El verde de mi primavera ♡ Cy...

By reazurah

7.2K 1.1K 680

A Cyno nunca le había llamado la atención el color verde. Le parecía insípido; no era bonito, y mucho menos... More

zero
capítulo uno
capítulo dos
capítulo tres
capítulo cuatro
capítulo cinco
capítulo seis
capítulo siete
capítulo ocho
capítulo nueve
capítulo diez
capítulo once
capítulo doce
capítulo trece
capítulo catorce
capítulo quince
capítulo dieciséis ♡ xiaoven
capítulo diecisiete
capítulo dieciocho
capítulo diecinueve
capítulo veinte
capítulo veintiuno
capítulo veintidós
capítulo veintitrés
capítulo veinticuatro ♡ primera parte
capítulo veinticinco ♡ segunda parte
capítulo veintiséis
capítulo veintisiete
capítulo veintiocho
capítulo veintinueve
kavetham ♡ treinta
capítulo treinta y uno
capítulo treinta y dos
capítulo treinta y tres
capítulo treinta y cinco
capítulo treinta y seis
capítulo treinta y siete
capítulo treinta y ocho
capítulo treinta y nueve
capítulo cuarenta
capítulo cuarenta y uno
capítulo cuarenta y dos
capítulo cuarenta y tres
capítulo cuarenta y cuatro
capítulo cuarenta y cinco
capítulo cuarenta y seis
kavetham ♡ cuarenta y siete
cuarenta y ocho
cuarenta y nueve
cincuenta
AVISO

capítulo treinta y cuatro

92 17 5
By reazurah

La felicidad estival se fue desvaneciendo lentamente con el fin de las tan amadas vacaciones. Llegaron de nuevo el estrés y las decepciones, la carencia de tiempo y los trastornos en los horarios. Fue el momento de despertar y despedirse de la serenidad, de aceptar que había que adaptarse nuevamente a esa ordinaria rutina que ninguno disfrutaba de verdad.

¿Lo único bueno? Para Tighnari, era poder caminar hacia su universidad y encontrarse con ese chico que se había convertido en un buen amigo suyo. Amaba poder escuchar su guitarra y dejarse llevar hasta su lugar, saludarlo con una gran sonrisa en el rostro y charlar con él hasta que el tiempo le impidiera continuar.

De repente, su rutina se volvió algo más amena. Porque Cyno pasó a ser parte de ella.

Todas las mañanas, algunas tardes. Él siempre estaba ahí, dispuesto a recibirlo con los brazos abiertos y con la sonrisa más hermosa que jamás hubiera visto.

Antes de darse cuenta, la naturaleza comenzó a morir paulatinamente y las temperaturas comenzaron a bajar. Sin embargo, su interior seguía siendo tan cálido que las flores habían empezado a florecer.

Una flor por aquí, una flor por allá. Dispuestas a embellecer su vida, las flores comenzaron a echar raíces en su ser.

Antes de que se diera cuenta, ya era 31 de octubre. Tras haber tenido un día ajetreado, Tighnari finalmente tenía algo de tiempo libre. Aunque, teniendo en cuenta la fecha que era...

—¡Truco o trato! —una chiquilla rubia le extendió una canasta con forma de calabaza. Había logrado reunir una cantidad considerable de dulces hasta ahora (aunque poco sabían los demás que la gran mayoría eran robados).

—Pues agárrame el aparato —murmuró Cyno. Albedo entornó sus ojos y cruzó ambos brazos.

—Cyno, es mi hermana.

—Albedo, era coña.

—Chicos, ¿queréis un poco? —Kaeya les extendió una bolsa de patatas. Albedo tomó una y se recostó nuevamente sobre el sofá.

—Gracias, guapetón —le dijo Cyno tras tomar unas cuantas.

Durante aquellos meses, tanto Tighnari como Cyno habían empezado a juntarse con Albedo y Kaeya. Fue algo que les permitió acercarse más, pues se convirtió en el primer grupo en común que tuvieron.

Porque, al fin y al cabo, Cyno tenía a Nilou y Collei y a Aether y Heizou, y Tighnari tenía a Kaveh y a Alhaitham, pero ninguno quería entrar en ninguno de estos grupos. Eran amistades que llevaban mucho tiempo forjándose y probablemente sobrarían.

Así que lo mejor fue empezar de cero y aprovechar nuevas oportunidades.

—¡Muchas gracias, señorito! —le agradeció Klee al recibir los dulces. Aunque toda formalidad no era más que una faceta para evitar ser regañada por su hermano mayor—. ¡Es usted muy lindo!

—Ah, gracias... —el rostro de Tighnari obtuvo un tono rojizo—. Cuídate, Klee. Regresa a casa tan pronto como puedas, que esta noche es muy peligrosa.

—¡No te preocupes! Mami me está esperando cerca de aquí. Y mi hermano está aquí. Si pasa cualquier cosa, puedo venir cuando quiera.

—Muy bien, muy bien. Hasta luego —Tighnari palmeó su cabeza y la de la taciturna chiquilla que había a su lado, cuyo cabello morado le caía como cataratas por encima de los hombros—. Tú cuídate mucho también, bonita.

—Qiqi lo hará —la chiquilla asintió con su cabeza—. Aunque mi hermano está cerca.

—¿Xiao está por aquí? —Cyno se asomó para poder ver a las personas que había en la entrada.

—Y Venti.

—¿No estaban de gira? —Qiqi negó con su cabeza.

—Acabó hace una semana.

—Ah. Últimamente no me entero de nada —él soltó una carcajada—. Salúdalos de mi parte. Hace tiempo que no los veo.

—Hm —la niña asintió y se dio la vuelta. Tighnari se puso de pie y se asomó a la puerta antes de cerrar.

—Vamos, que ya casi terminamos la peli —Cyno asintió con su cabeza y lo siguió hasta el salón. No fue una sorpresa encontrarse a sus amigos aprovechando su privacidad para besarse.

—Solo nos hemos ido unos segundos y ya os estáis comiendo —se quejó Cyno mientras tomaba asiento lejos de ellos. Tighnari soltó una risa y se sentó junto a él.

—¿Envidia?

—Puede.

—Pues no es mi culpa que tú seas un fracasado, Cycy —le dijo Kaeya, quien a pesar de haberse separado, seguía sujetando los hombros de Albedo.

—No me llames así, Kanye —el rubio los ignoró deliberadamente y le dio al play. Ambos se callaron de golpe y centraron toda su atención en la peli.

A medida que “The Nightmare Before Christmas” iba avanzando y acercándose a su ineludible final, los nervios iban creciendo en el interior de Cyno. Su mano (que ya había empezado a sudar) se paseaba a lo largo del sofá con inquietud. Su único objetivo era alcanzar la mano de Tighnari, que a pesar de estar muy cerca parecía demasiado lejos.

Al final, se dio por vencido. No se atrevía a sujetar su mano así sin más.

No obstante, en cuanto dejó escapar el suspiro de rendición, una mano se aferró a la suya.

—Mira a Kaeya y a Albedo —tan cerca se había puesto para ser escuchado que Cyno sintió el aliento ajeno chocar contra su oreja. Menos mal que estaban a oscuras y no podía ser fácilmente descubierto.

El joven inclinó su cuerpo para poder ver a la parejita que tenían cerca, encontrándose con ambos dormidos mientras se abrazaban.

—Veo que están un poco cansados —comentó Cyno al verlos. Tighnari asintió, con una sonrisa en su rostro.

Sus manos parecían negarse a separarse. De hecho, ninguno se molestó en intentarlo.

—Por cierto, ahora que “estamos solos” —a Cyno dejó de importarle la película. Como ya la había visto mil veces, no le importaba perderse el final en una ocasión—. ¿Qué tal has estado comiendo estos últimos días? Apenas hemos tenido tiempo para hablar —el joven utilizó su dedo pulgar para acariciar el dorso de la mano de Tighnari.

—Iba algo mejor —el pobre no podía concentrarse por culpa de Cyno—, pero ahora he vuelto a perder las ganas de comer.

—Tighnari, deberías buscar ayuda. No puedes pasar tu vida así. Vas a acabar mal —Cyno apoyó su cabeza sobre el respaldo del sofá.

—Cyno, te prometo que yo puedo —Tighnari imitó su acción—. Ten paciencia.

—Siempre vas a recaer.

—En algún momento tendrá que parar.

—Claro, pero ¿cuándo?

Tighnari cerró sus ojos y se negó a responder. Cyno contempló su rostro en silencio, más atento a sus labios que a cualquier otra cosa.

—Confío en ti. Pero si en algún momento se te va de las manos, ten por seguro que no pienso quedarme de brazos cruzados.

—Ya, ya. Lo sé, Cyno —Tighnari abrió sus ojos para poder verlo y le sonrió—. Te conozco.

El corazón de Cyno saltó de la alegría. Debería ser un delito ser tan perfecto.

—Tened mucho cuidado mientras volvéis —Albedo sujetó las manos de Tighnari mientras decía estas palabras—. Ya sabéis que es un día peligroso.

No era extraño que se produjeran asesinatos o ataques durante la noche del 31 de octubre. Los criminales utilizaban a su favor los disfraces y se ocultaban entre las multitudes para cometer crímenes.

Esto no quería decir que a ellos les fuera a suceder algo, pero siempre había que ir con precaución para evitar accidentes.

—No te preocupes por eso. No nos va a pasar nada —le dijo Cyno. «O al menos, no a Tighnari», pues él no permitiría que le sucediera algo.

Tras las despedidas, fue el momento de marcharse. Kaeya no se atrevió a quitarles el ojo de encima hasta que los vio desaparecer al girar en la esquina.

Era bastante tarde, pero las fiestas no cesaban. Los niños ya se habían retirado, así que los adolescentes y adultos disfrutaban al poder tener permitido hacer burradas sin pensar en que podrían ser descubiertos por ellos.

Cyno y Tighnari caminaban uno al lado del otro, con las manos dadas. Se sentían algo incómodos al ver a todos divirtiéndose sin molestarse en marcar un límite.

—Xixi, vámonos a casa ya. Estoy agotado —escucharon a alguien frente a ellos.

—¿Adónde te crees que estamos yendo? —se quejó el hombre que caminaba a su lado.

Eran Xiao y Venti. Uno parecía demasiado borracho, y el otro estaba tan sobrio que tenía que hacerse cargo tanto de su hermana (la chiquilla que habían visto antes junto a Klee) como del descuidado de su novio.

—Que te sea leve —bromeó Cyno en cuanto lo tuvo cerca. Xiao suspiró.

—No lo será.

Aunque Xiao y Venti no fueron las únicas personas que encontraron en esa situación, sí fueron los únicos con los que interactuaron. El resto de personas no eran más que desconocidos... Y siempre era mejor no hablarles.

—Estoy agotado. En cuanto llegue a casa me voy a echar a dormir y no me voy a despertar hasta la semana que viene —comentó Cyno mientras esperaba a que Tighnari abriese la puerta de la plaza.

—¿Vas a regresar solo a tu casa? ¿A esta hora? —le preguntó Tighnari. Al sacar la llave de la cerradura, abrió la puerta de un empujón.

—Pues claro. ¿Qué pensabas que iba a hacer?

—Ah. Yo pensaba invitarte a dormir en la mía —el joven entró en la plaza y estiró los brazos—. Estás a tiempo de acept-

—Acepto —Tighnari soltó una carcajada y le echó las llaves de su casa a Cyno.

—Ve abriendo, anda. Yo voy a cerrar la puerta de la plaza.

—Voooy.

En cuanto estuvo lejos, Tighnari dejó escapar el aire que había retenido inconscientemente. Era un alivio que Cyno hubiera aceptado tan rápido.

Porque algo de esta noche no terminaba de darle buena espina.

Cerró la puerta de la plaza y observó sus alrededores a través de la verja. Esta era la noche perfecta para que Dottore se mostrase, pero, curiosamente, no se habían cruzado con él en lo que llevaban de noche.

—Menos mal —suspiró.

Tenía miedo. Muchísimo miedo.

Desde que Dottore había regresado, Tighnari se sentía constantemente amenazado. A estas alturas, ni siquiera la protección de Cyno le transmitía paz.

Porque temía que a Cyno le pasara algo malo.

Antes de entrar, Tighnari se sentó en un banco de la plaza y marcó el número de su hermana. Esta no tardó mucho en contestar.

—Collei, ¿qué tal estás?

—¡Ah! Perfectamente, no te preocupes. Fischl, Bennett, Razor y yo estuvimos fuera desde las cuatro hasta las seis. Desde entonces, hemos estado en casa de Fischl y no hemos salido para nada.

—Está bien. Recuerda que...

—No te preocupes, Nari. Mis amigos no van a salir ya. Ya sabes cómo son —su hermano rio.

—Tienes razón. Lo siento. Pásalo bien.

¿Y tú? ¿Estás bien?

Hm. Cyno me ha acompañado hasta casa. Ya estoy de vuelta.

—¿Y él?

—Se va a quedar esta noche —respondió con simpleza, sin ser consciente del revuelo que causó en el lugar donde su hermana se encontraba (porque obviamente, sus amigos estaban al día de todo).

Ah, eso es bueno. Pasadlo bien —Collei sonó aterrorizada. Y es que no quería que a sus amigos se les escapara algo que Tighnari no debía escuchar—. Hasta mañana, Nari.

—Hasta mañana, Coco.

La llamada finalizó. Tighnari respiró profundamente e ingresó a su hogar.

—¿Ya has terminado de hablar? —al no sentir la misma libertad que en su hogar para moverse libremente, Cyno había esperado a Tighnari en la entrada.

O tal vez solo estaba interesado porque había notado que tenía una actitud extraña.

—Ah, sí. Lo siento, quería saber cómo estaba mi hermana —Tighnari cerró la puerta de su casa y se dio la vuelta—. Cyno, ya sabes que esta es como tu casa. No hace falta que te quedes ahí esperando...

—Lo sé, lo sé. Simplemente te esperaba a ti —Cyno sonrió—. ¿Vamos preparando las cosas? Estoy que me caigo.

—Sí, sí. Pero no hagas mucho ruido, que mi padre está aquí —Cyno asintió con su cabeza y lo siguió, en silencio.

Era raro que el padre de Tighnari estuviese en su hogar. Su trabajo solía mantenerlo alejado de su familia durante mucho tiempo y le impedía pasar el tiempo suficiente con ellos.

Desde las vacaciones de verano, sus hijos apenas habían podido verlo. Mantenían contacto con él, sí, pero eso no lo hacía estar más cerca de ellos.

—Con cuidado, cuidado —Tighnari ayudó a Cyno a sacar el colchón de aquella habitación que había quedado abandonada y juntos lo llevaron hasta la habitación donde iban a dormir (es decir, el dormitorio de Tighnari).

Afortunadamente, consiguieron su propósito sin ninguna baja. Ningún cuadro fue dañado por accidente y tampoco se dieron golpes indeseados.

—¿Ahora vas a dormir? —le preguntó Tighnari mientras se sentaba en su cama.

—Sí —Cyno terminó de colocarle la funda a la almohada y la lanzó al colchón que habían dejado en el suelo—. ¿Por qué?

—Ah, es solo... Voy a ducharme, así que puede que luego te despierte —el peliblanco se deshizo de su sudadera y la dejó en el suelo.

—No te preocupes por eso —dejó la ropa que se había quitado (incluidos los zapatos) bien puestos en un rincón donde no molestaran, para así evitar posibles accidentes—. A mí me da igual.

—Está bien.

Normalmente, Tighnari se hubiera puesto de pie y hubiese ido directo a la ducha. Sin embargo, esta vez fue incapaz de levantarse. Algo en él se lo impedía.

Lo único que pudo hacer fue agachar su cabeza para evitar que Cyno lo viera.

—Tighnari, ¿pasa algo...? —ni siquiera estando en cuclillas pudo ver el rostro de Tighnari, así que subió a su colchón y se puso justo frente a él—. ¿Tighnari? —Cyno sujetó sus manos y se acomodó para poder verlo.

Tighnari negó con su cabeza mientras las lágrimas descendían por su rostro. Era incapaz de hablar mientras lloraba. Le daba tanta vergüenza.

—Tighnari, no te preocupes. Estás bien aquí —Cyno soltó sus manos para poder sujetar su rostro. Secó sus lágrimas con sus pulgares y lo observó en silencio—. ¿Qué es lo que te pasa...?

—T-Ten-Tengo m-miedo —dijo entre hipidos. El llanto le impedía hablar con claridad, cosa que le avergonzaba.

Por eso, decidió no decirle nada más.

Cyno apretó sus labios antes de envolverlo entre sus brazos. Puede que no supiera por qué lloraba de repente, pero jamás se atrevería a dejar que Tighnari se sintiera solo.

—Ya, ya. No tienes de qué preocuparte. Aquí estás a salvo.

Tighnari se aferró con fuerza a Cyno. No quería separarse de él.

Sin embargo, en un momento tuvo que hacerlo. Y le sentó fatal.

—¿No podemos quedarnos así un rato más...? —susurró. Su amigo sonrió con cariño y acarició su rostro.

—Dúchate antes. Te va a ayudar a despejar tu mente. Después, puedo abrazarte durante todo el tiempo que quieras.

El mayor de ambos aceptó con tristeza y se dirigió a la ducha en silencio. Cyno suspiró y se puso con su móvil... Se le había quitado todo el sueño.

Esto era culpa de Dottore y él lo sabía. No era tonto.

Esta vez lo confirmó: la próxima vez que lo viera, Dottore iba a sufrir las consecuencias de sus actos.

Continue Reading

You'll Also Like

Suicidio By Vana

Historical Fiction

34.8K 2.5K 8
no es una historia como tal :) solo léelo
199K 17.6K 21
Killua se da cuenta que está enamorado de su mejor amigo Gon, lo que conlleva a intentar enamorarlo.
28.1K 2K 15
Kaito es una persona sádica. Len es una persona inocente que confía en todos.
1.2K 130 18
Según el testimonio de algunas personas, el amor es algo sumamente difícil de encontrar pero que al encontrarlo todo se vuelve mucho más lindo, ¿Será...