Youngblood
5sos
Dejé el celular a un lado y solté un gruñido de frustración.
La puerta se abre y entra Cher con un plato con cereal y se sienta a mi lado.
—hey, rubia, ¿Estás bien?
Cierro los ojos un momento y tomo aire.
Un apenas perceptible nudo se forma en mi garganta.
—¿Sabías que Alice y Harold saben dónde estoy viviendo? —suelta la cuchara que llevaba a su boca y me mira con los ojos bien abiertos.
—¿Te llamaron?
—más que eso —suelto una risa seca—, me amenazaron... Y metieron a Jughead en todo esto.
Pasó un día desde la llamada que, mi —no— querida madre me hizo y he 3stado evitando a Jughead.
No he ido a trabajar (comienzo a creer que estoy despedida, pues no he ido los últimos 4 días) y no he contestado llamadas ni mensajes de Jughead.
Mi celular suena, indicando que nuevos mensajes han llegado y lo prendo para ver quién es.
Lo vuelvo a apagar en cuanto veo que se trata del niño molesto.
—¿De verdad lo seguirás ignorando, Betty? ¿Cuánto más? —cheryl sale de la habitación, con su gran maleta roja en mano y dos bolsos más del mismo color.
Su tono no pudo sonar más recriminatorio.
—¿Te ayudo con eso?
Trato de cambiar el tema, mientras señalo la gran maleta.
Ella la suelta bruscamente y me mira, algo enojada.
—no intentes cambiar el tema. Jughead no se merece que lo estés ignorando, no seas cobarde y habla con él, creo que al menos deberías explicarle.
—¿Explicarle, qué? —me siento en el banco, recargo mis codos en la barra y suspiro—. Sinceramente ni yo sé porqué lo ignoro —río amargamente—, es tonto, lo sé, pero... Nunca más lo volveré admitir, pero... Él realmente me importa, lo suficiente para no querer ponerlo en peligro.
—no lo pones en peligro, Lizzie.
—quizas yo no pero el que esté relacionado conmigo sí. Mis padres harían lo posible por tenerme bajo su control, Cher, y lo sabes, lo han hecho toda su vida...
—habla con él —dice luego de un rato—. Quizás tengas razón y... Lo mejor sea alejarse de él, pero, no puedes solo hacerlo, así como así. Verónica te mataría, y lo sabes.
Reí.
—oh, apuesto a que está esperando el momento para hacerlo ahora mismo.
—apuesto a qué sí —sonrie—. Ahora, ayudame con esto. Pesa mucho.
Reí negando y me paré para agarrar la maleta y salir juntas del departamento.
Cuando llegamos a la parada de autobús fue por su boleto y regresó no mucho después.
Sin verlo venir, me ví envuelta en un cálido abrazo.
—Te extrañaré, Betty.
—que cursi —reímos—. Yo a ti, Cher.
Me abrazó una última vez antes de subir al autobús y al ví irse de regreso a greendale.
Porque, aunque ese no sea mi hogar, si es el de ella.
Si comentan mucho actualizo de nuevo hoy.