Capítulo 1
Un comienzo de ensueño
Zahara
A veces siento que estoy viviendo la vida de alguien más.
Alguien que le gustaría ser fotografiada constantemente, ser el rostro de grandes marcas y vivir en una mansión.
Algunas personas sueñan con la fama y hacen todo para llegar a ella, mientras que, a mí, me tocó por nacimiento.
Pareciera que me estoy quejando de mi vida y no es así, solo...replanteo mi existencia, es algo que hago algunas veces, pensar demás.
Pensar en quién sería si hiciera lo que de verdad quisiera. ¿Qué diría mi papá si le digo que quiero otro destino?
Seguramente me apoyaría porque papá es un sol. Pone por delante la felicidad antes que el bienestar, pero no le he dicho nada a él, ni a mi hermano, ni a mi madrina y ni siquiera a mis mejores amigas.
Me mantengo callada, con los pensamientos en la cabeza.
Callada y sonriente.
Mi pierna se estira hacia aun lado para remarcar la curva de mis caderas y sonrió hacia adelante, a la cámara que me apunta sin flash porque en el estudio hay una buena iluminación. Personas van y vienen con prendas en sus manos y brochas de maquillaje en la otra, todas a disposición para que la sección de fotos sea un éxito.
"Part of me" de Katy Perry suena en los parlantes provocando que mueva ligeramente mis hombros con la pegadiza melodía que me inspira a querer bailar, detrás del fotógrafo se encuentra Annette levantando su pulgar hacia arriba y muevo mis labios en un "gracias" silencioso.
Annette Levre, una de mis mejores amigas.
La conocí gracias a este trabajo, congeniamos enseguida porque ella tiene una personalidad tan explosiva que es difícil que no quererla por sus comentarios recurrentes y su forma de estar siempre presente en cada momento.
—¡Eso Zahara, la cámara te adora! —dice el fotógrafo.
Sigo moviéndome con cada disparo de su lente siendo la última posición, de espaldas dejando a la vista mi trasero redondo cubierto por el short corto deportivo que traigo puesto junto al top que me llega hasta las costillas, apresando mis senos.
La mirada y halagos del fotógrafo no me ponen incomoda debido a que lo dice en plan de amigos con esa actitud particular de un hombre gay, haciéndome recordar a mi hermano. Por lo general en secciones que usamos poca ropa requerimos a una mujer fotógrafa para sentirnos seguras, porque el estar en descubierto frente al lente es un reto que pocas se animan a aceptar.
La compañía de modelaje en la que formo parte se ha asociado a una famosa línea deportiva y para nosotras, es un gran logro porque no están dando reconocimiento en la industria.
"Curvas Peligrosas" nació como una propuesta innovadora y disruptiva en el mundo de la moda. No es una compañía de modelaje más, es una plataforma de empoderamiento y diversidad que celebra las curvas femeninas y reivindica a las mujeres de talle XXL.
Yo soy una de ellas, mis medidas son 90 de busto, 74 de cintura y 112 de caderas. Una mujer curvilínea y la primera modelo plus size reconocida en América. Mi trabajo es inspirar a otras mujeres a aceptarse y quererse tal como son, sin dejar que los estereotipos las limiten.
—Brilla cielo —me da ánimos, Evelyn Green.
Ella es mi madrina y creadora de la compañía. Evelyn en sus veintes era una reconocida modelo de pasarelas de lujos, pero años más tarde fue diagnosticada con hipotiroidismo haciendo que comience a subir de peso en exceso y las marcas dejaron de llamarla al igual que dejaron de representarla. Mi madrina es alguien a quien admirar porque logro levantarse del suelo para luchar en la industria que le había dado la espalda.
Ella junto a mi madre me enseñaron la importancia de sentirte cómoda en mi propia piel, el aceptarme junto a mis imperfecciones y, sobre todo, quererme. De que tengo uso de la razón he tenido sobrepeso y en la sociedad en la que vivimos, tener kilos demás te convierte en blanco de burlas y señalamientos constates.
"¿Como alguien puede quererse si le repiten a diario sus defectos?" No fue fácil, claramente no, de niña pasaba noches enteras llorando en el regazo de papá mientras que mamá acariciaba mi cabello diciendo que solamente eran palabras y que yo le estaba dando poder a ellas porque las palabras son como la basura y hay que desecharlas para que no te contaminen.
Con el paso de los años lo entendí, hablar es gratis y las acciones son las que cuentan.
—Dulce súmate con Zahara. —indica Evelyn —¡Necesito una foto de las dos!
La mencionada se acerca con su rostro típico de seriedad y algunas personas destacan que su frialdad es su mejor atractivo. Obviamente están ciegos porque Dulce Barkley es una mujer hermosa con su cabello colorado que cae como cascada en su espalda, su mirada es de un verde oscuro y su piel es clara provocando que toda tu atención recaiga en su cabello distintivo. Pero Dulce, siendo todo lo contrario a su nombre, es alguien antipática.
El asistente deja una silla en el medio del set y nos indica como posicionarnos para las siguientes fotógrafias. Sentada en la silla y con Dulce tras mi espalda, la lente comienza a apuntarnos y cuando deja sus manos en mis hombros, siento las yemas de sus dedos hacer circulos en la zona, trasmitiendome una tranquilidad que me hace mirar hacia arriba y sonreirle.
Frunzo mis labios en un beso que provoca que voltee sus ojos, pero visualizo la ligera sonrisa y Annette aplaude, echandonos porras.
—¿Alguién sabe donde esta Devi?
Evelyn comienza a entrar en histeria a la falta de la última modelo. La sección no le falta mucho para terminar y aun Dulce Stevens no ha sido fotografiada con los conjuntos que le toca lucir.
—Tengo espacio de una hora para mañana por la tarde. —comenta el fotografo hablando con Evelyn.
—Devi no puede, tiene la reunión de padres de su hijo. —me entrometo en la conversación —Annette, ¿no te contesta?
—Esta atorada en el tráfico. —responde.
—¿Y si me pongo sus conjuntos? —propone Dulce.
—No cielo, necesito que cada uno luzca un conjunto de la marca.—contesta Evelyn, sonriendo apenas.
Y como si la hubieramos incovado, la puerta se abre abruptamente y Devi entra con el cabello castaño alborotado.
—¡LLEGUE! —grita.
—¡Al fin! Por favor ayudenla a arreglarse, —Evelyn comienza a dar ordenes, en su papel de jefa — Martina trae sus conjuntos y dejalo en el perchero a mano.
Las maquillista se hacen aun lado cuando es Dulce quién se acerca a prepararle el rostro a Devi para maquillarla. Annette trata de peinar su cabello y yo voy en busca de un vaso de jugo natural de naranja y galletas para que pueda comer algo, son las diez de la mañana y dudo que mi amiga haya ingerido algún bocado.
—Hubo un choque en la avenida, por eso me demore. —nos comenta —¿Qué fotos faltan?
—Las tuyas y las grupales.
Devi asiente, luego bebe del jugo.
—Si que tenias sed. —digo divertida al observar como bebe todo el contenido de un sorbo.
—¿O hiciste alguna actividad en la mañana que te provoco estar sedienta? —murmura Annette, subiendo y bajando sus cejas.
Muerdo mi labio inferior para contener la sonrisa.
—¿Qué habra hecho nuestro bombón de paz? —le sigue el juego Dulce.
Devi sonrié con las mejillas coloradas.
—Mentes pervertidas, no puedo beber tranquila sin que ustedes piesen algo cochino.
—Cochina seras tú que de las cuatro, eres la unica casada con hijo.
—¿Tú tambien, Zahara? —Devi me mira como si la hubiera traicionado.
—Es divertido. —digo en mi defensa —Aparte, es algo inocente. Peor es si Annette nos cuenta alguna de sus aventuras.
—Hablando de aventuras, —dice la mencionada en un suspiro dramatico —quiero que vayemos al club. Este trasero debe ser visto en la pista y movido en la cama.
—¿Tan urguida te encontras? —la molesta Dulce.
—El que tu puedas vivir sin sexo, no significa que yo también. —responde señalandola con el cepillo en su mano —Soy una mujer con necesidades.
La mirada de Annette se dirigue en mi dirección y yo levanto mis manos.
—A mi no me metan en su disputa.
—¡Chicas, por favor! Es temprano para que comiencen con sus peleas. —las frena Devi.
Las cuatros somos amigas, mejores amigas porque sabemos todo de la otra. Capaz son las horas que pasamos juntas o los momentos que hemos compartidos, pero cuando una necesita algo, la otra está. El vinculo que formamos es especial como nuestra amistad.
—¡Hagamos una belfie! —chilla Annete cuando nos colocamos en el set.
—¿Una belfie? —pregunta extrañado el fotógrafo.
—¿Eres fotografo y no sabes que es una belfie?
Me rio por la expresión del hombre y me acerco hacia él, para explicarle.
—Una belfie es una foto del trasero, —mi nariz se arruga porque no me estoy explicando bien —por lo general la hacemos cuando debemos lucir lenceria porque nos ponemos de espaldas sin brazier para que lo único que sea visible sean nuestros traseros.
Asienten, no del todo convencido.
—He estudiado su portafolio y no he visto ninguna "belfie". —hace comilla con sus dedos.
—Porque esas foto la tomamos para nosotras, en ningun momento la hemos subido a las redes. —responde Dulce, colocandose a mi lado.
—¿Y para que la toman si no la van a públicar?
—¿Acaso tú te tomas nudes y las públicas a Instagram? —le cuestiona Dulce en tono bajo.
—Yo no entro en la ecuación, pero ustedes si. Una foto de sus traseros seria una sensación en las redes y podria hacer que playboy las contact...
—¡No! —lo interrumpo.
Debo inhalar hondo para calmar el sentimiento amargo que comienza a sentarse en mi estomago y Devi lo nota, al colocarse a mi lado y pasar su brazo por mis hombros.
—Bueno, como que deberiamos seguir con la sección. ¿No les parece? —se mete en medio Evelyn, sonriendo para calmar el ambien tenso que se ha formado.
Annette corre hacia el parlante para colocar otra canción, esta vez, una de Lady Gaga.
—Seguro finge ser gay para fotografiar mujeres. —me susurra Annette con un tinte de odio.
—Dejemos que termine con las fotógrafias para largarnos.
Finjo mi sonrisa mientras vamos cambiando de posiciones. Luego de aquí voy a ir a almorzar con mi hermano.
—Devi hay que anotar su nombre para recordar que con él no debemos trabajar. —el comentario de Dulce se escucha alto y claro.
Desde el rincón vemos con Evelyn niega ligeramente con su cabeza.
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Tarareo una canción mientras entro por las puerta de la discografica con la vista en mi celular, contesto el mensaje de papá y respondo con un emoticón el chat grupal que tengo con las chicas. En Instagram veo algunas notificaciones de una imagen que publique ayer y en mensajes ocultos aparece uno que me hace eliminarlo deprisa.
Un escalofrio recorre mi cuerpo, sin querer saber nada de esa persona y estoy tan pendiente del celular que no me percato que las puertas del ascensor se abren y choco contra un torso duro que me sujeta por los hombros, evitando que caiga hacia atrás.
Un aroma a colonia cara entra por mi nariz y levanto la mirada encontrando unos ojos verdes que me miran con molestia, su ceño se frunce y me suelta rápidamente, como si quemara.
—¿No te enseñaron a mirar por dónde vas? —dice con voz grave.
Inevitablemente me sonrojo de la pena y a punto de murmurar un "lo siento", él se aparta, esquivandome para continuar su recorrido. Mi celular vibra en mis manos y me subo al ascensor, mordiendo mi labio para evitar que este tiemble.
Puede que haya sido algo despistada, pero no habia necesidad que me hablara brusco y vuelvo a recordarme el porque huyo del genero másculino.
Las puertas se abren en el piso más alto del edificio y camino por el largo pasillo llenos de discos firmados, estrellas doradas y premios ganados hasta llegar a la oficina de mi hermano, uno de los dueños de la discografica "Sonidos de Estrellas"
—Sexy sirena. —es lo primero que dice cuando abro la puerta luego de un "adelante"
—Hermano sexy. —respondo, besando su mejilla.
Su mirada azul, similar a la mia, me observa con detalle y agarra mi rostro entre sus manos.
—¿Qué pasa?
—Nada.
—Le puedes mentir a papá, pero a mi no. —vuelve a preguntar —¿Qué pasa?
Inhalo hondo, capaz es una tonteria, pero a mi me afecta porque recuerdo... sucesos que no me gusta recordar.
—Choque con un hombre en el ascensor y me hablo mal.
Azahar, respira como si estuviera aliviado tras escucharme y me lleva a su pecho para abrazar.
—Ay, sirena. Hombres con mala actitud hay en todos lados. —besa mi cabeza —¿Y sabes como se le llaman?
—¿Cómo? —murmuro.
—Hombres perros, ladran pero no muerden y seguro se intimido con tu belleza.
Azahar deja un mechon de mi cabello rubio tras mi oreja. Asiento a sus palabras, sintiendome protegida por él.
—Ahora vamos a comer para que pueda contarte de mi futuro marido.
Su comentario me hace reir.
—La anterior semana decias tener marido.
No le toma importancia.
—Mis gustos evolucionan y lo entenderias si vieras al nuevo cantante que firmo con la discografica.
Mi nariz se arruga y trato de seguirle el hilo.
—¿Es lindo?
—La palabra lindo no le hace justicia, —humecta sus labios—es un bombón. De esos que quieres comer y volver a repetir sin cansarte.
—¡Azahar!
Sus comentarios sugerentes junto a los de Annette siempre provocan que mi rostro se caliente, seguro mis mejillas deben estar rojas.
Él rie y juntos salimos de su oficina para ir hacia el ascensor.
—Si mañana vienes a la discográfica te presentare a tu cuñado. Pero me tienes que prometer que no te lo vas a querer ligar. —bromea y muerdo mi labio inferior para ocultar mi sonrisa divertida.
Mi hermano mayor es una de las personas que amo con todo mi corazón, siempre hemos sido confidente del otro y jamás nos pelearíamos por un hombre.
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¡BIENVENIDAS!
A las de siempre y a las nuevas, espero que esta nueva versión les guste.
Gracias por acompañarme una vez más.
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