Advertencias: semi-trama, mamadas y cabalgando, sexo vaginal, creampie, face-fucking, leve torcedura reproductiva, sobreestimulación, squirting, digitación
Peeta mellark es alguien especial. A menudo te preguntas cómo es que tu novio siempre irradia carisma cuando está en público. Frente a las cámaras, es encantador, confiado, se mantiene sereno.
Él siempre mantendrá las cosas profesionales, incluso contigo. Lo máximo que obtendrás de él durante un evento social es un casto beso o un suave beso en la mejilla, negándote a nada más.
Te divierte la forma en que se muestra tan extrovertido, cómo si se tratara de un compañero de trabajo que finge ser amantes porque no puede mantener su pene en sus pantalones cada vez que te pones demasiado sensible.
Imagínense la reacción del capitolio si descubren que el 'príncipe encantador' del distrito doce también era solo una cosa llorona.
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- ¿Que demonios fue eso?- Peeta suspira mientras te arrastra a la habitación de invitados, ni siquiera se tomó la molesta de cerrar la puerta detrás de ti.
- No tengo idea de lo que estás hablando- susurras, una pizca de picardía en tus ojos.
- Oh, ¿entonces solo me sentiste en la espalda y no había nada?- se burla.
- Fue un toque ligero. No es mi culpa que seas sensible- tarareas, una sonrisa tirando de tus labios mientras observas su respiración entrecortada.
- Los patrocinadores podrían haberte visto-
- Pero no lo hicieron-
- Pero podrían haberlo hecho-
- ¿Y qué si lo hicieran? ¿Qué hay de malo en darles un espectáculo? es lo que quieren- refutas, acercándote a él.
- Tú, no puedes esperar hasta que regresemos, ¿eh?- suspira, tragando saliva mientras te acercas a él.
- ¿Qué esperabas, Peeta? ¿Cómo puedo mantener mis manos quietas cuando te ves tan bien esta noche?- te burlas, palmeando el evidente bulto en sus pantalones.
- No podemos , ahora no- él suspira.
- Ni siquiera somos el centro de atención de esta noche. Nadie notará que nos hemos ido- tu sonríes.
Tus manos suben y bajan por sus muslos tensos mientras colocas lentamente tus rodillas sobre la alfombra, mirándolo con esos ojos de muñeca que sabes que lo vuelven loco.
- No tienes que hacer esto- susurra.
Su mano se abre camino hacia tu mejilla mientras sus dedos se curvan alrededor de tu mandíbula, la yema de su pulgar frota pequeños y suaves círculos a través de tu piel.
- Sabes que no pasarás la noche sin mi ayuda- tarareas.
Desabrochando sus pantalones y sacando su miembro. Ya está rojo y duro, el líquido preseminal se escapa en el momento en que lo palmeas.
- ¿No estás un poco emocionado esta noche?- bromeas, colocando suaves besos sobre sus venas ya lo largo de los costados.
- Bueno, no eres el único que ha tenido que contenerse todo el día- suspira.
Su mano encuentra un lugar alrededor de la parte superior de tu cabeza. Él no hizo nada más que ver cómo la punta de tu lengua lamía lentamente el líquido preseminal de la hendidura de su punta. él contiene un gemido cuando sientes que su agarre se aprieta ligeramente alrededor de tu cabello.
- Joder, eres... ah... mmhph- gimió.
Sus palabras se cortaron en breve en el momento en que lo tomas en tu boca. Nunca se acostumbrará a lo cálido que eres cuando está dentro de ti. Su polla empuja la parte posterior de tu garganta mientras lo tragas entero, luchando por resistir el impulso de empujar sus caderas hacia tu boca húmeda.
Agradecido por la multitud animada en la habitación de al lado, escuchaste sus gemidos silenciosos. Sus cejas se juntaron con placer mientras sus ojos de cachorro te miraban fijamente. "Más" , es lo que su expresión suplicaba, ¿y quién eras tú para negarle su necesidad?
Sus caderas se sacudieron y se contrajeron lentamente mientras movías tu boca hacia arriba y hacia abajo a lo largo de su longitud, tus gemidos vibraban sobre él. Fue lindo cómo hizo todo lo posible para mantener la compostura y no joderte la boca como un tonto, pero querías más . Entonces, le diste una mirada tranquilizadora, empujándote lo más profundo que pudiste ir mientras él te miraba a los ojos.
Peeta siempre había sido capaz de leerte como un libro, así que no fue difícil entender tu expresión. Si fueras a invitarlo tan generosamente a que no se contuviera, ¿quién era él para negarse?
mueve sus caderas experimentalmente hacia ti, dejando escapar un suspiro tembloroso cuando siente que tragas a su alrededor, su mano libre entrelazada en tu cabello. Cuando te atragantas a su alrededor pero aún tratas de llevarlo más lejos, empuja más profundo, su polla se contrae.
- Joder , te sientes tan... Jodidamente bie- gime y aumenta el paso.
- Espera un minuto... Por favor, no quiero correrme todavía-
Retrocedes lentamente mientras él deja de mover las caderas, tratando de recuperar el aliento.
Tan pronto como te pusiste de pie, se unieron en un beso descuidado, deslizando su lengua en tu boca húmeda mientras probaba el sabor de tu saliva y su líquido preseminal mezclado con su propia saliva. ambos gemían mientras sus bocas se juntaban. Una vez que se quedó sin aliento finalmente rompió el beso y tiró de ti hacia la cama.
Trataste de posicionarte en el colchón sobre tus rodillas, esperando su próxima instrucción. En lugar de palabras, te tomó y te puso a su regazo, tus muslos a cada lado de su cintura.
- Levántate un poco- susurró, viendo como levantabas las caderas en silencio.
Suspiraste cuando tu vestido corto fue completamente desabrochado y tirado al suelo, tus bragas bajaron hasta tus rodillas, exponiéndote completamente a él.
- Tengo que hacerte sentir bien también- murmura, sus grandes manos frotando arriba y abajo la parte interna de tus muslos.
Gimes suavemente mientras continúa provocándote, frotando justo cerca de tu coño pero arrastrando su mano hacia abajo antes de tocarte. suspiras aliviada una vez que su mano finalmente sube, frotando suavemente contra tu clítoris y los pliegues de tu coño.
Es vergonzoso, cómo ya estás empapado y tan acogedor para sus dedos mientras entran lentamente en ti. Suspiras al sentir su mano llenarte lentamente, tocando fondo. En el momento en que sus dedos comenzaron a curvarse profundamente dentro de ti, tus gemidos silenciosos se convirtieron en gemidos crecientes.
- Peeta, eres tan... Oh, Dios mío- arrastraste las palabras, tus muslos temblaban cuando él aceleró el paso.
Comienzas a estallar en fuertes gemidos en el momento en que comienza a empujar sus dedos a un ritmo indescriptible. Sintiéndote tan llena, gritaste cuando sus dedos se clavaron en ti sin piedad. Su mano se deslizó hasta tu boca, amortiguando tus sonidos a medida que avanzaba más rápido.
- No hables demasiado alto a menos que quieras que todos nos escuchen- susurra, reemplazando su mano con su boca.
Gimoteaste y lloraste, haciendo todo lo posible por mantener todos esos bonitos sonidos adentro mientras sus dedos se curvaban dentro de ti, embistiendo tu coño a una velocidad insondable.
Podías sentir tu clímax cuando el calor comenzaba a acumularse en tu estómago. Estabas tan, tan cerca. Y luego, justo cuando estabas a punto de correrte, se retiró, negándote tu liberación.
- No me mires así, me aseguraré de llenarte muy bien- susurra, quitándose la blusa y los pantalones.
Sus cuerpos se presionaron uno contra el otro mientras te acomodabas de nuevo sobre él, los pliegues de tu coño húmedo rozaban contra su miembro goteante.
- Joder, nunca me acostumbraré a ver esto- él se enganchó, colocando sus manos en tus caderas mientras los dos se frotaban el uno contra el otro.
- Déjame darte lo que necesitas , peeta- susurras, colocando un suave beso en su mejilla antes de retirarte.
Él solo observa, sus ojos de cachorro medio tapados siguen cada uno de tus movimientos mientras palmeas su eje, colocándote sobre él. abriste las piernas y te tomaste tu tiempo para empujarlo, enterrándote profundamente, centímetro a centímetro.
- Joder, estás tan mojada- él gime
Cuando finalmente tocaste fondo, tus caderas tomaron el control y comenzaron a montarlo dolorosamente lentamente mientras aumentabas gradualmente tu ritmo. Querías ver cómo aumentaba su desesperación. Pero no pasó mucho tiempo antes de que sus gemidos se convirtieran en gritos que pronunciaban tu nombre. Comenzó a balancear sus caderas con las tuyas, aumentando el ritmo, y no estabas segura de poder aguantar mucho más.
Sus movimientos descuidados se convirtieron en embestidas intensas a medida que continuabas montándolo. Él empujó dentro de ti, golpeando ese punto profundo una y otra vez. Te retorciste de placer, dejando escapar un fuerte gemido. El ritmo implacable lo era todo, la sensación que te llevaba a tu punto máximo.
- ¡ Joder , Peeta! eres demasiado... mmph...¡rápido! ¡joder ! ¡Dios mío, ah!- gritaste, tus piernas temblaban mientras subías y bajabas por su polla.
- Eres tan apretado, te necesito tanto, voy a, joder- antes de que pudiera terminar la oración tiró de ti hacia abajo y de repente te dio la vuelta.
Tu espalda estaba presionada contra el colchón mientras continuaba con sus embestidas.
- Joder , creo que te necesito para siempre- gimió, gimiendo mientras embistía contra ti.
- Me voy a correr... peeta, espera... ¡ joder!- gritaste.
Sentiste su mano presionar contra tu clítoris sobreestimulado, sus dedos presionando hacia abajo mientras se clavaba en ti. Tus manos empujaron sus abdominales cuando estabas a punto de correrte.
- Joder, necesito... adentro... ah- balbuceó, sus embestidas alcanzando lo más rápido que podía- Déjame correrme dentro de ti, darte mis bebés-
- Démosle al capitolio lo que quieren- gimió, aplicando más presión sobre tu clítoris mientras embestía contra ti.
- ¡Peeta! ¡santa mierda, joder!- solo podías gritar cuando sentiste un chorro gigante de calor en tu estómago.
Todo tu cuerpo tembló cuando comenzaste a chorrear en su polla, pero Peeta no se retiró , solo se empujó más dentro de ti mientras continuabas con tu espasmo.
- ¡Se siente tan bien!- te quejaste, sintiéndote tan lleno de su polla llenando tu coño mientras continuabas chorreando.
- Mierda- gimió, sintiendo los jugos de tu coño chapotear dentro y alrededor de él.
- No, no te salgas- gritaste, temblando mientras bajabas gradualmente de tu subidón, tus jugos se filtraban lentamente y empapaban el colchón mientras su polla aún estaba enterrada profundamente dentro de ti.
Tus suspiros solo fueron interrumpidos por gritos en el momento en que Peeta comenzó a embestirte de nuevo, sobreestimulándote después de un breve descanso.
- ¡ Espera , ah , joder! no puedo, ¡es demasiado!- arrastraste las palabras, observando cómo tus jugos continuaban saliendo a chorros cada vez que él empujaba dentro de ti.
- Voy a correrme, mmph , ah , vamos, por favor, córrete conmigo otra vez, por favor- gimió, embistiendote como un animal.
Cuando sintió que te apretabas contra él una vez más, tiró de ti para besarte, su lengua se arremolinó alrededor de la tuya mientras su mano empujaba tu espalda hacia arriba, tus cuerpos enteros presionados uno contra el otro mientras te follaba estúpidamente.
Gimoteaste contra su boca cuando el calor comenzó a acumularse una vez más, pero sus labios amortiguaron tus gemidos mientras chorreabas a su alrededor por segunda vez. Su polla te llenó, moliendo lentamente pero nunca dejando completamente tu coño mientras los chapoteos de tu humedad salían lentamente cada vez que empujaba.
Peeta solo dejó escapar un largo gemido cuando se corrió dentro de ti, seguido de gemidos y gemidos mientras los dos cabalgaban juntos.
Una vez que ustedes dos finalmente se relajaron, Peeta se retiró. viste como un chorro de tu líquido se derramaba fuera de ti, su semen se filtraba lentamente y goteaba por tu coño.
- Debería provocarte más a menudo- suspiras débilmente, apartándote el pelo de la cara con los dedos.
Él solo se burla mientras tira de ti en un beso suave que se siente puro y gentil. Te preguntaste cuánto tiempo estuvieron fuera del evento los dos, pero tenías cosas más importantes de las que preocuparte, como por ejemplo, cómo es posible que puedas caminar de regreso a casa