y creo que bueno-- me incorporé y lo miré.

- Estas nervioso, oh, eres muy tierno - toqué su mejilla - Es raro, pero yo tambien te quiero.

Solo había pasado un mes y medio y ya ese chico era importante para mi. Me gustaba, me cuidaba y había dado su vida por mí. - ¿Cómo va tus heridas?

- Todo va perfecto, me recupero rápido. Ya cojo el coche.

- ¿Ya? Pero si aún - Austin puso un dedo en mis labios.

- Tú te has quitado la venda del tobillo. - Junté mis labios en una fina línea y al final sonreí. - Creo que somos tal para cual. - suspiró.

- ¿De cabezotas?

- Exacto, de cabezotas.

- Me iré pronto.

- Lo se.

- He intentado retrasar mi viaje hasta que te pusieras bien. -Austin besó mi frente.

- ¿Quien ha podido hacer todo eso? - dijo Austin en voz baja. Me quedé callada. No lo sabía, pero estaba asustada de que pasara lo de hace unos años. Sabía que teniamos que salir de aquí antes de que todo se complicara más.

Recordé cuando fui con Austin a Toronto a almorzar a McDonalds por puro capricho mio. Había mentido a papá diciendole que ibamos a comer en el pueblo. Mientras comíamos, mi mirada se había encontrado con Eric, el hermano de mamá.

- ¿Quien es? - me preguntó Austin para después beber de su refresco.

- Es el hermano de mi madre, nunca he hablado con él. Lo vi por primera vez cuando llegué de Nueva York. Él y mi madre no se hablaban. Parece ser que él y mi padre no se llevaban ni se llevan muy bien.

- ¿Por qué? - me encogí de hombros y vi como Eric agarraba la mano de la que supuse que sería su mujer. Ella estaba embarazada y una niña de unos diez años estaba a su lado.

- Él es policía. Quizás tenga que ver a todo lo que se dedicaba mi padre. ¿No?

- Si, eso tiene sentido. - mordió su hamburguesa.

Volví al presente cuando sentí a Austin acariciando mi brazo. No había vuelto a leer el diario de mamá al llorar la última noche al leer una de las pesadillas que ella había tenido. Ella moría y papá encontraba a alguien.

Todo su diario era la mayoría dolor, hasta el día de mi nacimiento. Podía sentir a través de sus palabras lo asustada que estaba.

- ¿En que piensas? - me preguntó Austin.

- En nada. - murmuré. - Si de verdad mi padre se dedicaba a eso. ¿Crees que han vuelto a por nosotros?

- Si, eso es lo que creo, pececito. -rodé los ojos ante el mote.

- ¿Y por qué han vuelto? - pregunté.

- No lo se, nena.

- Tengo que encontrar a mi tio, el puede decirme muchas cosas, quizás sepa lo que está pasando.

Llamaron a la puerta y quise incorporarme pero Austin no me dejó. - ¿Puedo pasar? - preguntó Anna.

- Si. -dijo Austin. Este me dejó incorporarme y su madre entró en la habitación vestida con un bonito vestido veraniego.

- Austin, tu abuelo te busca, yo me quedare con ella. - dijo mirandolo.

Austin suspiró, se levantó y después de un ahora vengo salió de la habitación. - Demos un paseo - dijo Anna. Me levanté de la cama, puse mi ropa bien y la seguí fuera de la habitación de Austin.

Bajó las escaleras y pasó todo el salón hasta llegar al jardín, donde ocupó una de las sillas que había allí. - Sientate por favor - me ofreció sentarme en una de las sillas y lo hice.

- Se que buscas respuestas a todo lo que está pasando. - la miré sorprendida. - Austin me lo ha contado. También me ha contado que le preguntó a mi padre por el tuyo. - Anna me invitó a sentarme en una de las sillas que allí había.

- ¿Es que sabes algo? - Anna me miró e hizo un mohín.

- Por suerte o por desgracia, sí. Sinceramente no sé si debería hablar sobre eso. Yo le prometí a tu madre que...

- ¿Además de ir a su consulta eran amigas? - Anna asintió y me puse nerviosa ante la información que ella podía darme. - Empiece.

- Lo que te dijo Austin es cierto. Tu padre era un gangster. Desde que tenía dieciséis. Conoció a tu madre y ella estuvo en peligro desde entonces. Los enemigos de tu padre querían matarla para destruirlo. Según lo que tu madre me contó, tu padre le hizo mucho daño - asentí - La dejó, volvió con ella, y bueno. Dejó el negocio porque tu madre lo dejó. Así que Justin dejó el negocio y se compraron una casa aquí. La tranquilidad no duró mucho tiempo porque tu padre volvió al negocio y por eso te secuestraron y mataron a tu madre.

Me quedé mirándola ante toda esa información. - Tu madre estaba muy triste porque tu padre le dijo que quedarse embarazada había sido un error.

Yo había sido un error. Mi pecho dolió.

- Obviamente no fuiste un error - Anna acarició mi pelo. - Fuiste una bendición para tu madre, eso es lo importante.

- Yo... - susurré. Así que por eso papá se culpaba de la muerte de mamá. La mataron por su culpa. Si él no hubiera vuelto al negocio mamá estaría viva. - Tengo que irme - me levanté de la silla.

- Alice, espera - Anna me cogió del brazo - No quiero que--

- No se preocupe, estoy bien.

- Sabes que esta es tu casa, ¿No?

Asentí.

Austin apareció y lo cogí de la mano. - Llévame a Toronto - tiré de él pasando por el inmenso salón hasta llegar a la entrada.

- ¿Qué ocurre? - dijo cuando entramos en el coche.

- Nada, solo llévame.

Estaba enfadada. Enfadada y triste. No podía creer que papá nos hubiera puesto en peligro, siempre pensé que era un héroe. El héroe que me rescató y que tenía que salvar a mamá. Pero no pudo hacerlo. Todo por su culpa.

¿Que yo había sido un error? Apreté la mandíbula con fuerza no dejando que las lágrimas salieran. – Alice – Austin puso su mano en mi mandíbula y giró mi rostro. Despegó sus ojos de la carretera un momento para mirarme. - ¿Qué te pasa? ¿Qué te ha dicho mi madre? ¿Se ha portado mal contigo?

-No, ella me ha hecho un favor, solo eso. Tengo que hablar con mi abuela, tiene que darme la dirección de mi tio.

- ¿Estás segura? - Austin hizo una mueca de dolor al mover su hombro.

- Si. Deja que conduzca yo.

- No, estoy bien. Tuvimos mucha suerte. A unas semanas y ya casi estamos bien - susurró.

Sí, teníamos un ángel con nosotros. Podríamos haber muerto, pero no. Ni siquiera habiamos estado muy grave heridos.

El camino a Toronto se me hizo excesivamente largo. Le indiqué a Austin donde vivía mi abuela y él me llevó no muy convencido. Miré el viejo edificio donde la historia de amor de mis padres habia ocurrido.

- Estaré dando vueltas - me dejó frente a la puerta y me bajé rápido para no entorpecer la circulación. La puerta del portal estaba abierta, así que entré.

Subí las escaleras despacio para no tentar la suerte de mi tobillo y cuando llegué al pasillo del segundo piso me quedé mirando las dos puertas, una al lado de la otra. Papá no había vuelto a entrar en el edificio desde que mamá había muerto.

Me acerqué a la puerta de la abuela y lamí mis labios antes de chocar varias veces mis nudillos contra la puerta.
Esperé impaciente y el rostro de Jack se iluminó al verme.

- Hola niña, ¿Que haces aquí? - lo abracé.

- Vengo a preguntarle algo a la abuela. - El abuelo me dejó pasar y entré en la cocina, donde la abuela estaba cocinando.

- Hola cariño - la abuela sonrió y me abrazó - ¿Que te trae por aquí? - se separó de mí.

- Quiero que me des la dirección de mi tio Eric. - la abuela abrió sus ojos de par en par y miró al abuelo.

- ¿Para que?

- Tengo que hablar con él.

- ¿De qué?

- De cosas abuela, por favor, tengo que hablar con él rápido.

La abuela juntó sus labios en una fina línea y después de darme en un papel la dirección, salí deprisa de allí.

Esperé a Austin en el portal mientras miraba el papel en mi mano. Estaba nerviosa, muy nerviosa. El coche nuevo de Austin apareció y paró frente a mí para que me subiera.

Pusimos el GPS con la dirección y mantuve el móvil en la mano mientras nos guiaba. El GPS nos llevó a una urbanización de casas. Buscamos el número y el coche de Austin paró frente a la bonita casa blanca.

- ¿Quieres que entre contigo? - Austin cogió mi mano y dejé de mirar la casa para mirarlo.

Negué con la cabeza - Sera mejor que entre sola. - Austin apretó mi mano dandome ánimos y salí del coche. Respiré hondo y con manos temblorosas me acerqué a la casa que estaba frente a mí. Subí las escaleras del porche mientras que mis manos sudaban y me las limpiaba en mis pantalones.

Indecisa y temblorosa llamé al timbre y esperé. Una mujer no tardó en abrirme. - Hola, soy Alice Bieber, me gustaría ver a Eric Watson.

La mujer sonrió abiertamente. - Hola, soy Lucy Watson - me estrechó la mano. - Encantada de conocerte por fin, Alice. Pasa - ella me dejó pasar y observé la acojedora entrada. - Eric, aquí hay una muchachita que pregunta por tí.

Mi tio salió de la cocina y su rostro pasó de sorpresa a curiosidad en menos de un segundo. - Quería hablar contigo, yo seguiré haciendo la cena.

- Claro. Pasa al salón, Alice. - Él me guió y me senté en uno de los sillones mientras mi corazón latía con fuerza.

Eric se sentó y lo observé un momento, sus ojos marrones me miraban con curiosidad e impaciencia. Así que no quise retrasar más nuestra charla.

- Se que no soy nadie para venir a molestarte, ni siquiera te conozco. - lamí mis labios - No se como preguntarte esto, yo estoy confusa y necesito explicaciones.

- ¿Sobre que?

- Quiero saberlo todo.

Eric lamió sus labios - No soy el indicado para contarte nada, Justin debería de hacerlo.

- Él no va a hacerlo. Se demasiadas cosas por terceras personas y tambien por el diario de mamá. Quiero que me confirmes lo que sé.

Escuchamos un ruido y ambos miramos hacia la puerta.

- Aria, es de mala educación escuchar conversaciones ajenas.

- Perdón papá - la niña morena salió de su escondite.

- Ve a ayudar a mamá en la cocina. - Ella asintió y Eric volvió a poner toda su atención en mí. - ¿Que quieres que te cuente?

- ¿Quien es mi padre?

- ¿Tu padre? - Eric sonrió de lado y negó con la cabeza - Él es un gángster. Era uno de los más peligrosos. Por eso no queríamos que Aria estuviera con él. Pero Aria era cabezota como ella sola. No escuchaba opiniones de nadie. Estaba completamente enamorada de tu padre. Ella... - Eric respiró - Sufrió mucho por estar con él. Siempre lo perdonaba. Estaba ciega, y eso la mató.

Lamí mis labios. -¿Que pasó el día en que murió?

Eric me miró con tristeza. - Los Owners habían vuelto a las andadas después de dejar el negocio.

- ¿Negocio?

- Drogas. - asentí. - Te secuestraron, y tu madre huyó. No me hablaba con ella pero sabía todos sus movimientos. Estaba pendiente de ella. - negó con la cabeza - El antiguo jefe de Justin, Parker, la mató, por estar con él, quería destruirlo de todas las maneras posibles. La primera manera siempre había sido esa.

Austin paró frente a casa. – Ten el teléfono disponible – salí del coche y me dirigí realmente enfadada hacia el porche.

Saqué las llaves de mi bolso y escuché conversación en el salón. Cerré la puerta más fuerte de lo que debería de haberlo hecho. Alexa asomó la cabeza por la puerta de la cocina y me sonrió. No le sonreí de vuelta. Me acerqué a la puerta de la cocina y Alexa se apartó mirándome confusa. Papá y yo nos miramos. Él frunció levemente su ceño. Miré su pecho desnudo, el nombre de mamá cerca de su corazón me hacía querer tirar cosas. - ¿Qué te ha pasado? – preguntó. - ¿Te ha hecho daño?

-¿Quién? ¿Austin? No. ¿Te acuerdas que te dije que iba a descubrir todo lo que ocultáis? Adivina, lo sé todo. – Papá se tensó.

- ¿Qué sabes? – Me miró muy serio.

- Mataste a mamá. – Al decir esas palabras papá apretó su mandíbula y el ambiente se volvió incómodo. Pude sentir como Alexa salió discretamente de la cocina.

- Yo no la maté.

- ¡Tú la mataste por volver al negocio! – Alcé la voz – ¡Se a que te dedicabas, papá! ¿Cómo pudiste hacerlo? ¿Ponernos en peligro?

-¿Quién te ha dicho todo eso? – papá se acercó amenazadoramente a mí y rodeé la mesa de la cocina para poner distancia entre nosotros.

- Eso no tiene importancia.

-¡CLARO QUE LA TIENE! – dio un golpe con sus manos en la mesa. - ¡Yo jamás quise poneros en peligro! ¡Erais mi vida!

-¡Mientes! – contraataqué. – O si no, hubiéramos sido tu prioridad. ¿¡Sabes el miedo que pasé!? ¡No tienes ni la mínima idea!

- ¡Claro que la tengo! ¿Crees que no me arrepiento de todo esto? ¡La gente comete errores!

- Yo soy uno de ellos, ¿No?

Papá me miró confuso para luego gritar - ¡Vete a tu habitación Alice! ¡No tienes ni idea de todo esto y estás hablando sin saber! – me ordenó.

Respiré fuerte, no iba a irme a mi habitación, él no iba a ganar esta vez. Esta discusión tenía que llegar algún día. El diario de mamá me estaba destrozando, cada palabra.

-Mamá estaba ciega, y no se dio cuenta que estaba viviendo con el mismo demonio. Jamás te perdonaré todo esto. – Dije con un poco de calma – Jamás te perdonaré que me secuestraran, que mamá muriera por tu culpa. Todos estos años de pesadillas y tratamientos a causa de todo eso. Tú tuviste la culpa. Por eso no puedes avanzar. La culpa te come por dentro.

Dicho esto, salí corriendo de la cocina directa a mi habitación. Cerré la puerta con el seguro y saqué la maleta de debajo de la cama. La abrí y empecé a meter ropa. Después abrí el cajón de la ropa interior y lo vacié en mi maleta. El diario de mamá y algunos zapatos. Ya me compraría un cepillo de dientes cuando Austin me recogiera.

Llamé a Austin y este no tardó en contestar, preocupado al escuchar que estaba llorando. Lamí mis labios y me senté en el borde de la cama. Lloraba porque no me podía creer todo esto. No podía creerme que papá hubiera hecho eso. Odié cada palabra que salió de mi boca, odiaba hacerle daño, y sabía que él estaba sufriendo ahora.

También recordaba a mamá llorando en el coche él día que vino a casa de Paula con nuestras maletas y dijo que nos íbamos de vacaciones, cuando pregunté por papá, ella me dijo que vendría cuando descansara. Él no vino. Podía recordar las ojeras de mamá, o de esa noche que se acostó a mi lado llorando, ella pensaba que yo dormía. Pensé que ella aún seguía triste por todo lo sucedido, pero no era por eso.

A pesar de los años, podía sentir aún las cuerdas en mis muñecas. Mi móvil vibró y supe que Austin estaba bajo mi ventana. – Alice, abre nena – escuché la voz de papá tras la puerta. Me apresuré en ir a la ventana. Me asomé y le tiré la mochila, que casi lo mata, así que fue inteligente y se apartó. - ¿Alice? Abre la puerta – papá alzó la voz seguramente al escuchar el golpe.

Después, saqué mis piernas por la ventana y como la última vez, salté sin pensarlo demasiado. Los brazos de Austin me cogieron antes de que llegara al suelo. - ¿Estás bien? – me dijo.

-Sí, vámonos, corre.

Austin cogió mi maleta y la puso en el maletero. Me monté en el asiento del copiloto antes de que papá pudiera bajar los escalones del porche delantero. Austin arrancó ante mi urgencia y miré hacia atrás para ver a papá parado en la carretera viendo como nos íbamos. Sollocé y tapé mi rostro con mis manos.

Meta: 120 votos. 70 comentarios.
Creo que no hay nada que decir. Este capitulo se merece todos esos comentarios. Opinen sobre todo. Me gusta saber que piensan. 

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