Mastema I: Alianza de Plata

By OrgenKath

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En las Místicas Tierras de Mastema, las crecientes luchas de poder entre líderes de oscuro corazón desencaden... More

Prólogo: Este Mundo
Capitulo 01: La Soñadora de las Montañas
Capítulo 02: El Mercenario
Capítulo 03 Parte 01: Corporación Onyx
Capitulo 03 Parte 02: El Ataque a Corporación Onyx
Capítulo 04 Parte 01: Pueblo Herido
Capítulo 04 Parte 02: Lobos Guerreros
Capítulo 05 Parte 01: Día Perfecto
Extra 01: Montaña del Origen
Capítulo 05 Parte 02: Heridas
Capítulo 05 Parte 03: Circunstancias
Especial: El Colapso.
Capítulo 07: Corazonada
Capítulo 08 Parte 01: Cumpleaños de Pesadilla
Capítulo 08 Parte 02: Fer Blanc contra Ciervo
Capítulo 08 Parte 03: Fracaso
Capítulo 09 Parte 01: El Destino de las Valquirias
Capítulo 09 Parte 02: Don de Valquiria
Capitulo 09 Parte 03: La Caída de Dysis
Capitulo 10 Parte 01: Destino Aciago
Capitulo 10 Parte 02: Cazadores
Capítulo 11 - Resurgimiento
Capítulo 12: Magnificencia
Extra 02: Pensamientos y Plegarias
Capítulo 13 - Carmesí de Sangre y Púas
Capítulo 14 Parte 01: El Túnel de Rainscars
Capítulo 14 Parte 02: Última Charla
Capítulo 14 Parte 03: La Fuga
Capitulo 16 Parte 01: Maquinación de Colmillo
Capítulo 16 Parte 02: Vermillion
Capítulo 16 Parte 03: Savior. -0-0-

Capítulo 15: Máquina del Terror

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By OrgenKath

  Año 1098.

Día 22 del Primer Mes de Primavera.

Colina a 500mts de La Cripta Colinas de Thylon, Syver.

Narrado por: Charles Bramford.

Tras casi una semana de rastreo, finalmente, pude contemplar con un catalejo, a lo lejos, las puertas de aquel lugar conocido como La Cripta. Suspiré de alivio al haberla encontrado al fin.

Los últimos días he desempolvado mis conocimientos de rastreo e investigación, y he seguido cual sabueso toda pisada que esta organización pudiese ofrecerme sobre su modus operandi... Me hizo recordar las épocas en las que era un joven Cavallier en Ignis, estas mismas destrezas fueron las que arruinaron mi vida.

«Es gracioso, parecería que no aprendo de mis errores»

He tenido tiempo de analizar la situación, y mi juicio me dice que estoy siguiendo las pistas correctas de cara a encontrar a Ember. Este es el lugar donde es mayor la probabilidad de encontrarla: Si estuviese muerta, posibilidad que he evaluado, los Lobos se asegurarían de que yo me entere (especialmente ahora que saben que sigo con vida), si la secuestraron para obligarme a presentarme ante ellos, habrían buscado un refugio más accesible, y mucho menos comprometedor en caso de ser descubierto. Este lugar no cumple con ninguna de las dos condiciones, debido a que, si mis teorías son ciertas, es utilizado para realizar experimentos en personas de peculiares genes, lo cual, encaja con ella.

En conclusión, este es el camino.

Si sumase todas las horas de sueño que he tenido en esta última semana, creo que apenas llegaría a las 10 horas. He estado como un loco conectando puntos, buscando y rastreando obsesivamente, y almacenando tanta información como he podido. Es evidente que a estas alturas estoy demasiado involucrado en los asuntos de los Lobos, y he sido un estorbo demasiado grande como para solo dejarme ir... Así que si salvo a Ember, mi lucha no terminará.

Debo prepararme tanto como pueda, debo estudiar a este enemigo tanto como sea posible y solo así, podré defendernos a Ember, a Chloe y a mí.

Y hablando de Chloe, ella ahora mismo se encuentra escondida en la cabaña de un solitario pastor ermitaño que habita las colinas; aquel hombre nos ofreció refugio, y se ofreció a cuidar a mi Saurio mientras yo hacía lo que debía hacer en la Cripta... Parecía no tener idea de la presencia de la Cripta, lo cual fue muy extraño, y al mismo tiempo muy típico de esta organización.

Las estructuras y zonas secretas de los Lobos, son muy curiosas, ya que el 90% de su seguridad, depende de que no sean encontradas. La Cripta ha sido una estructura muy bien ocultada, y por lo mismo, ha permanecido operando desde hace años si los reportes que he leído son ciertos, pero, si es igual al resto de refugios de los Lobos, en el momento en que rompa el cascarón del secretismo, el relleno es tan blando que destruir sus operaciones no debe ser tan difícil.

El asunto es, que La Cripta es peculiar, fue relativamente sencillo conseguir información sobre ella, debido a los muchos involucrados en su mantenimiento. Desde contratar reclutas, conseguir armas, traer prisioneras... Esta horrenda máquina del terror es el epicentro de muchísimas actividades, lo cual, hace que sea más complicado mantenerla oculta al conocimiento del resto de células, y hace que su preservación sea más importante... Motivo por el cual no confiaba del todo en el paradigma anteriormente mencionado.

Y es por eso que yo también tomé precauciones extra al venir, cobrando algunos favores y ganándome algunas otras deudas, todo sea por traer a Ember de vuelta sana y salva. Es por ello que ahora mismo traigo una nueva armadura: Un blindaje de torso, hombros y cuello, hecho de placas, resistente y al mismo tiempo flexible, que confío, me protegerá de moderadas lesiones.

El resto de mi armadura son en realidad las mismas piezas que anteriormente traía conmigo, pero reparadas: Las botas propulsoras, la pistola gancho adosada a mi muñeca, mi bozal para escupir llamas y mis gafas de aviador, además del arnés y los cinturones para llevar bombas y otras herramientas útiles.

Descansé tanto como pude, para el evento del día de hoy... Hoy le devolveré a los Lobos un poco del dolor que me han causado, y traeré de vuelta conmigo a mi amada hermana.


...


Valiéndome de la oscuridad de la noche, y de la poca vigilancia externa, establecí un asentamiento y esperé la llegada del siguiente vehículo de carga que se suponía, llegaría aproximadamente a las 08:30P.M.

Siempre quise visitar Syver; mi madre vino aquí cuando era joven y en su diario describe las maravillas que tuvo la dicha de conocer. Ahora me encuentro ataviado de abrigos, con el helado viento de estas altas y verdes colinas agitando mis ropas y mi cabellera, y suspiro pensando que quizá esta noche sea el agradable respiro que necesito antes de la gran tormenta.

Las temperaturas ahora mismo rondan entre 10 y 15 grados centígrados, estaría temblando de frío de no ser por la canalización de Fyerion que propago a través de mi torrente sanguíneo, permitiéndome calentar mi cuerpo, evitando así que muera de hipotermia.

«Si el clima es helado, solo debo canalizar Fyerion a mi sangre y estaré bien, y si el clima es caluroso, mis escamas se abrirán y mi cuerpo se refrescará... Simplemente estoy por encima de los problemas de frío y calor, a diferencia del resto de mortale

La señal apareció delante de mí, y tal como esperaba, la caravana llegó, justo a la hora a la que se suponía aparecería... Así que supe que debía tomar mis armas, el silbato, y comenzar a trabajar.

Estas colinas eran de hecho un buen lugar para ocultarse, especialmente porque parecían muy alejadas de civilización, y en general, sus superficies eran muy planas y verdes. No había muchos árboles o rocas que obstruyeran la vista, por lo que los invasores, como yo, no teníamos muchos lugares en los alrededores para ocultarnos. Cualquier sujeto con un buen catalejo y la suficiente atención, podía ubicar a cualquiera que s e acercara... A menos que venga desde arriba.

Porque La Cripta es una especie de estructura integrada directamente en la montaña, muy discreta y difícil de notar a primera vista: Su fachada lucía como una gran pared de roca lisa, y una gran compuerta de metal cubierta por tierra y musgo. De no ser por los pequeños focos de iluminación, y la presencia de guardias, sería muy sencillo ignorarla.

Esperé hasta que vi aproximándose en la lejanía el discreto carruaje con suministros, justo a la hora que el reporte que robé indicaba. Era una sucesión de ocho vagones, no tan grandes (2x4mts estimo) pero muy blindados, de un tono metalizado y oscuro, y arrastrados por varios Stygimoloch de color arcilla, resoplando y agitando sus feas cabezas mientras corrían colina arriba cargando el enorme peso en sus espaldas.

Mientras esperaba que las compuertas del lugar se abrieran y contemplaba la proximidad del carruaje, hice sonar por primera vez el silbato que traía conmigo, un aparato especialmente usado por cazadores de Rams, para atraerlos.

Podemos encontrar variaciones de Rams en toda Mastema (excepto en Lukar y Skar'cia sino me equivoco) pero, sin duda, ningunos son tan peligrosos y agresivos como los de Syver. Los Rams suelen causar muchos accidentes, pero salvo que estén entrenados para matar, rara vez oyes de alguien que muera asesinado por Rams... Excepto en Syver, donde los Rams son la especie salvaje que causa mayor cantidad de muertes al año...

Ay Syver, un Reino hermoso para vivir, pero donde toda especie salvaje intentará desesperadamente matarte.

Y sé que un silbato usado para atraer Rams, suena a instrumento suicida en una locación como esta, pero, es un riesgo que estoy dispuesto a correr por la oportunidad que supondrá para mí. Los Rams enojados suelen atacar a los objetivos más evidentes, por lo que no seré su prioridad.

Las pequeñas bestias aladas se acercaron cual veloces y feroces pirañas hacia nosotros: Los Rams de Syver son la especie más grande, midiendo más de 1.6mts sin contar los cuernos, que a diferencia de los Rams de Ignis, no se curvan como los de un carnero, sino que se elevan y afilan como los de un toro. Sus pieles son más gruesas que las de otros Rams, y son de color verde oscuro rozando el negro. Sus ojos brillan como luces de fuego en la oscuridad, y extendiendo las garras de sus palmas, aterradoramente parecidas a manos, volaban con sus largas y oscuras alas a gran velocidad hacia la puerta.

Como precaución extra... En cuanto los Rams se amontonaron en los alrededores, extraje de mi mochila un contenedor cilíndrico con savia de ragu, y retiré la tapa de un tirón. El olor de la misma, atrapó la atención de los salvajes dragones verdes, que rugieron salvajemente. Arrojé el contenedor hacia la puerta cuando esta fue abierta, y lo primero que vieron los vigilantes cuando la compuerta se abrió, fue una horda de Rams abalanzándose hacia ellos.

¡En guardia! ¡Ataque de Rams! —exclamó uno de ellos.

¿OTRO? ¡Ya es el quinto de la semana!

¡No de nuevo! —exclamó el otro—. ¡Traigan las bombas de Gloomroot!

Maldición... —dije. El Gloomroot es un brote con el que se suelen crear bombas de gas que apestan, apestan a cadáver, tan fuerte que incluso los rams se irritan al sentir el olor... Aunque... —Oh bueno... quizá esta sea una buena oportunidad.

Sonreí al recordar que el Gloomroot es inflamable.

Cuando los Rams se acercaban, uno de los vigilantes arrojó una bomba cilíndrica y ésta produjo una gaseosa nube en los alrededores, e hizo un gesto a los Stygimoloch entrenados, para que en cuanto la ofensiva comenzara, avanzasen en línea recta y de forma ordenada hacia la puerta.

Los Rams sin embargo, nunca dan tregua, y en cuanto los Stygimoloch comenzaron a correr, los Rams se abalanzaron y los apuñalaron con sus garras. Algunos lograron acelerar lo suficiente para resistir y embestir con sus cabezas de huevo a los Rams, mientras los vigilantes, desesperados, se unían a la batalla empleando hachas, ballestas, o incluso bastones para canalizar energía.

Yo aproveché el caos y las humaredas para escabullirme y cruzar a través de la fortificada puerta. Detrás de mí y a mis alrededores, montones de Rams gruñían y atacaban con ferocidad. Desenvainé la espada, sabiendo que tendría que atacar con toda mi fuerza para matarlos, y canalizando Eon realicé maniobras defensivas de bloqueo, corta y desvío para evadir y protegerme.

El estacionamiento interno era más grande de lo que esperaba, y había en él varios vehículos blindados, por lo que no fue tan complicado encontrar escondite y cubrirme mientras dejaba que esos sujetos se hicieran cargo de los Rams... O no, pensé «Este es el momento más oportuno para adentrarme más a la mazmorra»

Moverme a ciegas por los pasillos de este lugar era un riesgo enorme, uno que no quería correr, pero que debía tomar si quería evitar ser atrapado. Si algo aprendí de mi estancia en la fosa, es a no ser atrapado, y la forma más sencilla de lograrlo, es moverse. De todas formas, llevo conmigo una herramienta que puede salvarme en caso de que mi camino sea interrumpido.


...


Avancé escabulléndome entre pasillos hasta llegar a una encrucijada, el lugar parecía un maldito terrario de hormigas con conductos transparentes, burbujas y paneles. Observé a través de la puerta de contención y vi más allá el enorme complejo, una especie de refinería de Etherion adelante, al igual que una modesta cantidad de guardias, y tres enormes puertas.

Me estoy jugando la vida de forma desmedida desde que me propuse infiltrarme en este lugar, pero ello no implica que sienta deseos suicidas, por lo que, de ninguna forma me arriesgaré a ir de frente... Sin embargo, los puentes sobre la refinería se veían bastante divertidos de recorrer utilizando el arpón... Como aquel héroe arácnido columpiándose por las alturas.

El techo de la recámara donde me encontraba era muy alto, pero, al mismo tiempo lucía frágil, por lo que supe que era el camino más óptimo a utilizar a continuación. Dando un salto, me propulsé con mis botas tan alto como pude y luego usé el arpón de mi muñeca para conectarme al techo y sujetarme a él. Estando colgado al techo, tomé el tomahawk de mi cintura y asesté un tajo imbuido en plasma contra el soporte superior.

Con ayuda de mis propulsores y el arpón de mi muñeca, me escabullí por aquella escotilla y logré subir a la parte superior de aquellos tubulares pasillos, solo para contemplar el santuario delante de mí.

El santuario es una gran caverna artificial, de tales dimensiones, que mi vista se perdía en la oscuridad sin poder ver donde terminaba la cueva. Desde el centro hasta los alrededores, se erguía una red de intrincados puentes de piedra y se extendía por todo el lugar, cada uno de ellos de cuatro metros de ancho, como pasarelas sobre el abismo. Aunque no parecen colgar de nada, siento que están suspendidos en el aire por alguna fuerza desconocida. El abismo que se abre debajo de estos puentes es un pozo del cual tampoco percibo fondo, y mi única pista sobre lo que yace abajo es un fuerte sonido de aguas fluyendo.

La única iluminación del lugar son los pilares que soportan estos puentes aparentemente sobrenaturales. No son simples pilares; son colosales tanques cilíndricos que se extienden desde el suelo hasta el techo, y en su interior, alojan extrañas y grotescas criaturas: Pequeñas criaturas pegadas a los pilares de piedra, eran tantas que no distinguía dónde comenzaba una y dónde terminaba la otra, conformando un movedizo y perturbador tapiz; sus cuerpos eran conformados por cientos de pequeños tentáculos delgados y largos, cuyas puntas se volvían anchas como ampolletas, y ondulaban como en una siniestra danza, cruzándose y enredándose. Sus pieles, si se le podía llamar así, lucían rugosas y violeta, con manchitas azules y espectral bioluminiscencia, como una sombra que había cobrado vida propia.

Todo en este lugar me inquieta, me perturba, la iluminación violeta de las criaturas del tanque y su aterradora forma, el abismo y la oscuridad que me abrazan desde todos sus ángulos... Me sentía enormemente incómodo.

Tras aquellas compuertas se encontraba ella, y debía encontrarla. Utilizando el arpón alcancé uno de los puentes, y comencé a avanzar. Como era de esperarse, estos puentes se encontraban vigilados por soldados de pecheras negras y lo que parecían máscaras de hockey sin agujeros, empuñando hachas y avanzando con silenciosas pisadas.

El primer pelotón se abalanzó en dirección a mí empuñando sus armas, el primero de ellos tomó el frente y canalizando Eolion hacia su hacha, abanicó una corriente de aire sobre el puente en un intento de derribarme. Yo salté y propulsándome con mis botas, di un par de "saltos" sobre el vacío.

Los guardias de atrás, apuntaron sus armas y dispararon en mi contra, pero sus balas no atravesaron mi armadura. Utilizando el arpón, me enganché al puente nuevamente y me dejé arrastrar a alta velocidad hacia éste.

Antes de que mis pies tocaran el suelo, canalicé Fyerion a mis botas y lo expulsé en un par de feroces patadas que desarticularon la formación de mis enemigos. Los enmascarados retrocedieron atosigados por las llamas, y yo, desenfundando mi tomahawk, aticé un tajo a la clavícula de uno de ellos. Al otro le pateé para ganar distancia y le arrojé fuera del puente expulsando una llamarada desde mi boca.

El individuo del hacha retomó su ofensiva, esta vez en compañía de dos guerreros más: Uno de ellos era más alto y robusto, y la otra era evidentemente una mujer, algo pequeña. Los tres iniciaron una formación y avanzaron hacia mí a gran velocidad.

Intenté repelerlos con una llamarada, pero el del hacha se levantó la máscara y expulsó una ráfaga de Eolion desde su boca que bloqueó mis llamas. Supe que la ofensiva cuerpo a cuerpo sería inevitable.

Desenfundé mi espada y me preparé para el ataque: Di el primer golpe, atacando al del centro, pero este repelió su arma, perdiendo el equilibrio en el proceso.

De inmediato bloqueé el blando ataque de la chica y esquivé el hachazo del enorme caballero, cuya acometida se percibió feroz como el corte de una guillotina. El del centro retomó ofensiva intentando embestirme y al retroceder, imbuí de plasma mi espada y cargando con fuerza, bloqueé un ataque de la mujer, a la cual derribé en el proceso.

El hombre enorme me rodeó e intentó acometer nuevamente con su aterradora fuerza, esquivé pues no era un peleador rápido, y en cuanto propinó un tajo vertical hacia abajo, acercando su cara a mi alcance, aproveché a darle un codazo con toda mi fuerza y derrumbarlo.

El usuario del Eolion, ahora sin su máscara, se puso de pie y canalizó una onda de viento que me arrojó hacia arriba, sin embargo, con el arpón conecté al suelo nuevamente muy rápidamente, y con fuerza, intenté aplastarle.

Él retrocedió, y yo aproveché su tambaleo para exhalar una llamarada directa sobre él. Tambaleó y se quejó de dolor, pero no cayó, pues la pequeña mujer le atrapó del brazo antes de que cayera por el borde del puente.

El sujeto enorme volvió, y tomándome por sorpresa, usó su hacha como gancho para atorarme del pie y hacerme tropezar. Justo después creó un guante de Stonion alrededor de su puño, y lo estrelló contra mi cara con tanta fuerza, que lo quebró.

Tambaleé y me sentí mareado, y él aprovechó para alzar su arma para dejarla caer como guillotina sobre mi cabeza. Pero rodé y me aparté de su alcance, para luego tomar impulso con mis botas, y embestirlo, arrojándole contra el suelo para luego dar el remate. Conduje eones sobre mi espada, y apuntando directo a su corazón, le propiné una muerte rápida.

Los otros dos tomaron ofensivas aceleradas e incautas. El usuario del Eolion desaprovechó la oportunidad de utilizar su elemento nuevamente, y prefirió atacarme cuerpo a cuerpo, tan torpemente, que desvié su maniobra atrapando su codo. Lo hice caer de rodillas golpeándole el torso con el mango de mi espada, y rematé golpeándole el rostro con toda mi fuerza.

Su cuerpo rodó y cayó noqueado por el borde del puente.

Solo quedaba aquella chica, que torpemente atacó incapaz de frenarme, y una vez cortó distancia, canalizó un pulso de Scyllion desde una especie de hoja oculta en su muñeca. Valiéndome de mi fuerza, atrapé su muñeca, y el pulso de Scyllion estalló sobre sus manos quemándole ferozmente y arrojándola lejos.

Las formaciones de guardias seguían moviéndose, pero no eran efectivas. Este terreno me daba ventaja.

En los breves combates que tuve en aquellos puentes contra los guardias, pude comprobar que me había vuelto diestro intercalando mi hacha y tomahawk en combate, y la efectiva combinación que resultaban ser: La espada es pesada, precisa y tiene un gran rango, pero debido a su longitud, si bien es posible usarla con una mano, es más segura y efectiva usando las dos; el tomahawk por otro lado es un arma más ligera, cómoda y tiene mayor impacto debido a que su filo es de plasma, pero con menor alcance. Son un complemento excelente la una de la otra.

Los siguientes tramos los recorrí movilizándome con mi arpón y mis botas propulsoras, atacando a distancia con mis llamaradas o cuerpo a cuerpo con mi espada o tomahawk, sin mayor dificultad. Sabía que alguno se fugaría y avisaría al resto del complejo que estuviesen alertas, así que aproveché atrapar a uno para recibir algo de información.

Gracias a sus balbuceos, supe cómo abrir la gran puerta que llevaba al complejo y a su vez al laboratorio. Según me indicó, las prisiones estaban justo en el fondo, lo cual hacía muchísimo más complicado el objetivo de escapar.

«Bueno, nadie dijo que esto sería fácil»

Enfundé mi espada una vez terminé el interrogatorio, y contemplé a lo lejos el Generador que el guardia mencionó, una gran estructura cilíndrica que creaba un sello magnético sobre las puertas centrales, que impedía abrirlas en condiciones normales.

Este lugar no está creado para recibir visitas constantemente, tiene sentido que sus puertas no tengan llaves comunes. En términos convencionales, solo podía abrirse desde adentro, pero si detenía el flujo eléctrico que alimentaba el mecanismo de la puerta, el imán que las mantenía cerradas dejaría de funcionar y abriría fácilmente.

Por su lejanía, era imposible para mí destruirlo desde mi posición con los equipos convencionales, pero, era entonces donde veía su utilidad mi carta del triunfo.

Retirando el bolso de mi cintura, lo abrí y extraje de él, un guantelete: Era un instrumento fuerte, grueso y pesado, hecho por completo de Igneon, y que, al colocármelo, cubría mi antebrazo casi hasta mi codo. La característica más llamativa del guantelete son sus canalizadores cilíndricos, que sirven para expulsar excesos de plasma y permitir una fusión adecuada de elementos. El acabado general del guante no era especialmente bonito, y me preocupaba que la tosquedad de su construcción me afectase.

Al colocarlo, sentía como si sostuviese una enorme mancuerna en mi brazo, era muy pesado. Lo ajusté tal como me explicaron que debía hacerlo, era menos incómodo de lo que esperaba, su interior era acolchado. Activé los quemadores del guante, y una vez estuvo listo, me preparé para la poderosa carga de energía que estaba por realizar.

«De acuerdo, aquí vamos...» Canalicé Eon y Fyerion al mismo tiempo a través de mi brazo, y en cuanto estos elementos se fusionaron en mis canales de Raxos su intensidad se acrecentó y los quemadores se abrieron expulsando llamas a alta velocidad, como los quemadores de una refinería, este calor era un excedente que al ser expulsado, permitiría una adecuada fusión de Eon y Fyerion, una que no desestabilizaría los canales del guante, como me sucedió en la Arena de la Capital.

No necesitaba una carga demasiado grande, y sabiendo el brillo que produciría la reacción, debía procurar ser rápido y certero con esta arriesgada maniobra.

Extendí mi brazo apuntando directamente en la dirección donde deseaba arrojar el sol, al abrir mis ojos pude verlo; apenas del tamaño de una pelota de ping pong, producía un calor tal, que las barras del puente donde me encontraba se derretían como malvaviscos en una hoguera.

Sentía su calor como una extensión de mi ser, veía sus halos desprenderse en estallidos desenfrenados y como todo a mi alrededor se deformaba por la temperatura en aumento. Mientras sostenía el sol en mis manos, me sentía poderoso, no había forma de que algo o alguien dentro de este lugar pudiese frenarme si tenía este poder conmigo. El sol era un arma temible, capaz de destruir cualquier cosa a su alcance.

Sabía que debía ser cuidadoso y controlar mi poder con precisión. Con un gesto, gruñí y haciendo un ademán de empujón, el blanquecino orbe fue disparado de mis manos apuntado hacia el generador.

El orbe de fuego salió disparado como un misil ardiente, dejando un rastro de fuego y humo detrás de él. El aire se agitó a su alrededor, y el brillo intenso del sol se reflejó en mis ojos y en los objetos cercanos.

El calor que emanaba del orbe era intenso, y el aire vibraba y se distorsionaba a su alrededor. Los objetos cercanos parecían a punto de fundirse o derretirse con el calor. Todo parecía tan insignificante en comparación a su poder, y en cuanto alcanzó el generador, estalló.

Una explosión concentrada e intensa y el sonido ensordecedor de la explosión sónica, ensordeció mis oídos.

Pero una vez el brillo del Solareon se esfumó, la cueva entera fue devorada por la oscuridad.

El breve instante de silencio que acompañó a la caída de la oscuridad, fue sucedido por el estridente sonido de una alarma. El puente central se llena de guardias y la movilización de tropas comienza.

Fue una sorpresa que no fuesen tantos, pero, no me detendría a cuestionar cómo protegen los lobos sus fortalezas... Aproveché la situación y avancé tan rápido como pude en dirección a la compuerta.

Ahora que estaba desprotegida, debía adelantarme tanto como fuera posible al enemigo, por lo que, dando un salto, me propulsé con mis botas hasta la zona de las compuertas y así, llegué a la puerta exterior.

Cruzando la compuerta se encontraba un ancho puente suspendido sobre la nada, completamente en las sombras, pero escuché las pisadas de los guardias que avanzaban a examinar la central destruida. Cuidadosamente, dejaron un grupo pequeño defensivo sobre el puente, presintiendo que un invasor se adentraba a sus dominios.

Pero ello no era suficiente para frenarme. Me arrojé por el borde del puente y me aferré a este para ocultarme. Una vez el primer grupo cruzó el puente, y un guardia se posicionó a solas cerca de mi posición, empuñando un báculo oscuro y elegante en su mano, yo ataqué.

Valiéndome del factor sorpresa, salté desde mi escondite y propulsando mi pierna con Fyerion, le pateé con fuerza arrojándole hacia arriba, para luego sujetarlo y arrojarlo al vacío.

De inmediato utilicé el arpón de mi brazo para dispararme hasta la zona de entrada e irrumpir agresivamente.

Con estocadas veloces y precisas limpié el frente eliminando a los guardias. De un empujón abrí la compuerta central y comencé a avanzar silenciosamente.

La oscuridad era un manto seguro, pero a falta de mapa, me movía por suerte e intuición... Afortunadamente, el complejo no parecía ser tan grande como imaginé.

O eso pensaba hasta que llegué a aquella laguna artificial, de agua verdosa con veteados púrpuras. En su centro, se encontraba una enorme tubería, y algunas hélices de gran tamaño, que ahora que el sistema eléctrico se había detenido, parecían funcionar como puentes.

Veía las enormes exclusas y reconocí que se trataba de una especie de central hidroeléctrica miniatura. No comprendía qué tanta energía utilizaban para sus operaciones, y tampoco sabía con exactitud las labores que aquí se realizan, o qué me esperaba más allá.

Me preocupaba un poco avanzar a ciegas, pero, lo cierto era que debía encontrar a Ember.

Salté hacia las hélices quietas y utilizándolas como puentes, crucé la laguna, entre saltos y propulsado por el Fyerion de mis botas, avancé hasta el otro extremo.

Observé las ventanillas que llevaban al otro lado del complejo, dubitativo, sin saber lo que esperaba más allá... Sentía algo extraño, sentía una especie de mortal energía que erizaba mis sentidos y tornaba la atmósfera pesada.

Como si en ese lugar, algo terrible estuviese sucediendo...

Debía adentrarme más, e ir a fondo. Las prisiones estaban en la parte más profunda del complejo, debía ir más allá. Desplegué el gancho de mi arpón y suspiré.

Solo estaba guiándome por corazonadas, por la extraña sensación de que debía visitar ese lugar... Era como si desde allí dentro se emanara una especie de siniestra aura de dolor y muerte.

Disparé el arpón y escalé, para luego alinearme a la ventanilla y arrojar el bolso con el guantelete primero. Luego, me incliné y deslicé mi cuerpo por la ventanilla hasta poner el pie en el suelo.

El lugar pese al sabotaje que hice, mantenía una tenue incandescencia rojiza confusa e inquietante, ya que no distinguía de dónde provenía el brillo. El lugar olía fuertemente a cloro, intentando disimular el olor a carne y sangre.

... y no precisamente a carne a sangre animal, sino el mismo olor a carne y sangre que percibía a diario en La Fosa.

Hice un acuerdo conmigo mismo de nunca hablar con nadie a detalle sobre las cosas que vi y experimenté en ese lugar, y trato, tanto como puedo, de olvidar o tomar todos aquellos fatídicos momentos como una simple pesadilla de la que desperté después... Rara es la ocasión en que atestiguo males que me recuerden mi estancia allí... De ninguna manera podría haberme preparado para lo que me esperaba tras esa compuerta.

El pasillo conectaba con una gran puerta de metal hermética. Yo, movido más por la intriga que por una ordenada línea de pensamientos, desenfundé mi hacha y di varios golpes a la cerradura, confiando en que nadie me esperaba.

El lugar era aterradoramente silencioso, en cuanto golpeé la puerta, el sello hermético se rompió y con solo un empujón, pude divisar lo que allí se preservaba.

La atmósfera del lugar se había preservado fría incluso tras el recorte, mis escamas temblaban un poco y sentí un escalofrío recorrer mi cuello. El lugar olía mal, a sangre y cloro, pero no había luces... Antes de continuar avanzando, preferí iluminar el lugar.

Decidí utilizar una linterna de arena relámpago: Una arena con la propiedad de brillar intensamente al ser electrificada. El pequeño contenedor cilíndrico almacenaba una batería de fricción y en cuanto la agité un poco, la linterna encendió.

«¡¿Qu...?! ¡¿Qué es...?!» Lo que yacía en ese lugar, me hizo soltar la linterna y dejarla caer, rompiéndose de inmediato y dejando salir su relleno. El rojizo brillo de la arena en el suelo, rodeó la sala proyectando una enorme sombra y desvelando aquella grotesca imagen.

No las conté, pero estimo eran unas doce o quince chicas, todas jóvenes, algunas parecían aún ser adolescentes... Colgaban del techo muertas, con ganchos atravesándoles las piernas, tambaleando un poco sus torsos, con la palidez propia de un cadáver y tratadas, cual animales de matadero. A todas les habían abierto el torso por completo y sus órganos internos habían sido removidos... A algunas de ellas les habían sido removidos los ojos o incluso se les había removido las manos.

Resoplé y me llevé las manos a la boca intentando contener el aliento mientras mi rostro se tornaba en una mueca de horror. Retrocedí algunos pasos y sentí mi estómago revolverse al punto en que debí retirarme el bozal por si acababa vomitando.

«¿C-cómo puede ser esto cierto? ¡¿Cómo puede ser real esto que veo?!» pregunté en mis adentros «¡Mierda! ¡¿Cómo es posible que alguien pueda hacerle esto a otro Tenshi?! ¡Deus!»

A veces olvido que existen ese tipo de personas... incluso cuando yo mismo visité el infierno y estuve allí un mes entero, en ocasiones prefiero ignorar u olvidar que existen seres en este mundo que lucen como Tenshis pero que no poseen alma... No sienten compasión ni escrúpulo, no pueden ser llamados Tenshis, son monstruos en toda regla, monstruos irremediables que deben ser exterminados.

El brillo de la arena se esfumó al perder la carga al separarse, y aun así permanecí por completo inmóvil, incapaz de razonar cuál debía ser mi siguiente paso... Validé en mi cabeza que ninguna de ellas era Ember, y sin embargo, era incapaz de controlar la llama de rabia e indignación que calcinaba mis adentros.

De repente, los refrigeradores de la recámara se encendieron nuevamente y las luces del pasillo se encendieron una vez más, indicando que, de alguna forma, habían reparado el generador que dañé.

El brillo tenue del pasillo me permitió vislumbrar algo que no noté antes por el shock... Una gruesa puerta metálica del otro lado de la habitación, una puerta reforzada que parecía llevar a una dirección importante.

Ver aquella compuerta hizo que todas mis emociones contenidas obtuvieran un sentido hacia donde ser canalizadas, y en un arrebato de ira, activé mi bozal y disparé la mayor ráfaga de Fyerion que mis pulmones me permitieron exhalar.

Luego, me arrojé hacia la compuerta intentando derribarla golpeando con mi tomahawk, luego con mi espada, luego pateando, todo mientras gritaba blasfemias y azotaba cual animal desenfrenado. Mi escándalo llamó la atención de los guardias, que pronto se amontonaron en el pasillo y me amenazaron de formas que no recuerdo.

«Ellos hicieron esto, ellos forman parte de esto... Ellos deben morir» espeté en mis adentros.

Uno de ellos arrojó bombas de Gloomroot, cuyo humo envolvió el lugar, y yo, respondí con una llamarada ignorando que el gas detonaría y todo alrededor estallaría.

Los crujidos de metal, gritos y cuerpos cayendo movidos por la onda expansiva de la bola de fuego, fueron lo siguiente que percibí, y luego, el lugar entero acabó hecho añicos.

Traté de no mirar los cadáveres en el suelo, aunque sabía que estaban allí. Mi visión se tornó algo borrosa, y el brillo de las llamas, confundía un poco. Escuché un disparo y una de sus balas, impactó mi chaleco.

Alcé la vista, y contemplé a esos bastardos de máscaras negras, empuñando hachas y pistolas. Gruñí exhalando llamas, y canalizando Fyerion a mis piernas, me abalancé cual cohete hacia ellos, desenfundando mi espada.

Con espada en mano, divisé el primer objetivo y ataqué propinando un tajo imbuido en plasma a su torso, cortándole a la mitad... la fuerza que se necesita para un corte de ese nivel es descomunal, ni siquiera yo sabía que podía hacer eso.

El siguiente se cruzó en mi camino y girando sobre mi propio eje, elevé mi espada y apunté a su cuello, propinándole un corte limpio y letal.

Uno de ellos se abalanzó con su hacha de forma torpe, intuyo movido por el miedo, y yo, bloqueé con mi espada y luego acometí con mi tomahawk, directo a su abdomen.

Los tres cayeron y yo, rugí exhalando llamas.

Escuché entonces suaves y calmadas pisadas desde el otro lado del pasillo, contrastando con el caos recién desatado, aquel individuo se acercó a lento y severo paso.

—Santos cielos, esos son cortes muy buenos —musitó en un irritante tono risueño—. Debes ser muy experimentado para haber llegado hasta aquí y realizar cortes como eso.

El hombre delante de mí era un joven algo andrógino de contextura delgada y el porte de un modelo, vistiendo botas vaqueras de color marrón, pantalón y chaleco de cuero (característica ropa de altos Rangos de esta organización) acompañado además por una bufanda roja, un cinturón del cual colgaba la funda de una larga espada, y un llamativo sombrero de tres picos con forma triangular suave y armoniosa, con una copa alta y cónica y un borde que se curva ligeramente hacia arriba en cada pico. Resaltaba de sobremanera su cabellera larga y rojiza cual vino tinto, un rostro de facciones fuertes, mandíbula cuadrada y grandes ojos azules destacados por un fino delineado oscuro. Utilizaba una fina máscara de tela cubriendo la parte inferior de su rostro, además de pintura negra en sus uñas, y largos pendientes en sus orejas.

—Uuhh, ya veo... Viste "ese lugar" —dijo totalmente calmo—. Lo sé, no es nada bonito, a ninguno de nosotros nos gusta venir aquí, pero...

—Cierra la boca, monstruo —espeté—. Voy a quemar este maldito lugar... ¡Voy a destruirlo por completo hasta que todos ustedes estén muertos!

Canalicé Fyerion a mis botas y salté propulsándome, a una velocidad que creía, él no podría prever.

Sin embargo, como si fuese sencillo, él sonrió y corriendo por el pasillo, tomó impulso, y sin siquiera sacar sus manos de sus bolsillos, propinó una patada alta y fuerte que me arrojó raudamente contra el techo haciendo crujir mis adentros. Mientras caía, él canalizó plasma a su puño y tomando impulso me golpeó con tanta fuerza, que me arrojó desde un extremo del pasillo hasta el otro.

—Gaahah —grité de dolor. Hacía mucho tiempo que un golpe no me dolía tanto.

Sentí el reflejo de llevarme la mano al abdomen, para verificar que no me había atravesado, y aunque efectivamente, solo había sido un puñetazo, el dolor que sentía en mis adentros era comparable o peor al dolor de ser perforado por completo por una lanza.

«¿Eso fue una onda pura?» pregunté internamente mientras lo veía avanzar silenciosa y tranquilamente desde el otro lado del pasillo.

—Espero que eso haya sido suficiente para calmarte un poco.

Solo entonces volví a sentar y me fijé con la cabeza algo más tibia en los detalles: Su cabello rojo, su descomunal fuerza... No podía ver su rostro muy bien, pero no era difícil intuir que el hombre delante de mí era un Mirmidón.

Los mirmidones son conocidos por poseer reservas del Albion muy escasas, lo que en la mayoría de casos ocasiona que mueran antes de los 20 años por fallas circulatorias en su corazón y órgano de Raxos... Pero en los casos en los que sobreviven, lo hacen desarrollando una descomunal fuerza, en una musculatura comprimida, como los Rien o los Fer Blanc. Se dice que ninguna raza puede acumular tanta energía física dentro de su cuerpo como ellos, elevando sus capacidades a un punto en que sus escasas reservas de Albion dejan de ser un problema.

Probablemente de haberme encontrado en mis cinco sentidos en ese momento, habría huido. Siendo honestos, era un suicidio atacar a un mirmidón adulto en un espacio cerrado, donde le era especialmente sencillo cortar distancias y obligarme a luchar cuerpo a cuerpo.

Sin embargo, era incapaz de sacar de mi cabeza la imagen de todas aquellas chicas colgadas como carne de matadero, y la serenidad del asesino armado delante de mí ante la situación me irritaba.

«Ni siquiera se inmuta de la muerte de sus colegas... Incluso los salvajes que enfrenté en ciudad del lago se protegían entre ellos»

—Me dijeron que quizá recibiríamos la visita de un dragón rojo que estaba causando problemas en Campione —dijo el Mirmidón—. Es fascinante que hayas descubierto este lugar... Se nota que estás lleno de coraje, debes haber tenido buenas razones para venir.

Hice el esfuerzo de sentarme, él avanzó lentamente por el pasillo recogiendo algo del suelo. Solo cuando la levantó, noté que la había dejado caer, era mi espada.

Mi reflejo fue retroceder a rastras, y él, sosteniendo el mango al revés, la arrojó hacia mí en una posición segura, dejándola caer a mis pies.

Lo observé confundido, y él solo hizo un ademán con la mano inquiriendo que la levantara. La sostuve y me apoyé en su filo para ponerme de pie una vez más.

—¿A qué clase de juego estás jugando? —pregunté.

—Se supone que ha sido un dolor de cabeza para todos en Campione, la Wolfgang está furiosa con todos los que no han podido capturarte... Solo quiero ver de qué estás hecho.

—¿Qué clase de monstruo eres? —Sentía una indescriptible incomodidad al estar delante de un individuo que permanecía tan tranquilo ante la carnicería de alrededor—. ¡¿Cómo puedes ser tan cínico?!

Escuché un sonido leve, creo que fue su risa —: Honestamente no me gusta lo que los Lobos hacen en este lugar, es un proceso desagradable, pero el resultado hace que valga la pena... Así es como funciona toda esta organización, plagada de caminos sinuosos y grotescos, que terminan en un hermoso Edén.

—¡¿Qué clase de Edén espera a aquellas mujeres que ejecutaron?!

—Ninguno —respondió—. Y de existir un infierno, seguramente ellas estén ardiendo allí.

—¿Cómo te...?

—Son Rangers de Campione, todas ellas —respondió—. De seguro mataste a muchas como ellas durante el Asalto a la Capital. Y si eres de Campione, al igual que yo, supongo que sentirás algo de gusto por este final.

—No —resoplé—. No hay forma de que disfrute una barbarie como esta... No importa quienes sean ¡Nadie merece morir así!

—¡Tienes razón, tal vez un corte a sus gargantas fue un final demasiado piadoso! —exclamó en respuesta carcajeando.

Canalicé Fyerion a mi bozal y exhalando llamas intenté quemarlo o al menos aturdirlo.

No sé con exactitud cómo pero mi técnica fue completamente inútil contra él, y, aun así, acometí de un salto empuñando mi espada, movido por la adrenalina, me propulsé con mis botas en una carga feroz y arremetí con mi espada contra él, obligándole a bloquear usando su antebrazo, el cual, salpicó sangre al primer corte.

Aticé otro ataque, y el mirmidón esquivó agachándose y desenfundando su espada, atacó dando un tajo diagonal que esquivé de un retroceso corto. Él atacó verticalmente con su espada, y yo desvié con la coraza de mi antebrazo, para luego atacar nuevamente, esta vez apuntando al cuello.

El mirmidón bloqueó con su espada y me pateó con su descomunal fuerza, empujándome hacia atrás.

Solo tras aquel intercambio frenético de ataques, detallé su espada, y el método de esgrima que el mirmidón utilizaba: Era una espada larga, de más de un metro, parecía hecha de metal, pero brillaba de forma nada natural, en un radiante e intenso rojo, su guarda y pomo eran simples, y su empuñadura forrada en cuero negro, tenía espacio para que el arma fuese usada con ambas manos, pero, el mirmidón la sostenía y empleaba con una sola.

Todo el intercambio de ataques que realizamos antes, fue propiciado con una sola mano, como si un ataque propinado con mi fuerza y precisión no fuese más que un juego para él.

—No ha sido un mal comienzo, pero espero seas capaz de demostrar mucho más que eso —afirmó—. Supongo que no me conoces, y probablemente no hayas escuchado jamás de nosotros. El arma mortal de un lobo, son sus colmillos, y justo ahora, estás contemplando a uno de los Colmillos de La Sociedad de Lobos Guerreros.

«Colmillos... Sí, Missa mencionó que uno de estos "Colmillos" estaría en el Asalto a Campione»

—Mi nombre es Kai Forster, y soy el Colmillo de Sangre —Hizo un ademán de reverencia—. Brindaré mis respetos al dragón rojo que ha llegado tan lejos solo para causarnos problemas, sin embargo, tu camino se acaba ahora mismo.

Suspiré y sosteniendo mi espada con ambas manos, adopté una postura de guardia defensiva —: No voy a retroceder, Colmillo de Sangre...

Distinguí una sutil risa e imaginé que sonreía bajo su máscara, con la absoluta confianza de ser superior a mí.

Sujetó nuevamente su larga espada roja, y tomando un impulso veloz y elegante, atizó una ráfaga de feroces ataques con su espada imbuida en plasma, rasgando techo y suelo simultáneamente.

Cuando acometió en mi contra una vez más, bloqueé con mi espada imbuida en plasma igualmente, ambas chocaron y destellaron, y yo retrocedí una vez más, dándole espacio.

Cambió de estrategia, y atacó hacia abajo apuntando hacia mis piernas y yo, retrocedía por reflejo siendo apenas capaz de seguirle el paso.

La velocidad, los reflejos, y por, sobre todo, la fuerza que Kai demostraba poseer, dejaban en ridículo a prácticamente cualquier otro adversario que hubiese enfrentado antes. Uno pensaría que, por emplear una espada larga, tendría problemas para luchar en un espacio cerrado, pero con su fuerza, la espada desgarraba pared y suelo arrancando láminas de metal sin dificultad, ¡Y esgrimía su arma con una sola mano!

Volvió a atacar verticalmente y yo bloqueé con mi espada, utilizando la fuerza de mis dos brazos para frenar el impacto. Sin necesidad de canalizar Albion, Kai desvió mi arma desequilibrándome y utilizando el brazo izquierdo, golpeó mi pecho con fuerza.

Tras aquel feroz impacto, adquirió impulso y me propinó una fuerte patada, arrojándome a lo largo de todo el pasillo. Reboté una vez más y acabé boca arriba en el suelo.

—Agh, no puedo... ¡¿Cómo es que duele tanto?! —llevé mi mano a mi pecho, y noté que su golpe quebró la coraza de mi pechera.

El Colmillo de Sangre carcajeaba del otro lado del pasillo, acercándose nuevamente hacia mí, a paso lento, como cazador que ha acorralado a su presa.


Si fui capaz de seguirle el ritmo moderadamente antes, fue debido al enfoque provocado por la ira, más o menos el mismo estado mental que poseía al luchar en La Fosa, pero, ahora que mi cuerpo reacciona al dolor, inevitablemente me veo lleno de miedo. No hay forma de que logre vencerlo en este estado, parecería que estamos a niveles completamente diferentes y que mi única opción es huir.

«Pero ¿Cómo se supone que escape de él?»

No estaba preparado para enfrentarme a alguien como él, su fuerza y destreza hacían parecer a Maxwell un tonto aficionado.

«Así que esta es la fuerza de un Colmillo»

Cuando se acercaba, noté una ventanilla en el pasillo, y pensé, que, con la suficiente precisión, podría escapar de aquí por ella. Pero necesitaba una distracción poderosa, y mucha fuerza de voluntad para ponerme de pie.

«No puedo dejar, que ellos se queden con Ember y hagan con ella lo que hicieron con esas otras chicas... No puedo desperdiciar la oportunidad de vivir que Walter me ha dado, no puedo permitir que ellos ganen, no puedo permitir que toda esta lucha sea en vano»

Tambaleando, ajusté la boquilla de mi bozal y canalizando Fyerion a mi boca, aproveché la ventaja de la distancia y ataqué expulsando una feroz llamada que inundó de fuego el pasillo.

Apenas escuché un leve quejido, y dejando que las llamas se propagaran, salté y me deslicé cual serpiente por la ventanilla, solo para toparme con una caída de unos 8 metros del otro lado. Salté y utilizando mis botas propulsoras, amortigüé la caída.

El terreno alrededor estaba formado por conductos cilíndricos de enorme diámetro, el suficiente para que yo pudiese ponerme de pie y equilibrarme sin mayor dificultad. Justo delante de mí se encontraba una gran exclusa de agua, cerrada por los momentos, y debajo de los conductos cilíndricos fluía una desagradable y verdosa agua.

Debía apresurarme para huir y quizá, reponerme de alguna forma del dolor.

Pero antes de ser capaz de planear una ruta, percibí el destello rojo de una onda de Lumineon, y el Colmillo de Sangre estaba tras de mí nuevamente.

Desenfundando su arma nuevamente, atacó veloz y preciso, y yo salté propulsándome con mis botas, para luego desenfundar mi arma nuevamente y atacar con mi hoja envuelta en plasma.

—¡No ibas a librarte tan fácilmente de mí, dragón rojo! —exclamó carcajeando.

Atizó un ataque más y el choque de nuestras armas expulsó chispas, yo imbuí mi espada con plasma y desvié para luego dar un tajo horizontal, que él evadió agachándose con ligereza, para luego acometer verticalmente propinándome un corte en el brazo por encima del codo.

Apreté la mandíbula para no quejarme del dolor y canalizando llamas, ataqué verticalmente con toda mi fuerza, generando un rojo estallido de plasma con el choque. El colmillo de sangre frenó el impacto con su espada, sosteniéndola esta vez con ambas manos. No lo noté entonces pero el suelo se hundió bajo nosotros por el impacto.

Retrocedí de un salto propulsándome con mis botas e intenté ganar distancia con una llamarada. El Colmillo de Sangre retrocedió un poco, pero antes de que pudiera concentrarme en cargar de nuevo una llamarada, él avanzó con sable en mano hacia mí, y atacó un par de veces más.

No podía creer que, con todo el dolor, mi cuerpo siguiese respondiendo y bloqueando ataques, pero sabía, que él estaba ileso mientras yo hacía lo imposible por sobrevivir.

Decidí aprovechar toda la energía que me quedaba para iniciar la ofensiva más voraz que pude, azotando una tras otra vez sin encontrar brecha en sus defensas. Él continuó utilizando una sola mano, por lo que veía venir lo que intentaría hacer dentro de un tiempo.

Acometió con su espada velozmente y yo bloqueé desviando su hoja, y cuando intentó golpearme nuevamente, crucé mis brazos sobre mi pecho bloqueando el impacto, pero siendo arrojado nuevamente.

En el aire, utilicé el arpón de mi muñeca para engancharme a la pared, y así ganar distancia, la cual aproveché para disparar bolas de fuego en su contra.

«Por mucho que sea capaz de teletransportarse, es un mirmidón, sus reservas de Albion no deberían ser suficientes para seguirme el paso»

No podría quitármelo de encima fácilmente, por lo que debía dar un golpe certero que me permitiese escapar seguro. Así que, valiéndome de la ventaja de la distancia, disparé una sucesión de bolas de fuego. Kai utilizó su espada para repeler algunas de ellas, pero yo tenía ventaja.

Este abovedado externo y cilíndrico me convenía bastante; con mis botas propulsoras y la pistola arpón de mi muñeca son especialmente buenas para movilizarme entre paredes.

A él no parecía hacerle gracia, pude notar cómo fruncía el ceño al sentirse en desventaja. Extrajo de su chaleco una especie de parche de metal, con una gema azul en forma de x en su centro.

—¿Qué es...? —suponía que se trataría de un ataque desesperado de algún estilo, pero no me quedaba claro de cuál.

Cuando vi el parche brillar, y una descarga roja de energía proyectarse a su alrededor, supe lo que ocurriría, aunque no lo veía venir de un mirmidón.

Disparó desde su ojo una carga densa y roja, como un láser que rasgó la pared donde me encontraba, pero que yo esquivé sin dificultad de un salto propulsado por mis botas, para luego engancharme a otra pared.

Era como si pudiese cortar con sus ojos, solo trazaba la línea y el área era rebanada... Era un corte de plasma, por lo que no atravesaría mis ataques de fuego, y no era un corte tan veloz, así que podía esquivarlo.

Kai repitió el proceso una vez más y de nuevo, esquivé de un salto. Era una gran sorpresa que un Mirmidón pudiese hacer algo como eso, pero, al hacerlo, estaba poniéndose en desventaja.

Intentó voltear la mirada mientras cargaba el tercer ataque, y yo, usando mis botas y el arpón, recorrí la pared cual montañista a gran velocidad, y rodeándole, di un salto en su dirección.

El efecto de la tercera carga nubló su vista cuando la disparó y yo, aproveché para saltar, y empuñando mi espada, propiné un tajo apuntado a su cabeza.

En el último instante, el Colmillo intentó frenarlo con su espada, pero no fue lo suficientemente rápido y mi arma alcanzó su brazo. Al final bloqueó con el antebrazo y casi veo su muñeca separarse del resto de su brazo, pero no lo mató.

El Colmillo soltó su espada y por reflejo intentó golpearme, yo retrocedí y retomé mi ofensiva, esta vez con más agresividad.

Kai esquivó el primer ataque con la ligereza de una nube y retomó su espada roja, bloqueando con ella los otros dos. Sin embargo, contrario a lo que esperaba, él no era ambidiestro, y la desmejora en su agarre y precisión era bastante notoria, por ello, aproveché la brecha y girando sobre mi eje, ataqué su lado descubierto, esta vez acertando un corte a su costado.

El colmillo solo resopló y respondió con una feroz acometida, mi adolorido cuerpo me pedía descanso, pero sabía que había hecho enojar a la bestia y que ahora estaba en desventaja.

Inhalé tanto aire como pude y exhalé una llamarada mientras retrocedía, para luego apuntar mi arpón hacia una de las paredes y escapar.

Pero entonces, Kai arrojó su espada hacia mí, propinándome un fuerte tajo en la pierna.

—Aaaghhh —me quejé del dolor y justo luego, lo acompañé de un ensordecedor grito de agónico dolor, cuando él, utilizando su palma, golpeó mi espalda. Su mano funcionó cual cuchilla, clavándose en mi carne tras atravesar mi armadura. El impacto no me atravesó por completo, pero fue el impacto de arma punzante más doloroso que he experimentado.

Caí al suelo por el dolor y justo después sentí cómo apoyaba su bota contra mi espalda —: Aaaaah.

Estando yo en el suelo, y él con su bota en mi espalda, me haló por el cabello obligándome a levantar la cabeza. Pude ver su mano, no solo mi sangre en ella, sino también un incandescente brillo rojo envolviendo sus largas uñas pintadas.

Mi mente estaba en blanco, no procesaba nada de lo que estaba sucediendo por el dolor que sentía, no pensaba en cómo estaba a punto de morir o en cómo había fallado en mi cometido.

Esperaba en cualquier momento el golpe de gracia, pero entonces, escuché un sonido metálico fuerte y al mirar alrededor, vi las esclusas abrirse.

—¡¿Quién está operando la máquina?! ¡Hey! —exclamó Kai.

Aproveché aquel instante para dar un salto y liberarme de su agarre. Exhalé una última llamarada y mientras él se cubría el rostro, extendí mi arpón y disparé hacia una de las paredes.

Justo después, el torrente de agua inundó el canal donde estuve luchando, y la corriente separó el paredón donde me encontraba, del paredón que llevaba a "el matadero"

Acabé colgando cual marioneta contra aquella pared, y examinando en mi bolso tomé una goma de Akaash (una versión menos desagradable del polvo seco que tomé de casa de Walter) que inhibía las sensaciones de dolor. Ahora mismo, veía mi sangre manchar la pared pero no sabía qué tan graves eran, solo sabía que lo que me paralizaba por completo era el dolor, y que debía reprimirlo si quería seguir luchando.

No tomé las gomas antes, porque solo tengo un par, y esperaba no deber utilizarlas.

Observé entre el agua buscando a Kai, y por momentos pensé que el agua podría haberlo arrastrado, pero no, se había salvado y se encontraba de pie sobre el muro del otro lado del torrente. El agua nos separaba e impedía que llegase hasta mí, pero aún así me observaba fijamente.

Y sonreía... Había removido su máscara dejando ver su cara completa, y me contemplaba carcajeando mientras sostenía su muñeca.


...


Intento recordar el tramo de convergencia entre mi último vistazo a Kai y mi encuentro con ella, pero mi mente está en blanco... Estaba herido, mareado y atolondrado, no recuerdo si me vieron, si luché, si hubo gente alrededor, solo recuerdo mi llegada a ese oscuro pasillo donde caí postrado cuando mis energías comenzaron a agotarse.

Escuché un grito de un guardia, y por reflejo, me levanté y exhalé Fyerion hacia ellos para repeler, pero sabía que no serviría de mucho. No tenía adónde correr, ya no estaba en condiciones para luchar. No pensaba en el final de mi vida, aunque desde afuera parecía que estaba próxima a llegar.
No pensaba en absolutamente nada... Hasta que de pronto escuché un siseo metálico y me puse en guardia.

La compuerta se abrió detrás de mí, y yo, corrí a través del pasillo hacia adelante sin pensarlo, solo para dejar atrás a los guardias.

Sin embargo, cuando crucé, la compuerta volvió a cerrarse detrás de mí. Sobresaltado intenté volver, pero el pasillo estaba cerrado.

«No, joder, no... No ahora»

El lugar era un pasillo angosto, con un balcón de cristal en una zona alta, y una gran compuerta. No comprendía el propósito de este lugar, y tampoco podía pensar en ello. Me apoyé contra una de las paredes mientras sentía mi cuerpo debilitarse cada vez más. Alguien me observaba desde lo alto, con curiosidad, era una mujer.

—¡Detente! ¡Estás herido, si te mueves más seguirás abriendo tus heridas y...!

Movido por la ira, disparé al cristal adonde aquella mujer se encontraba, pero la llamarada rebotó.

—¡Estás fuera de control! ¡Tienes que...!

—¡¿Qué te importa lo que haga?! —espeté.

—Yo desvié a las hordas, activé la turbina y cerré la compuerta para que Kai no te alcanzara —respondió ella—. ¡Intento que no te maten de forma estúpida!

Solo tras aquellas palabras, mi cabeza se enfrió un poco y me digné a alzar la cabeza y mirar fijamente a aquella mujer, como debí haber hecho desde el comienzo.

—... ¿Quién eres?

En ese instante, mi atención se desvió hacia ella: una figura radiante, pálida y etérea, con cabellos largos de un tono violeta profundo. La hipnótica belleza de su semblante, la dificultad que poseía para identificar su edad, y sus orejas puntiagudas, la delataban como una mujer de Ada. Las cejas, finas y delicadamente arqueadas, enmarcaban unos ojos amarillos de intensidad letárgica, que se posaron sobre mí con un ceño fruncido. La nariz, con su elegante y sutil respingo, aportaba una cierta peculiaridad a su semblante, y en sus labios gruesos y rosados se dibujaba una sutil sonrisa.

—Soy una prisionera de esta Organización —respondió ella elevando el tono de voz a uno fuerte y autoritario—. Mi nombre es Ilrosya Valtariel, gobernaba un poblado en el bosque llamado Arvandor, en Ada, junto con mi esposo, hasta que fuimos capturados por La Sociedad de Lobos Guerreros. ¿Y qué hay de ti? ¿Eres un Cavallier, un mercenario?

Asentí al escucharlo y supe que esperaba una retribución a su cortesía. Su tono autoritario y su semblante me transmitieron la confianza suficiente para responder —: Mi nombre es Charlie, y ante todo soy enemigo de esta organización...

Ella asintió —: Ya veo... Entonces tenemos un enemigo en común. Pero en tu condición dudo que puedas avanzar mucho más lejos.

—Si puedo mantenerme de pie, puedo seguir luchando, hada madrina —respondí, intentando denotar confianza mientras mis piernas temblaban.

—Si ambos enfrentamos al mismo enemigo, puedo ayudarte a dar el golpe más letal posible —dijo—. Puedo sanar tus heridas y guiarte, pero para ello necesito que atravieses la exclusa que abriré para ti, y subas hasta llegar a este pasillo.

—Tengo una mejor idea —respondí alzando mi brazo—. ¡A un lado!

Disparé mi gancho contra el techo y siendo halado por este, me columpié hasta el cristal, y accionando con precisión mi bozal, disparé una certera onda de fuego que propinó un seguro y preciso corte circular.

Salté a través de la abertura, llegando así al pasillo alto donde se encontraba aquella mujer.

Abrió sus ojos ampliamente por la sorpresa, y luego frunció el ceño una vez más —: ¡Vas a empeorar tus heridas con esos movimientos!

—Me he levantado de peores, no necesito que seas condescendiente... —respondí recuperando la compostura.

Ella sonrió sutilmente —: Veo que eres temerario, pero si te desangras, no serás efectivo, ni aunque cierre tus heridas... Debemos irnos si no queremos que ellos...

Intentó acercarse y poner sus manos en la herida de mi antebrazo, pero yo me puse en guardia de inmediato y llevé mi mano a la empuñadura de mi espada —: Primero debes explicarme algo...

Esperaba que alzase las manos en un gesto de rendición, pero no lo hizo. Solo frunció un poco el ceño y retrocedió.

—¿Cómo es que una prisionera camina sin esposas y uniformada por los pasillos de este complejo? ¿Cómo posees Etherion para sanarme si como prisionera, deberían haber bloqueado tus canales de Albion? —pregunté, reconociendo su uniforme negro como el que el resto de obreros de la Sociedad de Lobos empleaban.

—Escapé de la recámara de contención durante la falla eléctrica, que supongo provocaste tú —explicó—: En esta prisión no usamos esposas, ni sedantes: No sé qué tan familiarizado estés con la Sociedad de Lobos, pero, lo que se realiza en este lugar requiere toneladas de éter, que solo personas de Ada podemos ofrecer... Somos esclavos y prisioneros.

Asentí —: Pero si no bloquean su flujo de Albion, ¿Cómo los aprisionan?

Con el elemento adecuado, cualquier prisión se vuelve vulnerable, por ello todas las cárceles inyectan a los reclusos sustancias que supriman su Albion.

—Estamos divididos en dos grupos —explicó hablando rápido—. Mientras mi grupo y yo trabajamos, mi esposo y el resto de mi gente es usada como rehén del otro lado, cualquier acto fuera de norma lo pagará el otro grupo... No tenemos más opción que bajar la cabeza y obedecer.

Medité sus palabras, y su metodología me resultaba convincente, muy propia de los Lobos... Y aunque mi juicio me decía que de realizarse el experimento con un gentilicio común, ambos lados serían egoístas y se destruirían mutuamente, lo cierto es que en los pequeños poblados de Ada se forja un noble, e incluso un poco enfermizo sentido de pertenencia entre los habitantes... Al menos según lo que me ha contado Diana.

—Por favor, todos en mi grupo han rogado durante mucho tiempo un milagro que nos permita ser libres otra vez —exclamó—. Y yo he tratado, de muchas formas, de crearnos una oportunidad de salir de aquí y... Eres la oportunidad que necesitaba, pudiste enfrentar a Kai y además eres usuario del Fyerion. Cavallier o Mercenario no me importa, solo necesito ayuda para liberarlos a todos... Te sanaré, te guiaré y haremos que los Lobos paguen por las cosas que hacen, solo...

—No necesitas explicarte más —dije asintiendo—. Creeré en tus palabras y me fiaré de tu apoyo.

——No tenemos mucho tiempo antes de que ellos lleguen, debemos avanzar, debo sanarte... Hay que moverse.

Ilrosya era una usuaria poderosa de Etherion, la velocidad con la que podía cerrar una herida era alucinante: Solo debía poner su mano en la herida, y segundos después cerraba sin dejar mayor rastro.

—De momento me he enfocado en sanar las heridas que atentan contra tu vida, como la de tu espalda y tus muñecas —dijo—.Seré más minuciosa cuando nos hayamos ocultado. Ellos vendrán pronto, debemos correr.

Avanzábamos por el angosto pasillo hasta llegar a una zona con escaleras angostas, y estando allí, accedimos a un oscuro pasaje corroído por el óxido y la humedad.

Entre las paredes del pasillo, Ilrosya había creado una angosta fisura para escapar, y cuando digo angosta, me refiero a que posiblemente solo una pequeña lagartija encajaría en una ranura como esa.

—Este es el pasaje que uso todo el tiempo para moverme por el complejo cuando ellos no vigilan...

—¿Quienes? ¿Los Colmillos?

Ilrosya asintió —: Hay tres de ellos en este lugar. Además de un androide vigilante y muchos esbirros.

Sonaba a un panorama desolador, teniendo en cuenta que solo uno fue suficiente para vencerme y dejarme medio muerto.

—Tienes agallas para escaparte de tu lugar de trabajo estando rodeada de esos monstruos —dije.

—No es como si tuviera otra alternativa —respondió ella—. Mi gente no puede vivir de esta forma por siempre, y ellos no van a soltarnos.

Canalizando Lumineon en nuestro espacio, expandió una "burbuja" o campo de luz que luego proyectó a través de la fisura, teletransportándonos al otro lado. Era la única forma de que alguien cruzase, y era una ruta segura y de difícil acceso.

Pero una vez cruzamos la fisura llegamos a una extraña caverna: El suelo contaba con láminas de metal, y algunas lámparas de arena relámpago colgaban de faros. Se escuchaba el fuerte ruido de la corriente de agua de un manantial subterráneo, el mismo manantial que aprovechaban los Lobos para la represa, que supongo les servía como fuente auxiliar de energía además de los generadores que destruí.

Esta zona parecía transitable, pero lo corroído y abandonado del lugar indicaba que había sido abandonado hace tiempo. Ilrosya se movía con naturalidad entre las cavernas, incluso en las zonas donde las láminas de metal dejaban de cubrir el suelo, y solo había barro.

—Este canal es el camino más seguro por el que podemos avanzar —dijo ella.

—¿Qué es este lugar? —pregunté.

—Un túnel de expansión —respondió ella—. Se suponía que abrirían otra vía en esta dirección, pero por alguna razón decidieron detener el proyecto. No se tomaron la molestia de bloquearla pues esperan continuar. No es fácil acceder aquí sino posees Lumineon.

«Hmm, una de esas curiosas torpezas que tanto aquejan a esta Organización...»

—¿Lo descubriste por ti misma? —pregunté.

—Así es. Desde que estoy aquí, he intentado planificar nuestro escape —respondió—. Ellos quieren obligarnos a bajar la cabeza y sentir miedo, pero, sé que no sobreviviremos si solo dejamos el tiempo pasar.

—Es un gran riesgo el que tomaste sabiendo que tú y tu gente morirán si fallan —dije.

«Eres increíblemente valiente» musité en mis adentros.

—La situación lo amerita... Sabía que si quería rogar un milagro al cielo, debía luchar por crearme una oportunidad. Sé las consecuencias que eso podía traer, pero, lejos de impedirme planear el escape, solo me indicó que debía ser más cuidadosa. Pero por muy fuerte que fuese mi voluntad y por mucho que trabajé mi mente, nunca pude idear un plan para enfrentar al Colmillo de Sangre, Kai.

—Colmillo de Sangre... Curioso título —comenté.

—Pero tú, pudiste enfrentarlo y...

—Por poco me asesina... Sino hubieras estado allí, yo estaría muerto —dije, suponiendo hacia donde se dirigían sus afirmaciones.

—Es mucho más de lo que el resto de mi gente ha podido hacer —dijo ella—. Además, esa fue la primera contienda... Seas Cavallier o Mercenario, debes estar entrenado para hallar una solución, ¿No es así?

Asentí, ella era muy asertiva y al mismo tiempo muy persuasiva —: No voy a negar que ahora que lo he enfrentado puedo imaginar escenarios donde las cosas se den diferente, pero...

—¿Hay más gente contigo?

Negué con la cabeza.

—Así que viniste solo a este lugar, vaya... —suspiró, y casi pude escucharla juzgar mis imprudentes decisiones—. Debes haber tenido una poderosa razón para venir aquí.

—Mi hermana, ellos la raptaron —respondí—. No tenía otra opción, me preparé tanto como pude y vine tan rápido como pude a salvarla... Bueno, ese era el objetivo, pero ahora creo que eso no será suficiente.

Ella frunció un poco el ceño —: Lamento mucho escuchar lo de tu hermana... Venías de aquel sector... Así que las viste...

—Esa maldita recámara... No puedo sacarme su imagen de la cabeza, no, no puedo irme sin hacerlos pagar por todo esto.

Ella asintió —: Vomitivo, repugnante... Si fue terrible para ti verlo, imagina para mi gente y para mí, que fuimos participes de los experimentos.

—¿Ustedes...?

—Lo que se realiza en este laboratorio prisión es un crimen contra la naturaleza, y nosotros hemos sido obligados a participar en ello —explicó Ilrosya—. Tu viste sus cuerpos, yo vi a muchas de ellas cuando vivían, drené su sangre y algunas de las chicas de mi pueblo limpiaron y extrajeron órganos de otras chicas desconocidas, pero contemporáneas a ellas.

Ilrosya explicaba con profundo pesar en su voz, su participación, y su sinceridad me resultaba sorprendente. Yo tenía tantas preguntas qué hacer en esta situación y al mismo tiempo, sentía tanto pesar al pensar en continuar hablando del tema...

—Si te sirve de alivio o consuelo... He estado aprisionada con mi gente en este lugar desde que comenzó sus operaciones, hemos visto a todas las chicas, hemos participado en los experimentos y visto los resultados, pero, eres el primer dragón rojo que he visto en mi vida —añadió—. Jamás pasó una de tu raza por este laboratorio, así que, si fue capturada y traída a este lugar, definitivamente no ha muerto.

Suspiré —: Supongo que es el único alivio que encontraré respecto a ella, por ahora...

—¿Descubrir este camino es el único progreso que has hecho en tu plan de escape?

Ilrosya suspiró —: Estoy en un punto muerto. Hipotéticamente hablando, puedo escapar yo, pero sé que de hacerlo, mi gente pagará las consecuencias, pero, tampoco puedo escapar con mi grupo de trabajo, ya que los Lobos previnieron mi temperamento astuto y me dejaron con la población más débil.

» Mi esposo está del otro lado, él tiene la población fuerte, pero ellos no tienen un líder con agallas para rebelarse. Si escapo de aquí, debo llevarme a todos o habrá consecuencias para los que queden, y con la separación que existe entre grupos, no había forma de que lo lograse sola... Y menos con los Colmillos.

—Un manejo astuto de ambos grupos: Un líder débil con la población más capaz, y la líder fuerte con la población débil; no tienes la fuerza para iniciar un escape porque tus súbditos y los del otro lado te serán un lastre, y no tienen la fuerza para lidiar con los Colmillos —entendí—. Si lo que dices es cierto, entonces los Lobos los estudiaron muy bien.

—Mi esposo y yo tuvimos problemas con un Wolfgang... Nos raptaron a nosotros, de entre todos los pueblos del bosque, por rencores personales.

«Un Wolfgang... Así que mi teoría de que hay más de uno, es cierta» —¿Cómo se llamaba ese Wolfgang?

—Bogdan —respondió—. Es una larga historia, y puedo contársela a quien haga falta una vez salga de aquí. Con tu ayuda, liberar a los prisioneros del otro lado y reunirnos a todos será sencillo: Yo conozco estas instalaciones, he estudiado los puntos débiles y sé cómo salir. Solo necesitaba algo de fuerza...

—Y si vamos a las prisiones, quizá Ember esté allí... —recité en voz baja para mí mismo.

—Si los Lobos la capturaron y trajeron a La Cripta, entonces debe estar en las prisiones.

Asentí y apretando los puños supe cuál sería mi próximo objetivo «Debo ir a las prisiones»


...


Año 1098.

Día ¿? del Primer Mes de Primavera.

?????? – Syver.

Narrado por: Alisha Hudson.

Escuchaba el alboroto fuera de la recámara, y sentía el curioso deseo de salir a ver lo que sucedía, pero, estaba obligada a permanecer estudiando el mapa y escuchando una clase.

Celdaer, luego de despertar, fue atendida por el golpe en la cabeza que le di, y obligada por Galagan a instruirme sobre cómo enfrentar al Mecánico, detallando sus fortalezas y debilidades. Tanto ella como yo hemos accedido a regañadientes, y si bien al inicio era reticente a lo que pudiera enseñarme la sabia guerrera del bosque, ahora mismo solo quiero que termine.

—Entre nosotros, solíamos llamarlo Mantis de Hierro, por su audacia y velocidad, no verás venir sus ataques en lo absoluto, por lo que más te vale ser cuidadosa y no acercarte demasiado o nos matarán a todos por tu culpa —dijo despectivamente.

Lleva haciendo eso todo este tiempo, explica y menciona aspectos de forma tan general, que no soy capaz de hacerme una idea de qué tanto de lo que diga sea comprobable. Especialmente porque ella evalúa considerando sus propios reflejos, los cuales son pésimos, ya que yo, con la guardia baja, pude prevenir un ataque donde ella tenía ventaja y noquearla sin que opusiera resistencia.

De todos modos, he enfrentado criaturas con atributos similares a los que Celdaer menciona, y ahora que mi cuerpo se ha recuperado por completo, tengo un plan que espero, me otorgue la victoria... Por lo que extender la charla con Celdaer solo es un incómodo despropósito.

¿Me estás escuchando? —preguntó al notar mi embelesamiento.

S-si, te escucho...

Concéntrate —dijo severamente—. Esto es serio, nos estamos jugando todo en ti. Repasemos de nuevo todas las armas que el Mecánico lleva consigo: comenzando por...

«No de nuevo, aaaaaahhh»

Hago mi mayor esfuerzo siendo paciente con ella, debido a que comprendo su situación: Tal como Galagan y Amilya han mencionado, Celdaer es la única sobreviviente de los Guerreros de su aldea, desde que llegó aquí se ha sentido culpable por haber fallado en el deber de defender a los suyos. No sería descabellado suponer que espera muy en el fondo que yo falle también, y si logro el objetivo, lastimaré su orgullo y el de sus camaradas que murieron asesinados por el Mecánico.

Comprenderlo me ha ayudado a tolerarla, y espero que eso también haga más armonioso nuestro trato durante la batalla, después de todo, tendremos que cooperar durante el escape.

Una mujer del lugar, ha dibujado una aproximación de cómo es el mapa de este complejo y me lo ha entregado para que lo memorice. Le dije que soy buena memorizando mapas, pero no tengo corazón para decirle que soy pésima orientándome aún con mapa.

Las prisiones se encuentran en el fondo de la caverna. Para salir tendremos que cruzar el laboratorio, una extraña represa intermedia, y luego llegar a un enorme lugar lleno de puentes llamado "La granja" para luego salir. Es un tramo largo que tendré que recorrer tanto con este grupo, como con el resto de los reclusos que están en el Laboratorio. Será un trabajo difícil, donde intentaré proteger a tantos como pueda, pero donde es matemáticamente imposible que no haya bajas.

El Mecánico no me asusta, pero, volver a toparme con Finn sí lo hace... Una dosis de veneno bien apuntada y todo el plan se viene abajo, eso sin contar al Colmillo de Sangre y sus dolorosos golpes, o las llamaradas de fuego del Colmillo de Hueso, tan convenientes para el asedio.

Afuera todos están preparando la primera línea defensiva: Antes de ser forzada a escuchar a Celdaer, pude ver cómo cada quién cumplía sus roles y avanzaba como podía.

Por un lado, estaba un hombre alto y moreno, con una cresta blanca en su cabeza, arrancando metal de donde podía, para luego moldearlo y crear herramientas: Es una técnica avanzada de Stonion que jamás había visto de primera mano, y aunque no es tan efectivo o preciso como la forja, permitió la construcción de varias herramientas para el escape, como toscos mazos, o escudos.

Por otro lado, estaba un hombre de barba verde como las hojas de un árbol, escupiendo una resina gruesa y pegajosa contra la cerradura de la compuerta que crucé para llegar acá, y una mujer pelirroja disparaba pequeñas chispas de fuego que quemaban aquella resina ocasionando pequeños estallidos. Todo para acceder al pasillo, e ir a recoger y sanar a Chris.

Eran un gentilicio muy unido, si mal no recuerdo, Galagan mencionó que el poblado solía llamarse Arvandor, y el gentilicio era Arvandoriano.

Y hablando de unión... justo antes de entrar a reunirme con Celdaer, tuve la oportunidad de apreciar un hermoso evento:

Muy discretamente, el gran líder, Lord Galagan, se acercó cuidadosamente a la ocupada Amilya.

—¿Podemos hablar un momento? —preguntó él.

Ella, aunque un poco tensa, asintió —: Por supuesto, señor.

Juntos, se sentaron en una banca, inconscientes de que yo me encontraba oculta cerca.

—Amilya, permíteme comenzar expresando mi más sincero arrepentimiento por las palabras hirientes que te dije durante nuestra discusión. Me doy cuenta de que fueron inapropiadas e injustas, y nunca debería haber hablado de esa manera contigo.

En cuanto las primeras palabras salieron de la boca de Galagan, Amilya lo contempló asombrada —¿Lord?

—Ahora me doy cuenta, el que no pensaba lucidamente era yo... Sumido en mi tragedia no pude comprenderte, ni a tu dolor —admitió—. Y ahora recuerdo, que el día que perecieron ni siquiera fui capaz de ofrecer mis condolencias, así que debo hacerlo ahora: Quiero ofrecerte mis más sinceras condolencias por la muerte de tus padres, como líder, tengo la responsabilidad de proteger a todos mis súbditos, y lamento profundamente no haber sido capaz de cumplirla y protegerlos, ni a ellos, ni a todos los demás que han muerto.

Amilya no interrumpió, solo lo contempló con lágrimas en sus ojos y una expresión de admiración y dolor.

Galagan continuó con su característica formalidad —: Comprendo que mis acciones y mi falta de acción han sido insuficientes para liberarte a ti y a tus compañeros de la esclavitud en la que nos encontramos. Confieso que mi resistencia a planear más intentos de escape se debe a que me preocupa profundamente la vida de todos aquí, y no quiero que más personas mueran en el intento —inhaló y exhaló fuertemente—. Sin embargo, entiendo que esta actitud no es suficiente, y que necesitamos luchar por nuestra libertad.

» Por lo tanto, quiero que sepas que, a partir de ahora, lucharé sin miedo junto a todos para conseguir nuestra libertad. Estaré allí para protegerte y apoyarte en todo lo que necesites. Y quiero que sepas que nunca he pensado que estás loca. Al contrario, yo...

Amilya lo hizo callar, estrechándole en un fuerte abrazo, acurrucándose en su pecho y dejando caer sus lágrimas. Galagan acarició la cabeza de la joven, tal como mi padre Orson lo hacía conmigo, e intentando contener las lágrimas, agachaba sus orejas y desviaba la mirada hacia el alrededor, contemplando cómo todos se esforzaban con tanto entusiasmo

Escucharlo me conmovió y me permitió comprobar la clase de líder que es Galagan: es un líder compasivo y empático, que se preocupa profundamente por su pueblo y su bienestar. Podría ser una persona que se esfuerza por mantener la unión en situaciones difíciles y que se apoya en la empatía para mantener a su pueblo unido.

Y ahora mismo, el amor, la empatía y el sentimiento de integración que Galagan ha sembrado en los suyos, florece en una coordinación admirable.

Quisiera haber podido escuchar el discurso que le dio a sus súbditos para motivarlos a cooperar conmigo, pero estaba ocupada soportando a Celdaer y escuchándola decir por 4ta vez, que el Mecánico es aterradoramente rápido.

El proceso de preparación tomó aproximadamente dos horas, y confiábamos en que contábamos con otras dos horas antes de que el Mecánico apareciera, pero, hubo una variable que no consideramos...

Mientras Celdaer explicaba cosas, y todos afuera hacían su trabajo, ocurrió otro apagón...

«¡¿Qué demo...?!» ni siquiera terminaba de procesar lo sucedido y escuché el sonido de la campana advirtiendo que la llamada "Mantis de Hierro"

—¡Él viene! —escuché una voz avisando de su llegada, y tomando mi hacha me preparé para lo que venía.

«No voy a enfrentarlo, voy a matarlo... No será una batalla, será una ejecución»

La oscuridad, aunque disruptiva en el orden de lo planeado, era una carta que podía usar a mi favor aún más, según lo que planeé.

—Galagan, da la orden a todos de despejar el pasillo central —dije al Lord, una vez pude divisarlo.

—Entendido —respondió él—. Así que irás de frente...

Sonreí «Él no lo verá venir»

Canalicé Eolion alrededor de mis muñecas, y la energía oscilante alrededor de mis manos adquirió su característica estética escarchada blanquecina. El viento comenzó a girar cual brazalete alrededor de mis manos, y cuando extendí mis brazos y junté mis muñecas delante de mí, ambas corrientes se entrecruzaron.

La técnica que mi padre, mi verdadero amado padre Orson me enseñó, tan poderosa como complicada, mi carta del triunfo para situaciones en las que no puedo fallar, como ahora... Mientras canalizaba remolinos alrededor de mis muñecas, sentía la fuerza indomable de los poderosos vientos de Syver vibrando a través de mis brazos y recorriendo mi cuerpo.

El Mecánico descendió iluminado por una linterna conectada al tercer brazo de su espalda, aquel que según palabras de Celdaer, era más veloz que cualquier serpiente —: ¡Armad filas! ¡Orden! ¡Salgan de sus jaulas y formen columnas en el pasillo central ahora mismo!

Nadie atendió, nadie esperaba que él apareciera en este momento.

La energía cinética del Eolion se acumulaba dentro de mí y yo la contenía esperando el momento preciso, ya que solo tendría una oportunidad.

El Mecánico llegó al pasillo con sus gruesas patas mecánicas cincelando el suelo, y su horrible capa blanca.

No era capaz de verme porque me ocultaba entre las sombras, pero con mis ojos imbuidos en Lumineon, mi visión hacia él era perfecta. Cerré los puños y en respuesta a mi comando, una columna de viento surgió de mis brazos. Un remolino horizontal de pura energía se extendió en línea recta, barriendo todo a su paso. Mi lacia y oscura cabellera se agitó en una danza frenética mientras el viento rugía con fuerza sobrenatural. Apoyé mis pies con toda la firmeza que pude al suelo, para evitar perder el equilibrio.

El poderoso vórtice avanzaba implacable, desgarrando el suelo bajo nuestros y haciendo que el polvo, la tierra y todo alrededor se torciera en espiral alrededor de él. La intensa sensación en mi cuerpo era abrumadora; sentía cómo mi corazón latía en sincronía con el viento, como si me hubiera convertido en una extensión misma de la fuerza de la naturaleza.

El Mecánico ni siquiera lo vio venir, cuando el remolino le alcanzó, fue arrollado por su fuerza y arrojado por este contra las escaleras, aplastando su cuerpo con la ferocidad de una estampida de triceratops.

«Si lo que Celdaer me explicó es cierto, el Mecánico es un psicótico hombre que ha sustituido su cuerpo por órganos metálicos desde hace décadas, hasta fusionarse con el metal de forma grotesca. Si sus órganos internos siguen existiendo, sin duda alguna, el metal podría jugar en su contra»

El vórtice aplastó el torso del Mecánico tal como lo haría yo al apretar una lata de frijoles, el metal se clavó en su cuerpo y lo aplastó... La invencible pesadilla de este gentilicio, acababa de morir por mi mano.

Finalmente, el remolino alcanzó su punto culminante y el viento se desvaneció, regresando a su quietud natural. Tambaleé un poco, estaba jadeando, exhausta pero eufórica.

Y la reacción de todos alrededor elevó esa euforia aún más. El estallido de júbilo contagió a todos en un mismo grito.

Galagan y Amilya corrieron a encontrarse conmigo eufóricos y los prisioneros se reunieron alrededor del cuerpo robótico de la bestia... No hubo tregua ni tiempo de celebrar, en cuanto el Mecánico cayó, los guardias que le acompañaban descendieron las escaleras con armas en mano para detener el avance.

Pero esta vez no íbamos a retroceder. Tomé el hacha que había robado antes de un guardia, y canalizando Thundrion sobre ella, descargué mi ira en forma de relámpago que recorrió el pasillo en un destello e impactó a los objetivos haciéndoles saltar y retorcerse.

—¡Prepárense todos! ¡Tomen posiciones y formen filas! —ordenó Galagan—. Jamás tendremos otra oportunidad como esta. Aquí y ahora, se decide el destino de nuestra nación, ¡Libertad o muerte! ¡Avancen!

Los Arvandorianos se unieron en una frenética y horda y pronto, las aproximadamente 40 personas que se encontraban en el complejo, se encontraban equipadas con escudos, cachiporras y varitas para canalizar Albion, preparados y movilizándose para atacar.

Celdaer caminó silenciosamente hacia mí trayendo algo en su espalda, y luego tomando mi hombro captó mi atención —: Srita. Hudson...

—¿Si?

—Permítame concederle esto —inclinándose en una sutil reverencia, extendió delante de mí una túnica blanca, y un zarcillo plateado—. Creo que eres la persona digna de poseerla.

La túnica, confeccionada en un blanco inmaculado, lucía ligera e impoluta, suave como una pluma y al mismo tiempo de hebras resistentes. A pesar de su simplicidad, su belleza me cautivaba, especialmente por mi amor por el color blanco. Los bordados dorados sutiles se extendían en patrones delicados a lo largo de los bordes de las mangas y en el dobladillo. Formaban intrincados diseños inspirados en la naturaleza que rodeaba a los elfos, hojas de árboles y enredaderas que se entrelazaban con elegancia.

Oh, por... —no dudé ni un instante, sentir el suave tejido y su linda forma hizo que me sintiera hipnotizada. La tomé en mis manos y la coloqué sobre mis hombros—. G-gracias, Celdaer.

También debes llevar estos —Junto con la túnica, me entregó aquella peculiar joya.

Era una linda pieza de joyería, un zarcillo de dos partes, una pieza superior en forma de ala, conectada a una fina cadena que llevaba a la hebilla del lóbulo de la oreja, y conectaba a un pequeño diamante color aguamarina. Los zarcillos habían sido forjados para la forma de las orejas puntiagudas de una persona de Ada, por lo que al ponérmelos, el ala sobresalía un poco haciendo que destacasen aún más.

Celdaer, esos son... Son los tesoros del uniforme de Guardián —explicó Galagan, quien observó el proceso—. ¿Has tenido el zarcillo y la túnica todo este tiempo contigo?

—¿Qu...? ¿Tesoro, dices? —pregunté.

—Son la heráldica de un guardián de nuestro poblado... Mis colegas caídos y yo, lo usábamos al patrullar los bosques, es un signo de honor, poder, y protección —explicó ella—. Lo traía conmigo el día que nos raptaron.

Bajó la mirada por un momento y añadió con nostalgia, y un poco de vergüenza —: Esperaba algún día volver a sentirme digna de usarlo... Pero creo que ahora mismo lo mereces mucho más que yo.

—Pero... Celdaer, esto es...

—Solo podré volver a usarlo si vuelvo a casa con mi gente —afirmó—. Solo si volvemos, retomaré mi deber y volveré a portar la túnica... Ahora mismo, la única merecedora de ella eres tú. Solo tú pudiste vencer al Mecánico, solo tú podrías enfrentar lo que hay allá afuera.

Asentí... Si la presión que sentía antes era enorme, ahora portaba una capa, que en pocas palabras era el estandarte de una guardiana. El honor que me era concedido, era enorme, pero las dudas que sentía antes, habían mermado tras vencer al Mecánico, creía más que nunca que podía lograrlo.

Además, ¡La capa era hermosísima! ¡Tan ligera y suavecita, tan blanca y bien tejida! Si salgo de aquí con vida, pediré más de estas.

—¡Señorita Hudson, estamos a poco de abrir la compuerta! ¡En poco tiempo rescataremos a su aprendiz! —exclamó emocionado Florian, quien llegó corriendo para darme la noticia.

«Hay muchas personas a las que debo proteger, pero si atacamos juntos, arrancaremos este engranaje y haremos caer esta máquina del terror, tal como hicimos caer al Mécanico»

...

Empuñando el hacha/pico oscuro que tomé de los guardias, con la capa del guardián y los arvandorianos detrás de mi, subía las escaleras a paso lento como la acarreadora que soy. A mi diestra avanzaba uno de los hombres más altos del complejo, empuñando un gran trozo de metal como escudo, su labor era protegerme del plasma, el único elemento del que no podría cubrirme por mí misma. Celdaer caminaba al otro lado, sosteniendo su varita mágica, y Galagan desde atrás, dirigiendo a todos.

La población que me acompañaba estaba conformada por civiles; leñadores, agricultores, artesanas y músicos, con poca o nula experiencia en batalla, exceptuando a Galagan y Celdaer, ninguno de ellos tenía poder comparable siquiera al de un Ranger, pero, la salida estaba al frente y solo llegaríamos a ella luchando.

Di otras instrucciones a Celdaer mientras avanzábamos, hasta que llegamos a la planta superior. Confirmamos la presencia de la torre, pero para nuestra sorpresa, la torreta no apuntaba hacia nosotros, sino hacia la zona central del piso. Había una sola torreta, apagada y sin tripulante, y el lugar yacía extrañamente callado.

Pero en cuanto llegamos afuera, la similitud a las prisiones de mi Reino se perdió: Lo que nos topamos una vez recorrimos las escaleras, fue una caverna de tales magnitudes, que, aunadas a la oscuridad, me impedían ver los límites de la cueva.

Esta zona del mapa dibujado por la anciana, eran el espacio del que más dudas poseían, pues si bien recorren este tramo diariamente, siempre lo hacen con los ojos cubiertos.

El entorno no era completamente oscuro, sin embargo, la iluminación era muy tenue. Solo pequeñas plantas bioluminiscentes, y una serie de lámparas de arena relámpago dispersas e intermitentes que indicaban el camino hacia el laboratorio: Un puente voladizo de gruesos cables y unos 6mts de ancho, que se extendía audazmente desde los límites del suelo de piedra y dibujaba con su iluminación un camino hacia el laboratorio. El sonido constante de un río subterráneo que fluía debajo de nosotros añadía un toque siniestro a la escena, mientras que las estalagmitas y formaciones de piedra de colores y texturas extrañas adornan los lados del acantilado. Las plantas bioluminiscentes se enrollaban en el puente, y en su horizonte, podía apreciar una barricada.

Avanzábamos cual procesión, en una marcha constante pero cautelosa: El puente no se sentía seguro, y el enemigo adelante seguramente no había abierto fuego por la cobertura de la oscuridad. La mayoría de las lámparas del puente estaban rotas y la arena desparramada en el suelo.

Había un largo tramo delante de nosotros en el cual la luz se perdía por completo, si había una trampa, era el lugar indicado para posicionarla. Era extraño que la barricada de adelante estuviese tan a la vista, y el puente en general tan desprotegido y descuidado.

Pero me resultaba especialmente aterrador mirar hacia arriba y ver como todo rastro de luz se perdía ante la inmensa oscuridad sobre nuestras cabezas.

«¿Qué tan profundo estamos? ¿Cómo es tan alta esta caverna?»

—Es inusualmente tranquilo, mucho más de lo que esperaba —dijo Galagan desde atrás de mí—. ¿Qué crees que tramen?

Estaba mentalmente preparada para una carga ofensiva en contra de nosotros, desde las barricadas de la lejanía, pero, en su lugar, los guardias se mantuvieron expectantes observando nuestro acercamiento. Veía la zona oscura del puente, y usando exploraterum oculi, intenté percibir cualquier tipo de trampa que nos esperase.

—No creo que sea solo una barricada, debemos avanzar con cautela —dije, y volví a utilizar exploraterum oculi—. Arriba.

—¿Qué?

—¡Algo viene desde arriba! ¡Atentos! —espeté, y Celdaer y todos los que podían atacar a distancia, apuntaron hacia lo alto.

Vimos aquella figura deslizarse a través de las cargas de plasma y rayo que arrojaron los elfos, y evocar un horrible gruñido antes de caer.

—¡Corran! ¡Avancen! —exclamó Celdaer y tomando una postura ofensiva apuntó su vara contra ella.

Desde las profundidades de la caverna, una figura siniestra emergió, cayendo en picado desde lo alto. Un gruñido gutural rompió el silencio mientras se materializaba desde la oscuridad. Sus alas membranosas se extendieron de manera majestuosa, creando un paraguas oscuro y amenazante que bloqueaba la luz. En ese instante, la ferocidad de su ataque desde las alturas se hizo evidente, y su presencia ominosa dominó la escena.

Su cuerpo me recordaba al de Kro, sin embargo, su estructura era más equilibrada, algo más "femenina", aun así muestra una distorsión grotesca: una cintura estrecha contrasta con una caja torácica desmesuradamente ancha, su cuello se confunde con el torso, y su postura semicuadrúpeda crea una apariencia híbrida y aterradora.

Su piel era rugosa y oscura emitía sutiles brillos bioluminiscentes de color verde azulado, permitiéndole camuflarse en la oscuridad cavernaria. Su cabeza mezcla rasgos de serpiente y murciélago, con lengua bífida, ojos dorados y grandes orejas de murciélago que detectan el mínimo sonido en la oscuridad. Tenía alas membranosas de murciélago para planeos veloces y la capacidad de adherirse a las paredes, adaptándose perfectamente a su entorno subterráneo y misterioso.

Estaba equipada con lo que parecía ser un par de guantes de hierro con afiladas garras, y adosada a su cola (o era su cola, no me queda claro) un látigo de metal con un aguijón en su final.

La Quimera gruñó y canalizando una extraña forma de energía babosa y azul, disparó un escupitajo incandescente hacia nosotras.

Utilizando Eolion, desvié aquella sustancia acuosa y esta salpicó el suelo. Aquella quimera rugió nuevamente y extendiendo sus alas, intentó abalanzarse hacia el grupo, pero yo conduje Thundrion sobre mi hacha y expulsé ráfagas eléctricas en su camino, obligándola a retroceder.

—¡Sigan corriendo! ¡Galagan, ustedes pueden con la barricada! ¡Yo frenaré a esta cosa! —exclamé—. Ganaré tiempo y acabaré con ella

Mi entrenamiento como Cavallier de Syver me ha preparado para enfrentar criaturas extrañas y aterradoras en ocasiones; criaturas sin registrar, criaturas de origen paranormal, bestias salvajes... Una quimera no debía ser tan distinta.

—Celdaer, necesito que me cubras en caso de que también posea plasma —exclamé.

La peliverde asintió y se posicionó en guardia con su bastón en mano, junto a mí.

Me preparaba para analizar con más detenimiento a la bestia, cuando el estallido rojizo de una onda de plasma en medio del camino, nos interrumpió abruptamente.

—¡Alisha! —escuché la voz de Galagan y la de varios de los elfos intentando advertir.

La onda de energía roja que surcó el perímetro, había propinado un corte limpio al puente, zanjándole a la mitad y dejando una angosta brecha en el suelo. Justo desde la zona oscura que tanto me atemorizaba, vi descender a aquel conocido hombre.

El proclamado Colmillo de Sangre, Kai: Ataviado con su traje elegante y negro, una bufanda roja y un elegante sombrero, el imponente semblante de aquel cazador rojo se hacía sentir. A diferencia del día en que lo conocí, esta vez ambos ojos estaban descubiertos, y su ojo izquierdo, brillaba en la oscuridad, sugiriendo que canalizaba Lumineon sobre él para ver en la oscuridad.

Era la primera vez que veía a alguien canalizar Lumineon sobre un solo ojo, y era estéticamente inquietante... Toda su estética era inquietante, gótica, victoriana, sombría y elegante. Su ropa lucía desgastada y rasgada en ciertas regiones. Era, sin embargo, su espada roja, la que captaba mayormente mi atención.

«¡¿Kai?! ¡¿De dónde salió?! ¡¿Ha estado allí todo este tiempo?! Puede que lo ignorase al percibir a la quimera, pero...»

Avanzaba arrastrando el filo de su espada por el suelo del puente a pasos lentos y cautelosos. Llevaba una máscara cubriéndole la boca cuando apareció, sin embargo, al dirigirse a mí, la retiró dejando ver su sonrisa.

—No tengo tiempo ni energías para jugar, así que tomaré esto enserio desde el principio, espero que no me decepciones esta vez, Alisha Hudson —dijo Kai sonando más calmado y altivo de lo habitual mientras alzaba el filo de su espada y lo apuntaba hacia mí.

Accionando un detonador remoto que traía consigo, estalló la estructura del puente dejando una enorme brecha entre los arvandorianos y nosotras.

«Nos ha separado del grupo... Claro, planea asesinarme, y con ello frenar el motín»

Veía al Colmillo empuñar su espada imbuyendo plasma sobre ella, y el temor que sentí la primera vez que lo enfrenté, volvió. Esta vez no luchaba usando sus puños, sino un arma con filo, esta vez no luchaba con el fin de capturarme, no tendría otra oportunidad si fallaba una vez más.

Todos mis maestros me habrían dicho en esta situación que utilizara mi miedo como herramienta de enfoque, que aprovechase mis instintos para sobrevivir, pero, delante de una amenaza como él, sin barreras que nos separasen y con una inevitable contienda delante de mí, el valor que había acumulado de camino se desplomaba lentamente.

Kai inicia su ofensiva feroz y raudo, como buen cazador, y a vertiginoso ritmo, atacó con su larga espada apuntando a mi cuello. Bloqueé y desvié usando mi hacha, chocando nuestras armas con toda mi fuerza, expulsando chispas en el proceso.

Kai no era piadoso en lo más mínimo esta vez: Cuando lo enfrenté por primera vez, prefirió enfrentarme cuerpo a cuerpo para igualar las condiciones, e incluso entonces, tuvo gran ventaja sobre mí. Ahora veía al guerrero empuñando esa hoja de más de 1mt, aplicando la fuerza de sus dos brazos en cada golpe, y la hipnótica estela de muerte roja que dibujaba su arma a cada acometida, y volvía a sentirme pequeña y débil.

«Su fuerza es sin duda mayor a la mía... Mi mayor fortaleza no es suficiente contra alguien como él»

Pero seguía de pie, seguía siendo capaz de resistir... Porque mi padre Orson me entrenó para ello: Resistir en un combate es la clave, mientras sea capaz de levantarme y seguir atacando, tendré la oportunidad de vencer. Mi padre entrenó mi cuerpo para endurecerlo, para volverlo como una armadura natural, y mis años de entrenamiento me enseñaron a no bajar la cabeza y seguir atacando.

Kai retrocedía cada tanto para adquirir impulso y volver a acometer con toda su fuerza, yo bloqueaba con el sólido mango del hacha, y cuando intentaba retroceder, canalicé Eolion sobre esta, expulsando una onda de viento que le golpeó el mentón y lo arrojó por los aires.

Giré mi hacha y canalizando Thundrion sobre mi arma, di un salto y traté de propinar un remate. Pero el Colmillo bloqueó y cayendo firme en el suelo, alzó su pierna y me pateó.

El impacto se sintió a través de todo mi cuerpo, sentí como todo mi esqueleto fue sacudido y el dolor se apoderaba de mi torso. Reboté un par de veces contra el suelo y aún sujetando mi arma, me arrodillé intentando adquirir fuerzas para levantarme.

Escuché un estridente alarido y al mirar hacia arriba, Luciferna estaba cayendo en picada hacia mí. Celdaer intervino expulsando un rayo de plasma verde en dirección a ella, obligándole a cambiar su trayectoria. Acto seguido, Celdaer evocó un remolino de hojas de plasma a su alrededor y se abalanzó hacia la bestia intentando frenarla.

—¡Cuidado!

Kai retomó impulso y se arrojó hacia mí con espada en mano, balanceando su arma hacia mi cabeza una vez más. No podía rodear, ni esquivar, así que por impulso bloqueé el impacto.

Posicioné mi brazo entre su espada y mi rostro, y la hoja se clavó en mi antebrazo. Como cuando intentas cortar hueso con un cuchillo común, el arma de Kai se topó con mi gruesa musculatura comprimida y no fue capaz de atravesarlo. El dolor se acrecentaba, y la sangre brotó salpicando mi rostro y la capa blanca que me fue obsequiada, pero en esos instantes de shock del Colmillo, canalicé Eolion a mi otro brazo, y arrojé un puñetazo eólico veloz cual bala.

—Gaaahh —el quejido de Kai hizo ruido en mi cabeza. Fue arrojado varios metros hacia atrás, en un perfecto arco, pero cayó de piel, tal como suele caer Chris... un curioso deja vu.

Su arma también cayó, en el espacio intermedio entre nosotros, y por momentos pensé que podría aprovechar esta breve ventaja.

Pero Luciferna escapó de Celdaer, y acometió con fuerza en mi contra...

La bestia me embistió y usando sus garras se aferró a mí. Sentí las filosas hojas de metal clavándose en mi espalda, mientras desesperada, la bestia intentaba arrancarme la cara. Intentó escupir su ácido sobre mí, pero atrapé su mandíbula y evité que lo hiciera, para luego, atacar sus ojos, siendo evidentemente el lugar más vulnerable de todo animal.

Aplasté su ojo de un fuerte golpe y de inmediato la bestia me soltó saltando lejos y siendo alcanzada una vez más por los ataques de plasma de Celdaer.

La observé sirviéndome de cobertura y me extrañó que la bestia no se enfocase en atacarla a ella, aparentemente, su objetivo era yo.

Quien sí se interesó en atacar a Celdaer, fue Kai, notando el tremendo estorbo que era tanto para Luciferna como para él. Celdaer era rápida, y Kai por alguna razón no estaba usando Albion tan regularmente, sin embargo, el peligro latente era él así que corrí a recoger mi arma y en cuanto pude, arrojé ráfagas de viento cortante que desgarraron el suelo separando a Kai de Celdaer.

Pero el Colmillo de Sangre no se rendía, dando un veloz salto, volvió a cortar distancia conmigo, y retomó su voraz ofensiva, carcajeando en el proceso. Se aseguraba de atacarme del lado derecho, donde mi brazo había sufrido el corte, pues sabía que allí mi fuerza estaba limitada.

—¡Eso es! ¡Sigue luchando por tu vida, coneja asustada! —espetó—. ¡Ahora deseo tu muerte mucho más! ¡Muere!

«¿Solo está jugando conmigo?»

—Esta vez Finn no evitará que te asesine —exclamó—. ¡Quiero ver su rostro cuando vea tu cadáver!

Atacaba en un rabioso e incontenible frenesí, y yo retrocedía incapaz de seguirle el paso. Solo procuraba que ninguna de sus estocadas alcanzase alguno de mis puntos vitales, pero a cada impacto me sentía más y más agotada. Finalmente, Kai alcanzó a dar un corte sutil a mi muslo, y torpemente tropecé cayendo de rodillas, cuando el remate se dirigía a mi cabeza, expulsé un remolino a cada mano para alejarlo.

Kai suspiró al caer de pie, aquel par de remolinos fueron solo un empujón, para nada un ataque sólido que pudiera causarle daño.

Estando de rodillas, apretando mi sangrante muslo, contemplaba el caos del otro lado del puente: El pueblo de Arvandor estaba sufriendo, había heridos y cadáveres, y aún luchaban por traspasar las barricadas colocadas por el enemigo.

Celdaer estaba alrededor, frenando a Luciferna que aún sin su ojo, pululaba cual polilla alrededor de mí, intentando encontrar una brecha y darme el remate. Celdaer era una guerrera formidable para mantener a la bestia ocupada.

Y ahí delante de mí, se encontraba Kai, sujetando su espada y sonriendo airoso, me miraba hacia abajo con desdén y un toque de lástima.

—¿Eso ha sido todo lo que tenías para dar? —preguntó—. ¿Realmente haz alcanzado tu límite?

Me arrastré intentando retomar el hacha, pero él regañó —Ni lo intentes, ya estás acabada, no te humilles más... —añadió—. Verdaderamente eres una desgracia para tu linaje... Una Cavallier, y mucho menos una Hudson, no mira a la muerte a los ojos y se caga de miedo ante ella.

Caía sobre mí nuevamente el peso de mi fracaso, ese sentimiento de inferioridad que ha aplastado mi espíritu en estos días... Quería probarme a mí misma que esto es posible, que sí valgo la pena, pero...

—No empieces a llorar —exclamó Kai cuando las primeras lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas—. No creas que eso cambiará tu destino, y solo hace aún más patético tu final.

Kai empuñó su espada a disposición de dar el remate hasta que Celdaer intervino, y cargando ráfaga tras ráfaga de ondas de plasma verde, logró distraer a Kai yobligarlo a realizar maniobras evasivas que lo alejaron de mí.

Pero entre rondas de plasma puro, también disparó ondas de "Blaiseon", un compuesto de Etherion y Eon, mediante el cual es posible canalizar ondas de energía sanadora a largas distancias. Esas ráfagas las apuntó directo hacia mí, camuflajeadas entre las ondas comunes de plasma para reponer mi cuerpo sin que Kai lo notase.

Cuando la energía del Blaiseon alcanzaba mi piel, mis heridas se regeneraban a un ritmo muy elevado, mucho más de lo que esperaba.

Kai finalmente volvió a usar su Albion, esta vez para teletransportarse tras Celdaer e intentar ejecutarla, pero ella saltó con la ligereza de un hada y corrió alejándose de él.

—¡Alisha! ¡Por favor, levántate! ¡¿Qué pasa contigo?! —espetó Celdaer con temblorosa y desesperada voz—. ¡Si tú mueres, la esperanza de mi gente muere contigo! ¡Ellos acabarán con nosotros si no nos salvas! ¡Alisha, debes seguir luchando!

Otro curioso deja vu, me recordó mucho al regaño que recibí de Chris hace un rato en la prisión.

«Le he fallado a tantas personas, tantas veces... Le fallé a Finn, a Chris, estoy defraudando la esperanza de todo Arvandor... No puedo seguir decepcionando a todos, no puedo volver a fallar. He prometido a Chris que saldremos de aquí, he puesto sobre mis hombros la esperanza de tanta gente, e incluso ahora Celdaer se juega la vida para protegerme»

«Pero yo... simplemente no soy capaz de cubrir esas expectativas, o cumplir esas promesas... Supongo que por eso solo soy una soñadora»

Volví a ponerme de pie, y Kai volvió a avanzar hacia mí, pensando que lucharía nuevamente. Pero en su lugar, alcé mis manos en señal de rendición.

Las lágrimas seguían cayendo por mis mejillas y mi cuerpo temblaba de agotamiento y miedo. Kai percibía que ya no tenía ganas de luchar, y pude notar su decepción.

Celdaer se distrajo con Luciferna, afortunadamente no pudo ver aquel penoso escenario.

—¿En serio es así como quieres que termine tu vida? —suspiró Kai—. Bien, que así sea.

Si mi intuición era cierta, Kai apuntaría a mi corazón. No podía estar segura de si intentaría eso o decapitarme, pero mis brazos extendidos y mi postura, casi le invitaban a atacar directo a mi pecho.

Cuando abrí los ojos por ultima vez antes de su ataque, pude verificar que su postura sugería una acometida al corazón... Aposté adecuadamente.

Y cuando Kai avanzó velozmente y extendió el filo de su arma hacia mí, bajé los brazos velozmente y atrapando el filo de su hoja, logré que me atravesase en el torso. Me aseguré que el lugar de la puñalada, no tocase un punto vital, había practicado esto para mi combate contra Sander, y ahora era útil de nuevo.

Pude notar el shock en la expresión de Kai, cuando el arma me perforó sin resistencia alguna traspasando mi cuerpo por completo. Cuando intentó retirar su arma, tensé los músculos de mi abdomen para apretarla, y así atrapar su espada, que ahora estaba completamente atorada dentro de mí.

Y la oscuridad me permitió ocultar además el Eolion que había cargado alrededor de mis muñecas, y en cuanto Kai soltó su espada, junté mis brazos y expulsé un feroz y poderoso remolino, que sacudió el puente por completo y voló a Kai por los aires, haciéndole estrellarse estrepitosamente contra el suelo, golpeando su cabeza fuertemente en el proceso.

Celdaer exclamó de emoción cuando vio el ataque que Kai recibió de lleno, y de inmediato notó la espada atravesándome por completo.

—Voy a retirarla, necesito que...

—¡Hazlo!

No hizo falta que diera explicaciones, relajé mi abdomen aflojando la espada y la arranqué por completo de mí. Justo después, Celdaer disparó una carga de Blaiseon desde atrás de mí, que cerró la herida.

Una vez tuve el arma en mis manos, la extendí y golpeándola con mi rodilla, la rompí a la mitad y arrojé ambas piezas tan lejos como pude. Retomé mi hacha del suelo y me preparé, pues sabía que Kai seguramente se levantaría.

Pero ahora él estaba desarmado, y mi cuerpo estaba renovado.

Kai se levantó, retirando la suciedad de su ropa y limpiándose la sangre del rostro —: Hija de puta... ¿Todo este tiempo fuiste capaz de atacar con esa ferocidad?

No respondí, solo me mantuve en guardia, vigilando a Luciferna, que había desaparecido en la oscuridad.

—Tu mirada es distinta ahora... ¿Acaso mi discurso te resultó motivador? —inclinó un poco la cabeza sonriendo—. No es la primera vez que eso pasa, quizá debería dejar de hablar tanto durante las batallas.

El comentario me arrancó una sonrisa, y me permitió olvidar el miedo por un breve momento. Mis manos temblaban aún, mis piernas tambaleaban, seguía asustada, pero ahora tenía más ganas de cargarme la raíz de mi temor.

—No soy una coneja asustada esperando la muerte... Soy una guerrera, y sigo de pie —espeté—. Y mientras siga viva, seguiré peleando.

Kai carcajeó —: ¡Que así sea, Alisha Hudson!

Kai retomó ofensiva, esta vez desarmado, pero no indefenso. Inició la ofensiva con un salto, que acompañó con una patada alta. Esta vez pude verla venir y esquivé.

Él giró sobre su eje y atacando con la palma extendida, apuñalaba una y otra vez. Era sin embargo, más controlable ahora.

Podía notar el sutil brillo del plasma en sus dedos, concentrándose especialmente en sus uñas pintadas de negro: Entendí que quizá por eso sus ataques eran tan contundentes, y por eso podía cortar usando sus dedos.

Porque sí, incluso sin sus espadas, sus impactos eran cortantes, tanto sus acometidas con la mano, como las patadas dadas con sus botas, eran cortantes. Como si todo él fuese una espada con mortal filo, sin embargo, mi Albion, mi resistencia y mi arma, me otorgaban ventaja.

En varias ocasiones, ataqué, y bloqueó usando los codos y atacó al centro del mango de mi hacha intentando romperla. Yo respondía pateando o alejándole con Eolion.

—Eres una molestia enorme —espetó sonriendo.

—Diría lo mismo de ti —respondí contagiándome un poco del carisma de Kai.

Cuando retomó su ofensiva, pude preveer su ataque con asombrosa facilidad, en parte por lo indisciplinada y desordenada de su técnica.

Exceptuando sus patadas, que parecían haber sido bien entrenadas, el resto de su repertorio de ataques era un estilo libre muy extraño... Me recordaba a las batallas a puño, que combatí contra Chris en nuestros calentamientos.

Ella también es rápida e impredecible, errática y efectiva, pero al mismo tiempo torpe. Contra alguien atemorizado o desconocedor, es una técnica efectiva, pero como le dije a Chris varias veces:

«La imprecisión e indisciplina no te servirá contra un adversario que domina excelentemente sus movimientos»

Y vaya que lo estaba comprobando... Kai golpeaba muy fuerte, y sus estocadas hacían mucho daño, además de ser evidentemente más rápido y ágil que yo. No era capaz de conectar un ataque que le causase daño severo, pues se movía con la ligereza de una hoja en el viento, pero contra una defensa efectiva como la mía, no era un objetivo imposible de enfrentar  de todos modos. O al menos eso sin tomar en cuenta a...

—Gaaahh —la bestia volvió a atacar, y esta vez me pateó derribando mi compostura, sirviendo de brecha ideal para que Kai cortara distancia y vulnerara mi defensa. Propinando un golpe cargado de plasma, hizo crujir la coraza de mi pechera de guardia y lastimó mi abdomen haciéndome escupir sangre.

Tosí al tocar el suelo y tuve que bloquear la siguiente patada de Kai que se estrelló con fuerza contra mí, arrojándome lejos.

Aún no había tocado el suelo, cuando Luciferna reapareció y me estrelló contra el suelo, presionando mi cabeza contra la piedra. Celdaer corrió a ayudar, y entonces la atención de Kai se dirigió hacia ella.

Usando mi fuerza, y el Eolion de mi cuerpo, me propulsé arrojando un remolino hacia abajo y con toda mi fuerza pateé el rostro de Luciferna, para luego regresar y correr hacia Celdaer para protegerla.

La Arvandoriana era veloz, no era fácil para Kai alcanzarla, pero, sabía que un golpe de Kai la sacaría de combate de inmediato.

Y ahora mismo nos encontrábamos en un delicado equilibrio: Luciferna y Kai intentaban matarme, Celdaer me curaba y mantenía ocupada a Luciferna mientras yo enfrentaba a Kai. No había sido capaz de herir de gravedad a Kai, así como él no había podido detenerme solo, las ventajas que había sacado eran principalmente causadas por Luciferna. Si Luciferna muere, Kai sería pan comido y Celdaer podría ayudarme, pero si Celdaer muere, yo no podré contra Kai y Luciferna al mismo tiempo.

Si Kai o yo somos vencidos, la victoria será absoluta, pero al mismo tiempo Kai necesita de Luciferna tanto como yo necesito a Celdaer... Estamos en un delicado equilibrio, como una balanza de igual peso para ambos lados... Lo que me atemorizaba era, que si algún nuevo peso caía de alguno de los dos lados, el otro sería aplastado.

Podía aspirar a esperar a Chris, quien seguramente venía en camino en ese momento, pero también existía la posibilidad de que los refuerzos de Kai llegasen. Luchar contra Luciferna no era opción, apenas podía vigilar su posición mientras peleaba contra Kai, no podía enfocarme en ella, porque Kai acabaría conmigo de bajar la guardia.

Cada fibra de mi cuerpo dolía cuando me movía, sentía como si me hubiese pisoteado una horda de Kiddos... Es extraño, porque mi cuerpo en realidad no estaba tan dañado externamente, salvo moretones. De alguna manera los ataques de Kai parecían clavarse por dentro, y producir más dolor que daño.

Fue entonces cuando vi con terror como la balanza parecía ponerse a favor de Kai: Luciferna cambió de actitud y volteó hacia Celdaer, abalanzándose sobre ella y agrediéndola salvajemente.

Mi impulso natural fue buscar mi hacha, pero ya no la tenía conmigo. Corrí hacia ella y canalicé Eolion, creando un remolino que disparé hacia Luciferna, logrando separarla de Kai.

Flasheé por unos momentos la derrota, mientras Kai se deleitaba con la situación... Luciferna ahora atacaría a Celdaer también.

Me posicioné delante de ella sirviendo de escudo, esperando la siguiente ofensiva de ambos.

Mi cuerpo es muy resistente tanto al daño como al dolor, debido a la dureza de mis entrenamientos. He enfrentado criaturas con mucha más fuerza, me han fracturado huesos, he sufrido heridas mucho más severas y me he levantado. Pero ahora mi umbral de dolor parece estar descubriendo un nuevo nivel.

Celdaer estaba en el suelo, detrás de mí, sangrando y sanándose con Etherion de las zarpadas de Luciferna, y yo, solo observaba con los puños cerrados esperando el siguiente ataque.

Kai no era compasivo, sentía que no estaba jugando y aún así estaba aguantando un ataque tras otro, algo que incluso a mí me costaba creer. Pero ahora no sabía cómo frenaría la siguiente maniobra

Fue entonces una bomba de gloomroot nos alcanzó llenando de apestoso humo el espacio entre nosotros. Por costumbre, creé una corriente de viento a mi alrededor para expulsar viento y repeler el humo de nosotras, y empujarlo hacia Kai.

Y qué bien que lo hice, ya que instantes después un proyectil de Fyerion fue arrojado desde lo alto del puente, inflamando la nube de humo y ocasionando un feroz estallido.

Celdaer gruñó del susto y se cubrió el rostro, yo solo contemplé atónita lo que sucedía y antes de fijarme en de dónde había venido el ataque, me aseguré de vigilar a nuestros oponentes.

Kai saltó lejos del rango de la explosión, y sin embargo, había indicios de que había sido alcanzado ligeramente por ella. Se encontraba agazapado cual tigre contra el suelo, con su mirada en lo alto buscando a quien había arrojado aquella bomba. Su mirada denotaba un ceño muy fruncido, asombrado y enojado.

Luciferna había sufrido el ataque de forma muy directa, por lo que la bestia yacía agazapada en el suelo, intentando reincorporarse.

Solo entonces alcé la vista y lo vi a él momentáneamente:

Equilibrado en la parte alta del puente se encontraba un hombre, de 1.80mts de estatura, según mis cálculos... De cabellera muy larga y de tonalidad roja como sangre. Vestía un chaleco de color escarlata ardiente, combinado con un chaleco armadura negro, creando un contraste impresionante. Cubría su boca con un bozal rojo decorado con dientes afilados de dragón, exhalaba llamas desde este, y sus ojos de intenso color ámbar eran cubiertos por gafas de aviador. Resaltaba a la vista que estaba fuertemente equipado, con un arnés, una espada y un cinturón de herramientas.

Se encontraba inclinado observando la situación, apuntando con su bozal en dirección a Kai, esperando la oportunidad de atacar nuevamente.

Cruzamos miradas por un instante, noté cómo sus ojos se posaron en mí y mi mente quedó en blanco. No tenía idea de quién era y de cuán importante era su llegada para esta esta historia, solo suspiré de alivio al tener un breve descanso, especialmente porque, su ofensiva no se detuvo.

Continuó arrojando bolas de fuego contra Luciferna y contra Kai, ignorándonos completamente a Celdaer y a mí.

—¿Quién es él? —preguntó Celdaer.

No tenía respuesta a dicha pregunta, pero, estaba muy agradecida de contar con su apoyo en este momento... Al parecer la balanza se había puesto a nuestro favor

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