Christine
—Puedes esperarla en su habitación, hija. Cuando salga de bañarse le diré que estás aquí
—Gracias señora Gibson
Subí a su habitación, deje mi bolsa en su escritorio, sobre esté había unos papeles regados, tome uno de ellos.
Es de nuestro agrado informarles que estaríamos contentos de tenerla en nuestra universidad, usted fue calificada de estar en nuestras instalaciones con el 65% de nuestra beca...
Deje la carta de lado, las otras decían exactamente lo mismo, era aceptada entre todas y con becas del más del 50%.
—¿Christine? —me sobre salte al escucharla
—Hola —comenté y sonrió, cerró la puerta para después abrazarme
—Hola
Su cabello castaño oscuro estaba húmedo.
—Siéntate —señalo su cama— ¿te ofrezco algo de tomar?
—Gracias pero, no vine hablar mucho
Me senté en el borde de su cama, ella se sentó en la silla de su escritorio enfrente de mí.
—¿Pasa algo, cariño?
—Primero quiero ofrecerte una disculpa, te estuve evitando toda la semana y no fue lo correcto
—Descuida, sé que estuviste ocupada —se encogió de hombros— tienes otras responsabilidades aparte de atender a tu novia y eso lo tengo claro
—Pero ni siquiera preguntaste, solo me hablabas y no te respondía y no insististe más
—Lo hice, así es, pero, como te digo sé que tienes otras responsabilidades —miro sus manos—, cuando no respondiste supe que estabas ocupada y necesitabas espacio así que —se encogió de hombros—, no insistí más
—De acuerdo
—¿Qué paso? —suspire
—Mi madre...vio una noticia mía con... una foto de nosotras, el día que estábamos en el centro comercial
—¿Te dijo algo? —asentí— ¿te regaño? —asentí— ¿por eso me estabas evitando? —volví asentir
—No me... no me quiere cerca tuyo —la vi asentir, estaba con la mirada en algún punto de la habitación
Nos quedamos en silencio un largo rato, hasta que ella volvió hablar.
—¿Qué piensas hacer?
—Te dije que esto sería así, esto sería difícil
—¿Le harás caso?
—No puedo contradecir a mi madre
—Si puedes
—No, no puedo, porque tú no sabes lo que esa mujer es capaz de hacer, y para evitar conflictos conmigo y con tu familia, es mejor que esto termine aquí y ahora
—¿No vas a luchar por nosotras?
—No puedo ir contra las reglas de mi madre, Morgan. Soy menor de edad, necesito seguir viviendo bajo su techo
—No te des por vencida, Christine —se levantó—. Creí que te importaba un poco
—Claro que me importas, acepte estar contigo a pesar de que sabíamos que esto iba suceder —me coloque a su altura— tú aceptaste hasta que sucediera, pues te digo algo, está sucediendo ahora
—Sí, acepte, pero, porque creí que cuando eso pasara harías algo —negó—, ahora veo que me equivoque
—Mi madre es capaz de obligar a mi padre que hable con mis abuelos para que no seas aceptada en la universidad, no puedo permitirme eso
—¿Qué interesa?, si no ir a la misma universidad que tu implica seguir juntas, valdrá la pena
—No estás entendiendo nada de esto
—Tú madre va razonar, Christine, a ellos les importamos, pensara que ahora estás confundida pero —me tomo de las manos—, cuando vea que llevamos mucho juntas, te aceptara
—Mis padres no son como los tuyos, Morgan
—Tu padre nos apoya, él podría hablar con tu madre, convencerla —negué
—Él no podrá convencerla, nadie podría
—¿Te vas a rendir así de fácil? —asentí sin mirar— te creí más valiente
—No lo soy ¿de acuerdo?, no soy valiente Morgan, no sé si mi futuro será contigo, no sé si estamos destinadas, no voy a estar en discusión con mi familia solo por un romance adolescente —suspire— prefiero sufrir ahora, que seguir con esto sabiendo que al final, sufriré de igual manera
—¿Entonces es todo? —la mire
No quería hacerlo, no quería aceptarlo, pero no había otra opción, aunque duela esto es lo mejor, porque no quiero que ella salga perjudicada de todo esto.
—Lo siento, en verdad lo siento
—De acuerdo —coloco sus manos en mi mejilla para hacer que la mirara—, ojalá pudiera llevarme esté momento —sonreí—. Tus ojos siempre me gustaron
—Siempre me lo dijiste
—Tal vez... en un futuro nos volvamos a encontrar, más valientes, más maduras, tal vez ambas estemos solteras —reímos por debajo—, tal vez salgamos a tomarnos algo y te diga lo loca que estaba por ti, tal vez se nos de
—Tal vez
—Cuídate mucho Christine
—También tú
—Te amo —sus ojos cafés estaban con una capa de cristal, estaban un poco rojos
—Te amo
Sentí sus labios contra los míos, no la aparte, necesitaba eso, porque no creó que después de esto, vuelva a besar a una mujer.
Estaba terminando de arreglarme, las ojeras que me vi en la mañana aún no se iban, creí que el día de ayer podría descansar en paz ya que no tenía que madrugar para ir a la escuela —grave error pensar aquello—, no pude pegar un ojo en toda la noche. Aquella conversación con mi hermana y Stella, me hizo recordar un par de cosas que creí haber olvidado.
El día de hoy no hice muchas cosas, estaba con poco sueño y sin muchos ánimos de ser productiva, los recuerdos me invadían, eran más fuertes cada vez, luego estaba ella. Emilia había estado platicando conmigo toda la tarde, estuvo entrenando y por lo que me contó, jugo fútbol con su hermano y su padre.
Los recuerdos de aquel beso me invadían, me hacía sonreír pero, luego estaba aquella platica que tuve con mi hermana y Stella, le que pasara ahora, y de nuevo volví a divagar en aquel dilema.
No tenía ganar ni de ir a la cena de mi hermana, pero era un compromiso familiar, sería descortés de mi parte faltar, y aparte mamá no lo permitiría.
Salí de mi habitación para encontrarme con mi familia en la sala, estamos esperando a mi madre y cuando llego dimos marcha a casa de mi hermana. El camino hacía su casa fue silencioso.
—¿Estás bien?
A veces odiaba que, como hermana mayor, me conociera tan bien.
—Sí, ¿por qué?
—Pregunto
Siguió saludando a mis hermanos, y pasamos a su sala. Mis padres empezaron una conversación con mi hermana y su esposo, está cena estaba empezando aburrirme. Divague entre mis redes sociales mientras ellos hablaban.
Emilia: La cena va estar bien
Emilia: Diría que estaría aburrida porque comenzarían hablar sobre temas de empresa, pero a ti te gustan esos temas
Emilia: Así que estarás bien
Sonreí
Christine: Es el único tema del que siempre hablan en las cenas
Christine: No conozco a alguien que se ponga hablar del fútbol
Emilia: Mi familia habla del fútbol
Emilia: Y te recuerdo que ese fue el tema que hable con tus abuelos en una cena
Solté una ligera risa.
—Buenas noches, bella —levante la vista de mi teléfono, para encontrarme con aquella cabellera negra y ojos grises.
—Buenas noches, Andreus —dejo un beso en mi mano
—¿Puedo? —asentí
Tomo asiento a mi lado, estaba tan centrada en la conversación con Emilia, que no me fije de la hora en que los padres de Robert llegaron.
—¿Cómo has estado?
—Bien, todo muy bien hasta hoy
—¿Qué tal tú?, ¿cómo te trata Europa? —sonrió
—Muy bien, Europa es hermoso
—Me da gusto —asintió
—No creí que vendrías
—Bueno, siempre trato de hacer espacios para estar con mi familia —asentí—, mi madre me contó de la cena, compre el primer boleto para el viernes en la tarde y —hizo un ademan—, aquí estoy
—Llegaste ayer entonces —asintió
—Sí, pensaba invitarte a salir pero, supuse que estarías ocupada —hice una sonrisa forzada
—De cualquier manera, vendríamos ambos a la cena
—No es lo mismo —sus ojos grises cruzaron con los míos
Iba decir algo más, pero la voz de su hermano nos interrumpió.
—Pasemos a la mesa, por favor
Mire mi celular antes de encaminarnos hacía el comedor.
Christine: Que empiece la noche más aburrida de mi vida
Emilia: Creí que había empezado desde que anocheció
Solté una pequeña risa.
La cena si se tornó aburrida, los padres de Andreus me saludaron antes de la cena, ahora cada quien hablaba de un tema diferente, mi hermana trataba de mantener una sonrisa en los temas de mi madre y su suegra, mis hermanos hablaban entretenidamente con la hermana menor de Andreus, y yo fingía prestarle atención a esté.
—Pero, aunque exigían mucho, los maestros de esa escuela son los mejores en su trabajo
Un mensaje mi hizo mirar el teléfono.
Stella: ¿Qué tal la cena?
Al segundo llego otro.
Emilia: Me entretuve terminando el libro
Emilia: Mario Benedetti era un muy buen escritor
—¿Pasa algo?
Levante mi vista del teléfono para negar.
—No, descuida
—¿Era Stella? —asentí, mientras tomaba un poco de vino— ¿Ella como ha estado?
—Bien igual, se mantiene a mi lado para agendar mis cosas y eso
—Es una buena mejor amiga —sonreí asintiendo
—Espero que la próxima vez que nos reunamos sea para la boda de estos dos —mire de reojo a la mamá de Andreus cuando soltó ese comentario
—Veras que así será, Karyme
—Bueno, los chicos son jóvenes aún. Además, para pensar en boda deberían pensar primero en formar una relación —agradecí internamente a mi padre por desviar el tema
Pero necesitaba salir de aquí.
—Se están tardando mucho. Christine, ya hazle caso a mi pequeño Andreus
—Se que mi hijo es un caballero, por eso ha respetado las decisiones de su hija y no la presiona en nada
Me estaba asfixiando con esté tema.
—Mi hija está segura de que esto sería una buena decisión para unir más a nuestras familias —escuche la voz irritante de mi madre
Aquella voz que siempre usa para manipular las situaciones y querer salirse con la suya.
—A lo mejor ya tiene algo, y no nos quieren confirmar nada —mire los cubiertos—, no es de ahora que mi hijo pretende a su hija
Mamá iba decir algo, pero se cayó al escuchar el ruido de la silla.
—Con su permiso —tome mi teléfono para salir de ahí
Necesitaba aíre, las preguntas fueron llegando una a una, era asfixiante, me ahogaban. Cuando puse un pie fuera de la casa, sentí respirar, sentí el aire fresco entrar a mis pulmones, sentí liberarme de una soga en el cuello, me sentí bien.
—Maldición —coloque mis manos en mi cara— en serio, necesitaba respirar
—¿Christine? —volteé ante ese llamado
Ella estaba en el pavimento, lucía un suéter gris y unos pantalones deportivos, de su cabello salían unos mechones rebeldes.
—Emilia —sonrió y sonreí de vuelta
—¿Tu hermana vive aquí? —asentí
—¿Tú vives en esté vecindario? —asintió
—Sí, es un vecindario tranquilo —miro a su al rededor, sus ojos verdes volvieron a enfocarme— ¿Estás bien?, ¿la cena estaba tan aburrida que necesitabas salir de ahí? —solté una pequeña risa y ella rio igual
Me gustaba lo fácil que me hacía reír.
—Me estaba asfixiando
Literalmente.
—¿Y tú? —frunció el ceño— ¿qué estabas haciendo?
—Salí por un antojo y de paso a caminar un poco —asentí—, en mi casa se acabaron las barras integrales y mi madre dijo que me espere hasta mañana para que haga las compras del supermercado
—Y no podías esperar —sonrió negando
—Son mi snack favorito, no podía resistirme —sonreí negando
—Tú y tu alimentación sana —soltó una pequeña risa
—Es bueno estar sano, no me culpes por querer estar bien
—De acuerdo
—¿Quieres ir a otra parte? —la mire— o ¿tienes que volver a la cena?
Pensaba volver a la cena, olvidarme de lo que había pasado y "fingir estar cómoda", después de pedir una disculpa, pero luego estaba ella, y lo bien que me hacía sentir.
—Christine —aquella voz varonil me hizo maldecir por dentro
Volví a recordar el inconveniente.
—¿Te encuentras bien? —llego a mi lado
Emilia no decía nada, saco su teléfono para no prestarnos atención.
—Sí, estoy bien —dije sin apartar la mirada de Emilia
—Genial, ven vamos a dentro para que te dé un poco de agua
Mire a Andreus, sonrió de lado y las rallas en su mejilla se formaron, sus ojos grises son bonitos, pero no tenían nada de especial, mire a Emilia, levanto la mirada de su teléfono para encontrarse con la mía, sonrío y en su mejilla apareció un hoyuelo, sus ojos verdes son precioso, tenían un brillo hermoso.
Mirarla se sentía bien, se sentía en paz, mirarlo a él, se sentía incomodo y con problemas.
—Tengo algo que hacer —frunció el ceño
—¿Ahora?, a las...—miro su reloj— ¿ocho de la noche? —asentí
—Sí, los compromisos nunca descansan —salí del pateo hacía el pavimento—. Si te preguntan por mi —tome la mano de Emilia—, diles que tenía un asunto que arreglar
No espere que Andreus dijera algo, me aleje de la casa de mi hermana al lado de Emilia.
—¿Asunto que arreglar? —pregunto una vez que estuvimos lejos
No puede evitar reírme
—No sabía que más decirle, aparte eso le dirá a mis padres
—¿A dónde quieres ir?, puedo llevarte si quieres, solo pasaremos por mi carro
La mire, y mire a mí al rededor.
Ella me transmitía una paz increíble, no imaginaria estar en otro lugar ahora mismo, no tenía idea de donde ir, recordé una de las invitaciones que me hizo la vez que ceno en mi casa y tal vez suene un poco estúpido ahora.
—¿Sigue en pie la invitación de ir a tu casa? —ella me miro sonriendo
—Claro —sonreí— ¿sabes que es lo mejor?
—¿Qué cosa?
—Que cenaras con mi familia —deje de caminar, ella rio
—Bueno —retome la caminata—, creo que te debía una cena familiar —asintió riendo— ¿No tendrás problemas con tus padres? —negó
—No, ellos son simpáticos y no les incomoda un plato más en la mesa
—Por como hablas de ellos, aún mantengo mi palabra de que son buenos padres
—Son los mejores sí
—Eso no me quita los nervios —ella soltó una carcajada
—Bueno, eso compensa un poco lo que yo sentí en la cena con tu familia
—Hay mucha diferencia con esa cena
—¿Cuáles?
—Mi padre fue el que te invito, tú me invitaste a mí
—Bueno, para la otra le diré a mi padre que te invité —no pude evitar reírme
Era muy fácil reír con ella, pero eso no hacían que mis nervios disminuyeran en nada, en cada paso que dábamos me preguntaba si faltaba mucho para llegar a su casa, y mis nervios crecían un poco más.
Deslicen para el siguen te >>>
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Luego me agradecen :)
Alex💼