Nada más despertarme me duché y me puse un vestido de corte circular, abrí la ventana y salí al balcón, el aire me azotó el pelo y mi piel dorada.
Entrecerré los ojos porque el sol me daba de lleno.
Miré hacia abajo pues un sonido me sobresaltó, sonaba como una sirena de policía pero al mirar me di cuenta de que era una ambulancia que entraba por la puerta exterior de hierros guardada por dos soldados.
¿Tan mal está mamá?Marta sólo dijo que se encontraba peor que de costumbre,un simple dolor de tripa...
Bajé a prisa las escaleras y al pie de ellas me encontré a Nicolás.
-Tranquila.-Me abrazó con sus fuertes brazos.-Ve a desayunar, ahora te lo cuento todo.
Negué con la cabeza y él rió entre dientes.
-Bien...después te saco a tomar algo.-Me tocó el pelo, yo seguía abrazada a él.-A tu madre le ha dado un mini-infarto, le van a tener en observación...-sonó la sirena de nuevo anunciando su marcha y empezé a temblar.-...ya verás como vuelve pronto.
-Disculpen, sintiéndolo mucho solo uno de ustedes nos podrá acompañar en la ambulancia...-Anunció un doctor que recién había entrado por la puerta principal.
-Ve tú con tu madre y dale un beso de mi parte,yo os seguiré con el coche.-Me dijo acariciándome la cara.
A la llegada nos dieron la habitación 105 que estaba en la planta de abajo, no la compartía con nadie por lo que los médicos nos ofrecieron asiento aunque sólo fuera por un par de horas.
Mamá estaba tumbada en la cama con un montón de cables alrededor, yo no pensaba que estuviera tan grave y además los doctores no nos decían nada de lo que estaba sucediendo.
Pasó una hora y seguíamos en la misma situación no teníamos ni idea de lo que le pasaba a mamá y el aire del cuarto empezaba a marearme, mis tripas sonaban y Nico me miró con unos ojos pícaros.
-¿Isabel?-Preguntó una voz ronca.
Me giré hacia la cama y ví que mamá había despertado tras el largo efecto de la anestesia.
-¡Mamá...oh mamá! ¿Estás bien, cómo te encuentras,te duele algo?-Me abalancé sobre ella y Nicolás me siguió.
-Si, si, estoy bien, no te preocupes.-Respondió ella jadeando y me abrazó con sus brazos débiles llenos de tubos.
-¿Isabel?-Volvieron a preguntar, pero esta vez provenía de la puerta.
-Soy yo.-Respondí entrecortadamente.
-Haga el favor de venir.-Un doctor robusto con surcos oscuros bajo los ojos indicando la falta de sueño.
Fui a hacia él temblando y Nico cuando pasé por delante de él me frotó la esapalda para que me tranquilizara.
Salí del cuarto cerrando la puerta después de mí.
-Como sabrás tu madre ha sufrido un infarto, pequeño, pero infarto,estos indican que va a haber más, por lo que nos gustaría tenerla en observación durante más tiempo, más de lo que habíamos pensando...
-¿Cuántas horas aproximadamente tiene que estar aquí?-Pregunté aún temblorosa.
-No te lo puedo decir con exactitud, hasta que vuelva a sufrir otro infarto y podamos darle la medicación.-Aseguró el especialista.
-Muchas gracias doctor.-Le dí la mano y me giré para volver a la habitación.-Una última cosa, ¿por qué tiene tantas cosas si sólo se trata de un mini-infarto?-No tenía casi voz,el miedo me impedía hablar.
Suspiró y cogió una gran cantidad de aire.
-Lo cierto es que hay una mala noticia...-soltó el oxígeno y continuó-...tiene...cáncer de corazón, no lo podemos decir con exactitud porque aún no hemos logrado examinarla profundamente dado que lleváis sólo unas pocas horas aquí...-una lágrima cruzó mi rostro.-...ahora nos estamos preparado para verlo, es una actuación muy arriesgada porque su cuerpo está bastante detetiorado por los años, cualquier fallo y...ya sabes.
Asentí con lágrimas en los ojos.
-Entonces, ¿esta enfermedad es la que produce los infartos?
-Sí, los primeros síntomas son cansancio, dolores de pecho, hematomas...y finalmente los ataques de menor a mayor densidad. Está muy avanzado, lo único que podemos hacer es darle quimio y...esperar y ver cómo reacciona, según como lo haga podréis iros mañana o quizá esta tarde.
-Entiendo...em...ahora mismo salimos de la habitación para que así puedan intervenir, si necesitan algo...estaremos en la sala de espera, muchísimas gracias doctor. Sé que no me lo puede decir con exactitud pero..., ¿cuántos días le quedan, cree que hay esperanzas?-Pronuncié la última palabra con mucho esfuerzo porque no era capaz de pensar en ello.
Suspiró y negó con la cabeza.
-El cáncer está muy avanzado, lo lamentó.
-Gracias.
Cuando entré en la habitación Nicolás me cogió en sus brazos sin preguntarme nada y me llevó con él a la sala común después de que yo le diera un beso a mamá.
Allí le conté todo lo mejor que pude pues tenía un nudo el garganta y tras unos largos cinco minutos Marta y algunas otras personas del sercicio que se disculpaban por la tardanza debido a un problema en la cocina; llegaron y se sentaron en las sillas libres a nuestro alrededor.
-Voy a comprarte algo de la máquina para que por lo menos comas un poco, estás blanca.-Me dijo Nick dándome un beso en el pelo.-Te dejo en buena compañía y su hay alguna novedad me avisas, ¿eh?
Asentí y Marta ocupó su sitio sentándose a mi lado.
-Buen chico ese, ¿verdad?-Me preguntó en susurros con voz temblorosa y sin dejar de mirarle.
-Si...-Respondí un poco desfallecida por tener el estómago vacío, habían sucedido tantas cosas esa mañana que ni había reparado en mi alimentación.
Le conté todo lo que me había dicho el médico y me pasó su brazo por el hombro.
-Tu madre es muy fuerte, cariño, ya verás como no es para tanto y se curará en dos días.-Me respondió al oído.
Cuando llegó Nico ella volvió a su sitio pero mantenía sus ojos clavados en mi novio; me tendió un café recién hecho y un croissant de cafetería, él le devolvió la mirada pero enseguida se giró hacia mí de nuevo.
-Siento la tardanza, ¿alguna cosa nueva? Es qué la máquina expendedora no funcionaba y además no tenía nada rico para que desayunaras, todo eran bolsas de patatas, bebidas energéticas, chocolates...-Me informó.
-Tranquilo, aún nada, muchas gracias.
En ese mismo momento una enfermera joven, rubia con el pelo recogido en un moño gritó mi nombre.
-Tú come y descansa, voy yo.-Me ordenó Nicolás.-Te cuento.
Nuevamente Marta se puso a mi lado sin dejar de mirar a Nick.
Tras largos diez minutos aparecieron Nico llevando a mamá en una silla de ruedas con sueros y más cosas a ambos lados de ella; detrás de ellos había una enfermera y un ayudante en prácticas con unos ojos enormes azules desde la puerta.
-Se han ofrecido a llevaros en ambulancia.-Mi novio se encojió de hombros con una media sonrisa.
Por lo que todos los que estabamos allí nos levantamos y nos encaminamos hacia la puerta de salida; llevábamos en el hospital desde por la mañana temprano y ya casi era mediodía.
Marta seguía sin quitarle el ojo a Nicolás y no tenía ni idea de por qué...
En casa mamá necesitaría cuidados especiales y perdería todo el pelo, o por lo menos eso me explicó Nicolás...lo que más me dolía era esto último, tenía una larga mata de pelo oscuro, siempre la recordaré con un peinado que ella misma se hacía.
Acompañé a Nico a su casa después de rogarle que se quedara un día más, pero él me respondía que tenía que despedir a su prima que marchaba por fin a Londres.
-Dale un beso de mi parte.-Me despedí con ironía, pero sólo lo entendí yo.
-Por supuesto, si necesitas algo...
-...Te llamaré.-Completé.
Abrió la puerta del coche.
-¡Nico!-Me acerqué a él-Muchas gracias por todo, no tenías por qué haberlo hecho, significa mucho para mí.
-No te preocupes, amor, para eso estoy, para ayudar, aunque si te digo la verdad me parece como si no hubiese hecho nada, no puedo solucionar lo de tu madre y me parte el corazón verte así tan triste, lo único que he hecho ha sido hablar con los médicos mientras tú comías.-Su voz sonaba preocupada e infeliz.
Le sujeté la cara con mis dos manos.
-De eso nada.-Le corregí.-Has estado cuidando de mi madre mientras yo no estaba, esta mañana has llamado tú a los médicos, has estado pendiente de mí todo el rato.-Le besé la punta de la nariz.
-Bueno...tampoco soy un
super-héroe.
-Eso es cierto, eres mí
super-héroe.
Se rió y sus labios se juntaron con los míos.
-En dos horas vuelvo a tu casa.
Asentí y él arrancó el coche.
Una vez en casa me fui a mi cuarto para poder desahogarme, poder llorar hasta quedarme sin lágrimas...Me levanté y vi que debajo de ordenador había un tocado que las del sercicio solían llevar, fuí a cogerlo y me volví a sentar en la cama de espaldas a la puerta, sería de esa persona que entra en mi alcoba sin permiso.
Alguien abrió la puerta sin permiso pero al verme enseguida llamó, me giré para ver quién era.
-Pensé que estaba acompañando al príncipe Nicolás a su casa, lo siento.-Se disculpó Marta.
-Tranquila pasa.
Me fijé en qué ella no llevaba la peineta que había encontrado y me extrañé.
-Estaba buscando mi...¡Oh, veo que lo ha hallado usted! Perdóneme...-Repuso ella.
-¿Por qué no te sientas conmigo?-Le tendí el pasador y lo cogió con mano temblorosa.- ¿Por qué estaba aquí?
Noté cómo la cama se hundía ligeramente.
-Cuando fui a limpiar...supongo...-Se defendió ella.
-¿Reconoce usted este papel?-Pregunté con voz de investigadora de asesinatos abriendo el cajón de mi mesilla de noche y sacando la nota que me había encontrado días antes en mi alfombra malva.
-Es...la lista de la compra que...que me dio su madre, señorita.-Respondió con la cabeza agachada.
-Limpiando...
-¡No...!-Lloriqueó.- He de confesarle algo...pero, por favor,no se enfade conmigo.
-Tranquila.-Repití.
-Majestad...he estado entrando en su habitación a escondidas...pero todo tiene una razón. ¿Se acuerda de mis padres? Se los presenté en su fiesta.
-Por supuesto...-Asentí contestando entrecortadamente.
-Pues verá, son mis padres adoptivos, vine aquí cuando tenía dos años y ellos me acogieron con los brazos abiertos, me he enterado hace poco y me confesaron que tenía un hermano, ellos le siguieron la pista por una web de chats, me parece que usted la conoce, por eso miraba sus
e-mails...señorita...@mi príncipe azul es...mi hermano biológico...¿tiene usted alguna idea de quién es en realidad? Me dijeron que tenía alrededor de diecinueve o, veinte años, alto de ojos claros con un pelo oscuro...¡si sabe usted algo...no dude en decírmelo...por favor!
-¿Por eso mirabas tanto a Nicolás en el hospital..., piensas que...es él?
-Tiene el perfil.-Se defenió ella.
-¡No, no! ¡Sabes que hay más de mil habitantes por los alrededores con esas caracteísticas, no puede ser él!
-¡Majestad, he estado comprobando las fechas, las cosas que se decían eran más o menos iguales sólo que usted no daba detalles por eso no estoy muy segura de si sucedían las mismas cosas o era pura coincidendia pero cuando usted estaba con el prínicpe Nicolás él no estaba en línea, mas cuando él chico estaba en su casa se conectaba, hasta los horarios coincidencen! -Estaba histérica y emocionada sus ojos reflejaban alegría y pasión su voz temblaba pero hablaba con decisión y sin pausa.
Negué con la cabeza.
-Lo siento, supongo que es mucha información y...de golpe, ha sido un día muy largo.-Una lágrima apareció de repente en mi mejilla pero me la sequé para que no me viera.- En veinte minutos estará la comida, gracias señorita por no enfadarse conmigo; a mi no me gustaría que una desconocida entrara en mi cuarto.-Respondió tristemente.
-Ohh Marta, no eres una desconocida...
-Déjelo...-Se levantó lentamente de mi lado y cerró la puerta con cuidado.
¿¡Era verdad que Nicolás fuera mi confidente, mi mejor amigo!?