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¡Oh, Roxy! —Exclamó Wilbur cuando me vio. —Hace mucho que no te veía.

—Hola, me enteré de que ya habías llegado y quise pasar a saludar. —Le dije avergonzada. —Traje algo de comida para ti.

—Muchas gracias.

Ambos comenzamos a adentrarnos en una muy buena conversación, hasta que entonces un huevo nuevo apareció en nuestro camino.

¡Tallulah, mi niña! —Exclamó emocionado, agachándose para cargar a la niña.

Me sorprendí, no creí que hubiera otro huevo por aquí.

Roxy, te presento a Tallulah, es mi hija.

—Oh, es un placer conocerte, Tallulah, soy Roxanne, pero puedes decirme Roxy.

La pequeña estaba tímida, así que se escondió en el pecho de Wilbur.

¿Cómo es que encontraste a Tallulah? No pensé que hubiera otro huevo.

—Ella estaba en el ático, era la única ahí, estaba desnutrida.

Miré con pena a la niña.

Pues ahora está en buenas manos, serás un buen padre. —Le dije sonriente a Wilbur y luego acaricié los rizos de Tallulah.

Ella bajó de los brazos de su padre y puso un cartel.

«Me gustaría tener una mami como los otros huevos.»

—¿Eh? —Miré a Wilbur, quién estaba riéndose.

Tallulah, soy un padre soltero, además, tu madre es una dragona, ¿Recuerdas?

Si Tallulah, tu madre es una dragona. —Le dije algo incómoda.

La niña entendió que no fue lo mejor que había podido decir y se echó a correr, y Wilbur corrió tras de ella.

—¿Por qué todos tienen un huevo, menos yo? —Pregunté al aire.

Quizás si hubiera investigado más a fondo el centro de adopción, Tallulah sería mi huevo.

—Clasificado.

Salté en mi lugar, y luego me giré hacia el osito Bimbo.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —Cuestioné.

—Clasificado.

—Tu... ¿Sabes por qué todo mundo tiene, o tuvo un huevo, pero yo no?

El oso me miró a los ojos.

—La federación no creé que seas competente para cuidar a un huevo.

—¿Qué? Pero Quackity es un inútil y le dieron un huevo.

—Tenemos planes para ti. —Fue lo único que dijo.

—¡Holaaaa! —Exclamó Quackity llegando. —¿Has visto a Wilbur?

—No, adiós.

—Oye, ¿Estás molesta conmigo? —Hizo un tonto puchero.

Lo miré, pero no le dije nada.

—Si es por lo de Tilín, yo no tuve la culpa de que muriera.

—No, pero tuviste la culpa de que muriera la primera vez.

—Ay, pero tenía cosas que hacer, no pude estar ahí.

Viré los ojos con molestia.

—Eres un irresponsable.

H Y P E   B O Y   Where stories live. Discover now