Capitulo 01: La Soñadora de las Montañas

326 20 427
                                    

Año 1098.
Día 25 del 3er Mes de Invierno.
Capital de la Ventisca - Syver.
Narrado por: Alisha Hudson.

Galopaba zigzagueando entre robustos pinos, con mis manos firmes sujetando las riendas y mi mirada puesta en la última gran colina. Ambos aceleramos el ritmo de nuestras monturas, pero mi compañero tomó ventaja al instante, y dando saltos con su Kiddo, superó el último tramo en un instante, para justo después frenar en seco.Galopaba zigzagueando entre robustos pinos, con mis manos firmes sujetando las riendas y mi mirada puesta en la última gran colina. Ambos aceleramos el ritmo de nuestras monturas, pero mi compañero tomó ventaja al instante, y dando saltos con su Kiddo, superó el último tramo en un instante, para justo después frenar en seco.

¡Alisha! ¡La Ciudad está justo en frente! ¡Apresúrate! —exclamó mi compañero Nick al cruzar la colina.

¡Vaya! ¡El Recorrido de Fraise hasta la Capital en sólo media hora! ¡Sabía que eras rápido pero me dejas sorprendida! —dije mientras luchaba con mi montura y cruzaba la colina también.

El Ranger más rápido de todo Syver, querida —respondió en su característico tono petulante—. Te dije que si cortábamos camino por el atajo de las Colinas altas llegaríamos en un momento.

¡Gracias de nuevo por usar tu día libre en hacerme compañía! Yo me habría perdido si tomaba el camino sola —admití sonriendo.

Te pierdes en todas partes, 'lisha... Desde luego no habrías llegado hoy de no ser por mi audaz compañía.

¡Eres muy cruel! ¡No te rías! —le respondí entre risas porque sabía que lo que decía era cierto—. La Ceremonia no tarda en comenzar, debemos apresurarnos.

Pues bueno... Qué suerte que los Kiddos son expertos en bajar pendientes empinadas. —Los Kiddos son la montura más habitual de este Reino: Son como Cabras de gran tamaño con pelaje muy grueso y expertos desplazándose entre las empinadas colinas de este Reino. —¡Andando!

El Kiddo de Nick dio un salto y bajó a toda velocidad dando zancadas por la empinada colina de forma muy imprudente. El clima helado, y las corrientes de viento hacían revolotear nuestras cabelleras y bufandas al ritmo de nuestro descenso.

Tanto Nick como yo, nos encontramos completamente abrigados, usando guantes, y anteojos adecuados para jinetes.

Ok, chico. Con cuidado —dije a mi Kiddo esperando que me obedeciera. No es la primera vez que uso uno como montura, pero no son mi animal de monta favorito, especialmente por cómo suelen comportarse cuando no tienen confianza con su jinete. Este es un Kiddo de préstamo, el cual pagué sólo como montura para esta travesía.

Bajo la colina dando pequeños saltos, y contemplando a su vez la hermosa ciudad.

Desde mi posición elevada, observé la metrópolis ante nosotros, una joya resplandeciente abrazada por la nieve invernal. Sus murallas no se alzaban como barricadas amenazantes, sino que fluían con gracia, una amalgama artística que parecía surgir naturalmente del paisaje. Hechas de piedra blanca y adornadas con intrincadas filigranas, las murallas parecían una extensión más del entorno encantado que rodeaba la ciudad.

Se dice que cuando el invierno está próximo a terminar, la temperatura disminuye aún más en las montañas de nuestro Reino... Y esta mañana en particular el clima es mucho más helado de lo habitual.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que visité esta gran ciudad, y volver aquí me produce un sinfín de emociones agridulces. Cruzamos el peaje de la entrada, y al recorrer las calles en montura, siento mi mente divagar al rememorar las cosas que experimenté aquí... Buenas y malas.

Mastema I: Alianza de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora