Ya habían empezado a preparar lo necesario para la llegada de Emily. Nash consiguió una cunita a muy buen precio, Nevan insistía que no hacía falta, ya que su hija dormiría con él en la cama, pero el alfa insistió. No siempre podría ponerla en la cama, aunque le gustase dormir con ella, Emily también necesitaba su propio espacio, finalmente aceptó a regañadientes.
-Esto es el mejor, Nevan... - el omega inflo las mejillas cuando vio entrar a Nash y Scott con la cunita a la habitación. – Es bueno para ti y para ella.
-Emily apenas la usará, ella dormirá en mis brazos. – le recrimino, Scott soltó una pequeña risita al notarlo molesto. – He leído un documento donde decía que los bebés sienten como si le clavaran espinas cuando los acuestan en la cunita.
-¿Dónde has leído eso? – rio Nash, el omega lo miro de reojo enfadado, mientras acomodaban lo que él veía como un arma.
-En la página de papás primerizos omegas. – respondió convencido. – Hay un artículo que ocupa la mitad de la página, donde recomiendan que el bebé duerma en la cama con su papá omega, lo dicen expertos.
Nevan se sintió traicionado cuando vio que sus dos amigos se burlaban de él, quería sonar convincente para que le quitaran ese trasto que ocupaba la mitad de su habitación, pero parecía que no iba a funcionar. Sus rivales eran más fuerte que él, además contaban con la ayuda de su mayor rival en aquel momento, el doctor Corbin, el cual había intensificado los ejercicios que debía realizar antes de que naciera el bebé.
-Nevan, debes prepararte, pronto debemos ir a la clase de preparación... - el omega suspiro cansado. – Sé que no te gustan, pero es para ayudarte a la hora de dar a luz, además, la mujer que te da las clases siempre te regala alguna golosina.
-Hay muchos alfas en el lugar. – refunfuño bajito mientras se ponía los zapatos, echaría de menos sus pantuflas de vaquita durante las horas que debía estar fuera. – Podríamos hacer los ejercicios aquí, ya me los se...
-Deben controlar los latidos del bebé al principio y al final de la clase. – el omega quiso asesinarlo con la mirada. – El doctor Corbin está preocupado por su estado, estos días no te has movido a penas y eso ha pasado factura a Emily.
-Sois unos malvados. – gruño al pasar por delante de Nash. – Vámonos Emily, antes de que nos obliguen a correr un medio maratón.
-No haría eso, Nevan. – el alfa poso su mano sobre su hombro y sonrió.
Al salir le pidió ayuda a Celia, si la beta decía que se había dejado algo por hacer el día anterior, podría quedarse y terminarlo, pero su compañera le dio el día libre. Se sentía traicionado por ella también, Scott se ofreció a llevarlo a las clases, pero Nevan lo reclino, desde que Nash se había ofrecido a ejercer de padre de Emily se encargaba de todo lo que acarreaba la bebé. Incluso llevo a Nevan a sus últimas, se había convertido en su niñero en pocos días.
-¿Esos pantalones son cómodos? – asintió agotado por su presencia. - ¿Estás seguro? No te aprietan, puede que molesten a Emily en las clases, si quieres puedo coger unos de repuesto para que puedas cambiarte.
-Con esto voy bien, Nash. – el alfa se sentía orgulloso de que Nevan empezara a usar su nombre en vez de su apellido cuando se refería a él. – No me molestan, mira... - estiro el pantalón para que viera que cabía otro omega en él. – Es muy grande, no me molesta.
-¿Seguro? – Nevan puso los ojos en blanco y siguió caminado enfadado, Nash lo seguía cargando la maletita, llevaba la ropa de repuesto por si acaso. – Nevan ¿prefieres ir en coche o en bus?
-Preferiría quedarme aquí y dormir un poco más. – le respondió con lastima, si era lo suficientemente convincente podría engañar a Nash. – Estos días duermo muy poco, entre las contracciones y los ardores, no puedo pegar ojo en toda la noche.
Nash siguió su camino hasta llegar al coche que había alquilado para Nevan, era lo suficientemente grande para llevar el carrito y la sillita de Emily, había buscado cuales eran más cómodos para una pequeña familia. Estaba muy metido en su papel de padre, aunque su compañero le dijera que no era necesario, tan solo debían fingir delante de los demás. Cuando estaban solos podían comportarse como siempre, algo que Nash no llegaba a comprender aunque le pegaran martillazos en la cabeza.
-¿Te molesta el cinturón? – negó con la cabeza. – Esto sirve para que no haga daño a Emily, seguirás seguro en el coche y ella también.
-Me lo explicaste ayer y antes de ayer. – le replico, Nash rascó su cabeza avergonzado. – Ya se lo que es, también he buscado para que sirve.
-¿El asiento está bien? Dime si sientes alguna molesta en tu vientre. – Nevan lo miro con los ojos brillantes. - ¿Pasa algo?
-¿Por qué te estás esforzando tanto? Todo esto es una pequeña mentira ¿Recuerdas? – Nash asintió, era consciente de que el tiempo corría en su contra en aquel momento. – Solo estás fingiendo ser su padre, sabes que no lo eres ¿verdad?
-Puede que sea una historia que nos hemos inventado para proteger a la pequeña, pero mis intenciones no son fingidas, Nevan. – sonrió y acarició su vientre con cariño. – Estoy aquí para ayudarte a ti y a Emily, sé que no soy padre.
Puso la emisora que sabía que le gustaba a Nevan, para que su enfado se disipe poco a poco antes de llegar a las clases de preparación. Desde el primer día que fueron, el omega se sentía demasiado ansioso en ese lugar, siempre se quejaba de que las feromonas de los alfas que iban allí lo ahogaban, incluso le molestaba que lo tocará en algunos ejercicios. Aunque había visto como se relajaba en muchos de estos, sobre todos en los que debía sujetar su vientre durante unos minutos para que él descansara. Nevan sonría con timidez al dejar de sentir tanto peso.
-Podemos pasar por el centro comercial, después de las clases, para mirar algunas cosas para Emily. – Nevan asintió, negarse no iba a servir de nada. - ¿Tienes ropa de verano?
-Se la compre hace unos meses, aunque sigue siendo primavera, creo que le vendrá pequeña cuando llegue el verano, no estoy muy seguro... - Nash sonrió, le parecía muy tierno ver a Nevan tan concentrado pensado. – Tiene muchos bodis, el señor Taylor le hizo algunos con su nombre.
-¿Tú tienes ropa de verano? – no respondió. – Tendremos que mirarte ropa cómoda de papá omega.
-Estaré bien con la ropa que tengo, no te preocupes, Nash... - el alfa negó con la cabeza. – No necesito ropa, tengo mucha, no me molesta el calor, puedo seguir usando los pantalones largos y ya has visto las camisas de manga corta que me compre...
-Necesitas ropa cómoda y fresca para este verano. Los bebés botan mucha comida cuando son recién nacidos, tendrás manchas de sus vómitos por la camisa y este verano se presenta muy caluroso, es mejor prevenir que curar, Nevan.
No sé quejó, no iba a servir de nada hacerlo. Nash haría lo que quería aunque él le dijera que no quería, la cunita no era la única cosa a la que se había negado Nevan. También le regalo un sacaleches especial para omegas masculinos y con la ayuda de Rose le compro un carrito para los primeros meses de Emily. Nevan se había negado a recibir todos esos regalos porque los veía demasiado caros, pero poco a poco fue llevándoselos a la habitación. Ya apenas cabía él y sus pantuflas, todo se había convertido en cosas para la bebés, se sentía agobiado entre tantas cosas.
Los peluches y ositos, eran regalos de Celia y Scott, era como si tuvieran una pelea interna de quien le podría hacer más regalos a Emily, Nevan ponía los ojos en blanco cuando los veía acercarse a él con algún ositos. Había optado por dejarlos por la habitación, para que los vieran, no sabía si Emily podría jugar con todos.
Según las palabras de Celia, era el primer omega en mucho tiempo que estaba embarazado y viviendo en el hostal. Los demás omegas que llegaban no tenían bebés, o tenían más de dos años, así que muy pocas veces ha podido disfrutar de un recién nacido.
Nevan estaba pensado en poner normas para que se acercaran a Emily, ya se imaginaba como Celia le arrebataría a su bebé de las manos para jugar con ella. Tendría que poner orden a todos, incluso a Silver, le daba igual que le regalará comida o le dijera muchos halagos cuando lo veía. Scott también estaba en su mira, el beta sería capaz de llevarse a su bebé para probarle nuevos modelos.
Su cabeza estaba a punto de explotar, debía estar atento de muchas cosas, aparte de Emily.
Aunque sabía que la persona más peligrosa, se encontraba a escasos centímetros de su lado en aquel momento. Nash sería capaz de engañar a su bebé con tal de cargarla y llevarla a todos lados, era la persona que más debía vigilar.
-¿Estás bien? – Nevan asintió con el ceño fruncido. – Tan solo es una hora y media, se pasará muy rápido, no te preocupes.
-No podrás tocar a mi bebé, a no ser que yo te dé permiso. – le advirtió con seriedad. – Nash, nada de secuestrar a Emily mientras este dormido, tendré un ojo abierto para que no te puedas escapar de mí.
-¿Por qué dices eso? No estaba pensado en secuestrar a Emily. – no le creía, Nash era el criminal más peligroso al que debía enfrentarse en aquel momento. - ¿Tengo algo extraño?
-Te tendré vigilado, por si acaso. – sentenció y cruzo sus brazos sobre el vientre. – Emily sería fácilmente engañada por ti, eres el tipo de alfa que tiene caramelos en su bolsillo.
-¿En qué estás pensado Nevan? – el omega cerró los ojos para pensar mejor. – Me estás asustando.
-Tendré mucho trabajo que hacer. – dijo al fin, después de unos minutos. – No te preocupes, bebé, papá lo va a vigilar.
Nash aparco en el parking cercano al gimnasio y ayudo a Nevan a bajar, el omega le hizo mala cara cuando vio que habían llegado. Ese lugar estaba lleno de olores molesto para él, prefería mil veces estar en el hostal, donde ya los conocía más o menos a la mayoría y no temía que alguien le hiciese daño.
Debían subir a la segunda planta, donde se encontraba el área de omegas, y la sala de preparación para el parto. En la última clase fueron cinco parejas, pero ahora eran cuatro. Nevan se mantenía alejado junto a Nash, y protegía su vientre de los alfas que lo observaban.
-Los señores Lee, ya tuvieron a sus bebés. – les informó la monitora, con una gran sonrisa. – Unos hermosos mellizos, os mandan fuerzas para el nacimiento de vuestros bebés.
Los omegas empezaron a aplaudir emocionados por la noticia, se sabía que el señor Lee tendría a sus bebés pronto, en la última clase dijo que sus hijos ya tenían treinta cinco semanas, los embarazos gemelares solían durar menos, era algo poco común que llegaran a tantas semanas, y más siendo un hombre omega.
Nevan también se emocionó un poco, pero no quería que Nash se diera cuenta, así que aplaudió más flojito que los demás omega. Nash lo miraba con una gran sonrisa, le emocionaba que se estuviera integrando en el grupo, aunque suspiro con pensar cuando entraron a la sala de preparación.
-Muy pequeña... - se quejó al alfa antes de sentarse sobre la esterilla. – Es molesto.
-Aguanta un poco más, Nevan... - sonrió al sentarse detrás de él. – Solo es una hora y media.
-Después comeremos algo en la cafetería, Emily tiene hambre. – Nash rio. – Me lo acaba de decir, no te burles de ella, malvado Nash.
La clase fue como siempre, Nevan intentaba seguir las instrucciones de la beta lo mejor que podía, aunque le costaba hacer muchas de las posturas que ella le pedía, Nash lo ayudaba con paciencia, sujetando su vientre con cuidado, Emily se movía a veces, si el alfa le molestaba y este debía apartar las más. Lo que más le gustaba al omega era el ejercicio de respiración, ya que no tenía que poner su cuerpo en posiciones extrañas e incomodas, Nash sujetaba su vientre haciendo que sintiera un gran alivio.
-Acercase un poco más, señor Smith. – lo regaño de manera cariñosa. – Su esposo necesita descansar su espalda sobre su pecho. – el alfa se sonrojo. – Lleváis pocos meses casados ¿verdad? – sonrió. – Aún se os nota en los ojos.
Nevan ignoraba los comentarios de la beta, mientras pensaba si era mejor comerse un cruasán de chocolate o un crepe de chocolate, no tenía muy claro con que podía combinarlo, su boca se hizo agua con las posibilidades. Nash pudo notar un olor dulzón proveniente de él, estaba feliz, eso le hacía sentir mejor.
-No es tan malo como creías ¿verdad? – no hubo ningún tipo de respuesta. – Lo estás haciendo muy bien, Nevan.
Se puso a juguetear con la pelota, cuando vio que nadie lo observaba, Nash estaba lejos, hablando con la monitora y las otras parejas seguían con sus ejercicios. Nevan había podido escapar de las manos de Nash sin que él se diera cuenta.
-Debe sentarse encima de la pelota, señor Smith. – le dijo la monitora cuando lo vio. – Su esposo puede ayudarlo a hacer este ejercicio si siente inseguro. – Nevan gruño por lo bajo. – Deja mover su cadera poco a poco, así... - el omega puso los ojos en blanco. – Es un buen ejercicio de dilatación.
Nevan tuvo que fingir que no le molestaba que le hubiesen quitado su entretenimiento, y obligado a hacer otro ejercicio. Nash mantenía los brazos tendidos detrás de él, con precaución por si se caía, quería hacerle alguna broma, pero estaba seguro.
-Sujete su vientre, sentirás como la bebé se mueve... - Nevan entrecerró los ojos, estaba demasiado pendiente de él. – Lo está haciendo muy bien.
Nash se veía extrañamente feliz en aquel momento, aunque muchos de los cumplidos fueran para Nevan, el omega sospechaba de que le hubiese dicho algo durante la charla que tuvieron hacía apenas unos segundos.
-¿Qué le has dicho? – Nash no respondió. – No le habrás dicho que estamos casados ¿verdad? – negó con la cabeza. ¿Y porque me llama esposo del señor Smith?
-Puede que se haya confundido un poco, no te preocupes, Nevan, sigue con tu ejercicio, lo estás haciendo muy bien.
-Nash ¿Qué has hecho? – escucho la risita detrás de él. – Espero que no sea uno de tus juegos.
-Tan solo le he pedido consejos para el día del parto, quería saber que debía llevar en caso de emergencia.
-Mentiroso... - el alfa comenzó a silbar. – Lo sabía ¿Qué has hecho?
-Nada. – Nevan le gruño. – Tal vez, le haya dicho algo sin importancia, no tienes por qué enfadarte, todo estará bien.
-Nash... - el alfa se rio. – Ya hablaremos cuando lleguemos al hostal, si me vuelves a mentir, dejaremos de jugar a esto.
Nash apoyó su cabeza sobre el hombre de Nevan y empezó a moverse a la misma velocidad de él, mientras escuchaba como el omega lo maldecía de las peores formas que conocía, estaba bastante enfadado. No le gustaba que le guardará secretos.
-No tienes que enfadarte, hombrecito... - el omega le pellizco el brazo. – Eso duele.
-Lo sé, por eso te lo he hecho... - sonrió. – Vuelve a hacer una de tus jugarretas y será un dolor peor, maldito alfa.
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Nevan diciendo que son una familia de mentira, Nash tomándose el tema de la familia enserio y presumiendo a su omega a todo el mundo. Creo que nunca le hubiera tenido que decir a Nash de jugar a este juego.
Hora de preguntas:
¿Qué le habrá dicho Nash a la monitora?
¿Quién es la persona que está observándolos desde lejos?
Espero que os haya gustado :)
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