"Perdóneme, Padre. He Pecado"...

By lovegaylove

334K 32.1K 29.4K

Dicen que el amor lo puede todo. Pero... ¿Podrá contra Dios? ---- Portada hecha por: @sugarflowercolors Obra... More

Sinopsis.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Nota
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos.
Video.
Final alternativo
Capítulo inédito
IMPORTANTE: Nueva versión
Brothers of The Moon
NUEVO FANFIC: Querida Luna

Capítulo 9

13.9K 1.4K 2.2K
By lovegaylove

Estaba ya anocheciendo cuando llegamos a la Plaza de la Concordia. Louis parecía no cansarse nunca de caminar, y ni siquiera lucía cansado o respiraba con dificultad. Yo me hacía el que me interesaba toda cosa o edificación por la que pasábamos, ya que necesitaba detenerme aunque fuera por dos segundos para poder recuperar el aire que sentía me faltaba.

Una vez allí, fuimos recibidos por una hermosa fuente que decoraba el lugar. Quedé quieto y sin poder quitar mis ojos de allí. Quedé maravillado, era realmente...

"Preciosa, ¿verdad?" Louis pinchó la burbuja en la que me encontraba y me devolvió a la realidad. Por suerte y por primera vez en mi vida, la realidad era igual de buena que mis sueños.

Lo miré por un momento y asentí. "Sí, muy preciosa" Y volví a dirigir mi mirada hacia la fuente y sus alrededores. La había visto en tantas películas que el que ahora la estuvieran viendo mis propios ojos parecía mentira. Cientos de personas pasaban caminando por aquella plaza como si fuese decorado nada más, o incluso un estorbo. La gente iba a trabajar o a llevar a sus hijos a la escuela, y pasaban por allí como una ruta normal, como algo de todos los días. En cambio, yo estaba allí por primera vez, descubriendo lo hermoso que puede ser el mundo si tienes la oportunidad de conocerlo. Descubriendo que, en el fondo, yo aún seguía vivo.

Ambos estábamos allí tan quietos y en silencio que en un momento me perdí en mi mente, dejándome llevar por las olas de pensamientos que volvían a marearme y confundirme. Me sentía bombardeado por miles de preguntas las cuales la mitad no tenían respuesta. Un sonoro clic me hizo girar y dejar de cuestionarme cosas sin sentido.

Louis carraspeó nervioso y miró hacia abajo por un momento, antes de dirigirme la mirada. "Lo siento. Es que... te veías tan interesado en La fuente de los Mares" Se veía tan tímido que casi sentí ganas de tomarlo en brazos como a un bebé. "Tan hipnotizado viéndola, jamás te vi así. Y...me pareció...lindo, no lo sé" Guardó la pequeña y vieja cámara en un pequeño bolso que llevaba colgando y luego se cruzó de brazos, esperando que yo no haya tomado muy en serio lo que hizo.

Ups, tarde.

Louis me había tomado una foto. Louis me había dicho que le parecí "lindo". ¿Louis estaba borracho?

Si alguien me preguntaba qué fue lo que sentí cuando Louis me tomó una foto sin que yo se lo pidiera, no podría responderle ni aunque quisiera. Porque fue tanta la mezcla de sentimientos que casi me tuve que sentar para no caerme de rodillas. Louis estaba siendo tan amable conmigo que comenzaba a asustarme de alguna forma (aunque no de una mala forma). No supe qué decirle. En realidad me había dejado sin palabras. Saqué mi teléfono celular (el cual había ganado en una rifa) y le dije a Louis: "Di queso"

Me miró negando con la cabeza, sorprendiéndose seguramente de las cosas que estaba haciendo desde que yo había llegado. Se paró derecho y levantó el pulgar, y entre risas soltó un casi inentendible "Queso". Miré la foto y me maravillé.

Sin dudas él era más precioso que la propia ciudad de París. Mucho más precioso que todo el Universo. Y no estaba exagerando, porque yo conocía a muchos hombres, y podía jurar que mis ojos nunca antes habían visto a alguien con tanta belleza interior y exterior.

Entre charla y charla en aquella plaza, se habían hecho las ocho de la noche, y las luces iluminaban todo haciendo las cosas aún más bellas. Más admirables.

Incluyéndolo a él, por supuesto.

Sus ojos azules eran aún más brillantes, más llenos de vida que de costumbre. Y no era que yo me estuviera fijando en él como un jodido friki, es que cualquiera que pasara se fijaría en alguien como Louis. Era un hombre despampanante. Sin dudas, un desperdicio como sacerdote y una pérdida para Gucci O Yves Saint Laurent.

Si tres semanas atrás me hubieran dicho que iba a estar paseando por París con un cura, los habría enviado al Infierno.

Pero las cosas inesperadas suceden. La vida te trae sorpresas. Unas más bonitas que otras. Y a mi me tocaba ajustarme siempre a todo lo que la vida decidiera que me tocara vivir. (En esta ocasión no me quejaba)

"¿Quieres ir a cenar a algún restaurante?" Aún no habíamos terminado de recorrer los lugares más importantes y Louis ya quería dejar de recorrer. Pero lo entendía y no iba a quejarme, él ya me había avisado más temprano que no íbamos a poder conocer todo en un solo día y que además no estábamos allí de vacaciones.

"Sí, por favor" Alcé las cejas y me toqué el estómago. (Ahora sí exagerando un poco). "¿Sabes de un lugar?"

Louis bufó como si lo hubiera ofendido. "Bien sûr que oui!" Se paró en una posición tan (no quería estereotipar, pero...) homosexual que logró sacarme una sonrisa. Cuando noté que había hablado en francés sólo para hacerme enojar, lo observé con el ceño fruncido, haciéndome el enojado para que me tradujera lo que dijo. "¡Por supuesto que sí!" Se burló en mi cara. Abrió la boca tan grande para reírse que creí iba a tragarme.

"No es gracioso" Pasé por delante de él, como si supiera hacia donde caminar.

Apuró su paso para quedar a mi lado. "Sí lo es" Él seguía riendo, y yo seguía con mi cara de ofendido para nada creíble. Parecía que reía para que yo no olvidara su parte humana, para que recordara que detrás del Padre Louis estaba Louis Tomlinson. Y yo lo hacía, en todo momento pensaba en Louis Tomlinson.

"Trois Crabes" Susurró Louis más para sí mismo, leyendo un cartel, una sonrisa se formó en su rostro mientras se acercaba a un pequeño restaurante de madera. "Aquí es"

Lo que hizo a continuación me dio ganas de desnudarlo y hacerle el amor allí mismo. Pero, por diversos motivos bastante obvios, no lo hice.

"Adelante, jovencito" Me dijo él en un tono educado mientras me abría la puerta de aquel lugar. Yo sabía que lo estaba haciendo para impresionarme, se notaba en su mirada que lo había pensado antes de hacerlo. Luego entró él y la cerró, dejando afuera el frío viento de aquellas calles.

Lo miré fijo y coqueto por un momento. "Qué caballero, Padre Louis" Salió en un tonó más informal y hasta burlón de lo que me habría gustado, pero por suerte él simplemente se rió.

Nos sentamos en la primer mesa que vimos libre. "¿Ahora quién es el que se muere de hambre, eh?" Habló Louis chistoso, luego de que mi estómago hiciera un sonido gutural.

Ni siquiera sentí verguenza ya que lo único que podía sentir era hambre. "Cállate y ordena tú que hablas su idioma" Sonrió con aires de grandeza (bromeando, claro está), y llamó al mesero. Ordenó algo que, según él, sabía delicioso. Yo sólo esperaba no estar a punto de comer caracoles.

Ya habíamos cenado y tomado el postre. Todo había estado muy delicioso. Y aunque no morí intoxicado, nunca sabré qué es lo que comí y tampoco deseaba saberlo jamás ya que no tenía una forma muy conocida que digamos.

Conversamos animadamente durante todo el tiempo que estuvimos allí sentados. Había silencio y se podía oír música a lo lejos.

Y al estar allí sentía que había ganado la lotería. No sólo porque estaba en Paris, comiendo en un lugar seguramente costoso, sino también porque tenía una muy buena compañía y había llegado a conocerlo un poco más.

Louis era una persona muy abierta, a pesar de ser tan religioso. Aprendí algunas cosas sobre él, como por ejemplo que sus padres por un motivo que no nombró lo obligaron a ser sacerdote. Él amaba a Dios, pero lo que en realidad quería estudiar era medicina. Evitó hablar de su vida personal, sólo diciéndome que esta no existía ya que Dios era para lo único que él vivía. Sus padres y sus hermanas, que son muchas, vivían en Canterburry, una bella ciudad de Inglaterra donde él vivió hasta sus 15 años de edad para luego irse y realizar sus estudios en Londres. No me contó mucho más que eso...

Luego de pagar, (él lo hizo, yo soy pobre) seguimos caminando por la ciudad, que en ese momento era alumbrada por faroles, carteles y la luz de la Luna. Ya no había museos ni nada abierto, así que decidimos caminar hacia el hotel y seguir recorriendo al otro día o cuando Louis estuviera libre.

Ninguno decía nada. Pero era un bonito silencio.

Yo miraba a Louis de soslayo por momentos, para ver por qué estaba tan silencioso. Los minutos pasaban y él seguía caminando y con la misma expresión en su rostro. Yo sentía que debía dejarlo así, ya que tal vez estaba rezando o algo de eso. De repente frenó y soltó unas palabras. "¿Quieres conocer la Torre Eiffel?" Louis se paró frente a mí. Su cara no expresaba absolutamente nada, y había soltado aquella pregunta como si la hubiera estado pensando y armando en su mente por varios minutos.

"Eso ni se pregunta" Sonreí con sorpresa y auténtica felicidad. No podía creer que iba a verla ahora, ya había aceptado que no la conocería ese día. "Es lo que estuve esperando desde que pisamos París" La emoción me recorría cada célula del cuerpo y llegué a sentirme un poco mal de que Louis pareciera estar sufriendo. No podía descifrar su mirada, por eso lo dejé pasar y que él decidiera si quería decirme si algo le pasaba. Lo primero que se me vino a la mente fue en que tal vez estuviera pensando en los niños del orfanato y en que él estaba disfrutando París cuando en realidad había ido allí en una misión.

"Sí, yo igual" Dijo en voz baja y aún actuando raro. "Sígueme" Su actitud comenzaba a ponerme nervioso.

Él comenzó a caminar con sus manos puestas en su abrigo y la mirada perdida.

¿En qué estaría pensando? ¿Habré hecho algo mal?

Decidí ignorar su rara actitud pacífica y disfrutar del momento que tanto había soñado.

(...)

La Torre Eiffel.

Allí estaba. En todo su esplendor. Sólo la había visto en mis sueños, y bueno, en mi fondo de pantalla.

Ver semejante construcción de tan cerca, en vivo y en directo... Puede parecer tonto, pero todos tenemos un objetivo en nuestras vidas, un sueño. Todos luchamos por algo, por eso que nos mantiene con ganas de seguir viviendo, y el mío siempre había sido ir a París y conocer la Torre Eiffel. No es que el hecho de no haber conocido París me impedía deprimirme y tener ganas de acabar con mi sufrimiento, pero mi mente no me dejaba olvidar que había algo que aún no había hecho y que no podía irme del mundo con algo pendiente. ¿Quién dijo que los sueños no se hacen realidad? Sólo debes tener paciencia y jamás dejar de soñar. (O, bueno, en mi caso meterte a un convento y que el sacerdote te lleve de misión).

Y ahora que a esa meta ya la había cumplido, necesitaba una nueva. Algo que me alentara a no darme por vencido, algo que me diera la fuerza para levantarme de la cama cada día. Algo que me hiciera olvidar que ya había firmado un pacto con la muerte.

Y tal vez ya la tenía. Tal vez estaba parada dos metros delante de mí. Y por lo que podía ver desde allí, tenía un apetecible trasero.

Ninguno de los dos hablaba, sólo nos paramos allí mirando hacia arriba. Todo era armonía, paz, tranquilidad. Los primeros segundos me concentré totalmente en observar cada detalle de la torre, pero luego de soslayo noté que Louis estaba viendo hacia el piso. Me giré completamente hacia él, y cuando estaba a punto de hablarle para preguntarle si se encontraba bien, volvió a dirigir su mirada hacia arriba. Actuaba como si nada sucediera, pero yo sabía muy bien lo que era estar ocultando el dolor adentro y no me iba a engañar tan fácilmente.

Mis ojos estaban tan en lo alto que tuve la suerte de ver algo que nunca antes había visto. Mis orbes verdes se iluminaron y mi expresión cambió en un instante.

Una estrella fugaz.

Había visto una estrella fugaz atravesar el cielo por sobre la Torre Eiffel. Y en lo único que pude pensar, lo único que deseé, fue la felicidad. No me importaba cómo, cuándo, dónde o en forma de que viniera. Yo sólo quería ser feliz.

Y él también la había visto porque yo pude ver cómo se tensó. Noté que quiso gritar y decirme si la había visto, pero que seguramente creía en las estrellas y en que no hay que decirle a nadie porque el deseo así no se cumpliría.

¿Cuál habrá sido su deseo?

Me sobresalté cuando sentí una cálida mano en mi hombro. Estaba tan metido en mis pensamientos y viendo a la Torre, que no noté que Louis estaba viéndome fijo.

Se sentó en el piso como si estuviéramos en un parque de picnic a la luz del día. "Siéntate" Me hizo una seña para que lo acompañara.

"Pero me ensuciaré la ropa, y..." Ladeó su cabeza y me miró mal, recordándome dónde estábamos y la razón. Había ido a ayudar a Louis con una misión, y esa vez había tenido suerte de que fuera París, pero otra vez podía ser en el medio del Amazonas y yo no podría negarme porque podría ensuciar mis malditas ropas.

Cruzando mis piernas me posicioné a su lado en el frío césped, coloqué mis manos atrás apoyándome en ellas. Louis parecía hipnotizado mirando a la estructura frente a él. Sus ojos en ese momento eran de un azul como el agua de mar de noche cuando la luna y las estrellas brillan sobre este.

Cómo desearía ser yo al que observaba de esa manera.

Cómo desearía que alguien se fijara en mi y tuviera interés en conocerme y quererme por lo que soy.

Y de la nada, él habló. Louis soltó unas palabras que salieron tras la otra y temblando. Y aquello que salió de su boca, me dejó sin palabras.

"¿Qué es para ti el amor, Harry?" Él ya no miraba hacia la Torre, ahora sus ojos estaban fijos en mí. Pero...su rostro seguía inexpresivo. Él me miraba pero al mismo tiempo no lo hacía. Él estaba a mi lado pero a la vez estaba muy lejos.

Jamás creí que Louis se abriría tanto a mi como para preguntarme algo así. Entonces reflexioné por una milésima de segundo y creí que tal vez se había dado cuenta de que yo era gay y estaba por darme alguna clase de sermón sobre que el amor gay no es moral o... "¿Q-qué es lo que quieres decir...con e-eso?" Mis palabras salían entrecortadas por la opresión que sentía en el estómago ante semejante pregunta. No sabía si quería saber por qué me lo preguntaba. Ni siquiera quería seguir escuchándolo. Pero luego recordé que había estado raro los últimos momentos del día, y que si había algo que le molestaba, sería mejor que me lo dijera.

No dejaba de mirarme. "Eso, lo que dije" Su rostro inexpresivo ya comenzaba a asustarme. "¿Qué es lo que sientes cuando amas? ¿Cómo te das cuenta cuando amas a alguien?" Luego de esa última pregunta, bajó su rostro y comenzó a jugar con el césped. ¿Qué mierda le sucedía? ¿Por qué me preguntaba aquello? No podía ser lo que yo creía, porque...no. Era totalmente imposible. Me prometí no ilusionarme y eso haría. No...¿no?

Yo sentía que mi corazón iba a salir por mi boca y a escapar corriendo. "Tú...tú sólo lo sientes" Le respondí con un hilo de voz, la poca voz que podía salir del nudo que se me había formado en la garganta.

Seguía sin mirarme y, no quería decir cualquier cosa, pero parecía a punto de llorar. Todo se había ido al carajo en una hora. Louis había sonreído todo el maldito día hasta que de repente comenzó a actuar extraño y ahora estaba confundiéndome. "¿Cómo?" Habló en un tono muy bajo.

No hay forma de definir ni expresar lo que el amor es o significa, sólo hay una forma y es sintiéndolo. No sabía qué responderle porque tampoco sabía hacia donde iba dirigida su pregunta. No entendía si quería que la respondiera o simplemente que lo escuchara en silencio. Pasó más de un minuto y supe que él estaba esperando mi respuesta. Largué un suspiro y me acerqué un poco más hacia él. Estirando mi brazo, coloqué mi mano derecha en su pecho, donde está el corazón: "Aquí" Susurré lo más bajo e íntimo que pude.

Él fue levantando su cabeza de a poco, hasta que el azul de sus ojos ojos se fundieron en un solo color con el verde de los míos.

Lo que sucedió a continuación no me lo esperaba. Lo que sucedió a continuación no sé si fue correcto. Pero lo que sí sé es que se sintió bien, demasiado bien.

Louis me había besado.

Se abalanzó sobre mí y yo caí de espaldas debido a que él no controló el peso y simplemente chocó sus labios contra los míos. Unió nuestras bocas de una manera atrevida, como si hubiera querido hacerlo por mucho tiempo. Yo no sólo sentía mariposas en mi estómago, sino que también veía fuegos artificiales. Louis no me soltaba, seguía besándome. Yo estaba de espaldas en el suelo y él estaba sobre mi, con su cuerpo entre mis piernas. Era un beso lleno de dulzura y cariño porque aunque se sentía desesperado, tenía los ojos cerrados y se cuidaba de no lastimarme. Mis piernas temblaban y agradecí ya estar en el suelo por si corría el riesgo de desmayarme. Sus manos no me tocaban, pero sus labios y pestañas sí lo hacían, y sentí que en ese momento no podía pedir nada más. En esos pocos segundos tuve miles de pensamientos. Primero creí que estaba probándome para saber si me gustaban los hombres y entonces echarme y hacerme pasar la verguenza del siglo. Luego, cuando sus labios no querían soltarme y parecía que disfrutaba lo que hacía, llegué a comprender a Louis por completo, quizá incluso más de lo que él mismo se comprendía. Me atreví y le pedí permiso para meter mi lengua en su boca, y fue entonces que él se separó bruscamente de mi.

Se levantó del césped de un salto, como si yo mismo lo hubiera empujado. Su rostro mostraba el arrepentimiento y terror que el pobre estaba sintiendo. Mientras se limpiaba la boca repetidas veces, dijo: "Iré al infierno"

Las lágrimas no tardaron en aparecer en su rostro, él lloraba como si acabara de suceder la mayor tragedia de la historia. Yo me paré deprisa y lo acuné en mis brazos, mientras le susurraba al oído: "Sshh, sshh..Tranquilo" No sé cómo me animé a hacer eso ya que él tranquilamente podía empujarme, rechazarme y salir corriendo de allí para jamás volver. "Todo estará bien" Louis temblaba en mis brazos. "Nadie irá al infierno" Suspiré. "Al menos no tú" Él no paraba de llorar. Tenía los ojos hinchados y la nariz roja. Temblaba como si tuviera frío, pero estaba aterrorizado y hasta quizá teniendo un ataque de pánico. No hablaba ni miraba a un punto fijo, pero tampoco se quejaba de mi cercanía. En ese momento yo debería estar feliz porque Louis y yo nos habíamos besado (y él me gustaba mucho), pero la situación era una completa mierda. Lo tomé por sus hombros, y con mi dedo índice levanté su barbilla. Él me miró y ahora sus ojos sí expresaban cosas, muchas cosas. Le sequé las lágrimas, y luego de depositar un beso en su mejilla, le dije: "No llores más, Louis" Bajó la vista al suelo y sorbió la nariz.

Yo sentía que él quería decirme algo, pero que no sabía cómo. Louis parecía tener las palabras atoradas sin poder escapar. Y él hacía fuerza, él quería liberarlas, pero algo más fuerte que él no lo dejaba. Y yo debía entenderlo, ponerme en su lugar. ¡Era un cura! ¡Y acabábamos de besarnos! Su mente debía estar hecha un lío y no era para menos. Toda su vida sus padres católicos le enseñaron que lo correcto era Hombre y Mujer, no Hombre y Hombre. Y ahora él, el cura de la Catedral de Southwark, había besado a un ateo gay (aunque no lo supiera). Él se debía sentir muy mal, sucio, apenado por decepcionar a su familia. Estaría pensando en cómo pedirme que me largara de su vida, o hasta algo peor, pensando en que se merecía morir por haber deseado besar a un hombre (y haberlo besado). De sólo pensar que Louis se estaba lamentando y culpando por haberme dado un beso, mi corazón se hacía cada vez más pequeño. Llegué a la conclusión de que tal vez debería decirle que hiciéramos de cuenta que nada había sucedido, que yo me olvidaría de su beso...Hasta que dijo esas dos palabras:

"Me gustó" Susurró sin mirarme.

Mis hoyuelos se marcaron más que nunca y mis ojos seguramente brillaban más que todas las estrellas juntas. Levanté su rostro para que me mirara, y estaba sonriendo. Él estaba realmente sonriendo, con las arruguitas al costado de sus ojos y todo. No iba a preguntarle nada, porque ya podía sentir que entendía todo. Louis no estaba listo para hablar ni para explicarme nada. Si él quería hacer algo yo iba a dejar que lo hiciera, ya que él era un hombre maduro que sabía lo que hacía. Quizá en otro momento le haría muchas, demasiadas, preguntas. Pero ahora no me encontraba en posición de cuestionar sus acciones. Sólo esperaba que no estuviera jugando conmigo para algún tipo de experimento de la iglesia. Esas hipótesis tontas se fueron cuando sus ojos tristes pero llenos de esperanzas y deseos de libertad hicieron conexión con los míos.

Junté nuestras frentes, y rozando su nariz con la mía, le susurré: "Vamos al hotel" Louis cerró los ojos apenas escuchó esas tres palabras.

Con mis orbes verdes sobre él, y él con los ojos cerrados, asintió, sabiendo muy bien lo que "Vamos al hotel" significaba.

Continue Reading

You'll Also Like

30.1K 2.1K 12
Sigo con la esperanza de que mi historia termine con un: "y vivieron felices para siempre".
246K 20.8K 30
Lo que dice el título ahre Si estás en contra de del lgbt no vengas a bardear because te van a cerrar el culo. 03/06/23 todas las imágenes fueron ele...
570K 76.8K 45
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
359K 23.8K 95
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.