El verde de mi primavera ♡ Cy...

By reazurah

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A Cyno nunca le había llamado la atención el color verde. Le parecía insípido; no era bonito, y mucho menos... More

zero
capítulo uno
capítulo dos
capítulo tres
capítulo cuatro
capítulo cinco
capítulo seis
capítulo siete
capítulo ocho
capítulo nueve
capítulo diez
capítulo once
capítulo doce
capítulo trece
capítulo catorce
capítulo quince
capítulo dieciséis ♡ xiaoven
capítulo diecisiete
capítulo dieciocho
capítulo diecinueve
capítulo veinte
capítulo veintiuno
capítulo veintidós
capítulo veintitrés
capítulo veinticuatro ♡ primera parte
capítulo veinticinco ♡ segunda parte
capítulo veintiséis
capítulo veintisiete
capítulo veintiocho
capítulo veintinueve
kavetham ♡ treinta
capítulo treinta y uno
capítulo treinta y dos
capítulo treinta y tres
capítulo treinta y cuatro
capítulo treinta y cinco
capítulo treinta y seis
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capítulo treinta y ocho
capítulo treinta y nueve
capítulo cuarenta
capítulo cuarenta y dos
capítulo cuarenta y tres
capítulo cuarenta y cuatro
capítulo cuarenta y cinco
capítulo cuarenta y seis
kavetham ♡ cuarenta y siete
cuarenta y ocho
cuarenta y nueve
cincuenta
AVISO

capítulo cuarenta y uno

92 22 19
By reazurah

Era una fría mañana invernal. La nieve había muerto algunos días atrás, dejando tras sí unos tristes vestigios de su existencia que se habían esfumado unas horas después.

El espíritu de la época era sosegado, algo pesaroso, pero nunca rozando el extremo. Esto se debía a que las personas se veían desprovistas de su energía, especialmente en estas fechas, cuando las vacaciones estaban por alcanzar su final.

No había pasado mucho tiempo desde el cumpleaños de Tighnari. Cyno todavía se estaba alojando en su casa, y tenía planeado permanecer hasta el último día de vacaciones (ninguno de los hermanos se quejaba de esto).

El ambiente había cambiado de una forma muy ligera, pero Collei lo había notado a la perfección. Entre Cyno y su hermano había nacido algo, un pequeño fuego que luchaba por seguir creciendo. Un fuego que necesitaba ser avivado y que cada vez necesitaría más espacio para expandirse.

—Lamento mucho no haber podido presentarme en tu cumpleaños —se disculpó Nilou, todavía algo apenada.

La atmósfera de la casa de Nilou era apacible y acogedora, perfecta para ambos, cuya única intención que tenían al quedar era conversar un rato para ponerse al día.

—No te preocupes —Tighnari tomó sus manos y le sonrió—, sé que últimamente has estado muy liada, viajando de un lado a otro. No podía exigirte que vinieras.

En cuanto terminaron las vacaciones de verano, Nilou desapareció casi por completo. Si no fuera porque todavía podían contactarse con ella a través del móvil, probablemente no hubieran sabido absolutamente nada hasta ese día que la encontraron en casa de Ayaka.

Tighnari comprendía a la perfección su ausencia. Ella, como bailarina, debía viajar lejos de su hogar para realizar sus actuaciones. Era como su padre: él también debía marcharse lejos para poder realizar sus actuaciones.

Él no podía fallarle al circo. Al igual que Nilou no podía fallarle a sus compañeros.

Por no decir que necesitaban dinero.

—¿Qué tal fue? —le preguntó ella antes de darle un sorbo a su té.

Tighnari y Nilou no eran especialmente unidos, pero sí es cierto que se llevaban realmente bien. Podían pasar horas charlando con el otro sin aburrirse y sin sentirse incómodos.

De hecho, tal era su comodidad cuando estaban juntos, que no se cortaban a la hora de contar cualquier cosa que tuvieran que decir.

—Muy bien, la verdad. Por la mañana fuimos a un Escape room y me reí muchísimo... No sabía que Cyno chillaba así —la pelirroja soltó una carcajada y le dio la razón—, y por la tarde me enteré que mis mejores amigos van a casarse.

—¿Kaveh y Alhaitham? —Tighnari asintió. Parecía emocionado—. ¡No me lo puedo creer! —a Nilou se le abrieron ojos como platos—, ¡me alegro muchísimo por ellos!

—Yo también. No sabes la ilusión que me hizo cuando me lo anunciaron —la pelirroja sonrió.

—Por cierto, cambiando de tema, ¿por qué solo llevas un pendiente? Que yo sepa, Cyno hizo dos —mencionó ella.

—Ah, eso... —Tighnari jugueteó con el pendiente que llevaba en su oreja derecha. Para evitar que su cabello lo cubriese, se había acostumbrado a colocarlo tras ella, dejándola así al descubierto—. Se lo dejé a él.

—¿Por qué?

—Para que fueran pendientes compartidos —respondió tras algunos segundos de meditación.

Esta información encendió una bombilla en el interior de Nilou.

—Tighnari —lo llamó. Su tono de voz hizo que el arrebol que había empezado a florecer en su rostro se hiciera muchísimo más notable. Ambos sabían lo que eso significaba—. ¿Tú...?

—Puede que sí —respondió él—. Aunque todavía me siento algo confundido. Tengo miedo de que vuelva a pasar algo malo...

—Cyno no es como Dottore. Te lo está diciendo su exnovia, Tighnari —Nilou ladeó su cabeza—. Es tan bueno que desespera —bromeó. Su amigo soltó una carcajada—. Aunque sí es cierto que ha cambiado... Pero jamás ha dejado de ser una buena persona.

Tighnari suspiró y se puso a mirar a través de la ventana, dubitativo.

—¿Qué piensas hacer?

—Guardarme estos sentimientos un tiempo. Necesito pensar —Nilou cerró sus ojos y respiró profundamente.

—¿Y si él se te declara?

—Lo dudo. ¿Cómo podría...? —aunque al recordar todos los momentos que había pasado junto a él, se dio cuenta de que la actitud de Cyno era... algo extraña.

—¿Que cómo podría estar alguien como él enamorado de alguien como tú? Déjate de inseguridades, anda. A Cyno se le nota de lejos.

—¿Tú crees?

—Créeme cuando te digo que sí.

Puede que Nilou supiera la verdad, pero Tighnari no era consciente de ello. Sin embargo, Cyno era tan descarado que podía utilizarlo a su favor.

—Por cierto, cuando me dio los pendientes le di un beso en...

—Lo tuviste que dejar muerto —comentó la pelirroja—, da igual dónde fuera.

—... la comisura de los labios —Tighnari completó la oración que su amiga había cortado.

A Nilou casi se le cayó la taza de las manos.

—¿Cómo reaccionó?

—¡No lo sé! —se quejó Tighnari—. Albedo se puso a hablar conmigo y no pude prestarle atención. Aunque vi por el rabillo del ojo que se fue del salón.

—La próxima vez que lo hagas, aprovecha y fíjate en su reacción —Nilou sonrió con malicia (algo extraño en ella)—. Estoy segura de que debe ser un tesoro.

—¿Se ponía muy nervioso cuando tú lo besabas?

—Y tanto. Aunque es distinto. Esta vez, se nota que está enamorado de verdad —Tighnari desvió su mirada, y ella se cubrió la boca con la mano derecha. Tal vez estaba diciendo más de lo que debía.

—Lo siento —Nilou frunció el ceño, confundida.

—No te preocupes, Nari. Fue culpa de ambos. Estábamos atravesando una etapa algo dura de nuestra vida y no tomamos la decisión correcta —apoyó una mano en su brazo—. Él estaba confundido y yo no lo noté.

—Lo sé, pero... No puedo evitar sentirme mal por ti. Sé que lo querías de verdad.

—Eso ya pasó. Ambos lo pasamos mal, y después de nuestra ruptura él adoptó hábitos horribles. Pero ya se ha acabado. Y lo único que me importa es que seáis felices, porque yo ya tengo a alguien, y Cyno merece ser feliz también —ambos sonrieron—. Así que no lo dejes ir.

—Lo intentaré.

Cyno se removió con incomodidad en el sofá. El perro de su mejor amiga se le había echado encima y le estaba impidiendo respirar sin dificultad.

—Quítate, gordo —le dio un pequeño empujón para que se levantara—. Voy a morir ahogado por tu culpa.

Cuando finalmente consiguió echarlo, Cyno se tumbó bocabajo y siguió jugando a “The Legend of Zelda: Breath of the Wild”. Realmente no estaba haciendo nada, simplemente daba vueltas por el mapa, atacaba a gallinas e iba por ahí robándole sus armas a todos los monstruos que veía.

Lo único que quería era que Tighnari volviera. Le había prometido que pasarían la tarde juntos y que saldrían a ver alguna película (o lo que surgiera).

Así que él, por obvias razones, estaba emocionado.

—¿En ese plan perro estamos hoy? —preguntó Collei al verlo tumbado, casi hecho uno con el sofá. ¡Y ella que había pasado toda la mañana limpiando su habitación!

—Hasta que no vuelva tu hermano, voy a seguir fundiéndome en el sofá mientras acoso al pescado este —su mejor amiga entornó sus ojos y se fue del salón.

Tampoco iba a molestarlo por estar así. Cyno había sido de mucha ayuda durante todas las vacaciones, así que por un día tenía permitido no hacer nada.

—¡Déjame respirar, cabrón! —Cyno chasqueó su lengua. Ahora comprendía por qué había dejado de jugar.

La verdad es que estaba jugando para evadir sus pensamientos. Porque si les permitía seguir circulando, al final iba a acabar haciéndose falsas ilusiones.

La actitud de Tighnari había cambiado desde lo sucedido en su cumpleaños, o al menos, eso pensaba él. Cyno no quería apresurarse y pensar que sus sentimientos eran recíprocos, porque si no fuera el caso, la decepción luego sería enorme.

Y probablemente acabaría llorando durante horas.

Así que debía frenar y no pensar en...

—¿Cyno? —una gélida mano se posó sobre su espalda. El pobre pudo sentir el frío incluso con la camiseta puesta.

—¿T-Tighnari? ¿En qué homento mas llegado? —el mencionado soltó una carcajada al ver su cara.

—¡Pero si he saludado y todo! ¿Tan entretenido estabas? —Cyno se dio la vuelta y se echó hacia delante para poder sentarse junto a él.

—Y tanto —“es que estaba pensando en ti, bobo”—. ¿Qué tal te ha ido con Nilou?

El rostro de Tighnari adquirió un tono rojo muy suave y apenas perceptible, pero que no pasó desapercibido a los ojos de Cyno.

—Muy bien. Me gusta mucho hablar con ella.

Cyno lo contempló en silencio antes de abrazarlo con las pocas fuerzas que tenía. Por algún motivo, ese día se sentía agotado.

—¿Estás bien? —Tighnari acarició su espalda. Era extraño que su amigo lo abrazase.

—Estoy cansado.

—¿Y eso?

—Probablemente porque ayer estuve todo el día fuera. En serio, creo que Kaeya quería matarme.

Su amigo soltó una risa: —¿Prefieres que salgamos mañana? —Cyno negó con su cabeza y se aferró a él.

—Quiero salir hoy.

—¿Tantas ganas tienes de ver la peli?

—Es que quiero estar contigo —el ritmo del corazón de ambos aceleró. A uno, por la vergüenza al decir tales palabras, al otro, por la inesperada confesión.

—Si nos quedamos en casa, también podemos estar juntos.

—Prefiero salir.

—¿Por qué?

“Porque quiero estar a solas contigo”.

—Lo pasaremos mejor —mintió—. Ya me iré animando, no te preocupes.

—Voy a ir preparando el almuerzo —le dijo Tighnari—. ¿Puedes...?

—¿Podemos quedarnos un rato así? Todavía es temprano. No te preocupes. No pasará nada si tardas algunos minutos más en ponerte a cocinar —su amigo aceptó con resignación antes de dejarse caer sobre el sofá, dejando a Cyno encima de su cuerpo.

—¿Qué te pasa hoy?

—Necesito cariño.

—¿Y Sol?

—Me estaba ahogando —Tighnari soltó una carcajada.

—Perdónalo, mi niño es así.

Ambos permanecieron en la misma posición durante diez minutos, aproximadamente. Las palabras se volvieron innecesarias. Lo único que a Cyno le importaba eran las caricias que Tighnari le proporcionaba.

Al final, Tighnari tuvo que irse a preparar el almuerzo, aunque realmente, ninguno quería separarse. Se sentían tan cómodos que podrían haber pasado el día entero así.

“¿Tal vez sí está enamorado de mí?”, era la pregunta que reinaba en la mente de Cyno. Durante el almuerzo, ni siquiera pudo quitarle el ojo de encima. ¿Y si no eran solo ilusiones suyas?

¿Tenía permitido creérselo? ¿Realmente podía confiar en que Tighnari sentía lo mismo que él?

—¿Al final te has decidido? ¿O sigues sin saber qué peli quieres ver? —Tighnari sacó una funda de su bolsa y la abrió, dejando a la vista sus gafas. Eran metálicas y redondas, bastante bonitas.

Lo cierto es que no solía utilizarlas. La vista de Tighnari no era especialmente mala (de hecho, hacía poco que le habían dicho que las necesitaba), pero sí es cierto que le costaba mucho leer o ver ciertas cosas en su móvil sin ellas.

—Hmmm... Hoy tengo ganas de ver algo tranquilito. No mucha acción —como iba al volante, no podía darse el lujo de mirar a su lado. Tighnari revisó todas las películas que había en cartelera en su móvil.

—Pues... ¿Alguna de romance? Es lo más tranquilito que veo por aquí  —Cyno se encogió de hombros.

—¿Qué quieres ver tú?

—Me da igual, la verdad.

—¿Seguro? —Tighnari asintió con su cabeza.

—Seguro. Pero eso sí, mañana nos quedamos en casa y vemos Orgullo y Prejuicio.

—¿Quieres verla hoy?

—Pero ya que vamos al cine, vamos a ver algo, ¿no? —Tighnari frunció el ceño—. La vemos mañana y ya.

—Podemos darnos una vuelta por ahí y simplemente pasar un rato juntos. Luego volvemos a casa y vemos Orgullo y Prejuicio.

—Si no te molesta...

—Si a mí me da igual. A mí solo me interesaba pasar tiempo contigo.

—Oh.

Incluso si Tighnari no estaba enamorado de él y solo era una ilusión suya, Cyno había decidido empezar a ser algo más sincero con él.

Porque había descubierto que la sonrisa de Tighnari era mucho más bonita cuando él era la causa de ella.

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