Resumen: La unión de dos almas va más allá del camino espiritual.
K'abéet ti'teen - Te necesito
Beet - Por favor
Las aguas se volvieron más frías cuando Namor te guió hacia las antiguas ruinas. Seis pilares gigantes te saludaron un poco más abajo. Fueron colocados en un círculo, uno frente al otro. Una verdadera belleza de lo que representó Talocan.
Los pilares eran más antiguos que las ruinas de la ciudad, más primitivos. Una estatua te dio la bienvenida- Una hermosa mujer con el torso desnudo, vestida nada más que con finas ropas que cubrían parte de sus hombros y cintura. Una serpiente adornando su cabello. No pudiste evitar mirar con asombro.
- Lx Chel- susurró en tu oído, señalando la estatua que los miraba a ambos. Cuidadosamente miraste a tu alrededor con asombro. Siempre supiste que los verías algún día, pero nunca pensaste que sería con él- La diosa de la luna. Ella nos guiará a lo largo de nuestro viaje-
Las aguas estaban tan tranquilas aquí y nunca sabías cuán pacíficas podían ser, solo la sensación te hacía contener la respiración, demasiado asustada para perturbarla.
- ¿Estás lista, mi amor?z Namor murmuró- Su poder es fuerte y una vez que entremos completamente en su dominio, nos consumirá. Será intenso, pero sé que te adaptarás rápidamente-
Te giraste para mirarlo, mostrándole una sonrisa, estabas un poco confundida con todo el ritual pero confiabas en él. Asintiendo, agarró tu mano y te guió con cuidado para que te pararas en medio de ella. Jadeaste ante la sensación. Tus manos fueron rápidamente a las branquias de tu cuello.
- K'uk'ulkan- susurraste alarmada- El agua…?-
- No temas- dijo- Es parte del ritual, las aguas desaparecerán de los pilares, permitiéndonos finalmente convertirnos en uno-
Namor tomó tu mano y comenzó a guiarte hasta el borde de los pilares.
Tragaste, había algo que comenzó a encenderse dentro de tu cuerpo, tu excitación humedeciendo tus medias. Te dejas guiar por él, deteniéndote de repente.
Empezó a hablar, el hermoso idioma que rodeaba a tu gente, trataste de seguirle el ritmo, pero por alguna razón, se sentía demasiado personal, como si estuviera hablando directamente con Lx Chel. Las palabras brotaron de él como el agua, tan hermosas y naturales que te sentiste obligado a apartar la mirada. Luego tomó su mano y finalmente entraron juntos.
Entonces lo sentiste.
Jadeaste, un remolino de emociones zumbando dentro de tu cuerpo. Era una sensación extraña, una energía tan poderosa que sentías cada fase de construcción. Comenzaste a entrar en pánico por los intensos sentimientos. Lo sentías por todas partes, en la punta de tus dedos, viajando hacia el vello de tu piel. Apretaste los puños en un intento de contenerlo. Pero fue en vano.
- K'uk'ulkanz jadeaste, cerrando la distancia, tratando de tocar cualquier parte de su cuerpo.
No fue desagradable, pero el control que tenías sobre tu cuerpo comenzaba a desvanecerse. Tenías miedo, esto era algo que nadie te advertía.
La voz de Namor estaba tensa, la sentía tan intensa como tú.
- Agárrate, saboréalo, mi amor, saboréalo-
- K'uk'ulkan- tartamudeaste- ¿Que...Qué está pasando?"
- Lx Chel está mirando dentro de nosotros- dijo con confianza- Ella está determinando si nuestros caminos están destinados a unificarse-
- ¿Cómo sabrá ella?- susurraste.
- Lo sabrás-
Tu estómago comenzó a sentirse cálido, una sensación que comenzó a extenderse por todo tu cuerpo. Tus labios se abrieron, un fuerte placer se apoderó de tus sentidos. Agarras el brazo de Namor, un gemido escapa de tus labios mientras un latido palpitaba entre tus medias.
- Yo…- jadeaste.
- Lo sé- susurró Namor- Yo lo sé, mi amor-
Tus respiraciones se volvieron casi demasiado dolorosas de tomar. Tu vestido se sentía demasiado pesado y doloroso en tu cuerpo. Tus rodillas casi se doblaron por completo si no fuera por los brazos de Namor sosteniéndote más cerca de él. Él te apretó aún más, lo agarraste de los brazos, tus uñas se los rascaban. Te hizo caminar hacia las almohadas que estaban allí en el centro. Cada paso hacía que tu clítoris palpitara de deseo.
- K'uk'ulkan, K'abéet ti'teen- jadeaste- Ahora, por favor-
- Aún no, mi amor- los tendones de su cuello se tensaron ante sus palabras, casi estaba perdiendo el control- Aún no-
Gemiste de frustración. Tus dedos acariciaban la estrechez de sus shorts, su pene estaba duro y la sensación de tus dedos lo hacía mover sus caderas contra ellos, tratando de sentir algún tipo de fricción. Te acostó sobre las almohadas, quitándote (arrancando) el vestido de tu cuerpo, tu excitación goteando de tu coño, bajando por tus muslos. Namor gimió, el delicioso olor llenó sus sentidos, cegándolo de placer. Se quitó los pantalones cortos.
Jadeaste, su magnífico cuerpo completamente desnudo y solo para ti. Sus músculos estaban tensos, haciéndolo parecer aún más grande que antes. Su cabello estaba húmedo, pegado a su rostro, pequeñas gotas de sudor caían sobre tu pecho desnudos. Parecía salvaje. La excitación nubló sus ojos.
Lo deseabas con desesperación, una sensación de la que una parte de ti estaba asustada. No querías juegos previos ni ningún tipo de burla. Tú querías. No. Necesitabas su polla, la necesitabas para apaciguar finalmente esa excitación, la necesitabas profundamente dentro de ti, empujando duro, estirándote, golpeándote, consumiendo cada parte de tus sentidos. Querías que él fuera el único foco de tu atención. Sólo él.
Gemiste cuando abrió tus muslos, posicionándose . Finalmente.
- Ella ha aceptado nuestra unión, mi amor- gruñó, la cabeza de su polla provocando tu entrada- Finalmente eres mía, solo mía-
Namor se deslizó dentro con un poderoso empujón.
Gemiste fuerte.
Te ahogaste con tu respiración, tus brazos cayeron a tus costados, él era enorme, tan enorme, enorme dentro de ti, su polla lo estimulaba todo. Cada embestida envió una descarga de placer directo a tu clítoris. Gemiste cuando encontró ese punto dulce dentro de ti. Oh, qué dulce dolor era ese.
- Hecho solo para mi- él gimió, sus manos agarrando con fuerza tus muslos, solo podías imaginar el color que tomarían después de esta sesión de apareamiento- Apretado, tan apretado y solo para mí-
Namor gimió, dando empujones desesperados. Dejó caer su cuerpo sobre el tuyo, sus manos agarraron las tuyas y las colocó sobre ti, sosteniéndolas con fuerza. Gritaste cuando su olor golpeó tus sentidos, trataste de liberar tus manos pero él no te dejó, follándote aún más fuerte.
Tus ojos se abrieron y lo encontraron observándote con locura en ellos, su mirada era inquebrantable.
- Tu coño me está tomando tan hermosamente- se inclinó, robando un beso- Tu dulce coño fue hecho para mi polla-
Te estaban reclamando y te encantó. Tus ojos rodaron hacia la parte posterior de tu cabeza, un increíble placer forzando tus sentidos. Exigir más. Tu visión casi se oscureció, apenas podías respirar, tu espalda se arqueaba mientras tu coño se apretaba contra su polla, tratando de ordeñar su semilla, pero él no se dio por vencido. Aún no. Estabas jadeando por la intensidad de tu clímax, pero él aún no cesaba, sus caderas continuaban con sus embestidas, buscando más.
Namor estaba llegando a su fin pero se estaba conteniendo, necesitaba que te rindieras por completo a él.
- K'uk'ulkan- susurraste, tu voz completamente un caparazón por los gemidos- Soy tuya, tómame… reclámame-
Allí estaba.
Él gimió.
- ¿Quieres esto, mi amor?-
Gemiste en respuesta. Tu coño se apretó contra su polla, sus manos dejaron las tuyas, tomaron tus muslos y los forzaron un poco más hacia arriba, penetrando más profundamente dentro de ti.
- Dime-
- Soy tuyo, solo tuyoz susurraste de nuevo.
Sin dudarlo, se inclinó hacia delante y te besó con fuerza. Jadeaste en el beso y Namor aprovechó la oportunidad para forzar su lengua dentro de tu boca. Él arrojó el beso.
- Tómame, mi amor- él jadeó, follándote más fuerte, su polla llenándote, estirándote aún más- Toma lo que es tuyo
- ¡Sí!- gritaste cuando sus embestidas se volvieron erráticas, te folló tan fuerte que ni siquiera sabías cómo se metía más profundo- ¡K'uk'ulkan!-
Tu boca se abrió, sin palabras ni sonidos escapando de ella. Un poderoso clímax casi te cegó, tus estopas se encresparon, tus uñas arañaron su espalda. Te lamió la boca.
- Mía- gruñó, cambiando su ángulo, profundizando más.
Sus manos agarrando tu trasero, obligándote a enfrentarte a sus embestidas.
- Dime que eres mía-
- Tuya, tuya, K'uk'ulkan, solo tuya-
- (T/N)- gruñó, echando la cabeza hacia atrás mientras chorros calientes de su semen pintaban tu interior con cada embestida, vaciando su semilla por completo dentro.
Namor cayó sobre ti, respirando con dificultad, descansando allí por un momento antes de rodar fuera de ti, llevándote con él y dejándote descansar sobre su pecho, su polla aún dentro de ti, manteniendo su semilla allí a salvo, pero aún así comenzó a gotear de tu coño pero a ninguno de los dos les importa, no queriendo moverse.
- K'uk'ulkan- susurraste contra su pecho, besándolo suavemente.
Él tarareó contento, sus manos acariciando tu espalda sudorosa.
- Descansa, mi amor. Esta no será la ultima de nuestras cogidas, necesitas descansar-