—Roxy fue diseñada para sufrir, eso fue lo que dijo. —Murmuró Cellbit. —Por eso siempre suceden estás cosas con ella. .
—¿Y si lo ignoramos? Quizás la federación entienda que no nos interesa lo que ellos hagan. —Murmuró Etoiles.
—Podemos ignorar a la federación, pero no a Roxy, es nuestra amiga. —Dijo Roier con molestia.
—Entiendo, pero... Roxy cuenta como parte de la federación. Además, no creo que le hagan algo, ella es importante para lo que sea que ellos quieran hacer.
Roier se quedó en silencio.
—¿Y qué pasa si ella está en peligro? —Preguntó preocupado.
—La rescataremos. —Dijo Cellbit tratando de apoyar a su esposo.
Quackity los miraba, se sentía culpable por no poder cuidar a Roxy cómo Roier y Cellbit se cuidaban.
Comenzó a pensar que él no podría estar con alguien. Había perdido a Tilín, a Wilbur... a Tallulah, y ahora a Roxy.
—Chicos... creo que... —Comenzó a hablar Quackity. —Tengo que irme.
—¿Pero y Roxy? —Preguntó Vegetta. —No pienses abandonarla ahora, ella te necesita.
—No, ella no me necesita. —Dijo con la voz temblorosa. —Yo no puedo hacer nada, lo siento.
Quackity se dio la vuelta y se fue, pero luego desapareció al teletransportarse.
—Pinche cobarde. —Gruñó Roier mirando por dónde se había ido Quackity.
Todos habían estado reunidos en el jardín del castillo de Roier, estaban pensando que hacer u opinando de lo que había sucedido.
—¿Entonces...? O lo ignoramos, o vamos por ella. —Dijo Pac mirando a todos.
•••
—No, no mames, no.
—Roier.
—¿Neta piensan dejar a Roxy con esos pendejos? ¡Es nuestra amiga!
—¡Ella no es nuestra amiga, ella es una maldita máquina! —Exclamó molesto Spreen. —¡Ella está siendo controlada por esos idiotas!
—¡Tú ni te metas, pinche culero, que no has estado aquí! ¡No conoces a Roxy!
—Pues parece que tú tampoco la conocías.
Eso hizo que los ojos de Roier se pusieran llorosos.
—La conozco, probablemente no sabía lo que era, pero ella tampoco lo sabe. Y está en peligro ahora. Si ustedes no quieren ayudarla, no me importa, yo iré solo.
Roier tomó sus cosas y comenzó a caminar, siendo seguido por Maximus, Forever, Cellbit, Foolish, Vegetta, y Badboy.
Los demás no habían querido hacer nada por Roxy.
—Vayamos con Sofía, quizás ella sepa en donde está. —Dijo Maximus.
Roier asintió, limpiándose las lágrimas. Todos se dirigieron hacia donde se encontraba la hija de Maximus.
Cellbit en todo el camino sujetó la mano de su esposo, demostrándole su apoyo. Pero Roier estaba distraído, ni siquiera ponía atención a lo que Maximus le preguntaba a Sofía.
—Vamos Sofía, ella es como tú. Entre máquinas se entienden. —Le decía suplicante Forever.
—Ya desconectenla. —Decía burlón Vegetta.
—Encontré las coordenadas. —Dijo la tal Sofía.
Maximus rápidamente fue hacia el cofre y sacó una hoja.
—Aquí está, vamos. —Dijo Maximus, tomando todo lo necesario para que todos se fuera.
Después de un largo camino, finalmente estaban en la ubicación, pero no había nada.
—¿Y si está abajo? —Preguntó Cellbit.
—Si son las oficinas, eres el único que puede entrar, al ser de la federación. —Le dijo Badboy y Cellbit asintió.
Comenzaron a buscar un elevador, hasta que Foolish lo encontró.
—¡Aquí, chicos!
Todos fueron hacia allá, y bajaron. Al estar ahí se toparon con la típica sala de espera a la que todos habían ido en algún momento.
—¿Ahora hacia donde?
—Intentaré usar mis tarjetas.
—¿Nos vas a comprar algo?
—No, Foolish, son tarjetas de acceso, no para comprar.
—Ay.
Cellbit sacó las tarjetas y se dirigió hacia la puerta, comenzó a pasarlas pero ninguna funcionaba.
—¿Y si no funcionan por qué estamos aquí? —Preguntó Roier.
—Vayan arriba y lo intentaré.
Ellos hicieron caso, y entonces Cellbit volvió a intentar, teniendo éxito en el momento. Les indicó a los demás que bajarán, puso su pie en la puerta por si acaso.
Cuando ellos bajaron, Roier se acercó rápido para entrar, paso la puerta, pero cuando los demás quisieron entrar, la puerta se cerró.
—¿Chicos?
—¡Roier, la puerta se cerró, espera! —Exclamó Cellbit. —Todos vayan arriba, intentaré entrar con él.
—¿Nosotros no entraremos?
—Puede ser que sea peligroso, mejor esperemos arriba.
—¡Tengan cuidado chicos!
Ellos se fueron, y Cellbit abrió la puerta nuevamente.
—Creí que me quedaría solo. —Dijo aliviado Roier.
Ambos caminaron por el pasillo, siendo cuidadosos de que nadie los viera. Aunque no había nadie, ni siquiera había ruido.
Tomaron la hoja donde estaban las coordenadas.
—Debería estar aquí. —Murmuró Cellbit.
Roier comenzó a buscar algún lugar por dónde entrar, hasta que encontró una pared falsa.
—Cellbo, aquí. —Dijo y ellos fueron hacia ese lugar, entrando por la pared y llegaron a otro pasillo.
Al final de éste, estaba una puerta con código.
—¿Qué clase de código puede ser? —Preguntó Roier.
Cellbit vió algo que le recordó a cuando había visto a Feelps, por lo que ingresó la contraseña: Roxy.
Pero no pasaba nada.
—¿Cómo decían que se llamaba la otra Roxy?
—¿Vexxie?
Cellbit ingreso ese nombre como contraseña, y entonces la puerta se abrió.
Al instante el frío los invadió.
—¿Un androide... puede estar a estas temperaturas? —Jadeó Roier abrazándose a sí mismo.
Cellbit notó ésto, y le pasó su abrigo, Roier le agradeció con una pequeña sonrisa.
Siguieron caminando hasta que se toparon con mucha neblina, humo, quién sabe que sea eso.
—Hace mucho frío. —Dijo Roier comenzando a temblar.
—Aguanta, falta poco para llegar a ella. —Le dijo Cellbit abrazando a su esposo.
Pronto llegaron a una gran caja metálica.
—¿Roxy? ¿Es Roxy?
—¿Cómo la sacamos de aquí?
—¿Cómo llevamos ésto allá arriba? Se ve pesado.
—No pueden.
Se asustaron al escuchar la voz femenina.
—Si la sacan de aquí... todas seremos desconectadas.
—¿Roxy?
—¿Y quién está...? —Cellbit entonces lo supo.
Quién estaba en la caja, era Vexxie, la verdadera.
—¿Por qué estás aquí? —Preguntó Roier.
—El sistema comenzó a fallar... ella casi despierta. Nuestras emociones cada vez son más reales, y eso la está haciendo sufrir.
—¿De qué hablas?
—El sistema se está recuperando, pero necesitan que ella siga dormida.
—Tu no... no eres Roxy ahora, ¿Cierto? Eres la máquina.
—Mientras Vexxie no esté del todo dormida, ellas no pueden salir. El sistema necesita recuperarse al cien porciento.
—¿Qué podemos hacer para que ella siga dormida?
—Subir la temperatura. —Murmuró.
La neblina se disipó, y entonces notaron a Cucurucho.
Roier gritó cuál niña, pero luego notaron que era Roxy con la cabeza de Cucurucho.
Roxy soltó una carcajada.
—Ay no mames, que grito tan más masculino. —Seguía riendo.
—¡Estúpida, me asustaste, idiota! —Chilló Roier.
—¿Entonces no eres el sistema? —Cuestionó Cellbit.
—¿Qué me viste cara de Oxxo? Chale Cuñado, ya me andabas cayendo bien.
—Ugh, eres tan tonta. —Habló alguien más en inglés.
—¿Qué hago aquí? ¡Hey, tu eres como yo! —Ahora era portugués.
—¡Soy como tú, tu eres igual! —Ahora era Francés.
—¡Quiero a mi mamá! —¿Ese era Alemán?
—¡Oye tú, deja de mirarnos! —Ahora Italiano.
—¡Vamos a la fiesta, a mí me gusta bailar!
—¿Por qué soy el único hombre entre tantas viejas iguales a mi?
—Puta, el multiverso de Roxy. —Dijo Roier sorprendido.
—¿Por qué están todos aquí?
—No lo sabemos, todas y él aparecimos aquí. Dicen que es porque ella iba a despertar.
—¿Ya se estableció el sistema?
—Ya, Dixxie, ya se estableció.
—A huevo, vamos a beber.
°°°
—¿En qué momento tuve tantos hijas e hijos? —Jadeó Vegetta.
—¡Mira, un Oxxo! ¡Ahora sí hay sistema wey!
—No creo, ese mono de ahí tiene que no hay sistema.
—¡Ese mono soy yo! —Exclamó indignado Roier.
—¡Wow, este chico es guapo! —Exclamó viendo al vagabundo de afuera.
—Wakala, Lizzie, es un vagabundo.
—Me voy a volver loco. —Gritó frustrado Forever.
—Todas son iguales, ya decía yo. —Murmuraba Missa mirando a las chicas.
—No creo. —Le dijo Riox.
—Orale, hasta como hombre eres guapo. —Dijo Mariana.
—Lo sé. —Sonrió.
—¿Habrá un Roier pero en mujer?
—¡Oye!
—¿Qué? Me gusta Melissa. —Se excusó.
—¿Cómo haremos ahora? —Jadeó Vegetta, había estado tratando de controlar a sus tantas hijas de que no se llevarán a su primogénita Leo a las casualonas.
—¡Son muchas, ya no puedo! —Exclamó Foolish tirándose al suelo.
—Al parecer trajeron a todas aquí para que en caso de que Vexxie despertara pudieran apagar a todas. —Dijo Cellbit y hubo un gran silencio. —¡Ustedes no, a Sofía!
—¡Hey! —Exclamó Maximus.
Y con eso las chicas siguieron haciendo alboroto.
—Tratemos de que no nos escuchen. —Suspiró.
—Entonces, si Vexxie despierta, ¿Qué podría pasar? ¿O por qué querrían apagarlas?
—Oh, ya sabes, al no tener personalidad, actuaremos por impulso androide, y vamos a querer matarlos a todos ustedes. —Dijo la inglesa.
—¡Ah! ¡Joder!
—¿Cómo es que sabes eso?
—Soy Vexxie, uno punto cero. Fui la primera de todas ellas.
—¿Sabes cómo sucedió todo ésto?
—Bueno, se los explicaré, nadie puede callarme ahora. —Dijo burlona. —Este mundo está pasando al mismo tiempo que otros mundos. Pero, digamos que este es el primer mundo.
—¡Puta madre mien, ahora sí somos primer mundo! —Exclamó Mariana.
—¿A qué te refieres?
—Vexxie, la humana, fue traída aquí hace años... ella fue la única sobreviviente y la más fuerte de todos. Al ser la mejor, decidieron usarla para traer más gente a la isla. Es por eso que... bueno, supongo que ya saben todo, las androides y todo eso. Yo fui mandada al DSMP, Roxy a Karmaland, y las demás a otros mundos en diferentes países. Pero todas tenemos en común los recuerdos de todas, obviamente también los de Vexxie humana.
—Ay wey, mi mente.
—¿Sabes que pasa si despiertan a Vexxie?
—Pues lo que les decía, todas nosotras seremos simples androides y los vamos a querer matar, si ella llega a despertar, a nosotras nos desconectarían.