Capítulo XI

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¿¡Mamá, qué se supone que estás haciendo!? ¡¿Podrías irte por favor?!

Mi madre puso las manos en la cintura esperando una respuesta.

-Eh, lo puedo explicar.-Empezé, mi voz sonaba más débil de lo que me hubiera gustado.

-No, ha sido todo mi culpa Rebeca, fui yo el que hizo salir a su hija porque le había castigado por mi culpa, la cosa es que necesitaba verla, supongo que después de todo soy una mala influencia,lo siento,de verdad.-Explicó Nico quitandome la palabra.

Pareció entenderlo, siempre me  sorprendía lo compensiva que puede llegar a ser mi madre.

-No te preocupes querido, entiendo todo, al fin y al cabo sois una pareja de dos jóvenes enamorados que solo buscan estar el uno con el otro, también agradezco el que hayas defendido a Isabel pero sigue castigada y yo lo que digo lo cumplo, me temo que hoy no podreis veros.

Me levanté del banco al mismo tiempo que mi novio, me dio un tímido beso en la mejilla y me susurró al oido.

-Mañana nos vemos, te quiero.

Me acompañó hasta la puerta de casa bajo el sol brillante de un día de verano y le vi marchar hacia su familiar Porsche.
Jamás perdonaría esto a mamá.

Subí rápidamente las escaleras para después tumbarme en la cama, las pisadas fuertes de mi madre se acercaban cada vez más rápido.

Llamó a la puerta y sin esperar contestación entró; yo me tapé la cara con la almohada y las manos encima de ella.

-Por favor Isabel, es para que aprendas, para que la próxima vez lo hagas sin pensar dos veces, anda, alegra esa cara, no quiero verte así.

Pareció esperar mi respuesta aunque sin ningun éxito por mi parte.

-¿Qué te parece si nos vamos a comer por ahí y nos vamos de compras, ehh?-Su fría mano rozó mi costado.

-Mamá, ¿te crees que puedes comprar mi perdón así, tan fácil? No,creo que no,Nicolás iba a preguntarme algo y ahora puede que halla cambiado de opinión, era mi oportunidad y ahora la he malgastado.-Contesté furiosa aun con la almohada en la cabeza,hizo que mi voz sonara amortiguada.

-Bueno, pues tienes dos opciones: venirte o quedarte aquí aburrida.

-Preferiría irme con Nico, además, ¿no se supone que no puedo salir?- Dije con ironia.

-Como tú quieras, ya conoces mi opinión.

El día se veía genial, el cielo estaba despejado y completamente azul, el sol cegador brillaba con toda su fuerza y los pájaros piaban como si no hubiera mañana.

¿Me voy con mamá o me aburro?

Esa era la cuestión.

Después de un largo meditar buscando los pros y los contras decidí quedarme en casa, haciendo algo productivo claro.

Mamá vino a buscarme nuevamente pero en cuanto le dije mi decisión se fue en el acto.

Me quité los zapatos porque me dolían un poco los pies y me quedé descalza, me encantaba ese sentimiento de libertad cuando no se tiene calzado.

Me asomé a la ventana sin abrir la puerta y no vi nada interesante que hacer ahí fuera, salí al pasillo a hurtadillas y miré desde la barandilla por si alguien requería mi ayuda o algo, me senté en la alfombra malva de mi habitación y me puse a enroscar los pelitos que sobresalian de ella.

Durante unos tres minutos no aparté la vista del suelo pero cuando me aburrí me tumbé en el suelo y me fijé en todo lo que veía,detenidamente; cuando de repente un ruido estridente sonó por toda el cuarto, era el motor del ordenador que me avisaba de que no lo había apagado desde ayer, supuse que era como una señal, como si alguien quiera que me pusiera a "trastear" con él asi que fuí, me senté en la blanda silla que estaba debajo del escritorio, encendí la pantalla y estaba la página principal de mi correos, donde se encontraban todos los que yo había enviado y los que recibí.

@MiPríncipeAzulWhere stories live. Discover now