comenten y voten mucho, sino a ver cuándo vergas actualizo. es una amenaza.
(...)
El caliente sol de verano estaba en su punto máximo aquella tarde de junio, la pareja se encontraba viajando en el auto del mayor a la Isla Jeju, para pasar un fin de semana juntos en la playa y crear nuevas memorias.
Nah, realmente iban porque una de las primas de Jimin se casaba en la famosa Isla y en cierta parte sí aprovecharían para vacacionar un poco.
La boda sería el día siguiente, por lo que al llegar en la tarde noche irían a cenar en el buffet del hotel en el que se hospedarían y después darían un breve paseo por la playa para ver las estrellas juntos.
Después de aquella acalorada e innecesaria discusión con la resbalosa de Hyorin algo cambió en la relación. Ahora verdaderamente parecían pareja de recién casados, pues toda esa posesividad del menor había terminado por enamorar aún más al estúpido fetichista de Yoongi, que se excitaba cada vez que Jimin mostraba autoridad respecto a él.
Todo era un caos, pero uno muy hermoso que los había vuelto aún más inseparables.
Jimin disfrutaba del paisaje, mirando por la ventana mientras las suaves voces de su agrupación favorita inundaba el auto. Yoongi manejaba concentrado, con una mano sobre el muslo del rubio en todo momento.
—Jimin creo que probablemente dejé mi traje en la cama de la habitación.
—¡¿Cómo dices qué dijiste?!
El auto dio un frenon que casi pudo haberlos matado según Yoongi.
El mayor juntó la punta de sus dedos índices y bajó la vista. —¿Jeje?
—¡Yoongi!, ¡¿Cuál maldito "jeje"?!, ¡Estamos a seis horas de Seul!
—¡Lo olvidé, lo siento!— el mayor se tapó el rostro, evitando los ojos asesinos del menor —, la verdad me di cuenta a mitad de camino pero estaba pensando cómo decírtelo... Jeje.
—¡Eres increíble Min Yoongi!, ¿De dónde sacaremos otro traje igual?, ¡Eran a juego tonto!
—Perdóname amorcito bello, te prometo que éste hombre encontrará una solución para mañana antes de la ceremonia.— Yoongi habló con voz decidida, tomando las manos de su amado para repartir múltiples besos por ellas.
—Pues más te vale por que soy capaz de dejar encerrado en el baño.
—Jeju podrá ser un lugar vacacional, pero no quita que es una ciudad donde debe de haber tiendas de trajes, incluso puedo mandarme a hacer unos cuantos... ¡Bueno, verás que lo encontraré!
—E irás tú sólo. Yo disfrutaré del buffet y del jacuzzi.
—¡Oye, tampoco me castigues tan feo!, Te apuesto lo que quieras a qué lo encuentro en menos de cuatro, ¡No!, Tres horas.— dijo en tono retador y decidido, sin dejar de verle.
—¿Y qué quieres apostar?, ¡Y arranca el auto!
El mayor comenzó a conducir de nuevo, pero siguió hablando con la mirada pegada al frente.
—Podemos apostar... Te diría que algo sexual pero ya lo probamos todo, lo cuál es bastante genial de hecho— Yoongi soltó una risa boba —. ¡Ah, ya sé!, ¿Qué te parece si apostamos hacer lo que el otro quiera?
—Mmm, menos tatuajes, todo lo que tenga que ver con cortes de pelo y cambios de imagen. ¡Tampoco se vale pedir hacerlo en lugares públicos, cochinito!
—Rayos, haz descubierto mi plan maestro.
—Suenas muy convencido de que vas a ganar, vete deshaciendo de esa seguridad porque sé que ganaré.
—¿Tan poco confías en mí?
—Sí.
—¡Jimin!
El rubio rió divertido y se estiró para dejar un beso en la mejilla del mayor, quién sonrió de inmediato y ya no dijo nada, pensando en qué le pediría a Jimin cuando llegara con el mendigo traje y lo dejara como tontito.
Ganaré. Lo decreto. Hecho está. Pensó y manifestó nuestro buen hombre espiritual Min Yoongi.
(...)
Después de ayudarle a Jimin con las maletas y en efecto, asegurarse de que había olvidado el traje, Yoongi salió directo del hotel en el auto al centro de la ciudad, con los ojos bien abiertos buscando una tienda de trajes o algún sastre.
Recorrió todo el centro en el auto sin encontrar absolutamente nada, así que decidió estacionarse en cualquier calle céntrica y buscar a pie dentro de los centros y plazas comerciales, fueran baratas o caras. Lo importante ya no era el traje, era ganarle a Jimin pues ya había decidido lo que quería que el rubio hiciera por él.
—Disculpe— decidió preguntar hablando con residentes, así que su primera víctima fue una mujer delgada de vestido floreado —, ¿Conoce alguna tienda de-
—¡Lo siento, soy turista también!— dijo la chica agitando las manos y yéndose rápidamente.
El pelinegro se giró y buscó a su siguiente víctima, que fue un señor ya mayor sentado en una jardinera.
—¡Disculpe, ahjussi!
—¡NO ME MOLESTES!— gritó el señor antes de que pudiera acercarse por completo, sacándole tremendo susto.
—¡Ay!— y corrió espantado.
Así fue durante diez personas más, o sea, media hora. Ya había perdido tiempo tratando de preguntar por indicaciones, por lo que optó al plan original de buscar dentro de las tiendas más grandes por su propia cuenta.
No encontró una mierda después de una hora más y ya llevaba casi dos horas de tiempo perdido.
Sólo esperaba que lo que le fuera a pedir Jimin no fuera algo tan terrible como la vez que le había hecho ponerse uno de sus shorsitos y salir vestido así a comer en un restaurante carísimo que no sólo le negó la entrada por la falta al código de vestimenta, sino que un adolescente le tomó foto y fue un meme viral durante un tiempo.
Jamás permitiría eso de nuevo.
—¡Pero qué imbécil!— exclamó de repente, golpeándose la cabeza a sí mismo cuando una increíble idea cruzó su mente. De sus bolsillos sacó su teléfono celular e ingreso a google maps —, ¿Cómo no busqué en internet desde un principio?
Jimin ya lo hubiera hecho desde que estaban en el auto.
Te extraño culón, sin ti me olvido del uso de la tecnología y de lo estúpido que puedo llegar a ser. Presionó enviar y se puso a buscar tiendas de trajes en internet.
Siguió sin encontrar una mierda, y el lugar más cercano donde vendían trajes estaba en la siguiente ciudad a dos horas en auto.
—¡¿Cómo mierdas no va a haber una jodida tienda de trajes?!— refunfuñó y pataleo, rendido en que tendría que salir por la mañana a la siguiente ciudad por el mendigo traje antes de que empezara la ceremonia.
Su teléfono comenzó a sonar, y se trataba de una llamada entrante de Jimin. Contestó y trató de fingir calma.
—Hola cielito.— saludó con la voz tensa.
—¿No encontraste nada verdad?
—No.— musitó triste, mirando el suelo con la cabeza gacha y completamente triste.
—Regresa al hotel entonces, te espero.
—¿Y el traje?, ¿Qué haré mañana?
—¡Que regreses te digo!— y colgó.
Yoongi entonces se arrodilló donde estaba parado y levanto sus brazos al cielo. —Por favor Dios, que Jimin no me termine ni me reemplace por otro dilf. Amén.
(...)
Cuando abrió la puerta de la habitación de hotel se esperó de todo, como a Jimin en la cama con un surfista mayor o empacando sus cosas para mudarse de habitación después de mandarlo al mismísimo coño.
Nunca se esperó verlo acostado en la cama envuelto en una bata de baño y con una mascarilla en su rostro, mirando la pantalla plana.
Ah, y a lado de él el traje.
—¡¿EEEEEEHHHHHH?!, ¡¿FUISTE POR EL TRAJE?!
—¿Cómo voy a ir por el traje a Seúl en tres horas, idiota?— el menor se levantó de la cama y caminó hasta él solo para darle un golpe en la frente con sus dedos.
—¡Auch!
—Yoongi, el traje siempre estuvo en la cajuela. Lo encontré cuando bajamos las maletas.
—¡¿Y por qué no me dijiste?!, Estuve como idiota tres horas en el centro y- ¡Bueno qué más da! Ahí está el cochino traje, asunto arreglado. ¡A dormir!
Quiso hacer el amago de tirarse a la cama pero Jimin ya lo llevaba del pescuezo afuera de la habitación.
—¡Esto te pasa por ser un mentiroso, Yoon!, Eres tan perezoso que ni siquiera quisiste buscar en la cajuela cuando te dije que lo hicieras, entonces me mentiste y dijiste que lo hiciste, ¡Y te creí!— el pequeño dedo del menor se movía agresivo por todos lados a punto de picotear su cara, pero sabía que tenía que quedarse callado cuando su precioso y angelical bebé perdía un poquito los estribos como en esos momentos.
Típico de libra. Pensó. Todos unos reyes del drama.
—... ¡Y cuando te fuiste a encontrar el traje yo decidí volver a buscar en el auto y cuando abrí la cajuela estaba allí, Min YoonGi!
Jimin terminó de decir, agitado y enojado. Yoongi de repente era una cosa seria.
—Perdón... Pídeme lo que quieras, soy un tonto, estúpido, idiota, inservible e incapaz de cumplir tus deseos, merezco la muerte— entonces el mayor ya estaba apresandolo contra su pecho, envolviendolos en un gran abrazo lleno de amor —. Mátame a besos.
Jimin no pudo evitar ponerse rojo como un tomate y girar su rostro hacia un lado, con el ceño fruncido por la molestia, su estómago lleno de mariposas y apegándose más al cuerpo del mayor sin darse cuenta.
—Tonto. Quiero ser el activo la próxima vez.— soltó el rubio con un rostro serio, viendo la incredulidad pintarse en las facciones de su pareja.
—¡¿Qué?!, ¡Por supuesto que no!
Entonces Jimin soltó una fuerte carcajada, cubriéndose la boca con una de las manos y olvidándose del enojo por completo al ver la graciosa expresión de Yoongi.
—¡Claro que no, bobo!, Quiero que mañana bailes con TODAS mis tías. TO-DAS. Incluyendo a la tía Soo.— Jimin se separó de él, viendo ahora como la cara del mayor se relajaba.
—¿Bailar con tus tías?, ¡Já, pan comido!
—Cree lo que quieras, bastardito. Me pedirás auxilio cuando estemos allá, ya lo verás.
Entonces Jimin se alejó e ingresó al baño para lavarse, mientras que Yoongi bufaba burlesco.
¿Qué tenía de malo bailar con un montón de ancianitas?
(...)
Yoongi se estaba resistiendo para no pedirle ayuda a Jimin. Sólo por su orgullo.
Por fin pudo entender el significado de la palabra tortura por el castigo que estaba pagando.
Las tías de Jimin. Todas ellas. Bailaban fenomenal. Fenomenal era poco, extraordinario tal vez sería la palabra.
Y lo cierto era que él era un buen bailarín para esa clase de eventos, por lo que al principio cuando empezó a bailar con la tía Hye, le fue fácil y hasta divertido poder bailar con ella y que los demás aplaudieran y apoyarán, hasta que la pieza terminó y se levantó la tía Mina.
Después fue la tía Moonbyul.
Después la tía Jinah.
Después la tía Damhee.
A partir de la tía Somin perdió la cuenta.
Y preguntenle a Yoongi cuándo descansó.
—¡Nunca!— gritó en su maldita cabeza de loquito por el cansancio.
Lo peor de toda la situación era ver a Jimin sentado en su mesa comiendo todo lo de ambos platos, mientras fingía apoyarlo como los demás, pero la verdad era que estaba más ocupado comiendo que interesado en rescatar a Yoongi de las manos de sus tías.
Luego llegó la tía Soo.
Una mujer de 78 años con la apariencia de una delicada pluma que bailaba como adolescente promiscua de 17. Yoongi quiso matarse cuando después de la tercer canción bailando junto a ella sonó la cuarta y después la quinta.
Sus pies ardían y palpitaban adoloridos, suplicando tomar asiento aunque fueran cinco minutos. Pero no fue así, bueno sí, pero después de cinco canciones más.
Cuando estaba a punto de salir corriendo y llorando del lugar, Jimin se levantó, caminó hasta el centro de la pista y se disculpó con su tía que sólo sonrió a la fuerza y abandonaron la pista.
—Es suficiente.— dijo el menor.
—Estuve a casi nada de patearle el peroné a esa anciana con tal de que me soltara, te prometo que ahora en adelante ya no seré un maldito flojo descuidado olvidadizo idiota y estúpido, ¿Okay, amorcito?
Jimin sonrió enamorado, llevándolo a su respectiva mesa donde ya le tenía más platos de comida para el mayor, se sentaron y Yoongi comenzó bebiendo agua como si fuera la primera vez que la bebía y después comenzó a comer.
Las manos del menor se colaron por debajo de la mesa, para tomar las piernas de su novio colocarlas sobre su regazo, le quitó los zapatos y empezó a dar un masaje tratando de aliviar un poco del sufrimiento del pelinegro.
Después de que la fiesta terminará, llegaron al hotel completamente borrachos, Jimin llevaba la liga de la novia en la cabeza y Yoongi el ramo (que él había atrapado porque Jimin había estado en el baño) casi sin ninguna flor con todos sus pétalos, además de que bueno, a penas tocaron la cama estuvieron devorandose el uno al otro como animales.
Yoongi se deshizo de la ropa de ambos, besaba al menor por todas partes mientras sus manos lo toqueteaban también por todas partes, después de prepararlo medianamente bien, ingresó de sopetón haciendo que ambos soltaran un gran gemido.
—¡Oye, más hip despacio!— exclamó Jimin aunque pronto sus quejidos se vieron interrumpidos por más gemidos.
En dado momento JiMin exigió ser follado con el culo empinado, pero no fue consciente de que había echado su cuerpo muy a la orilla de la cama, así que no se preparó para salir volando cuando Yoongi, producto de la calentura, embistió tan fuerte olvidándose de tomarlo por las caderas que ajá, salió volando.
Para cuando reaccionó, sintió un dolor punzante en su nariz y a un exaltado Yoongi que prendía las luces.
—¡¿Qué pasó?!— gritó-preguntó al mismo tiempo que se acercaba a Jimin y lo ayudaba a levantarse, lo llevó a la cama y fue cuando pudo observar toda la sangre que salía de su nariz. El alcohol bajó inmediatamente de su sistema —. ¡Oh por los huarachitos del niño Dios!, ¡¡JIMIN!!
—¡¡NO GRITES!!, ¡TRAE ALGO PARA LIMPIARME TONTO!
—¡TAMPOCO ME GRITES PORQUE ME ALTERO MÁS!
Ocho minutos tardó en dejarle de sangrar la nariz a Jimin, escuchando a Yoongi vomitar todo el alcohol de fondo no había ayudado a calmarlo, pero al menos no había sido nada grave.
—¿Seguro que no quieres ir al hospital?— Yoongi se sentó a su lado y habló con voz rasposa.
—¿Seguro que no quieres ir TÚ mejor? De tanto que vomitaste seguro te deshidrataste.
—Estoy bien. Pero me preocupa que se haya roto o algo.
—No creo, no se escuchó un crack ni nada. En las películas dicen que si se escucha ese crack pues está rota pero como no sonó, no lo está.
—¿Sigues borracho?
—Un poquito.
Yoongi soltó una carcajada y se abrazó al rubio, quién no protestó más y se dejó hacer.
Todo les pasaba estando juntos, pero siempre se aseguraban de que perdurara en su memoria pues de eso se trataba, escribir su propia historia de amor aún sí debía incluir trajes perdidos y narices sangrantes.
ESTÁ DE LA MIERDA LO SÉ, PERO FUE LO Q SALIÓ.
lean mi nuevo au kookmin, se llama SWEET & STUPID LOVE, 100% humor y comedia
---nahilongafest.