El verde de mi primavera ♡ Cy...

By reazurah

7.3K 1.1K 724

A Cyno nunca le había llamado la atención el color verde. Le parecía insípido; no era bonito, y mucho menos... More

zero
capítulo uno
capítulo dos
capítulo tres
capítulo cuatro
capítulo cinco
capítulo seis
capítulo siete
capítulo ocho
capítulo nueve
capítulo diez
capítulo once
capítulo doce
capítulo trece
capítulo catorce
capítulo quince
capítulo dieciséis ♡ xiaoven
capítulo diecisiete
capítulo dieciocho
capítulo diecinueve
capítulo veinte
capítulo veintiuno
capítulo veintidós
capítulo veintitrés
capítulo veinticuatro ♡ primera parte
capítulo veinticinco ♡ segunda parte
capítulo veintiséis
capítulo veintisiete
capítulo veintiocho
capítulo veintinueve
kavetham ♡ treinta
capítulo treinta y uno
capítulo treinta y dos
capítulo treinta y tres
capítulo treinta y cuatro
capítulo treinta y cinco
capítulo treinta y seis
capítulo treinta y siete
capítulo treinta y ocho
capítulo cuarenta
capítulo cuarenta y uno
capítulo cuarenta y dos
capítulo cuarenta y tres
capítulo cuarenta y cuatro
capítulo cuarenta y cinco
capítulo cuarenta y seis
kavetham ♡ cuarenta y siete
cuarenta y ocho
cuarenta y nueve
cincuenta
AVISO

capítulo treinta y nueve

115 19 7
By reazurah

Las nubes se deslizaban a lo largo del manto nocturno que cubría el cielo. La luna se sentía tan afligida y ansiosa que se había resguardado tras ellas, como si se negase a ver la violencia que la oscuridad permitía salir a flote.

Cyno sentía el corazón latiéndole con fuerza contra el pecho, resonando en sus oídos y abrumándolo más que cualquier pensamiento negativo que pudiese cruzar su mente en ese mismo instante.

—Dottore debería estar cerca.

Últimamente se había sentido demasiado inquieto. Temía que Dottore quisiera despedirse de Tighnari de una forma memorable, así que había estado atento a cualquier posible aparición suya.

Los mensajes que mandaba a ese número siempre eran ignorados, así que al final había contactado con Scaramouche (utilizando a Aether como medio) para pedir información sobre ese hombre.

Afortunadamente, Scaramouche soltó todo lo que sabía en su primera conversación e incluso se molestó en rastrearlo para permitir que Cyno fuera a “despedirse” de él cuando esas fotos de Tighnari acabaron en la galería de su móvil.

Estaba muy molesto. ¡Y tanto que lo estaba! Sentía la sangre bulléndole, como si la hubiesen calentado a cien grados.

Ese día se había permitido no tener autocontrol. Dottore y él tenían muchos asuntos pendientes, así que podía darse el placer de darle una paliza si se sentía con ganas de golpear a alguien.

Cyno giró en una esquina y se adentró en un callejón. Las paredes estaban sucias y cubiertas de telarañas. Junto a ellas descansaban varias papeleras llenas de basura, dejadas allí para evitar que fueran una molestia en la calle principal.

El polvo era tan abundante que durante el día, probablemente, las partículas que flotaban en el aire serían visibles gracias a la luz del sol, que entraría tímidamente cuando este se encontrase en su punto más culminante y descubriese, por milésima vez, que este lugar existía.

Al ver que no había rastro de la persona que estaba buscando, Cyno giró hacia la derecha y siguió caminando a lo largo de los callejones.

Y justo cuando la paciencia se le empezaba a acabar, escuchó unos pasos tras él:

—¿A qué se debe tan vehemente búsqueda? ¿Es que acaso está Cycy enamorado de mí y quiere rogarme que no abandone la ciudad? Pues lamento decirte que no vas a poder hacerlo.

—Qué lástima. Con lo feliz que me haría verte tras las rejas de una celda en la prisión —se quejó Cyno—. Pero cómo no, aceptas que tu mami te salve el culo.

—No hables sin saber. Ella no es nuestra madre.

—¿Entonces? Es la reina de la organización y vosotros sois como sus avispas súbditas. ¿Está mal que diga que es vuestra mami? Si vivís lamiéndole los pies.

Dottore frunció el ceño y caminó directo hacia él. Sus pasos eran firmes y no había rastro de duda en ellos.

Pero no por eso Cyno iba a acobardarse.

—Sabes por qué estoy aquí.

—¿Vienes a defender a tu pobre noviecito? —el de menor estatura apretó sus puños.

—¿Por qué iba a venir a ver tu asquerosa cara, sino?

—¿Tan bajo has caído? ¿Por alguien así te estás esforzando tant-

El primer golpe fue asestado, justo en la cara de Dottore: —Creo que eres el único aquí que está hablando sin saber.

—¿Yo? Desde luego... La ignorancia hace mucho daño a los tontos —Dottore apoyó su mano derecha sobre el lugar golpeado—. Tuviste la oportunidad de ser un buen chico, pero parece que llevas en la sangre eso de ser un imbécil e impulsivo que no sabe lo que hace.

—Y tú eres igualito que tu padre. Un tonto lam-

Esta vez fue el turno de Dottore de golpear a Cyno. La cara se le había descompuesto.

—Ni se te ocurra mencionar a ese hombre frente a mí.

—¿Acaso te duele que te abandonara? Con lo mucho que le gustaba protegerte cuando me metías las peores palizas de mi vida —Cyno lo sujetó por el cuello de su camiseta y juntó sus frentes—. Ahora, deja de distraerme. Sabes por qué estoy aquí.

—Porque te has vuelto tonto por amor. Te has enamorado de ese inútil que no sabe hacer nada y ahora quieres vengarte de mí por todo lo que le hice.

Cyno golpeó su estómago con la rodilla antes de meterle otro puñetazo en la cara. Qué raro. Dottore no se estaba oponiendo.

—Deja de dar rodeos. No pienso vengarme. Sé que Nari no querría eso —Dottore alzó una ceja—. Solo vengo a obligarte a borrar esas imágenes.

—Ah, ¿eso? —el hombre se echó a reír—. ¿Por eso? Pero si él accedió a mandármelas sin dudarlo. Además, antes de marcharme debo deshacerme de todos mis dispositivos. No tienes de qué preocuparte. Imágenes, vídeos, todo. No puedo tener nada que me delate.

—Claro. Y yo tengo que creerte —Cyno se acercó a él—. Las vas a eliminar aquí mismo. Delante de mí.

—¿Y si no quiero?

—Yo mismo te obligaré a eliminarlas.

—¿Tú? Con esa fuerza que tienes, lo dudo mucho —justo cuando Cyno iba a replicar, un puño golpeó su rostro. Uno, dos, tres... Hasta que finalmente decidió detenerlo.

—¿Quieres volver a los viejos tiempos? —le dijo Cyno—. Lo siento, pero hoy no estoy de humor para tus jueguecitos. Y sé que tú no puedes permitirte tanto.

—La Zarina me asesinaría con sus propias manos si se enterase de que he dejado un muerto inocente tras mí. Es una lástima.

Cyno intentó mantener la calma (porque ese comentario no había sido especialmente agradable) y le arrebató el portátil que traía bajo su brazo izquierdo, metido en una funda.

Dottore no se opuso a él. Parecía estar divirtiéndose, y eso solo confundía al de menor estatura.

—Puedes salvar la dignidad de tu noviecito. No me opondré a ti —el hombre se detuvo durante unos segundos—. Pero quiero algo a cambio.

—¿El qué? —preguntó Cyno mientras rebuscaba entre sus carpetas. Debía eliminarlas tanto de su ordenador como de su cuenta. Así evitaría que volviera a tener acceso a ellas.

—Pelear contigo. Siempre me he dedicado a meterte palizas, pero ahora que te veo... Me gustaría probar tu fuerza.

—¿Acaso te excita pelear contra otras personas? Eres asqueroso —Cyno arrugó la nariz—. Como sea. Estas imágenes y vídeos no estarán subidos a ninguna plataforma, ¿no?

—Compruébalo tú mismo.

Cyno revisó cada red social, cada carpeta oculta, hasta que finalmente se sintió satisfecho: —Ya que estoy, voy a hacerte un favor.

El sonido del ordenador chocando contra el suelo hizo eco en el callejón. Cyno lo pisoteó hasta hacer añicos la pantalla, dejándolo completamente inutilizable.

—El siguiente va a ser tu móvil —Dottore sonrió.

—Si eres capaz de quitármelo.

Las personas se refugiaban en sus hogares para protegerse del frío de la noche. Las fuertes ráfagas de vientos sacudían los árboles y la hierba, único sonido que acompañaba a Cyno mientras caminaba sin rumbo por las desoladas calles de la ciudad.

—¿Y ahora qué hago...? Si vuelvo a casa, preocuparé a papá. Y suficiente tuvo ya cuando tenía diecisiete...

Como estaba agotado, Cyno se sentó en el suelo, aprovechando la pared de una casa para apoyarse en ella. Lo único que quería ahora era acostarse y no despertar hasta que todas sus heridas hubieran sanado.

Pero, ¿cómo iban a curarse si no las trataba?

—Tighnari me va a matar.

¿Por esto no lo había acompañado? Con todo lo que habían trabajado...

Con la ilusión que a ambos les hacía darle su regalo el día de su cumpleaños, sin falta.

Los dos juntos.

—Pero no tengo otra opción...

¿Kaeya, Albedo, Nilou? Vivían demasiado lejos. ¿Heizou? Ni de coña. ¿Kazuha? Estaba con Heizou. ¿Aether, Lumine? De viaje, fuera de la ciudad. ¿Su hermana? Ni borracho. ¿Collei? Con su abuelo.

Su única opción era Tighnari.

—Joder.


—Perdone, ¿es usted familiar de...?

El tiempo pareció detenerse. Era como si lo hubieran tirado sin previo aviso en el mar. El agua le impedía escuchar con claridad, pero era capaz de captar algunos sonidos.

La voz que le hablaba desde el otro lado de su móvil sonaba triste. Parece que anunciar muertes no era la parte favorita de su profesión.

—Sí, sí... Estaré allí en media hora...

Tighnari dejó caer su móvil al suelo. Cyno, quien se había acercado a él, apoyó ambas manos en sus hombros: —Deja que te lleve.

—Deberías quedarte a descansar. ¿No te duelen tus heridas...?

Cyno lo abrazó con fuerza, desde donde estaba, y hundió el rostro en su hombro. No había escuchado la conversación, pero ya se hacía una idea de lo que estaba pasando.

—Lamento no haberte acompañado hoy. Fui demasiado impulsivo e hice algo que no debía —Tighnari se echó a llorar.

—No te disculpes, Cyno. No tienes por qué disculparte... No tienes culpa de esto —Cyno se aferró a él con la poca fuerza que le quedaba.

—Deja que te acompañe, por favor.

Tighnari no respondió. Simplemente se dio le vuelta y se escondió en su pecho para poder seguir llorando.

—¿Y para esto ha sufrido tanto? ¿Para simplemente morir? ¿Y todo lo que ha dejado atrás? ¿Por qué...? —empezó a quejarse.

No había podido darle su regalo. No había tenido la oportunidad de visitar su antiguo barrio. No los había visto terminar sus estudios, de hecho, ni siquiera...

—Es el ciclo de la vida. Todos nacemos para morir algún día —le dijo Cyno—. Y puede que sea injusto. Todas las vidas son un proyecto inacabado, y ella tenía mucho por ver. Pero su final llegaría tarde o temprano.

—¿Y por qué justo ahora? ¿Por qué ella? —Tighnari se separó de él y lo sujetó por los brazos. Tenía los ojos rojos por culpa del llanto.

—Si tuviera la respuesta, te la daría. Pero estoy tan perdido como tú, Tighnari —Cyno acarició su rostro—. Yo también he pasado por esta situación. Y lo único que puedes hacer es aguantar... Porque nada va a traer a tu madre de vuelta.

Tighnari cerró sus ojos y sujetó la mano de Cyno con la propia, apretándola contra su rostro.

—Quédate conmigo, por favor...

—¿Acaso no quieres ir al hospital?

—Dame algo de tiempo, por favor —suspiró—. Mi padre tiene que haber llegado ya. No pasa nada si yo tardo un par de minutos más.

Cyno pareció darse cuenta de algo.

—¿Y Collei...?

—Cuando regrese, tendré que decírselo —Tighnari volvió a utilizarlo como su refugio. Su cuerpo no quería responder a los comandos de su cerebro, así que lo único que podía hacer era temblar y acurrucarse entre los brazos de su amigo. Cyno acarició su espalda.

No fueron necesarias más palabras. Simplemente estuvieron abrazados hasta que Tighnari se sintió listo para ir al hospital, donde fue llevado por Cyno.

Al entrar en la sala, se lanzó a los brazos de su padre. Era obvio que él también había estado llorando.

Cyno se marchó de allí para darles algo de privacidad, no sin antes hablar un poco con ambos.

No podía evitar sentirse culpable. Por su culpa, Tighnari no había podido darle el regalo a su madre.

Tras una hora (y poco más) en el hospital, ambos regresaron a casa. “Yo me quedaré un rato más”, les había dicho el padre de Tighnari, todavía algo desorientado.

Al llegar a casa, ambos se encerraron en la habitación de Tighnari sin decir ni una sola palabra. ¿Qué debían decir en una situación así?

—Oye... —dijeron, al unísono—. Ah, tú primero.

—Tú, por favor —repitió Cyno. Su amigo sonrió con cariño.

—¿Puedes dormir esta noche conmigo? No creo que sea capaz de dormir solo después de lo que ha pasado.

—¿Seguro? —Tighnari asintió.

—Tu compañía me transmite calma.

El ambiente había cambiado de golpe. Se tornó algo más triste, aunque fue acompañado por un poquito de afecto.

Los jóvenes se acostaron pronto. Ambos estaban agotados. Habían pasado muchas cosas en un plazo muy corto de tiempo y necesitaban asimilarlo todo.

Aunque podría resultar abrumador, al menos estaban juntos.

—¿Estás temblando por el frío o por los nervios? —preguntó Cyno al abrazarlo por la espalda—. Si tienes frío, puedo ir a por otra manta...

—No, no —Tighnari se acurrucó—. Estoy bien aquí.

“Estando en tus brazos, ¿cómo iba a encontrarme mal?”

Continue Reading

You'll Also Like

52.8K 2.1K 30
Marshall tendra que hacer algo fuera de la realidad para poder ser parte de la mision, con este cambio drastico en su vida, tendra que aprender a ada...
805K 120K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
591K 79.4K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
34K 1.5K 32
Hola. En resumen, voy a publicar imágenes yaoi, memes e imágenes random. TODO DE MARVEL!!!!! Todos son bienvenidos, disfruten.