Una Corte De Sombras Y Sangre...

By TheGirlUnderTheLines

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El destino a veces es caprichoso, y con ellos no iba a hacer de menos. Viejas leyendas cobraran vida, peligro... More

P R Ó L O G O
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° V Y N E E A °

      —Realmente quieres a tu madre, ¿no? —Eris mantenía la mirada fija en su plato aún medio lleno.

       Tras la salida de Lyron no había ocultado la tensión y molestia que la amenaza de este le había provocado. Sobre todo porque no era muy difícil adivinar cuál era el modo que Beron usaba para disciplinar a su mujer.

      —Es mi madre —Se limitó a responder él con el tono de su voz ciertamente roto.

      Y ahí estaba de nuevo, el verdadero Eris. Ese príncipe asustado que había pasado toda su vida rodeado de bestias sedientas de sangre que para sobrevivir había tenido que convertirse él mismo en una.

      Lo observé en silencio durante unos minutos.

     Ninguno de los sirvientes se había quedado, y estaba segura que tampoco había nadie tras la gran puerta. El comedor estaba sumido en la nada, ni siquiera los leños de la chimenea hacían ruido al quemarse. Las paredes cubiertas por un papel tono vino resultaban demasiado oscuras para la escasa iluminación de la estancia. Los muebles, también hechos con la misma madera que parecía llenar el resto de la mansión, no hacían otra cosa que comerse la poca luz que pudieran recibir. Era como si todo en esta casa buscara apagar cualquier resquicio de luz.

      —Yo apenas recuerdo a la mía —Murmuré a la nada en concreto.

     No iba a contárselo a Eris, no era una conversación con él, era conmigo misma, aunque no me importaba que él la escuchara.

     —El día en que me atacaron y me arrancaron las alas también perdí a mi madre. Pero apenas puedo recordarlo, a ella, ese día o incluso lo que vivimos antes de eso —Era la primera vez que hablaba sobre ello, que me detenía a sincerarme sobre los recuerdos que había logrado liberar de ese impenetrable muro que enturbiaba mi mente —Pasé muchos años perdida e incluso ahora no estoy segura donde estuve todos esos años, mi memoria sigue dividida en trozos de lo que fui y lo que soy ahora.

     Eris seguía con la mirada fija en su plato aunque, su figura, parecía haberse relajado tan solo un poco.

     —Encontré a un familiar, mi hermano. Y lo recuerdo, soy capaz de recordar como me enseñó a volar o como me demostraba que ciertas cosas no debían de asustarme pero, no estoy segura de si son recuerdos reales o algo que yo misma he fabricado para llenar ese vacío que tanto me aterra —No pude evitar observar mi reflejo en plato de plata sobre mi —Ni siquiera mi aspecto se parece al que tuve alguna vez. Estos ojos, esta piel, este cabello...no soy capaz de saber de dónde vienen.

     Mis dedos se entrelazaron en las hebras blancas sueltas de mi cabello, observando su tono pálido. No podía evitar preguntarme ¿por qué? simplemente ¿por qué?

     Pero por supuesto, Eris no tenía la respuesta, así que solo pudo hacer otra pregunta.

     —¿Por qué huiste de Noche? —Finalmente su mirada cayó sobre mí y tan solo con notar la oscuridad en sus ojos cobrizos sabía que él ya había deducido la respuesta.

     —No te mentí —Le dejé saber en primer lugar —Cassian...—Su nombre sonaba pesadamente dulce en mi paladar —Descubrió que éramos compañeros y no pudo soportarlo. él...—Los recuerdos de su mirada furibunda, sus gritos de agonía, me azotaron como un látigo contra la piel —Él me atacó rogándome que rompiera el lazo. Que lo rechazara.

     Eris me cortó bruscamente.

     —¿Lo hiciste? ¿Lo rechazaste?

     Lo miré ligeramente sorprendida, no se había molestado en esconder el nerviosismo.

     —No —Respondí —No sé como hacerlo y yo...—Tragué saliva —Una parte de mi no quiere hacerlo incluso si supiera cómo pero, la otra, desearía que ni siquiera se hubiera creado desde un inicio.

      —Pero no te marchaste solo por eso —Asentí volviendo a mirar mi propio reflejo —Rhysand, él es tu hermano, ¿verdad?

     —Me reconoció —Una sonrisa vaga apareció en mis labios aun cuando la garganta se me cerraba por momentos —No lo hizo al principio. ¿Cómo iba a hacerlo si yo supuestamente estaba muerta y además, había cambiado tanto? Lo hizo después de que yo le contara el recuerdo del día en que me arrancaron las alas y a ella la asesinaron. Solo ahí fue cuando algo simplemente encajó y supo que yo era, Velaris, su hermana.

     Me detuve incapaz de no sentir mi voz comenzar a temblar. Mis manos se convirtieron en puños contra la tela de mi vestido.

     —Yo también lo recordé a él —Continué con la voz temblorosa y apunto de quebrarse —Pero aun así, cuando todos parecieron aceptarlo sin rechistar, no pude evitar sentirme una intrusa. Él había hecho una vida sin mí en ella, yo estaba muerta para él y estaba bien con eso. Estoy bien con eso. Lo juro. Pero verlos de un momento a otro tan destrozados por mi culpa, no podía soportarlo. No podía soportar verlos destruirse poco a poco por algo como yo. Y aunque realmente yo no lo planeé, me fui.

     No escondí las lágrimas que se deslizaron por mis mejillas. No me molestaba que me viera llorar, no cuando acababa de contarle la historia de mi vida. porque sabía, aunque aún no pudiera decir que lo conocía, que él no me juzgaría.

     Pasaron largos minutos donde solo el sonido de mis acallados sollozos llenaron el silencio, y ahora cuando finalmente había logrado respirar con tranquilidad de nuevo, fue Eris quien tomó la palabra.

     —Cuando era un niño...—Se detuvo abruptamente, como si no estuviera seguro de seguir o no pero, tras unos segundos, decidió continuar —Lo único que realmente quería era que mi madre me mirara sin ese odio que trataba ocultar pero era incapaz de hacerlo.

     Limpié mis ojos con el dorso de mi mano y llevé toda mi atención a Eris.

     —Buscaba cualquier manera de complacerla, me exigía lo máximo posible a mi mismo con tan solo lograr sacarle una sonrisa y yo...jamás fui capaz —Observé el reflejo de las llamas de los candelabros brillar en sus ojos oscurecidos —Y una parte de mi la odiaba por ello, porque incluso cuando podía entender que ella odiara a mi padre, no podía comprender porque me odiaba a mí de la misma manera si yo jamás le había hecho nada. Fue cuando la vi sonreír al sujetar a Lucien por primera vez que lo comprendí. Que mi único error, y el que jamás podría reparar, había sido ese, nacer.

     Observé su mandíbula temblar y como mordía sus labios tratando de retener las lágrimas que parecían a punto de ganar la batalla. Aun así su rostro era una mueca seria, casi cuzando hacia la ira.

     —Cuando llegué a la conclusión de que nunca lograría que ella me mirara de la misma manera en la que lo miraba a él, dejé de intentarlo. Hice que dejara de importarme. Y seguí adelante haciéndome creer que no me importaba, que yo también la odiaba pero entonces crecí, y entendí porque siempre vestía de la manera en la que lo hace, porque jamás enseña sus brazos o cuello. Porque a veces está demasiado enferma para bajar a desayunar, y no pude seguir diciéndome que no me importaba.

     La primera gota cayó, y no pudo detener el torrente que vino después.

     —La primera vez que lo presencié no podía ni siquiera respirar. Todos mis hermanos estaban ahí, incluso Lucien pero él apenas era un infante, ni siquiera sabía que era lo que estaba pasando —Escondió su rostro de mi, llevándolo hacia las sombras que provocaban los ángulos de su cabello —Ninguno reaccionó. Ella simplemente había hablado sin pedir el permiso de Beron. No había cometido ninguna falta y él...Casi la mata esa noche. Traté de mantenerme al margen, él quería enseñaros cómo debíamos de educar a nuestras futuras esposas, como era la manera de hacerlas entender...pero yo no pude. Y me interpuse.

      Fue entonces cuando me di cuenta de que no se había escondido, sino que se había deshecho de los botones superiores de su camisa y dejaba a la vista gran parte de la piel de su torso, y las cicatrices en ella.

     —Le dije que ya era suficiente. Que ella debía de haberlo comprendido. Sabía que eso era un error, que su furia no se sería apaciguada por mi intromisión pero, no me importaba en ese momento. No me daba miedo Beron. Me daba miedo ella, me daba miedo que no saliera de ese salón esa noche.

     Mi mirada no podía ir a otra parte más allá de las cicatrices, largas y profundas, de un tono casi tan blanquecino como mi propia piel había sido.

     —¿Él te hizo eso? —Pregunté con un hilo de voz horrorizado.

     —Decidió que mi acto había sido una falta de respeto y que como ella se había "supuestamente" encargado de educarme, tenía que pagar doblemente por mi falta. Esa noche iba a azotarla cien veces, yo lo detuve cuando había llegado a los veinte —No necesitaba completarlo, ya sabía cómo acababa.

     Ochenta azotes. Eso era lo que Eris había recibido por proteger a su madre.

     —¿Con qué lo hizo? —No entendía porque lo preguntaba pero algo dentro de mí necesitaba saberlo. Como si lo que ya sabía no fuera suficientemente horrible.

     —Una fusta. La que usaba con su propio caballo.

      Reprimí el sollozo entremezclado con un grito de horror.

     —Me dejaron en mi habitación. Beron prohibió a cualquier sirviente ayudarme o brindarme algún tipo de remedio para las heridas —Eris rozó una de las cicatrices de su pecho con sus dedos —No era capaz de moverme, no era capaz de hacer otra que llorar y retorcerme de dolor. Por eso, cuando ella llegó a mi habitación a medianoche, ni siquiera supe que era ella hasta que habló.

     Una casi invisible sonrisa apareció en sus labios.

     —Solo dijo gracias, no dijo nada más. Limpió las heridas y las vendó. Luego se marchó sin más. Esa fue la única noche en la que mi madre visitó alguna vez mi habitación y en su mirada no estaba ese repudio que yo tanto odiaba.

      Y ahí se terminó su historia, la verdad que había dejado salir para equiparar lo que yo había confesado.

      De nuevo nos sumimos en el silencio, que solo se vio interrumpido cuando Eris tomó su tenedor y volvió a trabajar en su plato. Comiendo completamente en silencio.






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° C  A S S I A N °

     El metal de la barandilla del puente se sentía fría contra la piel expuesta de mis antebrazos. Hacía un largo rato que me había deshecho de las brazales que permanecían en el suelo, al igual que las hombreras y las correas con los cuchillos que conformaban mi traje de batalla. Había abierto la cazadora de cuero laminado y había dejado que mis alas se extendieran tanto como les placiera a ellas mismas.

     Hacía un largo rato que la media noche había terminado y a estas alturas pocas eran las personas que paseaban por Velaris.

     El frío aún bañaba las noches pero de alguna manera se sentía refrescante para mi, me ayudaba a respirar aunque lo único que lograra era entumecer la punta de mi nariz y orejas.

      —Realmente tenéis una ciudad hermosa —Arrastré mi atención unos metros más allá.

     Helion se encontraba ahí, caminando con su elegancia propia de Dia pero con un tono despreocupado, su mirada recorriendo el cielo estrellado y los reflejos que este dejaba en el Sidra sobre el que nos encontrábamos.

     —Lo es —Respondí en un susurro.

    —Y también está llena de gente preciosa —Volvió a decir Helion con una voz tranquila y juguetona.

    No pude evitar incorporarme ligeramente y girarme para realmente poder encararle.

     —¿Qué estás haciendo aquí, Helion?—Cuestioné con un tono cansado.

     Realmente lo único que me faltaba hoy era tener que aguantar sus bromas o comentarios malintencionados.

     Él se giró en mi dirección, y para mi sorpresa su mirada estaba llena de un entendimiento que solo se lograba mediante la experiencia.

     —El amor puede ser doloroso, ¿verdad?

     La pregunta no hizo otra cosa que aumentar mi desconcierto. Helion no era un amigo, era un alto Lord, aunque tampoco se llegaba a distanciar de aquella palabra para él. Sin embargo, había algo sorprendente en su comentario sobre todo teniendo en cuenta que este contaba con más amantes de lo que yo mismo pudiera contar.

     —¿Qué quieres decir? —Pregunté en respuesta.

    Helión rodó ligeramente los ojos y adoptó la posición recostada que yo había ocupado unos instantes antes.

     —Estoy hablando sobre lo que sientes ahora, muchacho —La palabra muchacho sonó extraña para mí pero, no podía olvidar que Helion era siglos mayor—Sé lo que es amar a alguien con todo tu ser y no ser capaz de retenerlos a tu lado.

     Jamás lo había escuchado hablar de aquella amenaza, con suavidad y a su vez firmeza.

    Supongo que era imposible disfrazar mi rostro con otra cosa que no fuera confusión,

     Ni siquiera tenía la idea de que el Alto Lord de Día hubiera estado alguna vez enamorado.

     —¿A quién amabas? —Pregunté tentado.

     —Su nombre no importa —Una suave sonrisa dibujada en sus labios —Lo que importa es que entiendo por lo que estás pasando. El amor puede ser una fuerza muy poderosa. Algunas veces trae alegría y otras dolor. Pero de igual manera, tiene el poder de cambiarnos.

     Negué con suavidad, aunque no podía evitar encontrar algo de confort en esas palabras.

     Claro que el amor podría hacerte cambiar. Él lo había hecho un puñado de veces ya. Había cambiado cuando había sido arrebatado de los brazos de su madre, cuando Rhys le había ofrecido ayuda, había cambiado incluso cuando se enamoró por primera vez de una ingenua hembra ilyria que apenas lo miraba por el hecho de ser un bastardo.

     Él había visto a otro cambiar por amor. Rhys se había convertido en un bastardo egoísta que acarreaba con todo para proteger a los suyos, por amor. Feyre había muerto por amor.

     Nesta...Nesta había sacrificado todo lo que el Caldero le había dado por amor.

     —Supongo que tienes razón —Suspiré —El amor nos cambia. Incluso si no sacamos nada de ello algunas veces.

     La mano morena de Helion cayó sobre mi hombro.

     —Toma coraje, amigo mío. El amor es un largo viaje, y su camino está lleno de curvas que no conocerás pero a las que te debes enfrentar, y a veces, solo a veces, uno llega a su destino.

     Una débil sonrisa me cruzó el rostro. Aun así aquel vacío aun me llenaba el alma, el cuerpo entero.

     El retumbar de las oscuras aguas bajo mis pies no hacían otra cosa que martillear como los pensamientos que taladraban mi mente una y otra vez. Aún podía oírlo, la voz de Nesta diciendo el nombre de ese macho, una y otra vez.

     —Ya no sé si me queda coraje que reunir —Fue inevitable no dejarle escuchar el tono frustrado —No cuando no puedo dejar de sentir que soy al único que le importa. Que soy yo quien pone la piel una y otra vez mientras ella...simplemente lo acepta todo. No lo pelea, no...no trata de salvarlo.

     Helion se mantuvo en silencio.

     —Es como si a ella realmente no le importara —Mis manos se convirtieron en puños al aferrarse al metal de la barandilla de nuevo —Hice de todo, una y otra vez, me arrastré por ella porque sabía que merecía la pena. Que bajo todas esas capas de armadura había algo que merecía la pena ver, conocer y amar. Y sé que ella también se destrozó a sí misma tratando de liberarse, que aún sigue presa en sentidos que yo ni siquiera puedo llegar a comprender pero...es como si tampoco quisiera intentarlo.

     Helion me miró y de nuevo, ese par de ojos dorados, estaban repletos de entendimiento.

     —Puede que realmente no quiera hacerlo, ¿has pensado en eso? —Aquello se sintió como una puñalada en la espalda. —Las relaciones son complicadas, pero si realmente se quiere, todo se logra. Sin embargo, si alguna de las partes ha perdido la esperanza o jamás ha creído que fuera posible...

     —Nesta me ama —Lo corté rápidamente.

     Helion se mantuvo en silencio un corto instante.

     —Puede que no sea suficiente —Dio un paso al frente, acercándose a mi —A veces el amor no es suficiente. A veces, tenemos que ser lo suficientemente valientes como para aceptarlo y alejarnos.

     Las lágrimas quemaban detrás de mis ojos nublando mi vista.

     —No puedo hacerlo —La voz escapó temblorosa de mi garganta —No quiero alejarme.

     —¿Y qué pasa con Vyneea? —Preguntó entonces —¿Qué harás con ella?

     —Yo...—Dudé —La dejé libre —Mis ojos volvieron a encontrar los suyos —Rechazé el vínculo, la dejé libre.

     Sentí mi cuerpo deshacerse de todas las fuerzas que le quedaban, mis rodillas temblaron y me aferré con más fuerza a la baranda frente a mi. Pensar en ella no hacía otra cosa que llenarme de una culpa agónica y asfixiante.

     —Cassian —Helion tomó una larga respiración y asintió —Hay una sola cosa que he aprendido sobre el amor. Es inevitable.

     Sonrió ampliamente y volvió a mirar el oscuro horizonte..

     —Y casi siempre, es merecedor de una lucha justa.

      Tan solo unas semanas atrás lo habría afirmado sin duda pero ahora, comenzaba a dudarlo.

     Realmente ya no estaba seguro de nada.

     —Deberías ir a buscarla —Volvió a hablar Helion tras un largo silencio —A tu compañera.

     —Rechacé el vínculo —Repetí dejando que mi frente tocaba el hierro frente a mi. Estaba tan malditamente cansado —No puedo sentirla, no puedo encontrarla.

     Noté la mirada del alto lord de nuevo sobre mi.

     —¿Y ella? ¿Ella rechazó el vínculo?

     El vacío se abrió paso frente a mi.

     —No tengo ni idea. No lo sé.

     —Entonces averígualo muchacho, porque si ella aún se aferra a ese lazo, eres el único que podrá llegar a ella.









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Im a Erineea stan y no me escondo✨

Cada vez que escribo mas de él más me gusta Eris 🫣
Siento que todo esto va a llevar algo precioso entre ellos dos 🥹💕

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