He besado a Alba Reche

By albxlia3520

1.7K 107 3

Natalia Lacunza está a un paso de la victoria. Después de que sus madres la obligaran a mudarse, se ha pasado... More

Prólogo
1
2
Tirado a la hoguera
3
4
Tirado a la hoguera
5
6
Tirado a la hoguera
7
8
Tirado a la hoguera
9
10
Tirado a la hoguera
11
12
Tirado a la hoguera
13
14
Tirado a la hoguera
15
16
Tirado a la hoguera
18
Tirado a la hoguera
19
20
Tirado a la hoguera
21
22
Tirado a la hoguera
23
24
Tirado a la Hoguera
25
26
Tirado a la hoguera

17

25 2 0
By albxlia3520

Días desde la desaparición de Alba Reche: 9
Días hasta la graduación: 34

De todos los momentos raros de la vida en Willowgrove, el día que tocaba capilla era el que más le costaba asimilar a Natalia.
Una vez a la semana, las clases se compactan con el fin de dejar tiempo para una celebración obligatoria, de una hora, en la iglesia del campus. Suele ser los miércoles, pero como han tenido algunos días de vacaciones debido a la Pascua, les toca una sesión especial de capilla el lunes.

Actúa un grupo musical religioso de Willowgrove formado por estudiantes de último curso que versionan canciones de  rock cristianas y luego hay un sermón, que a menudo pronuncia un profesor o el propio director Reche. A veces, algún estudiante se siente empujado por el Espíritu Santo a coger el micrófono y ofrecer un tembloroso testimonio personal de quince minutos, como aquella vez en la que Suzete compartió que la diabetes la había acercado más a Jesús.

Antes de Willowgrove, lo más cerca que Natalia había estado de una iglesia era escuchar a su mamá cuando practicaba Mozart, y el día de la capilla ha servido para confirmarle que no piensa volver a pisar una. Los temas de los sermones van desde "razones por las que Halloween es satánico" hasta "una estudiante de segundo mandó fotos desnudas a su novio, que él reenvió a todos sus amigos, así que ahora vamos a dar una charla vergonzosa sobre la modestia, y la semana que viene la chica cambiará de colegio, mientras que su novio experimentará exactamente cero consecuencias". Una vez, el profe de Segunda Lengua Extranjera se presentó con una pizarra de caballete, dibujó un diagrama con cuatro rayas que eran dos hombres en una isla desierta y les dijo que allí la humanidad se extinguiría, y esa era la prueba de que Dios no quiere que nadie sea gay. De vez en cuando, el colegio contrata a unos actores para que hagan una sátira sobre el acoso.

Natalia se vuelve hacia Marta cuando entran en la capilla.
—¿Qué crees que tocará esta semana? —pregunta Natalia.
—Supongo que algo festivo, tipo una lectura en voz alta de La pasión de Cristo —dice.
Juega con el pelo y se lo pone detrás de la oreja.
—¿Te acuerdas del año pasado, cuando trajeron a aquel poli para que nos asustara con lo de las drogas, pero acabó contándonos con exactitud cuántos gramos de marihuana puedes llevar encima sin que te detengan?
—Icónico.
—Oye, Natalia —dice alguien—, ¿puedo hablar contigo superrápido?
Cuando se da la vuelta, ve que se trata de Theo, que se ha abierto paso entre la multitud. Lleva la cazadora universitaria y a Natalia le parece admirable que esté tan comprometido con su papel de deportista. Fuera están a veinticinco grados.

Marta lo mira expresando escepticismo con las cejas, luego mira a Natalia; luego, la cazadora de cuero; luego, a Natalia otra vez. "¿Isengard?"
Natalia niega con la cabeza.
—Enseguida vuelvo —le dice a Marta, y se mete en la corriente de alumnos con Theo.
—¿Es por lo de la fiesta? —pregunta en cuanto Marta ya no puede oírlos—. Te prometo que no les contaré a tus amigos que en secreto los odias.
—A la mayoría de mis amigos no los odio —aclara Theo—. Pero lo que te iba a decir no es eso.
—Eh, hola, Natalia —dice Ruslana. Theo ha quedado absorbido por el grupito de estudiantes más populares de cuarto y Natalia se ve arrastrada como si fuese un desafortunado percebe—. Hoy estás guapísima. ¿Has cambiado de maquillaje?

Termina la pregunta volviéndose hacia Suzete e intercambiando con ella una mirada con las cejas levantadas y una sonrisa exageradisíma, el típico movimiento de chica popular que hace que a Natalia se le ponga la piel de gallina de inmediato.
—En fin, a lo que íbamos —le dice a Theo, quien consigue poner cara de disculpa—. ¿Qué me decías?

Theo se inclina hacia abajo y reduce la diferencia de altura lo suficiente para poder bajar la voz.
—Anoche estaba leyendo otra vez la nota de Alba y se me ocurrió que a lo mejor estamos mirando en unas fundas que no son. ¿En qué otro sitio tiene Leo alguna especie de funda, un sitio del que Alba pudiera tener la llave?
"¿Fundas?". Ah claro. ¿Por qué no se le había ocurrido antes? Si solo se ha sentado al otro lado de la mesa unos mil millones de veces mientras le plantan con aire amenazante su expediente delante de las narices...
—El despacho de Reche —dice Natalia después de reflexionar—. Se refería a las fundas de cartulina en las que guardan los expedientes académicos. Espera, ¿me estás diciendo que quieres entrar por la fuerza en el despacho del director?
Theo extiende las manos, con las callosas palmas hacia arriba.

—Niii hablar. No pienso ni acercarme allí.
—¿Qué ha sido del "Haré lo que sea para encontrar a mi novia?" —pregunta Natalia, y enarca una ceja.
—No puedo arriesgarme a que me pillen —dice Theo, y añade, como si alguien pudiera olvidarse de que a Alba la han aceptado en Harvard y a Theo, en las Texas A&M—: Natalia, he firmado con A&M.
—Pero ¿eso no debería ser una especie de seguro de vida? En plan: no sé nada de fútbol, ¿vale? Pero estoy bastante segura de que Reche no podrá poner a un quarterback famoso en los folletos para captar estudiantes del Willowgrove si te expulsa antes de que tengas oportunidad de despuntar.
Theo niega con la cabeza.

—El tema es más gordo. ¿Sabes que tengo mi propia página web del portal deportivo ESPN? Escribirán un artículo sobre mí en cuanto haga algo mal, aunque sea respirar... Es un milagro que no se hayan enterado de lo de Alba, y no pienso forzar la máquina.
—Bueno, vale —concede Natalia—. Entonces, ¿qué propones? ¿Quieres que lo haga yo?
—Eeeh —dice la voz excesivamente simpática de Ruslana a su lado—. Iba a sentarme ahí.

Natalia levanta la mirada y se da cuenta, para su horror, que han llegado a las filas de bancos y está atrapada en medio de la gente con la que va Alba. Ruslana le dedica otra sonrisa falsa, pero Natalia no se lo traga como lo haría Alba. Tiene ojos de tiburón.
Natalia echa un vistazo hacia los últimos bancos, donde Marta está sentada con los ojos desorbitados entre Oli y Álvaro; parece preparada para realizar una misión de rescate digna de los equipos de Tierra, Mar y Aire del ejército.
—Yo tampoco quiero estar aquí —le dice Natalia a Ruslana.
—Entonces, eh... ¿por qué no te vas?
—Yo...
—Chiiist.
Esta vez es Suzete, que la hace callar a tres asientos de distancia. Natalia no sabe cuándo ha acabado de tocar el grupo musical religioso, pero, de repente, Theo, Ruslana y ella son las tres últimas personas que quedan de pie en la capilla. En el altar, el director Reche se ha colocado detrás del micrófono.
—Señorita Lacunza, ¿puede sentarse y mostrar respeto, por favor? —pide por el micro.

Se oye una oleada de risitas y Natalia nota que se ruboriza. Le entran ganas de gritar que Theo y Ruslana también están de pie, pero ya se han sentado. Se deja caer entre ambos y se encoge lo suficiente como para esconder la cara.
—Buenos días a todos —dice Reche. Saca el micro del soporte y empieza a pasearse por el estrado de un modo que le encanta, como si fuera un tío guay e informal que habla de temas superinteresantes a los adolescentes—. Me gustaría decir unas breves palabras antes de que recemos. Quiero recordaros a todos lo que nos dice la Biblia sobre los chismorreos. Todos sentimos a diario la tentación de hablar de los demás, pero la Carta a los Efesios 4:29 dice: "Evitad toda conversación obscena. Por el contrario, que vuestras palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes las escuchan".

El verso de la Biblia aparece en letras blancas sobre una diapositiva azul de PowerPoint en la pantalla del proyector que hay sobre el altar. Natalia recuerda lo que el director apuntó a toda prisa en el despacho la semana pasada cuando vio la tarjeta de su hija entre los informes. "Sermón sobre las habladurías". Se veía venir, claro.
—Por lo que ha llegado a mis oídos, muchos habéis estado cotilleando sobre un miembro de la clase de cuarto que resulta que es mi hija —continúa, y de inmediato succiona todo el aire de la capilla como si fuese una trucha recién pescada a la que envasan al vacío para meterla en el congelador—. Es más, una de las estudiantes tuvo la osadía de preguntarme personalmente por ese tema.

A Theo le tiembla la barbilla y Natalia se encoge todavía más, hasta quedar tan baja que la línea visual le queda a la altura del cantoral que está en la parte posterior del banco de delante.
Se queda mirando el cantoral. Este le devuelve la mirada.
Los únicos días en que le gusta la clase de Religión es cuando toca "devoción espiritual", momentos en los que van a la capilla y hacen una contemplación libre a Dios. Suele dedicar la hora a merodear entre los bancos de la iglesia con sus amigues, mientras comparten snacks de la máquina de autoservicio y contienen la risa. Uno de esos días, más o menos hace un mes, Natalia se olvidó su boli favorito en la capilla y tuvo que colarse entre una clase y otra para recuperarlo. Al volver se encontró con Alba.

Las luces del techo estaban apagadas, así que el sol de la tarde entraba en la capilla fragmentado por las vidrieras altas y delgadas. Y allí estaba Alba, medio iluminada por una. Incluso desde el otro lado de la iglesia, Natalia la reconoció por su delicado perfil de tres cuartos y por cómo le caía la melena rubia por debajo de los hombros. Estaba sola, con los dedos apoyados en el lomo de un cantoral del banco de al lado, y tenía la cabeza inclinada, como si rezase.
Natalia se marchó sin el boli. No quería estar sola en una misma sala con Alba y Dios.

—Sé que todos sentís mucha curiosidad —continúa el director Reche—. Cuando alguien nos importa, cuando forma parte de nuestra comunidad y nuestra congregación, es natural preocuparse por esa persona. Pero nunca está bien difundir rumores ni contar mentiras sobre otra persona. Y si el Señor llama a alguien para que esté un tiempo en otro sitio, no es asunto de nadie. ¿De acuerdo?
Natalia cuenta las filas a toda prisa: es el mismo banco. El cantoral podría ser el mismo que Alba tocó aquel día.
Ahora que lo piensa, ¿no era sospechoso que Alba estuviera en la capilla sola? Rezar en público es casi un deporte de competición en Willowgrove, ¿por qué iba a escabullirse para hacerlo cuando nadie la viera, salvo que tuviera algo que ocultar?
¿Algo como una tarjeta rosa?

Todavía no han encontrado ninguna pista que apunte hacia la capilla, pero si ya están todas escondidas y es capaz de adivinar en qué lugar podría haber una, quizá pueda tomar un atajo.
Coge el cantoral del banco y lo sacude del revés (Suzete pone la misma cara que pondría si Natalia le hubiera dado una patada a un cachorro llamado Jesús y lu hubiera tirado por la escalera), pero no cae ninguna carta.
—Quiero recordaros a todos que aquí, en Willowgrove, tenemos una política de tolerancia cero con el acoso, y que este puede adoptar muchas formas —dice Reche—. Algunas de esas formas son las habladurías. Así pues, antes de difundir un rumor sobre alguien, pensad muy bien si de verdad vale la pena. Y luego, haced lo correcto.

Después de una pausa tan larga que resulta insoportable, Reche invita a todo el alumnado a rezar y luego le pasa el micro al ponente invitado para que dé una charla innecesariamente macabra sobre la crucifixión de Cristo. Theo se remueve en el asiento y se lleva el puño a la barbilla. Natalia se cruza de brazos y se muere de ganas de estar en la fila del fondo intercambiando miraditas atormentadas con Marta en lugar de notar el codo huesudo de Ruslana a su lado.
Después, Theo la agarra por el brazo antes de que pueda zafarse.
—Pregúntale a Leo lo del despacho —le dice a Natalia—. Se le dan bien esas cosas.

Se viene acción en los próximos caps ya veréis

Continue Reading

You'll Also Like

858K 35.2K 56
Que el destino no nos separe jamás.
3.7K 225 27
Esta historia tiene lugar un poco después de Supergirl en la temporada 2 (Mon-El y Kara están saliendo, Alex está con Maggie, James es Guardián y Len...
9.4K 659 24
Con tan sólo dieciocho años, la vida de Natalia da un giro inesperado y se le presenta una situación que sólo podrá resolver casándose. Pero cuando l...
155K 7.9K 24
Donde Alba y Natalia se conocen en un banco a las 4 de la mañana.