Hasta el final del camino

By Andrea_ma21

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Después de la extraña desaparición de su alfa, Nevan se encuentra solo en su nueva vida. Sin nadie que pueda... More

PERSONAJES
PROLOGO
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 19
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPITULO 38
CAPITULO 39
CAPITULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPITULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
CAPITULO 52
CAPITULO 53
CAPITULO 54
CAPITULO 55
CAPITULO 56
CAPITULO 57
CAPITULO 58
CAPITULO 59
CAPITULO 60
CAPITULO 61
CAPITULO 62
CAPITULO 63
CAPITULO 64
CAPITULO 65
CAPITULO 66
CAPITULO 67
CAPITULO 68
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPITULO 75
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
CAPITULO 81
CAPITULO 82
CAPITULO 83
CAPITULO 84
CAPITULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
CAPITULO 88
CAPITULO 89
CAPITULO 91
CAPITULO 92
CAPITULO 93
CAPITULO 94
CAPITULO 95
CAPITULO 96
CAPITULO 97
CAPITULO 98
CAPITULO 99
CAPITULO 100
CAPITULO 101
CAPITULO 102
CAPITULO 103
CAPITULO 104
CAPITULO 105
CAPITULO 106
CAPITULO 107
CAPITULO 108
CAPITULO 109
CAPITULO 110
CAPITULO 111
CAPITULO 112
CAPITULO 113
CAPITULO 114
CAPITULO 115
CAPITULO 116 (FINAL)

CAPITULO 90

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By Andrea_ma21

No entendía nada, desde tiempo no podía escuchar algo que no fueran las sirenas de la ambulancia, intentaba abrir los ojos pero no tenía fuerza. El dolor de su pecho disminuyo, pero aún podía sentirlo. Estaba confuso y tenía ganas de gritar para pedir ayuda, pero nada en él funcionaba.

Sentía una leve presión en su mano, le era conocida, había estado así antes, pero en aquella ocasión no era todo tan confuso. Las sirenas hacían que su cabeza doliera más, apretó los dientes para alejar el dolor y después volvió a intentar abrir los ojos.

Tenía que hacerlo, debía decir que estaba bien. Pero no podía.

-Scotty... - su cuerpo se congelo cuando escucho aquella voz. – Scotty, no te vayas. – le suplicaba. – Scotty, quédate conmigo, Scotty.

La presión en su mano era cada vez más fuerte y fría, Oliver le suplicaba desesperado que abriera los ojos. Scott le gritaba que lo estaba intentado, pero que no podía. Quería que esperará, debía esperar, era su amigo, su deber era esperarlo. Era su mejor amigo, y lo amaba. Por eso debía esperar a que él pudiera abrir sus malditos ojos.

-Lo siento, lo siento, Scotty. – su voz sonaba temblorosa. – No lo volveré a hacer, no lo haré. – beso su mano, pudo notar sus labios. – Vuelve, Scotty, vuelve.

Se enfadó cuando alguien le dijo a Oliver que se mantuviera en silencio, iba a golpearlo cuando abriera los ojos. Nadie mandaba a Oliver callar, a menos que fuera él. Oliver no debía callar, quería seguir escuchando su voz.

Beso su mano otra vez y otra vez, no sabía exactamente cuántas veces habían sido. Pero podía percibir como su amigo le pedía que no se fuera, en silencio.

Scott sentía un nudo en su garganta, no debía pasar esto. No debía pasar esto, y si pasaba no debía ser Oliver quien lo encontrara, era una especie de broma ¿Dónde estaban sus padres? ¿Por qué era su amigo quien lloraba? ¿Por qué le hacía sufrir?

-Scotty... - le susurro, y su voz le rompió aún más. – Scotty... - lo llamaba con miedo, eso no le gustaba, quería escuchar su tono guasón en la voz. – Scott, por favor.

Experimento una soledad rápida y fría cuando Oliver lo soltó, lo escuchaba gritar desde no sabía dónde. Pedía estar a su lado, pero no le dejaban. Estaban locos, él no necesitaba a los hombres de blanco, tan solo debía estar con Oliver. Su dolor se iba cuando estaba con Oliver.

-Scotty, Scotty... - su padre lo detuvo cuando intento ir tras él. – Papá, déjame yo tengo que... - Dylan lo abrazo con fuerza para que no sé moviera. – Me necesita, papá, Scotty me necesita, quiero ir, suéltame, suéltame.

-Es mejor mantener la calma, ahora, Oliver. – el beta se derrumbó en los brazos de su padres. – Ya les he llamado, pronto vendrán, tenemos que esperar...

Rechazo las sandalias que le ofrecieron las enfermeras, no le importaba ir descalzo. Dylan apretaba su mano con fuerza para asegurarse de que su hijo no se movía de su lado. Oliver era capaz de correr en cualquier dirección y buscar a Scott, no le importaba si tenía que estar horas. Él lo encontraría.

-Él estará bien... - Dylan podían escuchar los sollozos de su hijo. – Estará bien, no te preocupes.

Podía escuchar como lo llamaba débilmente, como un reclamo. Cuando notaba que su padre le apartaba la mirada intentaba salir corriendo, pero nunca le dejaba. Se desesperaba cuando notaba que pasaba el tiempo y no decían nada.

-Le están haciendo unas pruebas. – dijo su padre antes de que le preguntaran. – Nos han pedido que esperemos.

La señora Taylor observó a Oliver con miedo, no podía ver nada en su mirada. Lo había visto así en dos ocasiones, el pequeño beta que consideraba también como un hijo, besó su mejilla y se sentó a su lado. A Dylan le robo una de las manos con las que mantenía en calma a su hijo y la llevo a su pecho.

-Estamos aquí, Scott, estamos aquí, Oliver... - el beta lloró en silencio. – No tengas miedo.

Se durmió, sus ojos se cerraron aunque él le pidió que no lo hicieran. Oliver apoyo su cabeza en el hombro de la señora Taylor, de vez en cuando, llamaba a Scott, quería que él se acercará como siempre y con su brillante sonrisa le dijera que había sido una pequeña broma. Le regañaría por haber hecho que perdiera el corazón y luego lo abrazaría con fuerza para asegurarse que era el Scott real, su Scotty.

-Oliver... - lo llamaba su padre. – Oliver despierta. – quería dormir un poco más estaba agotado. – Scott ha despertado.

Sus piernas se movieron solas, no sabía dónde se encontraba su amigo, pero lo iba a descubrir pronto. Se dejó guiar por su padre por si acaso, no podía perder el tiempo, debía asegurarse de que fuera real.

-Aún está un poco adolorido, pero se encuentra estable, Oliver, no grites... - el asintió, su mano tembló cuando toco el pomo de la puerta.

Scott se encontraba acostado en la camilla. Unas imagines le vinieron a la mente, siempre luchaba por olvidarlas, pero no podía. Scott le sonrió débilmente, su sonrisa era brillante. Oliver lloró, se convirtió en el niño de ocho que vio por primera vez a su amigo acostado en una camilla, y se preguntaba porque a él, porque a su amigo.

-Oli... - el beta escondió su rostro en el pecho de su padre, no podía seguir viéndolo. – Oli.

Oliver abrazaba con fuerza a su padre, no quería que lo deje. No podía mirarlo a la cara, sentía tanta vergüenza, no podía mirarlo, si lo hacía volvería a ver la mirada de terror en los ojos de Scott, si lo miraba, se volvería a convertir en alguien malvado para él.

Scott insistió, lo llamó un par de veces hasta que sintió la boca seca. Lo miraba con admiración, si no hubiera sido tan rápido, ahora no estaría aquí. Si Oliver no hubiera aparecido en su habitación, ahora no estaría aquí. Se repetía. Si él no le hubiera pedido que volviera, no estaría aquí.

-Estoy bien. – le aseguro, sabía que lo escuchaba. – Duele pero muy poquito.

Lo miró de reojo, Oliver tenía el rostro empapado de lágrimas, pero aun así lo miro. Scott le sonrió e indico que se sentará a su lado, quería verlo mejor. Oliver desconfió de sí mismo, así que volvió a esconderse en los brazos de su padre.

-Gracias, Oli... - el beta apretó los dientes. – Los hombres de blanco, me lo han contado. – Scott toco su pecho. – Lo que fuera que hicieras me salvo la vida.

Él tan solo había aplicado lo que había en el libro que se compró para proteger a Scott. Siguió las indicaciones, sin haberlo hecho antes y rezó para que saliera bien. Estaba desesperado, el nebulizador no funcionaba, y lo estaba perdiendo en sus brazos, no pensó en que su padre pudiera regañarlo, le importaba muy poco que eso pasara.

-Gracias... - rio. – Oli, muchas gracias.

Pasó su mano sobre sus labios avergonzado, había sido su primer beso. No sabía si Scott estaba de acuerdo, siempre le decía que había besado a muchas chicas antes, y era un experto. Pero él fue el primero.

-Oli... - lo llamó con la esperanza de que le hiciera caso, golpeo la camilla para llamarle la atención, él lo miraba por el rabillo del ojo. – Siéntate, Oli, ven aquí.

Scott estuvo una semana en el hospital, aunque no fuera grave, querían asegurarse de que no sufriera un nuevo ataque. Oliver iba a visitarlo siempre cuando salía del instituto, la primera hora siempre la dedicaba a explicarle lo que había pasado, y contarle los últimos cotilleos de su clase. Lily le decía que a Scott le gustaba saberlo, así que se informaba.

-Así que los pillaron en los baños. – Oliver asintió con una gran sonrisa. - ¿Qué paso con ellos?

-Los expulsaron, ya sabes que no se puede fumar en el colegio. – respondió indignado. – Como ha sido la primera vez, la expulsión fue leve, pero si lo vuelven a repetir, no tendrán tanta suerte. El director estaba muy enfadado.

Scott se rio, le gustaba cuando Scott se reía. Pero le preocupaba que la risa se transformará en tos así que apoyaba su mano sobre su pecho para asegurarse de que estuviera bien, no sabía si eso servía para algo.

-No duele, estoy bien. – Oliver beso su mejilla. – Lo digo enserio, no duele, mis pulmones están bien. – el beta arreglar las sabanas, Scott siempre las revolvía cuando dormía, era un gran desastre. – Mañana me dan el alta, por la mañana, así que no es necesario que vengas.

-Entonces ¿puedo ir a tu casa? – asintió, Oliver volvió a besar su mejilla. – Mamá dice que estaré unos días en casa, para recuperarme del todo, tal vez no vuelva a clase hasta final de mes.

-No importa, ya le he dicho a los profesores lo que paso. – le aseguro. – Harás los exámenes más tarde, cuando te encuentres mejor, también puedes entregar los deberes cuando te sientas mejor, pero debe ser antes de que termine el trimestre. – sonrió. – Yo te ayudaré, aún guardo los apuntes, puedo darte algunas clases.

-No suena muy divertido. – se quejó, inflando las mejillas. – Eres un profesor muy duro. – Oliver acariciaba sus manos sin decir nada. – La última vez me hiciste copiar el mismo texto tres veces, mis manos dolían.

Antes de irse, Oliver siempre lo abrazaba y tocaba su pecho, quería asegurarse de que estuviera bien. Scott se quejaba cuando su amigo apoyaba la cabeza sobre él para escuchar su corazón, sonreía antes de decir que latía con fuerza.

-Nos veremos mañana, Scotty. – él asintió. – Recuerda no hacer esfuerzos innecesarios, y escucha a la señora Taylor, ella sabe mucho. – el beta le gruño. – Avisa si te duele el pecho, no te aguantes.

Le enseño el dedo del medio, mientras le sacaba la lengua. Oliver se rio y se burló de él, antes de cerrar la puerta. Se sentía tan solo cuando Oliver no estaba, era terrible, necesitaba que su amigo le repitiera mil veces la misma pregunta, o que bese su mejilla, para comprobar su temperatura. Sentir los cosquilleos por su mano mientras le acariciaba, reírse con él cuando le contaba algo que le parecía divertido.

Oliver le daba clases particulares en su casa, a veces Lily los acompañaba un poco, para que su hermano le explique algunos ejercicios que no entendía, pero siempre se iba al terminar. Decía que debía dejarlos solos, sus ojos se dañarían si los veía hacer algo extraño, era demasiado joven para que ellos la traumatizaran. Scott le tiraba una almohada, al igual que Oliver y Lily se iba riendo hacía su casa.

Fue un jueves, a lo mejor. No estaba muy seguro, habían vuelto de unas pequeñas vacaciones en la playa, estuvieron juntos durante toda la semana hasta ese jueves. Sus padres y los de Scott se fueron junto a Lily a dar una vuelta por la orilla, y buscar algo para cenar. Oliver y Scott se quedaron solos, por primera vez en mucho tiempo, una simple pregunta hizo que su corazón se detuviera.

-¿Te gusto? – las mejillas de Scott se volvieron rojas al instante. – Yo, bueno... - siempre se podía nervioso cuando Oliver lo miraba directamente. – Me gustas, Oli.

-Eres mi mejor amigo... - Scott pensó que era un estúpido, estaba seguro de que era un maldito imbécil. – Claro que me gustas, eres amable y gruñón. – se burló. – Un artista, adoro tus dibujos.

-¿Te gusto? – le insistió. – Tú me gustas mucho, como algo más que un amigo, o un hermano. – Oliver se empezó a reír. – Lo digo enserio, te quiero. Desde pequeño, te amo.

La sonrisa de Oliver se desvaneció, no quería que Scott siguiera diciéndole que lo amaba, eso lo confundía. Su corazón latía con fuerza cuando lo escucha, pero no era real, sería otra de sus bromas, Scott podía ser malvado cuando quería. Había visto como se burlaba de él cuando conseguía engañarlo para que le compre algún dulce.

Fijo su mirada en él, para estar preparado cuando le dijera que era broma, iba a golpear su trasero por mentiroso. Pero Scott no lo hizo, sus mejillas eran cada vez más rojas, sus ojos brillaban como el sol, su sonrisa era hermosa.

-Te amo, Oli... - no sabía cómo volver a respirar, sus pulmones no reaccionaban. – Creo que...

-Eso no puede ser posible... - se atrevió a decir preocupado. – Somos casi como familia, eres mi mejor amigo, como un hermano, no puedes amarme, deja de mentir, di que es una broma y terminemos con todo. Ríete, búrlate de mí.

-No compartimos la misma sangre. – se defendió. – Si somos hermanos... - señalo sus pantalones. - ¿Por qué estás duro?

Oliver le dijo algunas maldiciones, incluso le llamó niño. Scott cruzó sus brazos furioso, eso lo volvió aún más loco. Quería gritarle que se pusiera la camisa, pero no le salía la voz. Podía ver el pecho de Scott, y su marca una de sus tantas cicatrices. La primera vez que lo vio pensó que era un tatuaje y le pidió uno igual a su madre.

-Sigues duro, mira... - le gruño ofendido. – Duro como una piedra. – se burló. – Vas a reventar tu bañador.

-¡Cállate! – sus mejillas estaban más rojas que las de Scott. – Es por las hormonas, soy casi un adulto, es normal, sobre todo por la mañana.

-¿Te gusto? – su corazón respondió por él, Oliver puso sus manos sobre su pecho para que no pudiera escucharlo. - ¿Qué significa ese sonido?

Tenía miedo de que su propio cuerpo le siguiera delatando, su corazón sonaba cada vez más fuerte podía oírlo perfectamente. Todo se descontrolo cuando Scott se acercó a él y apoyo su mano sobre él, como solía hacer para comprobar que todo estaba bien. Apoyo su cabeza sobre el corazón y lo besó. Oliver no sé movía, estaba sorprendido, atemorizado.

-Me gusta como suena. – sonrió y acarició su mejilla, maldito Scott, le dijo entre dientes. - ¿Quieres saber si el mío suena igual?

-Scotty, esto no está bien... - escuchar un ¿Por qué? le destruyo. – Somos familia, no podemos, no debemos...

-No compartimos sangre, no estaríamos cometiendo ningún delito...

Por Dios, suspiro al sentir el cabello de Scott cerca de su rostro, podía oler el champú que le gustaba. Su corazón sonó más fuerte, algo que le hizo gracia al beta. Sus brazos rodearon el cuerpo de Scott sin que él lo pidiera, quería mantenerlo cerca.

-Me gusta desde la primera vez que me llamaste Scotty. – le sonrió, era tan irreal. – Me gustaste aún más cuando dijiste que me ibas a proteger, la primera vez. – lo estaba torturando. – Me gustaste cuando dijiste que volviera. – Oliver jadeo. – Me gustas ahora... - besó su pecho, haciendo que sintiera todo el cuerpo débil. – Escuchar tu corazón, me encanta, voy a seguir haciendo, espero que no te moleste.

Se hizo un ovillo en sus brazos, Oliver lo ayudo a mantenerse seguro en aquel lugar. No iba a dejar que se cayera, Scott dibujo un corazón con el dedo y luego lo volvió a besar. No eran los besos de siempre, se sentía más cálido, algunos inclusos le quemaban.

-Me gusta vez como sonríes cuando piensas que no te miro. – Oliver se quejó. – Me gusta oír cómo me regañas cuando no hago uno de mis ejercicios bien. –sonrió. – Me gusta cuando apoyas tus manos sobre mi pecho y me obligas a respirar.

-Esto no está bien... - Scott hizo una mueca que lo destruyo. - ¿Qué van a pensar?

-Lily ya lo sabe, lo descubrió antes que tú.

Esa noche durmieron juntos, no era extraño, lo hacían a menudo en los viajes. Le dejaban a Lily la habitación grande y ellos compartían la pequeña, donde solo había una cama. Oliver lo abrazaba para tenerlo cerco, apoyando su mentón sobre su hombro.

-Te amo... - le dijo coqueto. – Oli, te amo... - no sé movió, dejo que Oliver siguiera bajando sus manos hasta su abdomen. – No perdemos nada por intentarlo.

-¿Y si no soy lo suficientemente bueno? – se quejó. - ¿Y si te hago sufrir? Puede que en realidad no estemos ya sabes... - estaba avergonzado. – Enamorados...

-Yo entiendo perfectamente lo siento por ti. – apoyo sus manos sobre las de Oliver. – Siempre lo he sabido.

Scott se dio la vuelta hacia él y apoyo su cabeza sobre el pecho, sonrió al notar que el corazón de Oliver seguía bombeando como loco. Se acurrucó para ocupar menos espacio, quería que Oliver lo protegiera de nuevo.

-Esto puede salir mal... - le aseguro. – Podemos hacernos mucho daño, tengo miedo de hacerte daño, tengo miedo de no ser lo que tú buscas.

-Luego dices que yo soy un escandaloso. – se burló, y cerró los ojos. - ¿Qué puede salir mal? Nos conocemos desde años, sabemos todo sobre nosotros, te amo, Oli...

-No me perdonaría jamás si llegará a hacerte daño alguna vez. – le dijo con rabia. – No me perdonaría si llorarás por mí culpa.

-El más llorón de la relación, siempre has sido tú... - sonó provocativo. – Gran beta llorón, Oli...

Durmieron abrazados, Oliver aseguro que Scott besó su corazón un par de veces, antes de despedregarse y ocupar toda la cama, le gruño cuando Oliver puso una pierna sobre él, intento tirarlo al suelo cuando se quedó sin espacio. Pero Oliver no lo soltó.

-¿Estás seguro? – miró su móvil con miedo. - ¿Quieres hacer esto?

-Ya me preparé. – aseguro. – Tan solo debes ver el video para saber cómo hacerlo.

Oliver lanzó el móvil al otro de la habitación cuando escucho el primer gemido, Scott se sorprendió ver con la rapidez que lo apago.

-¿Qué es esto? – Scott sonrió. – No puedo, tu y yo... - cubrió su rostro. – No, no, no, es demasiado...

-Es solo sexo... - Oliver se escandalizo. – Mi doctor dijo que todo estaba bien, no es malo hacer un poco de ejercicio, estoy preparado.

-¿TÚ? Scotty, has visto como estaba... - asintió sin tapujos. - ¿Cómo voy a hacer esto? Puedes caerte de la cama, te harías daño ¿y si no soy bueno? ¿Puede que no sé me pare?

Scott señalo sus pantalones sin vergüenza y se quitó la camisa poco a poco. Oliver se escondió detrás de la silla para no verlo. Era imposible hacer eso, ellos eran expertos. Además, Scott aún era menor de edad.

-Lo prometiste. – sonó un lamento lejano. – Dijiste que cuando cumpliera los diecisiete años lo haríamos, hoy es mi cumpleaños, quiero hacerlo.

-¿Dije diecisiete? – Scott entrecerró los ojos. – Quise decir veintisiete, me equivoque.

-No seas tímido, Oli... - el beta apretó sus labios. – He visto tu pene flácido y erecto, no es nada nuevo para mí, puedo soportarlo. – aseguro. – El nuevo tratamiento funciona bien, no me quedaré sin aire.

-Es muy pronto, eres muy joven... - le recordó. – Somos muy jóvenes, aún no tienes ni un poquito de barba ¿Cómo voy a hacerlo?

Cruzó sus brazos indignado y se quitó los pantalones. Era demasiado escandaloso, no veía que fuera malo, llevaban más de medio año saliendo como novios, ya se habían tocado antes, no era nada malo.

-Mira atentamente... - Oliver lo hizo. – No pierdas de vista esto... - se quitó los calzoncillos y sonrió con orgullo. – No soy un niño.

-Vuelve a ponerte eso. – dijo alarmado. – Scotty, no puedo, es demasiado, si quieres te doy besos y abrazos, pero...

-Me prometiste que esto sería mi regalo de cumpleaños, estoy listo, he comprado esto también... - Oliver quería desaparecer. – Ha sido difícil, pero ni papá ni mamá lo han visto.

-Vístete, nos vamos a pasear. – negó con la cabeza. – Te vas a resfriar, hace frio.

-No me voy a vestir. – sonó amenazante. – Estoy listo, Oli... - se puso de rodillas para que pudiera verlo mejor. – No dolerá, estoy listo.

Oliver cubrió a Scott con la manta, él se veía bastante molesto, se enfadó demasiado cuando le puso los calzoncillos de nuevo.

-Así mejor, menos problemas... - Scott inflo las mejillas. - ¿Qué hubiera pasado si alguien hubiera entrado? – el beta encogió los hombros. – Liliana esta en casa, ¿Qué pasaría si ella entrara?

-Se ha ido con sus amigos hace tiempo. – dijo indignado. – Tus padres no están, han ido a trabajar, no volverán hasta esta noche, al igual que Lily, podemos hacer.

Pellizco el pezón de Oliver como castigo, estaba furioso con él. No le gustaba que le siguiera viendo como un niño, solo le separaban dos años, no era para tanto. Además solo le quedaba uno para ser mayor de edad. Oliver era demasiado escandaloso, incluso se rehusaba a besarlo en los labios al principio.

-Conoces mi cuerpo, sabes lo que me gusta. – gruño. – Puedo hacerlo, también conozco tu cuerpo.

Scott dejó caer un poco de lubricante sobre los pantalones de Oliver, sonrió al ver la reacción de su novio. Eso le obligaría a terminar de desvestirse, todo iba a salir como tenía planeado. Oliver lo abrazó con fuerza para que no se moviera.

-Suéltame, suéltame... - negó con la cabeza. – Eres un beta ruin e idiota.

-Scotty tranquilo, si te alteras, te dolerá el pecho y empezaras a toser... - beso su mejilla con cariño. – Así muy bien, respira...

-¿Estás intentado engañarme? – no le respondió, siguió haciendo el ejerció para relajarlo. – Oli, eres un idiota...

-Respira... expira, siente como se llenan tus pulmones y expulsa el aire por la boca. – le hizo caso, no comprendía porque. – Lo estás haciendo muy bien, sigamos...

Logro relajarlo, aunque le costó un poco, cuando Scott se daba cuenta de sus intenciones se revolvía en sus brazos para soltarse. Escondió el lubricante cuando tuvo la oportunidad, Scott mantenía los ojos cerrados, así que fue bastante fácil.

-¿Estás mejor? – Scott estaba tranquilo sobre su pecho. – Mejor ¿verdad?, así mejor...

Se durmió, Oliver sonrió victorioso. Scott se durmió sin rechistar, podía escuchar sus ronquidos, algo que lo calmó. Debía tener cuidado con lo que le prometía, Scott era insistente, tenía miedo de hacerle daño, así que era mejor tomar las cosas con tranquilidad.

-Eres un chico bueno. –le susurraba. – Pero aún es pronto, no estás preparado, aunque digas que sí. – beso su mejilla, haciendo que arrugará la nariz. – No tengas prisa, Scotty. 

------

Oliver dice que podrán cuestionar sus métodos, pero no los resultados. Scott no le volvió a pedir tener sexo, hasta que pasó bastante tiempo. Oliver logro engañarlo de nuevo, ya que pensaba que no estaba preparado y solo quería demostrarle que era un hombre adulto.

Espero que os haya gustado :) 

Voten y comenten 🥰💕🥰💕🥰💕

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