Capítulo 07: Corazonada

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Año 1098.
Día 16 del Primer Mes de Primavera.
Bosque Bloom – Ciudad del Lago. Campione
Narrado por: Charles Bramford.

En aquel momento sentí que no había escapatoria, y apretando la mandíbula esperé el momento en que Félix soltaría la cuerda de su arco y atravesaría mi cráneo con una flecha.

No existe forma de estar preparado para morir… Aunque he estado en situaciones como esta otras veces, nunca me acostumbraré al indescriptible pánico que sientes al percibir la cercanía de la muerte.

—Félix… yo…

—Calla —afirmó—. No quiero oír tu voz…

—Por favor… No me importa lo que me hagas a mí, pero, por favor, no lastimes a Ember — Fui interrumpido cuando Félix pateó mi rostro con fuerza haciéndome caer hacia un lado, quedando justo al lado del cuerpo de Missa—. ¡Guuhh!

Me arrojé boca abajo contra el pasto mientras esperaba mi fatídico final.

—Luego de lo que hiciste ¿Aún piensas que puedes pedir favores? Eres aún más patético de lo que imaginé —apoyó su bota sobre mi espalda—. Tú la involucraste en esto, Charlie, te lo advertí cuando jugábamos a ser amigos… Lo que sea que suceda con ella, será por tu culpa.

Escuché el tensar de su cuerda mientras la punta de su flecha apuntaba a la parte de atrás de mi cráneo.

Cerré mis ojos resignado, esperando el momento en que soltara la cuerda y acabara con esto… Pero entonces…

—«¡¡ROOAAAARRGGGHHH!!» —Un rugido feroz y profundo se escuchó en las cercanías y antes de que pudiera reaccionar, tanto Félix como yo estábamos envueltos en un mar de llamas.

—¡Uuaahhh! —Félix se retorció entre las llamas y se arrojó al suelo mientras la llamarada quemaba su piel cual tormenta infernal. Un fuerte olor a carne quemada recubrió mis fosas.

Yo solo fui capaz de ver a la bestia carmesí saltar de entre las llamas con su gran y dentada boca abierta, y su larga cola sacudiéndose hacia los lados. Antes de que pudiéramos asimilarlo alguno de los dos, Félix estaba ensartado entre las garras de la bestia, tirado en el suelo y a punto de ser devorado.

—C…Chloe —susurré… No tengo palabras para explicar el sorpresivo alivio que sentí.

Mi Ceratosaurio Chloe estaba sobre el cuerpo semi cocinado de Félix, y sin desaprovechar la oportunidad, abrió su dentada mandíbula y mordió su cuello arrancando un enorme trozo de carne… Por si quedaba alguna duda, ahora podía decir con toda certeza que Félix había muerto.

Chloe arrancó uno y luego otro pedazo del arquero devorándolo con veloz furia. Pero luego de masticarlo un poco, sus contraídas pupilas de reptil al acecho, se dilataron volviendo a su tierna mirada habitual.

—Roargh —saludó caminando hacia mí cual cachorra que saluda a su dueño, solo que era una cachorra ensangrentada y con una dentada boca que acababa de devorar a una persona.

—Chloe… —abracé su caliente hocico con alivio y ella correspondió frotando su cabeza contra mí—. Mi pequeña… Me salvaste.

Estando tan cerca de casa, no me sorprende que Chloe me haya encontrado. Probablemente olfateó mi sangre, o escuchó mi voz a lo lejos. Fuese como fuese, su instinto protector salvó mi vida.

Al notar mis heridas, Chloe intentó lamer mi mejilla —No, no lo hagas —no quería su áspera lengua sobre mí, aunque agradecía su dulce gesto—. ¿Dónde está Ember, chica? Llévame con Ember.

Mastema I: Alianza de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora