Varias semanas han pasado después de eso. Y el primer año de Hechicería de la escuela Jujutsu estaba por acabar.
Deian en el transcurso de esos meses ha estado aprendiendo poco a poco algunas costumbres de los humanos, con observar a sus compañeros o con que Satoru le enseñara. Incluso el albino cumplió su palabra de hacerle probar los tan aclamados dulces, ahora era otro fan más de ellos.
Aquel juramento que hizo el albino ese día sigue en pie. Cosa que le sorprendió un poco puesto conoce con exactitud que los humanos normalmente no mantienen sus promesas, por muy importantes que fueran. También había comenzado a sentirse raro cada que estaba con el albino, la mayoría del tiempo, y más cuando pasaban tiempo juntos en el departamento del mayor enseñándole más cosas. Pero aún no comprende qué es... y le estresa a veces.
En una época del año, en donde el frío Empezaba a reinar por las mañanas. Deian caminaba junto a sus compañeros cuando Yuta voltea a ver hacia el cielo haciendo que ellos detengan su andar.
-¿Qué pasa, Yuta? -Pregunta Panda al azabache.
-Es que tuve un mal presentimiento. -Responde Yuta
-Es tu imaginación. -Dice Maki retomando su andar.
-Te imaginas cosas. -Dice Panda.
-Hojuelas de bonito. -Murmura Inumaki.
-Tsh... -Chasquea Deian siguiendo a los demás.
-¿Qué? -Murmura Yuta y luego los mira- ¡Esperen, chicos! -Se queja Yuta trotando hacia ellos.
-Eres terrible percibiendo energía maldita. -Comenta Panda, a la vez que Deian estornuda despacio y se cubre un poco más con la bufanda hasta la nariz- Oh... Te has enfermado...
-Ha de ser porque Rika siempre está contigo. -Comenta Maki, ahora Yuta camina a un lado de Deian
-Atún. -Murmura Inumaki
Desde una ventana de los edificios Yaga los está observando junto con Satoru a su lado.
-Seguimos sin captar ningún movimiento de Geto. ¿Seguro no te preocupas en vano? -Pregunta Yaga colocando su mano en su mentón tomando una pose pensativa.
Recapitulemos, antes de que llegara Deian al instituto de Hechicería, Yuta con Inumaki habían tenido una misión en la cual tuvieron que enfrentarse a una semiprimera categoría aparte de la que originalmente debían haberse enfrentado y todo porque alguien puso un segundo velo sobre del encargado. Afortunadamente no hubo ningún herido en gravedad, pero cuando Satoru fue a inspeccionar el lugar después de, encontró un rastro de energía maldita bastante familiar para su mal gusto.
-Lo siento, director, pero eso es imposible. Lo verifique personalmente en la escena. -Dice Satoru seguro de sus palabras- Jamás confundiría el Rastro de energía maldita de Suguru.
-Suguru... -Murmura Yaga, en eso, ambos se ponen tensos repentinamente- ¡Goddamn! -Maldice en voz alta y empieza a correr- ¡Hablando del Rey de Roma! ¡Reúnan a todos los hechiceros de semiprimera clase o superior! -Grita Yaga. Satoru lo ve irse corriendo, voltea a ver el cielo a través de la ventana y gira su cuerpo empezando a caminar en dirección contraria a donde se fue Yaga.
-Qué inusual. -Dice Maki sacando la funda de su espalda.
-Yuta estaba en lo cierto. -Comenta Panda con las manos en sus costados.
-Salmón. -Murmura Inumaki.
-Vaya... -Murmura con fastidio Deian mirando el cielo.
Yuta voltea a ver al cielo como sus demás compañeros y ve como algo se acerca volando hasta aterrizar frente a ellos. Aquel ser tenía forma de un pelícano, solo que este era algo raro y con cuatro alas.
-Tú no trabajas aquí. -Dice Maki mientras que Panda se coloca sus puños Celestes y ella acomoda su arma entre sus manos.
-No reconozco esa Maldición. -Comenta Panda.
-Huevas de Salmón. -Murmura Inumaki bajándose el cuello alzando una ceja confuso.
-¡Vaya pajarraco! -Exclama Yuta sorprendido.
Deian solo frunce levemente el ceño al ver como gente sale del pico del pájaro. Uno de esos sujetos se aleja un poco y coloca una mano sobre su frente para cubrir la luz del sol de sus ojos.
-Este sitio sigue idéntico. -Comenta Geto con un deje de desilusión.
-¿Eeeeh? Señor Geto, ¿De verdad estamos en Tokio? -Exclama con un tono de decepción una chica rubia- Huele a campo.
-Nanako, no seas grosera. -Regaña levemente una chica castaña.
-¿Qué? ¿No piensas lo mismo, Mimiko? -Pregunta la rubia llamada nanako mirando a la castaña Mimiko.
-¡Ya basta! ¡Bájate de una vez! -Regaña un sujeto musculoso y de cabellos rubios a Nanako.
-¿Y tú no tienes frío? -Pregunta Nanako al chico que tiene el torso desnudo.
-¿Quiénes son esos? -Pregunta Maki sin bajar la guardia.
-¡Oh, un Panda! -Exclama Nanako señalando a Panda sorprendida- ¡Qué bonito!
-¿Quiénes son ustedes? -Pregunta Panda frunciendo el ceño- ¡A Yuta y a Deian no les gustan los intrusos! -Mueve su pata/mano como si estuviera corriendo a bichos.
-¡Algas! -Exclama Inumaki y Yuta se sobresalta algo nervioso, Deian solo los mira de reojo.
-¡Váyanse antes de que Yuta y Deian les den una paliza! -Exclama ahora Maki colocando la lanza sobre su hombro.
En eso, Deian se percata que el sujeto de cabellos largos color negro y con kimono como vestimenta se encuentra frente a Yuta tomando sus manos.
-Mucho gusto, Okkotsu. Soy Suguru Geto. -Se presenta Geto sorprendiendo a los demás excluyendo a Deian.
-¡Qué veloz! -Piensan el trío frunciendo el ceño.
-Mucho gusto. -Balbucea Yuta sorprendido
-Posees un poder maravilloso, ¿no es así? -Dice Geto inclinándose un poco- Verás, yo creo que el gran poder debe utilizarse para grandes fines. ¿No te cuestionas el estado del mundo? En este mundo, los hechiceros se ocultan para proteger a la gente normal. Para resumir... -Suelta las manos de Yuta y se reincorpora-... Se estableció una paradoja en la que el fuerte debe acomodarse al débil. -Camina a su alrededor para colocarse detrás suyo y abrazarlo de los hombros- ¡Es tan lamentable! -Dramatiza.
-Uh... -Balbucea Yuta.
-El pináculo la creación ha detenido su propio camino de evolución. ¡Es un sinsentido! Va siendo hora de que la humanidad cambie su estrategia de supervivencia. Y es por eso que queremos que nos ayudes. -Dice Geto.
-¿Que ayude con qué? -Pregunta Yuta algo curioso
-Mataremos a todo el que no sea hechicero para crear un mundo solo para nosotros. -Responde con simpleza Geto. Palideciendo a todos.
-¿Qué...- Piensa Maki.
-... está diciendo? -Piensa Panda algo tenso al igual que Inumaki.
-¿Podrías dejar de predicar tus disparates a mis alumnos? -Todos voltean a ver y ven a Satoru detrás de ellos. Se escuchan pasos acercarse también.
-¡Satoru! ¡Cuánto tiempo! -Saluda Geto sonriendo.
-Aléjate de los niños, Suguru. -Ordena Satoru con un tono serio.
Varios hechiceros están detrás de ellos, Yaga da unos pasos más para acercarse otro poco mientras hace tronar los huesos de sus dedos. Geto los mira de reojo y esboza una sonrisa maliciosa.
-Me habían dicho que los de primero eran excepcionales y que además agregaron a un novato a mitad de año, pero ahora lo entiendo. Conque era obra tuya. -Comenta Geto- Un humano maldito de clase especial, un Jugai anómalo, un usuario de discurso maldito, el fracaso de la familia Zen'in y también... El sujeto no identificado. -Mira de reojo a Deian quien tiene su ceño fruncido.
-¡Maldito! -Exclama Maki apuntando con su arma a Geto.
-Cuidado con lo que dices. Porque no necesito a monos como tú en mi mundo. -Murmura y mira con desprecio Geto.
En eso Yuta se quita el agarre de Geto de su hombro, sorprendiendolo un poco.
-Lo siento. -Susurra bajo Yuta- no entiendo mucho de lo que hablas, Geto, pero... no puedo ayudar a nadie que insulte a mis amigos. -Dice Yuta mirando a Geto con el ceño fruncido. A lo que Geto suspira leve.
-Lo siento, no era mi intención molestarte. -Dice Geto sonriendo leve, en eso Satoru se pone en medio de ambos mirando hacia él.
-¿Y qué esperabas conseguir al venir? -Pregunta Satoru serio.
-Declararles la guerra. -Responde Geto tranquilamente con una sonrisa en sus labios- Que todos los aquí reunidos abran bien sus orejas y presten atención. El próximo 24 de diciembre, al anochecer, celebraremos el desfile nocturno de los cien demonios. -Todos fruncen el ceño- Se hará en los mayores crisoles de Maldiciones, Shinjuku, en Tokio y la mesa de la hechicería, Kioto. Liberaremos mil Maldiciones en cada lugar. Y, por supuesto, sus órdenes serán "masacrar". Si no quieren que se desate un infierno, van a tener que ir a detenernos. Vamos a maldecirnos con total libertad.
El ambiente pasó a uno tenso, todos estaban en silencio, pero en eso la chica rubia llamada nanako grita.
-¡AH! ¡Señor Geto! ¡La tienda está por cerrar! -Reclama la chica.
-¿Tan tarde se nos hizo? -Pregunta Geto volteando a verla- Lo siento, Satoru. Las chicas insisten en probar las crepas de la calle Takeshita.
-¡Dese prisa! -Apura Nanako.
-Me retiro. -Dice Geto para darse media vuelta y caminar- no entiendo qué le ven a ese sitio lleno de monos.
-¿Y crees que dejaré que te vayas? -Pregunta Satoru serio
-No te lo recomiendo. -Indica Geto y frente a él se forma un remolino negro del cual sale una maldición gigante similar a un buda y este manda un grito bestial- Tus queridos alumnos están a mi alcance.
Maki, Panda, Inumaki, Yuta y Deian están siendo rodeados de Maldiciones de diferente categorías. Pero en eso, Deian da un paso adelante y las Maldiciones se quedan calladas de golpe.
-En fin, nos vemos en el campo de batalla... -Geto se afirma de la pata del pelícano pero abre sus ojos con ligera sorpresa al ver a sus Maldiciones calladas y algo temblorosas- ¿Eh?
-Desintegrense...
La voz de Deian retumba en el lugar, como un mandato. Todas las maldiciones que estaban alrededor de ellos empiezan a soltar alaridos de dolor y cada una, sin falta, empieza a hacerse polvo sorprendiendo a los hechiceros que se encontraban detrás.
El pelícano que está siendo de función de transporte suelta un graznido moviendo sus alas inquieto.
Geto se paraliza al ver la mirada rojiza de Deian, sintiendo un escalofrío helado pasar por su espina dorsal.
-¿Qué eres? -Pregunta Geto entre curioso y Maravillado.
-No lo sé... -Responde con seriedad Deian acercándose.
Se posa a un lado de Satoru, alza sus dos dedos índices y el albino retrocede un poco conociendo dicho técnica del menor.
-...Pero espero que sepas volar... -Murmura Deian y su brazo hace un movimiento diagonal, un corte de la misma forma aparece en el pecho del pelícano haciéndolo soltar alaridos de dolor empezando a moverse de forma inquietante ocasionando que Geto deba afirmarse más fuerte.
-Vuela...
Ordena Deian mirando al pajarraco y este acata sus palabras empezando a volar de forma inestable surcando los cielos, voltea a ver a Satoru quien también está mirando el cielo por donde se fue Geto.
***
-La supervivencia del débil. Así es la sociedad ideal. Ayudar al débil y contener al fuerte. Escucha, Satoru, los hechiceros estamos para proteger a los civiles. -Dice Geto
-¿Ese es tu argumento? Detesto hacer de bonachón. -Se queja Satoru.
-¿Eres el más fuerte porque eres Gojo Satoru o eres Gojo Satoru porque eres el más fuerte? -Pregunta Geto
-¿Adónde quieres llegar? -Cuestiona Satoru
-Si pudiera convertirme en ti, ¿no crees que mis fantasías sonarían mucho más realistas? -Pregunta Geto, pero no obtiene respuesta- Ya decidí cómo vivir mi vida. Solo resta hacer lo que pueda en la medida de mis posibilidades.
***
Satoru está sentado en la silla de un aula mientras que la luz del atardecer traspasa las ventanas, Deian abre la puerta corrediza que da paso al aula donde se encuentra el albino metido en sus pensamientos se le acerca a paso tranquilo y apoya su mano en el hombro del mayor haciendo que reaccione y lo mire.
-¿Estás bien? -Pregunta Deian
-Si algún día... Te quitamos el sello porque necesitamos de tu ayuda con urgencia o simplemente un día alguien aparece y es quien puede retirarlo... ¿Te alejarias? -Pregunta Satoru de repente sorprendiendo sutilmente a Deian.
Deian se queda en silencio varios segundos haciendo que Satoru suspiré y se enderece del asiento.
-Es verdad, aun no comprendes eso de las emociones por lo que no tendrías un apego a este lugar... Perdóname por la pregunta... -Dice satoru sonriendo leve para encaminarse a la puerta.
Deian se queda dudando otro poco para finalmente darse la vuelta y agarrar a Satoru de la muñeca.
-¿Eh? -Murmura Satoru extrañado.
-Me quedaría... -Balbucea Deian y Satoru gira un poco su cabeza para "verlo"- Me quedaría porque... Hay algo que no comprendo y quiero que me enseñes qué es... Me está cansando, pienso mucho en eso y me estreso al no saber qué es... -Se queja Deian haciendo una ligera mueca.
-¿En serio? -Satoru curioso se da vuelta para verlo mejor- ¿Qué es?
-Umh... -Deian Murmura bajo y se rasca la nuca, sintiéndose raro- Cada vez que estoy contigo, me dan náuseas... -Satoru se tropieza y alza su cabeza haciendo una mueca- ¡No, no así! -Exclama por primera vez sorprendiendo al albino quien se reincorpora- Me dan náuseas porque siento algo en mi estomago que me pone raro... Esto... -Señala su corazón- Late muy rápido... y a veces me cuesta Hablar cuando... Estamos solos... -Balbucea el chico de cabellos grisáceos.
Inevitablemente los latidos de Satoru aumentaron, el chico delante suyo literalmente se le acababa de confesar. El chico por el cual había comenzado a sentir cosas hacía unas semanas o un mes. Claro, no podía hacer nada puesto que Yamada no sabía nada acerca de los sentimientos humanos, como el chico les llamaba, y no iba a captar sus indirectas o sus coqueteos. Al principio se puso rígido al enterarse que esos sentimientos estaban aflorando, puesto que él era Gojo Satoru, el chamán más importante de Japón. No podía darse el lujo de estar en una relación por los peligros que podría correr su pareja. Pero luego cayó en cuenta de la persona que estaba enamorándose, era nada más ni menos que alguien fuerte, alguien que puede hacerle la par e incluso un poco más. Entonces... ¿Por qué no?
Y al momento de tomar esa decisión fue enamorándose de cada detalle del chico de ojos azules claros. Le daba ternura como comía dulces, la expresión que ponía cada que aprendía algo, cuando no entendía algo, cuando se enfadaba, las pequeñas sonrisas que le daba a él en su departamento. Incluso de las nuevas expresiones que iba adquiriendo su rostro con el pasar de los días, ya que cuando se conocieron la primera vez su rostro era inexpresivo, al no tener conocimiento alguno de las emociones que adquiere o tiene el cuerpo humano.
Yamada Deian se había convertido inevitablemente en su debilidad.
-Yo te enseñaré... Porque eso que estas sintiendo yo también lo siento... -Comenta Satoru con una suave sonrisa.
-¿Es contagioso? -Pregunta Deian con una sutil preocupación. Una emoción que sólo la muestra con él.
-Si... -Murmura Satoru viéndolo.
-Ay no... ¿Se lo habré pegado a los demás? -Toma una pose pensativa frunciendo ligeramente el ceño y arrugando un poco la nariz- Aunque esa idea no me agrada...
-A mi tampoco... -Bufa leve Satoru- Prefiero que sea solo conmigo...
-¿Pero que es? -Vuelve a preguntar Deian mirando a Satoru
-Amor... -Responde el albino acariciando los cabellos grisáceos de Deian y luego su mejilla- Si eres humano después de todo... -Susurra leve y Deian se sorprende ligeramente para después reír despacio, ahora el sorprendido era Satoru al escuchar la risa de Deian... quien contagia a Satoru riendo con él y así abrazarlo.
El de cabellos grises se deja abrazar, sintiéndose cómodo, seguro y cálido. Queriendo tener para siempre aquel nuevo sentimiento que iba a ir descubriendo con el albino.