Capítulo X

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Llegué a casa toda mojada, ahora llovía incluso hasta en mi pueblo.

Había pasado la mejor tarde de mi vida, a pesar de la inesperable ducha.

Me había tenido en sus brazos, habiamos estado hablando sobre nosotros, tubimos una gran guerra de helado y agua...en fin...pero ya tocaba relajarse un poco, lavarse y secarse.

Mientras iba a saludar a mamá Marta me previno.

-Tu madre está muy enfadada contigo, no sabe donde has estado en todo el día y ya sabes como se pone...

-Si, gracias, ¿qué tal todo?-Pregunté ignorandola.

-Bien, más tranquilo desde la fiesta, salvo eso que te he dicho...

Le acaricié el cuello llegando hasta su barbilla para luego sostenerla en mis manos.

-Hoy la veo extremadamente dichosa.

Me dirigí silenciosamente hacia las escaleras para cambiarme y así mi madre no se enojaría tanto.

-¡ISABEL,VEN ACÁ AHORA MISMO!-Me ordenó ella.

Mierda, me ha pillado.

Me volví a poner los tacones y me fui al salón, y allí estaba, como están las típicas señoras malas en las pelis cuando te van a dar una gran regañina,ahí, sentada en el sofá, más bien recostada en él.

-Buenas noches.-Sonreí indiferente.

-Buenas noches...buenas noches...-Repitió en tono burlesco.-¿Se puede saber con quién has estado?

-Pues con Nicolás, hemos ido a su ciudad, me dijo que te lo había dicho.-Dije lo más rápido que pude para que no me interrumpiese.

-Y me parece muy bien,está bien que quedeís, al fin y al cabo os vais a casar...

La miré atónita.

-...también es cierto que me lo dijo,pero ¡qué se yo! Quizá cambiases de idea ya que ayer no volviste de estar con él muy contenta que digamos, y es de suponer, que una persona madura (por lo menos yo te trato como tal) venga y le diga a su madre a donde se va,porque yo no sabía si te ibas a quedar a comer, ni donde estabas ni nada.

-Mamá, es verdad que debería de haberte avisado, pero también es cierto que tengo ya una edad en la que se cuidarme por mi misma, y ahora, será mejor que me vaya a la ducha.

-Sí, y mañana también te quedas aquí.

-¡Pero, mamá, mañana he quedado con Nicolás, nos vamos a ir al cine!

-Pues me parece que la película va a tener que esperar, y además, no me gusta que estés "pululando" por ahí, eres la futura reina y no debes de pasearte por las calles como si fueses una plebeya.

-¡Por favor, estamos en el siglo XXI, mamá!

-Déjalo ya, buenas noches.-Bajó la mirada indicándome que ya no había más que hablar.

-Que duermas bien.

Me subí toda indignada, me di un baño reconfortante, me puse el pijama y me senté en la silla del ordenador.

Querido Nicolás:
Mi madre me ha castigado por no haberla avisado, supongo que la cita de mañana tendrá que esperar,lo siento.
Te quiero.
Isa.

Me tapé con el edredón al tumbarme en la cama.

Aún seguía lloviendo, creo que hasta un poco más que antes, pero eso ya no importaba, había pasado la mejor tarde y ya estaba caliente en casa.

Empezé a dormirme cuando sonó el típico sonido cuando te llega un mensaje.
Sí,era Nicolás que me había respondido. Me levanté de un salto y corrí hacia el ordenador.

No te preocupes, ya buscaremos la forma de vernos.
Yo te quiero más.
Nicolás.

Sonreí con una sonrisa de autosuficiencia, apagué el ordenador y me metí de nuevo en la cama.

A la mañana siguiente un ruido extraño me despertó, algo como un castañeo de dientes.

Me puse la bata y busqué de donde procedía ese sonido, me acerqué a la puerta para ver si era alguien que estaba llamando, fui al baño por si algun grifo quedó abierto, después a la ventana fijandome si era la ventana que no se había cerrado bien, pero no era nada de eso.

Me quedé embobada mirando al horizonte y de repente una bolita oscura rebotó en el cristal.
Abrí furiosamente la puerta que daba al balcón, y otra bolita igual me dio en la cabeza.

-¡Lo siento!¿Estás bien?-Sonó una voz desde abajo preocupada.

-¿Nicolás?¿Qué estás haciendo aquí?-Dije frotandome todavía donde me había golpeado.

-¡Como no te dejaban salir he decidido entrar yo!-Sonrió satisfecho.

-¡Tienes unas ocurrencias majestad!-Susurré mientras me reía.

-Rapunzel...-Gritó mientras hacía una reverencia anticuada.

-No,no,silencio que mi madre va a venir y encima ese verso es muy cutre.

No podía contener la risa.

-Bueno,si no bajas subiré yo.

Empezó a escalar por la enredeadera que cubría toda la fachada de una forma muy elegante.

-¡Espera! Dame un minuto para cambiarme y ahora bajo.

Asintió y comenzó a bajar.

Cerré la puerta y me di una ducha, en el baño me puse un poco de crema para la herida y me puse un poco de base para que no se me notara tanto la hinchazón.

Bajé por las escaleras rápidamente y salí al jardín, estaba sentado en el banco de enfrente de la fuente.

-Si nos pillan no dudaré en decir que ha sido tu idea.

-Creeme, a tu madre le gustará.

Se puso de rodillas en el césped aun mojado por la lluvia de ayer y me preguntó:

-Isabel, ¿me harías el grandioso favor de...?

Estabamos temblando los dos, se podía notar en su voz y yo no podía respirar.

¡PERO ACABA LA FRASE POR FAVOR! ¡¿QUÉ PASA NICO?!

En ese momento, justo cuando iba a seguir su propuesta mi madre salió de la casa enfadadísima.

-¡Isabel, te dije que no podías salir!

@MiPríncipeAzulWhere stories live. Discover now