Te paraste en la bulliciosa cafetería, escaneando la habitación en busca de Sungchan. Habían pasado algunas semanas desde la última vez que se vieron y estaban emocionados de ponerse al día. Mientras tomabas un sorbo de tu café con leche, una voz familiar llamó tu atención.
"Hola, hermosa", dijo Sungchan, sus ojos se iluminaron cuando te vio.
"Hola tú", respondiste, con una sonrisa extendiéndose por tu rostro.Los dos se dirigieron a una mesa en la esquina de la tienda, acomodándose en sus sillas.
Mientras se ponían al tanto de la vida del otro, Sungchan de repente habló.
"¿Recuerdas cuando nos conocimos aquí?" preguntó, con una sonrisa en su rostro.
"Sí, por supuesto", dijiste, una risa escapando de tus labios. "Ese fue el día en que derramaste café sobre mí y te disculpaste profusamente, pero todo lo que podía pensar era en lo guapo que eres y en lo maravilloso que seria obtener tu número".
Sungchan se rió, una pizca de vergüenza cruzó su rostro. "Todavía no puedo creer que hice eso", dijo, sacudiendo la cabeza.
Te encogiste de hombros, una sonrisa aún en tu rostro. "Funcionó bastante bien para nosotros, ¿no?"
Sungchan se inclinó sobre la mesa, su mano alcanzando la tuya. "Definitivamente lo hizo", dijo, su pulgar frotando círculos suaves en el dorso de tu mano.
Mientras hablaban y reían, no pudieron evitar sentirse agradecidos por el día en que se conocieron. El derrame de café puede haber sido vergonzoso y un poco doloroso en ese momento, pero te llevó a esta persona increíble que se convirtió en tu novio y tu mejor amigo.Cuando terminaron sus bebidas, Sungchan se puso de pie y te tendió la mano.
"Vamos a dar un paseo", dijo, con una sonrisa juguetona en su rostro.
Tomaste su mano, sintiendo el calor de su piel contra la tuya.
Mientras salías de la cafetería y te adentrabas en el aire fresco del otoño, sabías que era exactamente donde debías estar, con Sungchan a tu lado.