She wolf [SHE 1]

By mystcx

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Makayla es una loba negra. Ser un lobo negro implica ser odiado, perseguido y asesinado. Los lobos negros... More

Primera parte
1
2
4
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6
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8
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10
11
12
13
14
15
Aviso
Segunda Parte
1
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4
5
6 [Especial San Valentín]
7
8
9
10
11
12
13
14
IMPORTANTE
15 Final Triste
15 Final Feliz
16 Epílogo Triste
16 Epílogo Feliz
Agradecimientos
NOTAS

3

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By mystcx

Empezaba a hacer calor en aquel lugar gracias al sol que entraba por una pequeña rendija. Era medio día y ella estaba rezando para que alguien bajase y le diese de comer. También tenía ganas de ir al baño y nadie se había molestado en sacarla de allí solo dos minutos.

-¿Puedes acercarte un momento? -preguntó él.

Llevaba todo el día así, ya lo había preguntado, exigido, rogado, suplicado, gritado y susurrado.

-Mira, te voy a pedir por favor que te calles -contestó ella de mala manera, hasta que se dio cuenta de que había dejado de actuar.

-Yo te pido por favor que te acerques -suplicó él, apretando la mandíbula, ignorando las últimas palabras de la chica.

Ella se dio la vuelta para verle la cara y se dio cuenta de que estaba llorando, apretando la mandíbula y cerrando los puños con fuerza. Entonces vio la oportunidad perfecta para retomar su actuación. Se deslizó hasta fundirse con las rejas y se tapó la cara. Frotó sus ojos para que estos se pusieran rojos. Negó con la cabeza para responder al lobo. Movió la boca como si estuviese tiritando.

-Dime que necesitas y acércate, te lo ruego -pidió él aguantando la respiración.

Entendió lo que estaba haciendo. Eran las primeras técnicas para evitar el cambio.

-Te daré todo lo que quieras -volvió a pedir.

-Quiero... Irme de aquí -respondió con voz temerosa-, por favor -susurró.

Él frunció el ceño. Aquella respuesta no le había gustado nada. Dejó de hacer esfuerzos para convertirse, finalmente, en un lobo. Se quedó en su sitio, mirando a la chica. Tras un par de minutos, abrió la boca y aulló. Poco a poco, ella, se dio cuenta de que estaba llorando. No puedo evitar sonreír mientras se volvía a dar la vuelta. La puerta se abrió de inmediato. Tres hombres que aún no habían pasado por allí y una mujer. Dos de los hombres se transformaron y se acercaron a aquel lobo comido por el dolor. Mientras, la mujer se acercó a la chica. El otro hombre se quedó guardando la puerta.

-Hola, ¿necesitas algo? ¿Va todo bien?

-Quiero salir de aquí, por favor -respondió ella, mientras una lágrima falsa rodaba por su mejilla.

-No puedes por ahora, así que si quieres algo a parte de eso... Me gustaría poder ayudarte.

-Necesito ir al baño -susurró la chica, mirando como el gran alfa gruñía a su propia manada. Les estaba amenazando-. Y comer...

-Bien, ahí hay un baño -dijo señalando un lugar sumido en la oscuridad, demasiado cerca de las cadenas del chico- No vayas hasta que se calme. Te traeré algo de comer dentro de media hora más o menos.

Y entonces el hombre que no había cambiado y la mujer se fueron. Vio como los tres lobos seguían mirándose amenazantemente entre ellos y supo que no iba a poder ir al baño si no se largaba, y no traerían la comida hasta que aquel lobo volviese a ser un chico. Se levantó, poco a poco, y dio un par de pasos hasta acercarse un poco.

-Yo... ¿podéis iros ya? -dijo la chica, casi de forma intimidante.

Uno de los lobos que había venido a ayudar volvió a ser un hombre, aunque esta vez se encontraba desnudo.

-Mira niñata, estamos aquí para que este no te pegue un bocado y se arrepienta luego. Vuélvete a llorar a una esquina y deja de hacerte la fuerte.

-No... No vais a... Conseguir nada -replicó ella, llevándose una mano a la boca.

-Bien. Avísanos cuando te falte una pierna. O puedes hacerlo cuando te entre el miedo mejor, no nos perdonaríamos nunca que te pasara algo. Estamos en la puerta.

Y después de eso salieron los dos juntos y el gran lobo se quedó mirándola. Observó como se arrodillaba a su lado e intentó dar un par de pasos hacia ella, aunque las cadenas se lo impidieron.

-No voy a acercarme más, lo siento -comentó ella-. Solo me acercaré si vuelves a ser un humano.

Se dio cuenta de que el Alfa hacia esfuerzos para volver a ser un humando, vio como se quedó mirando hacia ella y como aullaba levemente. Se acabó tumbando con la mirada fija en la chica. En un abrir y cerrar de ojos, volvió a ser un humano y la puerta se abrió.

-Alfa, tenemos que hablar contigo. Una reunión. Será poco tiempo.

-Ella no puede salir, que la reunión sea aquí.

-¿Estás seguro de que quieres que oiga la charla?

-Me da igual que la oiga mientras esté en la misma habitación que yo. Reunión a las seis. Quiero a dos personas de cada cargo.

-Entendido, que pase buena tarde -dijeron los dos antes de irse, bajando la cabeza como una reverencia.

Cuando volvieron a estar solos, el chico dirigió la mirada al lugar donde ella se encontraba anteriormente y no la vio. Se empezó a poner nervioso y miró a su alrededor. Comenzó a respirar fuertemente. La olía, pero no conseguía verla.

Cuando la vio salir del lugar en el que se encontraba el baño se enfadó consigo mismo por no haberse preocupado por sus necesidades y por haber estado agobiándola.

-¿Estás bien? -preguntó ella, haciéndose la tímida.

-Sí -suspiró él-. ¿Puedes acercarte ahora? Necesito, aunque sea, rozarte.

Ella se lo pensó. Al final se acercó, moviendo la mano exageradamente mientras la alargaba para que él pudiese tocarla. No os miento si os digo que ella ya sabía que él iba a tirar de su mano hasta dejarla tirada encima de él. Pero sinceramente, le daba igual. Iba a seguir con su actuación de inocente y prefería estar a su lado en la reunión que estar allí, con un montón de hombres lobo que podrían comérsela de un solo bocado en su forma humana si ella no se convertía. No iba a mostrar su secreto. Dejó de pensar cuando el tacto de su mano con la otra hizo que el chico soltara un pequeño gemido. De un segundo a otro había tirado de ella y se encontraba entre sus brazos.

-Lo siento, era la única forma -susurró en su oído mientras la abrazaba contra su pecho. Acariciaba su espalda con delicadeza-. Gracias -agradeció cuando la chica no hizo esfuerzo alguno por soltarse.

Se tensó cuando ella empezó a llorar en su pecho. Sus hombros bajaban y subían notablemente rápido.

-No pasa nada. No llores por favor. No voy a hacerte daño -habló él mientras besaba la cabeza de la chica.

La puerta se abrió y la mujer de antes entró con varios platos. La chica intentó soltarse de los brazos del chico pero este no dejó que ella se fuera.

-Os traigo comida. Pasa buena tarde alfa -y se fue haciendo la reverencia con la cabeza.

La chica, al olor de la comida, se removió y empezó a respirar fuerte. Se dio cuenta de que su instinto de lobo estaba comiéndosela. Tenía hambre y eso era lo único que podía volverla loca hasta cambiar de forma.

-¿Tienes hambre? -preguntó él, sabiendo de sobra la respuesta.

—Mucha, por favor, suéltame, déjame comer y volveré a tu lado.

No le tenía miedo, ella no le tenía miedo a nadie. Le daba igual estar a su lado, podía transformarse y salir corriendo. No le cogerían ni aunque quisieran. Aquella chica era un rayo.

-Promete que vas a quedarte cerca.

-Bueno, no puedo salir de aquí así que muy lejos no voy a ir -contestó de mala gana.

Él se quedó mirándola perplejo.

-Tienes miedo y al segundo eres una matona que lucha contra alfas. Me sorprendes -alabó, renegándose a soltarla. Al final se quedó dándole la mano.

-Soy incapaz de comer con una mano solo. Te ruego que me sueltes. Voy a volver -dijo ella, mirándole a los ojos.

Él se acercó y sin pedir permiso, sus labios chocaron contra los de la chica. Ella reprimió la cara de asco.

-Más te vale no alejarte -amenazó al separarse.

La soltó y vio como la chica se abalanzaba para coger su plato de comida. Lo devoró y se quedó mirando el plato que se encontraba aún lleno. Quería comérselo. Le rugían las tripas aún. Miró al chico, que reía.

-Es mío... Dame una cucharada y podrás comerte el resto.

Sin dudarlo, ella acercó una cucharada al chico, que abrió la boca y la tragó de golpe.

-Todo tuyo, fiera.

Y entonces no supo si se refería al plato o a él mismo, pero se decantó por el plato.

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