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Después de la llegada de esos dos, las cosas cambiaron un poco

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Después de la llegada de esos dos, las cosas cambiaron un poco.

—Roxy, ¿te molesta si te encargo todos estos papeles del pueblo? ¿No? Ay, muchas gracias, eres bien linda. Es que voy a salir con Karl y Sapnap, vengo tarde, eh. —Quackity pellizco mi mejilla antes de salir y luego desapareció de mi vista.

Desapareció. Desapareció, eco, eco...

—No, no, de ninguna forma. —Negué.

—Señorita, el alcalde ya se fue. —Me dijo la mujer de la limpieza.

—Ah, no, yo no... olvidelo.

Durante todo el día, mientras estaba firmando las peticiones de los aldeanos, la idea de desaparecer a ambos castaños no se iba de mi cabeza.

—No, es una completa locura. —Me dije y luego mordí mi labio sin saber que hacer. —Pero si no lo hago, Quackity dejara de pasar tiempo conmigo. —Me incline para tomar el teléfono y tras marcar el número de la recepción lo llevé a mi oreja. —Oigan, ¿Y Titi?

El niño Titi está en una excursión de una semana. —Me dijo la chica de recepción.

—Bueno, gracias. —Dije y colgué. —Joder, ¿Cómo lo hago sin que parezca que fu....? Que no, nada de ilegalidades, podría dañar a Quackity.

°°°

—Vegettaaaaaaaa. —Lloriqueé apenas me abrió la puerta.

—Hombre, Roxy, ¿Qué te sucede? Pasa, pasa.

Entré a su enorme castillo y luego él me llevo hasta su cocina, en donde me regaló un par de galletas y café.

—¿Me dirás qué te sucede?

—Me gusta Quackity, pero él últimamente se la pasa con esos chicos nuevos, y no sé que hacer porque las únicas veces que lo veo es cuando estamos en la oficina, y nada más lo veo como por dos horas.

—Uy, pues pídele una cita.

—Ya lo intenté, le dije que saliéramos para hablar del pueblo porque nunca lo hacemos y...-

—No, tonta. —Me dio un golpecito en la frente con su dedo. —Una cita, no como compañeros de trabajo, ni cómo amigos.

—Pero no va a querer, si así que son temas del pueblo no quiere, ahora imagínate si fuera porque me gusta.

—Buen punto. —Murmuró. —Entonces tu comienza a salir con otros chicos, y que se dé cuenta él mismo.

—Que consejo más pen... perfecto, quise decir perfecto. —Dije nerviosa tras ver qué sacaba su espada. —¿Tú... quisieras salir conmigo?

—Niña, soy muy mayor para salir contigo.

—Eish, no de esa forma, solo sal conmigo y ya.

—Pero tu madre se molestaría al vernos juntos, incluso se enojaría más contigo.

—Nah, Lolito está casado con Rubius ahora, si se enoja... solo le digo que nunca está conmigo y que necesito una figura parental, o a ver qué me invento.

—Uh, suena razonable. —Dijo pensativo. —¿Y a dónde quieres ir?

°°°

—¡Roxy, fue una mala idea, jodeeeerrrrr! —Exclamó luego de que lo obligará a subir a esa atracción en la que él carrito da miles de vueltas.

—¡Es divertido! —Exclamé riéndome.

Uy no, si me río mucho en ésto me darán ganas de vomitar.

—Olvidalo. —Dije con náuseas. —Que ya paren ésto.

Vegetta soltó una carcajada al verme toda mareada.

Cuando finalmente se detuvo ambos bajamos mareados, con miedo, pero riendo.

—¿Qué te parece si ahora vamos a esa de allá? —Preguntó señalando las tacitas.

—No se ve peligroso, vayamos. —Le dije enredando mi brazo en el suyo.

Hey Quackity, ¿Esa no es Vexxie? —Señaló Sapnap a la peliblanca junto al héroe.

Si, si lo es. —Confirmó Karl. —¿Ese tipo no se ve muy mayor para ella?

—Solo es Vegetta, el héroe número uno de Karmaland. —Murmuró Quackity. —No entiendo que hace ella aquí, se supone que debería estar atendiendo los asuntos del pueblo.

—Bueno, tú también deberías hacerlo, incluso más que ella. —Le dijo Sapnap a lo que Karl lo golpeó de un codazo.

Quackity suspiró entendiendo el punto.

Entonces volveré al trabajo.

—No, no estamos diciendo que regreses, sólo...-

—Roxy está aquí, así que no hay nadie en la oficina, debo volver antes de que haya más papeleo.

Quackity tomó su sudadera, se la puso y luego comenzó a caminar hacia la alcaldía. Pero antes de siquiera poder salir del centro del pueblo, Karl lo sujetó del brazo.

—Quedate, alguien más se encargará. —Le dijo dándole una linda sonrisa.

No le dijeron dos veces. Quackity se dio la vuelta para regresar con ambos chicos.

Miré como Quackity regresaba con ambos castaños y no pude evitar molestarme.

—Va a ser más difícil de lo que pensé. —Murmuré para mí.

—Oye Roxy, traje paletas heladas. —Me dijo Vegetta y yo sonreí emocionada, tomando uno de las paletas.

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