Un juego a la vez

By Alex_escritor08

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Emilia Matthews es una amante jugadora del fútbol, no piensa en otras cosas más que en entrenar y ganar sus p... More

Sinopsis
Prólogo
1. El equipo
2. Un cargo más
3. El consejo
4. Un desliz
5. Descanso
6. Cambios
7. Admirable
8. Un trato
9. No somos amigas
10. Mentiras
12. Última semana
13. Sentimientos olvidados
14. Entrenamiento
15. Mal genio
16. Partido de entrenamiento
17. Invitaciones
18. Decisiones
19. Noche estrellada
20. Impulsos
21. Buscando a Emilia
22. Competitividad
23. El cielo
24. Charla en el patio
25. Asfixiante
26. Top tres
27. Distracciones.
28. Cerrando un capítulo
29. Confesiones
30. Salida de cuatro
31. Mala jugada
32. Charla nocturna
33. ¿Celos?
34. Cena importante
35. Bailes
36. Baile a la luz de la luna
37. Cargos
38. Cena a las afueras
39. Charla con los padres
40. Partido reñido
41. Un partido ¿amistoso?
42. Compañia
43. Tarde de películas
44. Pesadillas
45. Tarde con mamá
46. Independiente
47. Montaña rusa de emociones
48. Dulce y salado
49. Peliculas y princesas
50. Llovizna
51. Naturaleza
52. ¿De vuelta?
53. Deseos
54. Cena con los Lambert
55. Calma
56. Ridículamente romántico
57. Portada
58. Último juego
Epílogo
Agradecimientos
Aviso
Extra I. Sorpresas
Extra II: Cena a la luz de la luna

11. Póker

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By Alex_escritor08

Christine

Cuando desperté vi que Stella aún seguía dormida, vi mi teléfono sobre la almohada, lo revise un momento y en los mensajes solo estaba el de mi padre al agradecerme por haberle avisado que me quedaría en casa de Stella, vi los mensajes de Emilia en el Instagram y recordé haberme quedado dormida en medio de la plática. Apague mi teléfono, tome mi ropa y entre al baño de Stella para asearme.

Al salir ella estaba sentada en el borde de su cama.

—Buenos días Chris

—Buenos días, Stella — tome su cepillo para empezar a peinar mi cabello, mientras ella entraba al baño

Terminando de aquello, me senté en el borde de la cama tomando mi teléfono viendo los mensajes de Emilia.

Emilia:Ya es un poco tarde, deberíamos ir a dormir
Emilia: Creo que te quedaste dormida

No pude evitar soltar una pequeña risa. Tenía tanto sueño que lo último que recuerdo es que estaba muy cansada, pero no quería ser imprudente y dejar de contestarle.

Christine: Buenos días.
Christine: Sí, me quede dormida, una disculpa

—¿Vas a seguir diciéndome que Emilia no es tu amiga?

Apague mi teléfono después de enviar aquel mensaje. Stella paso a su armario.

—Porque no lo es

—¿Entonces que hacía contigo anoche? —me hablaba desde aquel cuarto

—¿Quieres hablar de anoche?

No la escuche, supuse que estaba vistiéndose, unos minutos después se apareció de nuevo en su cuarto. No me miro, camino hasta su tocador para peinarse.

—Estabas hablando mucho con ella anoche —no me miraba—, no creas que no vi como sonreíste un par de veces al teléfono 

—¿Otra vez Max? —la vi tensarse

Quería jugar, pues juguemos.

—Vamos abajo, antes de que mamá mande a alguien a buscarnos —asentí

Salimos de su habitación, sabía que no quería tocar el tema de Máx y a mí no me interesaba mucho saber realmente que pasaba, porque sabía perfectamente la historia, era la misma de siempre.

En el comedor se encontraba la madre de Stella y sus hermanos.

—Emilia, buenos días —me saludo su mamá una vez que me vio llegar

—Buenos días Tía

—No sabía que estabas aquí ¿Qué tal la fiesta?

—En lo que cabe... bien —tome los cubiertos para empezar a desayunar

—Cierto, a ti no te gustan las fiestas —mostré una sonrisa forzada

El tema paso solo entre ellos, pero la madre de Stella me hacía preguntas al azar, mi teléfono vibro dos veces, Stella lo miro y luego me miro a mí, no quería revisarlo. Sabía que Stella tenía una sospecha y no quería darle el gusto, aparte no puede ser ella ¿verdad?

—¿Para qué me buscabas anoche?

El tema se me había olvidado por completo, con el tema de la fiesta, ella con ese tipo y la capitana de fútbol.

—¿Christine? —negué

—No era nada importante

—¿Estas segura?

Estábamos de nuevo en su habitación, regresamos después del desayuno. Ella se acercó a mí, pero no demasiado.

—Te conozco —suspiro— discúlpame, debí haberte avisado que saldría —negué— ni siquiera sabía que iría, pero fue una semana complicada y quería distraerme, Max me invito y acepte —la mire de reojo, ella se había sentado de piernas cruzadas sobre su cama, miraba hacia la pared—, Max solo me invito como un amigo y... por el cariño que le tengo, acepte. Cuando entraste al cuarto solo estamos charlando, no íbamos hacer nada malo, lo conoces Chris —asentí— a pesar de todo él siempre ha sido caballeroso conmigo

—No diré nada, sabes lo que pienso al respecto de eso —asintió, tome su mano haciendo que me mirara—, solamente me preocupe porque no atendías el teléfono —sonrío

—¿Me vas a decir? —suspire

—Solamente quería tener una noche de platica —soltó una pequeña risa—, esta semana ha sido complicada como tú lo dijiste. Me hace falta mi hermana mayor —sentí un pequeño nudo en la garganta—, quería despejarme un rato de todo

—¿Puedo abrazarte? —asentí y no tardó mucho en hacerlo

Entonces todo se vino abajo con aquel abrazo, todo empezó a caer junto con mis lágrimas, el peso de la escuela, el cargo de la presidencia, los pendientes de la casa, de la hermana mayor, de la hija perfecta. No sé por cuánto tiempo estuve así, Stella me conocía también que sabía que no tenía que decir nada, solo tenía que estar abrazándome. Después de haber llorado todo lo que dolía, sentí ese gran alivio en mi pecho, mis hombros se sentían ligeros. 

—Tocaste fondo —limpie mis lágrimas

No lloraba, me habían enseñado a guardarme todo, Stella sabía que cuando lloraba, es porque había tocado fondo.

—Y apenas es la primera semana —comente, con un poco de burla

—Sabes que estoy siempre a tu lado, retórica y literalmente —sonreímos— soy tu mano derecha, tu mejor amiga y tu prima favorita —me reí asintiendo—, y... como tu mejor amiga —la miré, sus ojos verdes hicieron contacto con los míos— ¿me dirás que pasa con Emilia?

Sus ojos me miraban con curiosidad, ¿y como no hacerlo? si tanto ella como para mí era raro que yo cruzara palabras con alguien más aparte de ella y Damián.

—No pasa nada —frunció su ceño— en verdad Stella, no está pasando nada, además sabes que siempre eres la primera en enterarse

—¿Son amigas? —mi teléfono vibro— hablando de la reina de roma

—No es ella —comente tomando mi teléfono, mire a Stella que me miraba enarcando una ceja

—¿Es...?

—Sí, es ella —murmuré, haciendo que Stella soltara una carcajada.

Decidí irme antes de que fuera medio día, pero la madre de Stella dijo que haría el favor de llevarme ya que todos iban a mi casa según me dijo, mis abuelos quedaron de reunirse para el almuerzo.

—¿Que dicen los mensajes? —la mire de reojo, Stella me sonreía

—No tengo idea

—Ay, vamos Christine. Tú y yo sabemos que ya los leíste

Era cierto, los había visto por la bandeja de entrada.

—¿Desde cuándo tú y ella son tan cercanas? —no la mire— porque dudo que en la fiesta fuera la primera vez que cruzan palabras —mire mi teléfono—, aparte de que el otro día que te pregunte ella te había hablado...

—Sabes que siempre es muy amable, me da los buenos días cada que nos vemos en los casilleros y nada más

—Cierto, es respetuosa para la fama que tiene

No dije nada, ella no volvió a tocar el tema, el camino a mi casa fue silencioso, pero nada incomodo. Una vez que llegamos nos fuimos directamente al patio trasero, donde se encontraban mis padres, mis abuelos, los padres de Damián y él, mi tío Francis.

—Pero miren nada más esas bellezas —Stella y yo corrimos abrazar a mi abuela—, las extrañe mucho mis amores

—Nos vimos la semana pasada por la boda de Elia, abuela

—No importa, yo siempre voy a querer verlas

Nos alejamos una vez que los hermanos de Stella fueron a saludarla, me senté al lado de mi hermana mientras empezaba a revisar mi celular, y ahí estaban sus mensajes.

Emilia: Buenos días, lo note, las dos estábamos igual de cansadas

Emilia: Voy llegando a mi casa, porque como te comenté, ayer me quedé en casa de mi mejor amiga a pasar la noche

Christine: Buenas tardes, y justo aquí es donde no sé qué contestar al respecto...

Era un mensaje estúpido, y estuve debatiendo si enviarlo o no.

—No estarás pensando en enviarlo ¿o sí? —coloco su barbilla en mi hombro mirando el mensaje

—No quiero dejarla a medias, sería descortés de mi parte —rodó sus ojos y me arrebato el teléfono

—Stella —dije firme, ella miraba mi teléfono, luego la vi tecleando en el—, Stella —volví hablar la sin levantar tanto la voz para no llamar la atención

—Stella, cariño siéntate. Vamos a comer —Stella asintió ante el llamado de su madre y se sentó junto a mí

Intente tomar mi teléfono, pero lo alejo de mi alcance.

—Aún no termino, tranquila —la mire mal, pero ella no me miraba a mí

—¿Como van los equipos femeniles, cariño? —mire a mi abuela— me comento tu abuelo que el fútbol soccer gano la copa de invierno —asentí

—Van bien hasta ahora, tu equipo favorito ha estado jugando bien —tome mi copa—, ya viene la temporada de primavera

—Todas las chicas que han pasado por esa cancha, han cuidado muy bien mi legado —asentí

Mi abuela fue muy apasionada del deporte en su época, claro que fue difícil porque aún no era muy bien visto, tuvo varios problemas con su padre respecto a eso, pero todo cambio cuando mi abuelo se casó con ella.

—Y si no lo hacían, yo siempre buscaría la forma para que tu legado continuara —comento mi abuelo a su lado—, ya viene el final de temporada, lo van a ganar

—Los deportes femeniles están bien abuela, no debes preocuparte por eso —comento Damián

—De acuerdo, confió en ustedes —asentí, miré de reojo a Stella que rodó sus ojos y siguió escribiendo

¿Qué tanto hacia?

La comida siguió entre plática con los adultos, Stella no tomo más mi teléfono, pero yo tampoco podía tomarlo, porque a mis abuelos le desagradaba cuando veían a alguien con el teléfono en la mesa si no eran asuntos importantes.

Mientras le servían el postre a Stella logre tomar mi teléfono, al desbloquearlo el chat con la capitana estaba ahí.

Christine: Creí que te quedarías en casa de la chica castaña con la que estabas hablando ayer en la fiesta

Emilia: ¿Quién?, ¿Maritza? No, tenía que cuidar a mi mejor amiga

Christine: Entiendo, como siempre había titulares de ustedes dos en el periódico escolar, aún recuerdo el último que salió haciendo especulaciones si ustedes eran pareja

Emilia: Jajaja, sí aún recuerdo esa noticia. Solo son especulaciones estúpidas
Emilia:Maritza es una gran amiga mía, es todo

Christine: De acuerdo, entonces... ¿los rumores son falsos?

Emilia: Depende

Christine: ¿De...?

Emilia: De que rumor tengas curiosidad exactamente

Christine: La mayoría. Tienes una gran fama por la escuela y no lo digo porque eres la capitana del equipo

Emilia: Se a que fama te refieres
Emilia: Puedo aclararte todas las dudas que tengas, no tengo ningún problema con eso

Christine: ¿Por qué?, no me debes explicaciones

Emilia: Cierto. Pero no me gusta el concepto que tienes de mí, conóceme y sabrás que no soy todo lo que dicen

Y el mensaje llego reciente, o sea... ¿Stella estaba loca por hablarle así o que le pasaba? Levante mi vista para encontrarme con Stella comiendo el pai muy gustosamente.

—Christine —miré a mi padre— ¿Sucede algo? —negué

—No, disculpen —guardé mi teléfono y me puse a probar el postre

💼

La notificación de mensaje me hizo regresar a la realidad, termine de secar mis manos, tome mi teléfono y salí del baño. Era un mensaje de ella.

Emilia: ¿Dije algo que te molesto?

Bufé. Ella no tenía culpa de nada, Stella era la de la culpa por preguntar cosas que no le convenían.

Christine: No. Disculpa estoy en un almuerzo familiar y no me gusta estar en el teléfono cuando estoy con mis abuelos

Emilia: Entiendo, descuida. Te dejo para que pases tiempo con ellos

Mire el mensaje un par de minutos, ella era muy amable y nunca se ha comportado de una manera desagradable conmigo, estoy al pendiente de todos los rumores que salen de ella... bueno, de ella y de varios de la escuela, pero siempre he dicho que solo son eso, rumores, siempre me ha parecido mejor conocer a las personas por mí misma. Stella se comportó de una manera grosera con ella por pedirle explicaciones cuando no debe y más peor, desde mi perspectiva, Emilia tiene la idea de que yo fui la que pregunto todo aquello, cuando no era así.

Christine: Respecto a lo que hablamos...quiero pedirte una disculpa, no debí preguntar ese tipo de cosas, tú no me debes ninguna explicación. Discúlpame por invadir tu espacio personal.

—¿Qué haces? —quite mi teléfono antes de que lo tomara, la mire mal

—¿Porqué le preguntaste todo aquello? —me cruce de brazos, bufó

—Porque ayer que nos estaba siguiendo que se detuvo hablar con aquella chica, quería que tu misma vieras que todo lo que dicen de ella es verdad, antes de que empieces a involucrar sentimientos de por medio —fruncí mi ceño

—En primera; no es el método correcto para hacerlo Stella, ella va pensar que obviamente yo se lo pregunte directamente cuando no fue así, sabes que detesto invadir los espacios de las otras personas —se cruzó de brazos— en segunda; ya te lo dejé claro, entre ella y yo no sucede nada y, en tercera; se todos los rumores de ella, se lo mismo que tú, pero siempre te he dicho que me gusta tener mi propia opinión sobre las personas — me miro un momento detenidamente

Tal vez estaba procesando todo lo que le dije. Después de unos minutos, suspiro asintiendo

—Lo siento, tienes razón no debí hacerlo desde tu teléfono —jugo con sus manos— solamente que no me agrada ella, no quiero que termines mal —suspire— tú hiciste lo mismo cuando empecé con Max —negué

—Solamente hable contigo de las cosas que creía de él, la opinión solo la puedes tomar tú, tampoco opine tanto porque no lo conozco realmente

—Tratabas de cuidarme —asentí—, estoy haciendo lo mismo contigo —negué

—Entre Emilia y yo no sucede nada

—La acabas de llamar por su nombre —enarco una ceja divertida—, ya es un avance —rodé mis ojos

Camine para el patio seguida de ella.

Era la segunda vez que la llamaba por su nombre.

Habíamos encontrado a Stella hablando con Max en una habitación, el chico salió en cuanto me vio molesta. Le di la explicación a Stella de que fui a buscarla a su casa y pregunté por el chico, ella no me veía, miraba por encima de mis hombros.

—¿Podemos hablar de esto en casa? —preguntó sin mirarme

—Disculpen, yo y mi imprudencia... —de lo molesta que estaba olvide que ella seguía aquí

—Emilia —solté con suavidad, estaba molesta, pero ella no tenía la culpa de nada, se había comportado bien conmigo y me había ayudado.

—¿Sí?, presidenta —ella mantenía la formalidad

Yo había perdido esa formalidad, la había llamado con una confianza que no sé de dónde tome, pero admitiéndolo, me picaba la garganta por volver a pronunciar su nombre.

—No cierres, ya tenemos que irnos —asintió, pasamos por su lado para salir de aquella habitación

Sentí la mirada de Stella un par de veces, y sabía que preguntaría respecto a esto, ayer me había preguntado por que ella me había hablado, pero sería un tema para después.

Volví a tomar mi asiento junto a mi hermana.

—Mi niña, ¿jugamos? —mi abuela me enseño los naipes con una sonrisa, asentí divertida— Stella, ¿quieres jugar? —asintió, mientras mi abuela me daba mis cartas

Una notificación llego a mi teléfono, desvié mi vista de las cartas para ver el mensaje.

Emilia: Descuida, no lo tome a mal si eso piensas. Todo el mundo tiene curiosidades y... si me lo permites, quisiera explicar todas las curiosidades que tengas.

Al segundo me llego otro.

Emilia: Solo si me lo permites, quisiera que me conocieras mejor

Conocernos mejor.

Vi a Stella tomando un par de cartas, dejé el teléfono de lado y vi mi jugada. No era tan mala, tenía casi una escalera, pero podría mejorarla, deje tres cartas y tome otras tres.

No sonreí, no me emociones, conocía tan bien este juego que sabía que no podía hacer expresiones si no quería llamar la atención.

Tenía una buena mano, eso era seguro.

Trate de concentrarme en el juego, debo admitir que aquel mensaje quedó dando vueltas en mi cabeza y no me permitía jugar bien. La idea no me parecía absurda, pero no entendía porque me sonaba bien, aquel sentimiento que había olvidado hace mucho volvía a invadirme.

La tarde paso entre rondas con mis abuelos—trate de concentrarme en el juego—mi padre dejo de jugar hace un par de minutos porque solo había ganado una vez, Damián entro un rato al juego y salió después de haber ganado un buen dinero tres veces, mi abuelo salió después de haber ganado cuatro rondas, las únicas que seguíamos en el juego éramos, mi abuela, Stella y yo —sin mencionar que mi abuela y yo íbamos empatadas—, pero no sería por mucho.

—Debo admitir... —mire a mi abuela por encima de mis cartas— que estoy muy orgullosa de mí, por haberles enseñado bien —sonrío—, hice un gran trabajo —tomo un billete y lo coloco en el monto.

Mire de reojo a Stella que miraba el dinero y sus cartas, dudo por unos minutos hasta que tomo el billete y los puso en el monto. Sonreí, coloqué un billete. Ambas me miraron.

—Lo siento mis niñas, pero... —mi abuela bajo sus cartas— escalera de color —mostró sus cartas

Eran cinco cartas en orden progresivo—del cinco al nueve— y del mismo par, corazón rojo. Era una buena mano.

—Mierda —murmuro Stella bajando su jugada, era un póker, cuatro cartas del mismo número y un as

Escuchamos la risa de mi abuelo.

—Parece que su abuela les dio una lección —tome la mano de mi abuela antes de que arrasara con el dinero

—Yo no lo haría tan rápido —sonreí, ella enarco una ceja

Mostré mi jugada, era una escalera real, de color negro, con un 10, J, Q, K, y A. Había ganado porque tenía los números más grandes. Escuche un aplauso.

—Esa es mi hija —comento mi padre muy feliz, tome el dinero

—Bien jugado —comento mi abuela tendiendo su mano, la estreche

—Gracias abuela

Después de un rato mis tíos y mis abuelos se fueron. Encendí mi teléfono y no vi ningún mensaje de su parte, luego caí en cuenta que no le había contestado.

Christine: Disculpa, estaba en un juego muy interesante de póker con mis abuelos

Emilia: Genial ¿se te da bien?

Christine: Pues... gane once rondas ¿Qué te digo?

Emilia: Eres buena, ¿hay algo que no hagas bien?

Sonreí

Christine: Muchas cosas

Emilia: No, no lo creo

Christine: Gane mil quinientos, ¡Le gane a mi propia abuela!, Jajaja

Emilia: Eso está muy cool
Emilia:Me da gusto saber que tuviste una gran tarde

Christine: ¿Y tú?, ¿Qué tal tu día?

Y cuando menos lo pensé, pasamos hablando toda la tarde.




💼

Por darles capítulo hoy, deje una exposición pendiente, toca desvelarme:(
Pero no me gusta tardar sin darles nada para leer
Espero les haya gustado
Nos leemos luego
El fin de semana les dejaré ilustración de las chicas por si quieren pasar a verlas, si quieren que de ilustración de algún personaje secundario dejen su comentario y los leeré.

Insta: Alex_escritor08
Alex💼

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