0 1

1.9K 104 33
                                    

—Ya

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Ya.

Pero seguí mirándolo con acusación.

—Irala.

Continúe ignorandolo pero mirándolo mal.

—¿Qué chingados quieres?

—¿Por qué mataste a los animales de Rubius?

—P-Pues, ¡Sucedió! Además yo no los maté, se murieron por una entidad malvada.

—La entidad malvada eres tú, apestoso.

—Bueno, ¿Y a ti qué que haya matado o no a sus animales?

—Nada, solo esperaré que llegue tu karma. —Murmuré dándole la espalda, pero volteé un poco a verlo para continuar hablando. —Quizás en algún punto Tenta Culos o Calamardo desaparezcan.

—¡Oh no, ni lo pienses! ¡No te metas con mis hijos!

—¿Quién dijo que yo me vengaría?

—Pequeña tonta.

—Animal de granja.

—Mugre pedorra.

—Tlacuache igualado.

—Rata de dos patas.

Quackity seguía mirándome, entrecerrando los ojos. Así que aproveché y le di un golpe en la frente.

—¡Auch!

—Lo pendejo no se quita si no es gripa, ¿verdad? —Gruñí con molestia.

—¿Qué me quieres decir?

-Que estás bien wey, ándale ya acompáñame a dejarle este puerco al Rubius.

—Yo no sé por qué te cae tan bien esa rubia tetona, a mí me ha explotado unas ochorromil veces.

—Conmigo es bien buena onda. —Me encogí de hombros.

—Claro, porque eres una chica. —Se quejó.

—Entonces deberías vestirte de mujer. —Reí con diversión. —Así no te molestaría Rubius.

—Que buenas ideas das, ¡Dame un momento! —Exclamó Quackity y entonces se fue.

—Chale, no lo decía de verdad. —Dije esperando en el mismo lugar.

Pasó un rato en el que Quackity aún no llegaba, así que me quedé esperando sentada sobre una roca grande.

—¡Ya vine! —Exclamó Quackity llegando.

—No mames. —Dije sorprendida. —¡Amiguisss!

Y solté una carcajada mirándolo... mirándola.

—¿Esos son globos? —Pregunté mirando los supuestos pechos.

—¡Oye, acosadora! —Chilló protegiendo sus "pechos", por lo que volví a reír.

H Y P E   B O Y   Where stories live. Discover now